En estos días de másteres marca Acme, de comandos pirómanos amedrentando jueces y de eurodesorden, voy a tratar de compensarles con un refugio lleno de confort y belleza:
– Río Rojo (Red River, 1948) de John Ford, para ver el relevo de una generación.
– Ed Wood (Ed Wood, 1994) de Tim Burton, el homenaje del cine a la amistad.
– Master and Commander (Master and Commander: The Far Side of the World, 2003) de Peter Weir, la épica y el mar.
– El fantasma y la señora Muir (The Ghost and Mrs. Muir, 1947) de Joseph L. Mankiewicz. Para quien crea en el amor más allá y más acá.
– Murieron con las botas puestas (They died with their boots on, 1941) de Raoul Walsh. Un western que contiene todos los géneros cinematográficos.
– Robin de los bosques (The adventures of Robin Hood, 1938) de Michael Curtiz. El icono de la aventura.
– El hombre que mató a Liberty Valance (The man who shot Liberty Valance, 1962) de John Ford. Cuando la historia se convierte en leyenda, print the legend.
– Tú y yo (An affair to Remember, 1957) de Leo McCarey. La cita más hermosa del mundo.
– Misterioso Asesinato en Manhattan (Manhattan murder mystery, 1993) de Woody Allen. Ideal si tiene un vecino molesto.
– El Imperio Contraataca (The Empire strikes back, 1980) de Irvin Kershner. La mejor de la inmortal saga. Era su padre.
– El crack (1981) de José Luis Garci. La obra cumbre de nuestro cine negro.
– Ninotchka (Ninotchka, 1939) de Ernst Lubitsch. ¡Greta Garbo ríe*!
– ¿Qué fue de Baby Jane? (What ever happened to Baby Jane?, 1962) de Robert Aldrich. Duelo interpretativo en la cumbre.
– Eva al desnudo (All about Eve, 1950) de Joseph L. Mankiewicz. La dureza de las bambalinas.
– Centauros del desierto (The Searchers, 1956) de John Ford. El final por excelencia del cine.
– Testigo de cargo (Witness for the Prosecution, 1957) de Billy Wilder. La prueba del monóculo.
– Lawrence de Arabia (Lawrence of Arabia, 1962) de David Lean. La obertura del desierto.
– Breve encuentro (Brief Encounter, 1945) de David Lean. La obra cumbre del cine británico.
– Plácido (1961) de Luis García Berlanga. Ponga un pobre en su mesa.
– Encadenados (Notoroius, 1946) Alfred Hitchcock. Un vaso de leche y una escalera
– Sin perdón (Unforgiven, 1992) de Clint Eastwood. El crepúsculo de los dioses.
– Blade Runner (1982) de Ridley Scott. Homenaje a la vida.
Esta semana Málaga es cine, comienza su Festival. Llenen las butacas, escudriñen las pantallas.
* En el texto original escribí Garbo habla, pero un acertado comentario de Maria Antonia, en este mismo blog, me lleva a modificarlo.
Para Ninotchka, «¡Garbo ríe!»…. El ¡Garbo habla! es para su primera película sonora «Anna Christie», de 1930.
Tiene usted toda la razón. Edito y le cito. Muchas gracias.