Málaga y Gibraltar independientes

30 May

La penúltima semana de junio puede ser determinante para millones de europeos. El 26 serán las elecciones para el gobierno de España. El 23, jueves, el referéndum que el Reino Unido ha organizado para saber si sus habitantes quieren quedarse o irse de la Unión Europea. Las votaciones en España pueden ser, creo que serán, de las más inútiles que se hayan celebrado en la corta historia de nuestra democracia. Escaño arriba o abajo el parlamento llegará como se fue. Y los mismos líderes que ya demostraron su torpeza se verán obligados a realizar los mimbres de un pacto canastero cuya ejecución se les hace tan imposible. Cualquier vendedor de alfombras del callejón más recóndito de la Medina de Tánger consigue convencer al más escéptico de los compradores por el mero imperativo del hambre, del hambre que pasará él y su familia si no vende. Nuestros líderes políticos comen demasiado bien. Y aquí tenemos a los mismos que van a hacer lo mismo, esto es, lo que no saben hacer. No servirían ni para vender un yo-yo en la puerta de un colegio.

En Reino Unido ha aumentado tanto el odio hacia Europa que su primer ministro ha decidido arriesgar un desbarajuste general de la UE. Un estilo político valiente el de Cameron. Los nacionalistas escoceses zumbaban como avispas por sus amenazas de abandonar Reino Unido y les convocó un referéndum. Después negoció mejoras administrativas con el No sobre la mesa. Luego comenzaron los aullidos por lo que buena parte de su población considera injerencias de Europa en su territorio, es decir, la invasión de pobres, y ha convocado un referéndum de final incierto y largo. Aunque gane la permanencia, luego vendrá un largo período en el que Reino Unido luchará por imponer condiciones de veto a la libre circulación de personas y derechos, pero no de capitales. El lema del Foering Office es Inglaterra no tiene amigos, tiene intereses, sentencia que podría plasmarse en cada oficina que rige los actuales nacionalismos europeos, catalán y vasco incluidos. La pela es la pela. Para que traduzcamos de modo correcto esa frase inglesa y que todos nos enteremos de esta historia.

Las estructuras sociales, desde la familia al imperio, se mantienen o no según convengan a sus integrantes o a los elementos más poderosos de sus miembros. Aquella lucha épica de la Armada Española de madera por Cuba frente a buques de hierro de Estados Unidos, se llevó a cabo por los intereses de unas nueve familias del reino de España, frente a los de otras tantas compañías norteamericanas. En una tierra se disfrazó el hecho de resistencia y en la otra orilla de liberación. Los muertos pertenecían al pueblo llano de ambos mundos. Por no irnos lejos de estas playas, nuestros hermanos gibraltareños ya han anunciado que si se produjera el Brexit, lo mismo se tendrían que plantear la negociación con España de una fórmula de soberanía que permitiese su independencia financiera pero a la vez que los integrara entre nosotros para quedarse dentro de la UE. Las banderas son banderas mientras sirvan como servilletas, de otro modo se convierten en pañuelos. Dada esta actual tendencia organizativa en que los ricos quieren separarse de sus pobres, razones del nacionalismo catalán, vasco y escocés, por ejemplo, los malagueños podemos vernos beneficiados de los próximos tejemanejes geoestratégicos sin movernos siquiera del chiringuito. Primero, nos erigimos cantón independiente y nos unimos a Gibraltar y a la estricta franja de terreno que transcurre entre la costa de Cadiz y la N-340 hasta Tarifa. De este modo, la Armada Británica tiene que garantizar nuestra defensa frente a unos gobernantes españoles que andarán discutiendo su investidura hasta sabe dios cuándo. El siguiente paso consiste en salir todos juntos del Reino Unido, no de la City de Londres, a la vez que de la UE, para declararnos paraíso fiscal, base de cruceros, tierra de casinos y refugio de adinerados como lo es ahora Suiza. Nacionalismo 2.0 y boquerón.

Una respuesta a «Málaga y Gibraltar independientes»

  1. “…los ricos quieren separarse de sus pobres, razones del nacionalismo catalán, vasco y escocés…” Los fondos de solidaridad interterritorial durante 30 años sólo han servido en Andalucía para comprar los votos necesarios (PER, etc) para matener al PSOE en el poder.

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