Scalped

2 Ago

Desde que a principios de siglo mi destino se cruzó con el de Jesse Custer, El Predicador de Garth Ennis, el mundo del cómic no me proporcionaba algo tan grande como lo que he vivido en el último mes y medio leyendo Scalped.

Es cierto que mi tiempo para leer tebeos, por muchas circunstancias, es menor que en otras épocas de mi vida. Pretendo poner remedio a esta desgracia, porque es una de mis ramas del arte preferidas y porque se acumulan muchas obras maestras. Estoy seguro de que me estoy perdiendo alguna. También estoy convencido de que la que terminé ayer por la noche es una de las obras del 9º arte más importantes de las últimas décadas.

La creación de Jason Aaron y R.M. Guéra nace llena de influencias que me encantan. De Cormac McCarthy a John Ford. La supervivencia en la frontera, en tierras donde la ley es débil, la corrupción fuerte y toda vida es dura. Scalped cuenta el regreso de Dashiell Caballo Terco a la reserva india de Prairie Rose. Vuelve como agente encubierto del FBI que tiene que investigar y ayudar a la detención del mandamás – y dueño en la práctica – de la reserva, Lincoln Cuervo Rojo.

Como en muchos grandes tebeos, a lo largo de los 60 números – compilados en 5 tomos en la edición que yo tengo – lo maravilloso son los personajes. Pocos son secundarios o protagonistas del todo, todos acaparan el foco en algún momento. Todos, hasta el que comete las acciones más brutales, cuenta con la empatía o comprensión del lector en algún momento de la historia. Todos cometen también acciones brutales (solo una anciana resulta bondadosa sin más aristas).

Los personajes de Scalped son hijos de unas circunstancias durísimas. La mayoría son pieles rojas, está muy presente el apego a la tierra, algo que viene desde las batallas con el hombre blanco luchando por ellas. También está presente la mística o el simbolismo. Todos en el fondo – hasta los más renegados – tienen cierto contacto con sus raíces. ¿Quién no lo tiene?

En defenitiva, Scalped es al cómic lo que Centauros del desierto al cine o lo que Meridiano de sangre es a la literatura. Una obra maestra que por su dureza llega a la ternura. Si usted me hace caso y comienza a leerlo, disfrutará, como se disfruta el arte cuando uno está ante una de sus grandes obras.

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