La mano ha traído a los seres humanos el progreso, el arte, la belleza. Con la mano nos relacionamos con otros seres mostrando afecto, desafecto o violencia. La mano es también el principal instrumento de manipulación del medio ambiente que tenemos. El planeta está en nuestras manos. Literal y simbólicamente. Visualice dos manos, las suyas, sosteniendo el planeta. Imagine que sus manos acogen y cuidan el planeta. ¿Qué sensación produce en usted este pensamiento? Imagine ahora que con sus manos usted exprime el planeta. ¿Cuál es la sensación que tiene ahora? ¿Cuándo está en la naturaleza, tiene la sensación de estar en casa? Hágase preguntas, descubra el porqué, el cómo y la importancia que tienen estas sensaciones.
Cómo puede comprobar existe una conexión entre el medio ambiente y sus emociones. Quizás no sabía esto. Quizás aunque tenía esa emoción no había establecido la conexión. Quizás que no tenía ninguna todavía. En cualquier caso, descúbralas, descúbrase. Investigue. Descubra que su corazón es verde, tome conciencia que es parte de la naturaleza. Visualícese dentro de ella, de la misma manera que se visualiza dentro de su coche o de su casa. Sienta que la naturaleza es parte de usted y usted de ella. Cualquier cosa que se haga contra ella entonces: ¿a quién se la están haciendo en realidad? ¿Se ha preguntado cómo le afectan estos impactos? ¿Puede concretar cuáles son esos impactos en su vida?
Hasta ahora los seres humanos han destruido su entorno natural, aunque, en dichos casos, la destrucción se reducía a áreas concretas. Ahora, sin embargo, la destrucción que hemos causado es global. Ya no podemos seguir haciendo trampas al solitario, aunque hacemos como que no pasa nada y seguimos con la fiesta (síndrome del Titánic). Es necesario, por tanto, que tomemos conciencia que naturaleza y seres humanos somos la misma cosa. Es hora que nos demos cuenta que lo que le hacemos a ella nos lo estamos haciendo a nosotros. Es necesario que tomemos el planeta por los cuernos. El planeta es para siempre, no tenemos otro.
Piense esto. La naturaleza es el aire, el agua, la tierra, las plantas, los animales, los alimentos, los ríos, los lagos, los mares, los océanos. Le pregunto entonces: ¿qué es su cuerpo para usted: un templo en el que usted cuida todo lo que entra en él o un cubo de basura donde usted tira cualquier cosa? ¿Y la naturaleza? Entonces, ¿si usted se ocupa de la naturaleza, de quién se está ocupando: de los árboles, de los pájaros, de los ríos… o de usted? Espero que todas estas preguntas le provoquen el pensamiento: ¡vaya, no había pensado en ello de esta forma!