La economía circular imita a la naturaleza. Es un modelo que tiene por objetivo reducir la entra de recursos y la producción de desechos. En él los materiales establecen un bucle que repite su entrada en el circuito de producción de manera repetida. Esta reutilización de materiales disminuye el consumo de recursos naturales vírgenes. Se trata de abandonar la filosofía de usar y tirar y, con ella, el consumo sin límites como medio para alcanzar el progreso social.
La razón de ello es que la asignación de recursos naturales solamente basada en criterios de eficiencia económica, como ha ocurrido hasta ahora, es insostenible ambientalmente. El uso de los recursos con un criterio lineal (entrada en el sistema de producción, transformación y obsolescencia programada sin reutilización) nos ha llevado a un sobreaprovechamiento del medio ambiente, cuya consecuencia es que los recursos renovables son utilizados por encima de su tasa de regeneración; los recursos no renovables son explotados sin tener en cuenta sus existencias limitadas; y la capacidad de asimilación de la biosfera está siendo gravemente sobrepasada. Esta sobreutilización, a su vez, ha afectado gravemente a la función de sustento de vida de los sistemas naturales, con alteraciones a escala global como la disminución de la capa de ozono, el cambio climático o la pérdida de biodiversidad.
La afectación de los sistemas de sustento de la vida originada por la depredación de los recursos naturales, ha desvelado la necesidad de articular dos realidades enfrentadas: la biosfera y la economía. Una manera de enlazar los dos aspectos de la realidad es introduciendo del concepto de circularidad. Esta concepción redefine la economía, la transformarla en bioeconomía, al reglar la estrecha relación que existe entre economía y medio ambiente. Esta evolución de la concepción de la economía permite poner el foco en aspectos hasta ahora ignorados por la teoría económica: la equidad intra e inter generacional; los problemas de irreversibilidad e incertidumbre que la adopción de decisiones causan a las generaciones futuras; y las dinámicas complejas de los sistemas naturales.
Economía circular significa economía baja en recursos, producción limpia, empleo verde, uso intensivo de mano de obra, decrecimiento económico socialmente sostenible, política fiscal verde, uso eficiente de los recursos y servicios ambientales. Su finalidad es evitar la destrucción del capital natural y mantener la cantidad y calidad del mismo, para la generación presente y para las futuras, pues sin él la sociedad humana no es posible. Este modelo económico, a la vez, repudia la injusticia social, ya sea por el desigual acceso a los recursos, ya sea por la desigualdad de acceso a los servicios naturales: aire puro, agua limpia y tierra sin contaminar, que produce el sistema productivo. Un desarrollo que quiera ser sostenible tiene una relación inversa con la desigualdad.
Para hacer posible el nuevo modelo de economía circular, hace falta, por tanto, como dice Marcellesi, que «cada persona y cada sociedad» repiensen «de forma individual y colectiva el sentido de nuestra existencia y, por consiguiente, nuestro lugar adecuado en la naturaleza (…). Una reconversión ecológica de la economía y de la sociedad supone, contestar de manera democrática a las siguientes preguntas: ¿por qué, para qué, hasta dónde y cómo producimos, consumimos y trabajamos?». Exige la participación de todos.