Cuánta gente

10 Oct

Según estadísticas, Málaga será la provincia que más población gane durante la próxima década, cerca de 100.000 personas. Supongo que no todas llegarán al mismo punto, ni el mismo día a la misma hora. Si así fuera, el negocio de la historia sería instalar allí retretes portátiles de monedas, un puesto de comida ambulante y, más que bebidas, hielo, bolsas de hielo sin el que es imposible organizar un botellón decente que se subastarían en vez de vender por precio fijo. Cien mil juntos, ya se sabe, cuando se aburran organizarán cualquier tipo de acto social para conocerse. No será así, ya digo; de otro modo pero será. Un día aparecerán unos en Antequera, por ejemplo. Otro día algunos más asentarán sus ilusiones en Marbella. Otros en Mijas, en Benamocarra, en Periana… Al final, nos encontraremos una década más de tradicional crecimiento en el censo de Málaga a la que, como eterna adolescente, de nuevo se habrá quedado pequeña y demasiado justa la talla de sus infraestructuras. Así la contemplo desde que tengo memoria de paseos y necesidades por estas tierras. Por lo pronto, imploremos porque esos cien mil aspirantes a malagueños llegados en lo que espero sean los felices veinte del siglo XXI, no sólo vengan repletos de neo-glamour y neo-charlestón de este milenio, sino con una salud sin fisuras. Aquellos tan cacareados macro-hospitales se han disuelto en el humo de los deseos. De aquellas bizarras operaciones inmobiliarias con los hospitales ya existentes cuyos terrenos la Junta iba a vender (nunca dijeron con o sin enfermos en el lote) para realizar un bruti-hospital al que sería imposible acudir a causa de los atascos de tráfico en su camino, pues eso, la idea derruida como todo el sueño de trapicheos especulativos de los que la Administración fue durante años principal impulsora. Ahora con el ladrillo fragmentado sus ruinas han descubierto la incapacidad cerebral de quienes tampoco supieron gobernar en tiempo de bonanzas. Esta inutilidad no ha sido privilegio de la derecha o la izquierda, de Madrid, Sevilla o Málaga, cada quien en su parcela escenificó esa cuota de torpeza que estamos empezando a pagar.

Además de salud los aspirantes a malaguita deberían venir pertrechados con alguna titulación universitaria. No sólo la selectividad es una cruz sobre los hombros del estudiante malagueño; la llegada al campus de Teatinos desde la parte occidental, esto es, desde Torremolinos a Estepona, la zona más poblada de la provincia, continúa dibujando un fracaso de planificación digno de cárcel para sus autores. Seguro que firmaron los planos con seudónimo. Polígonos industriales, Ciudad de la Justicia, Parque Tecnológico, campus universitario y espacio de expansión urbana a los que se llega desde la autovía por un solo embudo de dos carriles. Lo que en otras ciudades se resuelve con ingeniería de la de verdad, de puentes sobre autopistas que absorben el tráfico y, sobre todo, con planes realizados con décadas de antelación, aquí se apaña con parches sobre obra que revelan su poca efectividad tras el corte de la cinta de inauguración. Más de quince años hace que, en dirección contraria, me compadezco de la legión de elegidos que soportan colas kilométricas a eso de las 7.30 horas de la mañana. Además de estos fastidios que nuestros nuevos paisanos padecerían e incrementarían, alguien debería de avisarles que no tirasen todos a la vez del mecanismo de la cisterna, acto que desencadenaría una catástrofe medioambiental en muchos ríos y playas donde no se depuran aún los excrementos que se conducen hasta las aguas donde luego pretendemos que se bañen los turistas y que dejen aquí sus euros en agradecimiento por tan novedosa experiencia en sus vidas. Tampoco podrían tomar una ducha en un mismo momento. Los que aquí estamos ya somos demasiados. Parafraseando la canción de Celia Cruz, aquí no agua para tanta gente; ni depuradoras, ni energía, ni carreteras, ni hospitales. Casas vacías y merdellones sí, de ambos estamos sobrados. Paradojas del crecimiento económico caótico.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *