Sigo flaco

22 Dic

No me tocó. Ya ni me enfado. He decidido dejar de intentar ser millonario. Un millón es mucho. De amigos, ni te cuento. Desde que lo virtual me atrapó, los que contaba con los dedos de una mano se multiplicaron por cientos. Pero hasta ahí. La solicitud de amistad virtual te da derecho a reconocer entre tus amigos a los conocidos y a los conocidos de tus conocidos, incluso a los desconocidos de tus amigos con algún otro amigo en común. Así, se consigue una pirámide de amistad que te da derecho a sobrecargarte de correos tan absurdos como virtuales.

En cuanto al dinero, supongo yo, que las pirámides virtuales te lo pondrán más fácil que la lotería. El gordo virtual depende de lo que vendas por internet. Aire. Sí, por internet se puede comprar aire embotellado de la ciudad que quieras. Incluso ropa interior usada de japonesas. Hasta una isla o una estrella, supongo que por esta época, una estrella navideña. Definitivamente, si algún día decidiera volver a la carrera del millón, sería a través de internet.    

Pero no por ahora. Mi caso es el de uno de esos vagos que no le gustan mucho a Rajoy porque no se levantan habitualmente a las seis de la mañana. De los que publican algo de vez en cuando, hacen pelis cuando les dejan o han compuesto alguna melodía en tiempos de otras crisis, más personales. La ley me llama autor y una sociedad de gestión que se lo monta muy bien me da un número tan grande como el décimo de lotería que acabo de romper, que no sé para qué me sirven.

Yo soy de los que si no se descargan una peli por internet es por pereza. Los perezosos somos impacientes. Pero siempre hay un amigo de un amigo de un desconocido del facebook que me pasa en dvd la temporada completa de alguna de sus series favoritas. Otro, hoy precisamente, me ha mandado un enlace de upload donde me puedo descargar una selección de canciones antinavideñas muy apañadas. Qué trabajo se han tomado en hacerme feliz. Como lo del anuncio de la tarjeta de crédito: como el trabajo de los autores es gratuito por hábito, lo que han gastado es su tiempo, sin tener que echar mano a la tarjeta con la que podrán comprarle una camiseta de la selección a sus hijos. En España, componer, escribir o dirigir se hace gratuitamente para todos los internautas. A mí, vago, no me importa. Me gusta que algún amigo de un desconocido con amigos en común, me pase un dvd con una peli que le ha llamado la atención sin que sepa que la he escrito yo. No estoy exagerando, me ha pasado. Para reducir espacio le suelen cortar los créditos y en ese caso hasta el título, no es tan raro. Lo que sí molesta, incluso a un vago y pobre autor que nunca madruga, es que esa página de descargas viva de la publicidad y cobre según el número de visitantes que accedan a su página. Pero debe de ser por egoísmo que me molesta, supongo otra vez. Lo demuestra el hecho de que la ley que pretende cambiar esa situación no es apoyada por ningún partido político excepto el del gobierno o que los internautas se hayan puesto de acuerdo por primera vez para bloquear o colapsar webs en manifiesto de protesta.

Ya lo tengo claro. Después de lo de hoy, he aprendido que mis ocurrencias no son patrimonio de la humanidad pero sí de internet.  Seguiré regalando mi trabajo a quien yo quiera y a quien no, se lo regalará una página web. O eso, o levantarme a las seis de la mañana para montar una página de descargas.

La pena es que no me haya tocado la lotería.

Una respuesta a «Sigo flaco»

  1. Pingback: guide casino

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.