Morir en soledad

13 Abr

 

La lucha que estamos manteniendo contra el coronavirus tiene unos protagonistas silenciosos que no podemos olvidar. Me refiero a las víctimas que está causando. “Tenemos que trabajar unidos y mirar hacia el futuro”,  “tenemos que ganar esta guerra”, “vamos a salir de esta terrible pandemia”, decimos. Pero quienes han muerto durante la crisis no podrán ni ver ni disfrutar esa victoria. Los fallecidos constituyen un tributo demasiado elevado que la sociedad está pagando para salir a flote. Una persona que hubiera fallecido, una sola, sería un precio excesivo. Pero ya son más de dieciséis mil las que ha habido en España cuando escribo. Los muertos son de todos. Nos tienen que doler a todos. Nadie debería utilizarlos como arma arrojadiza contra los adversarios políticos.

Las familias de los fallecidos nunca olvidarán esta maldita crisis. Porque les ha llevado un ser querido al que no han podido acompañar en los momentos más duros, al que ni siquiera han podido dar la mano en el último momento y al que no han despedido de manera adecuada. Han tenido que darles un adiós cruel en la distancia, una triste despedida desde lejos de ese féretro que acaso ni han visto. El enfermo se había convertido en una amenaza de muerte para los suyos y la separación era, por consiguiente, una dolorosa  manifestación de amor.

Cuando he sabido que los cadáveres se acumulan en el Palacio de Hielo de Madrid porque las funerarias no dan abasto a los entierros y a las incineraciones, me he acordado de aquel estremecedor pensamiento del escritor austríaco Franz Werfel: “La muerte es la congelación del tiempo. El tiempo  es el deshielo de la muerte”. Y he pensado en la tragedia de la separación del fallecido y de sus seres queridos.

Las estadísticas de fallecidos y sus representaciones gráficas no muestran la soledad, la angustia, el dolor o la desesperación. El coronavirus se ha llevado a abuelos, padres e, incluso, hijos. Se ha llevado a sanitarios, farmacéuticos, policías y guardias civiles. Sin contemplaciones, sin miramientos, sin piedad, a veces sin aviso.  La muerte ha señalado con predilección un sector de la población especialmente vulnerable: los ancianos, las ancianas. Más del 85% de los fallecidos tenían más de 70 años. Una cruel preferencia. La muerte se está llevando a la generación que vivió la guerra, que padeció la hambruna, que sufrió la dictadura, que luchó por la libertad, que  trabajó para que pudiéramos estudiar, que en la crisis de 2008 aportó sus pobres sueldos para ayudar a la familia y que luego luchó, a golpe del bastón en que se apoyaba, por unas pensiones dignas. A ellos y a ellas precisamente. Qué crueldad.

A esas familias que han sido marcadas por la muerte de un ser querido se les habrá helado la sonrisa ante el  último meme ingenioso, se les habrá marcado un rictus de angustia ante la última broma. Solo les quedarán como recuerdo las lágrimas y la soledad de su difunto.

Acabo de leer en estos días de encierro la novela de Isabel Allende “Largo pétalo de mar”. Poco antes de morir Roser, la protagonista, le expresa a su marido Víctor Dalmau su deseo más hondo: “No me lleves al hospital por ningún motivo, quiero morir en nuestra cama, tomada de tu mano”. Es comprensible ese deseo de  abandonar el mundo de la mano de un ser querido. Y en la propia casa. Muchas personas que nos están dejando en estos días no han tenido esa elemental posibilidad. Se han ido solos entre las frías paredes de un hospital. Tristeza para quien se va. Inmensa tristeza para quienes se quedan.

A continuación, Isabel Allende describe la muerte de Roser con estas palabras: “Víctor se echó a llorar  como un crío, con sollozos desesperados. Roser lo dejó llorar hasta que se le agotaron las lágrimas y se fue resignando a aquello que ella había aceptado hacía varios meses. “No voy a permitir que sufras más, Roser”, fue lo único que Víctor pudo ofrecerle. Ella se acurrucó en el hueco de su brazo, tal como hacía cada noche, y se dejó mecer y arrullar hasta que se durmió. Ya estaba oscuro…”. Una forma más digna de morir que la que estamos padeciendo.

Decía el poeta Marco Valerio Marcial, nacido en Bilbilis (la actual Tarragona) en el año 64 después de Cristo: “Más triste que la muerte es la manera de morir”.  Pues en el caso de los fallecidos por coronavirus tendremos que reconocer que la soledad y el aislamiento hacen más triste la muerte.

Esta crisis me está desvelando la importancia de lo cotidiano, el valor de lo habitual. Nunca había pensado que algo tan lógico y tan natural como estar al lado de un enfermo, como tomar su mando en los últimos momentos podría estar vedado por una circunstancia como esta. ¿Cómo no dábamos a valor a esa  realidad tan elemental, tan necesaria?

Estuve al lado de mis padres en el último instante de su muerte. ¿Qué maldita situación es esta que nos impide estar al lado, tomar la mano y dejar que las lágrimas  lleguen pausadas a la sábana que cubre el cuerpo del ser querido cuando se va para siempre?

La muerte es algo excesivo, definitivo, irremediable. Decimos una y otra vez: esto también pasará, saldremos de esta pandemia unidos, venceremos al virus…  Y así será. Pero algunos no lo verán. Porque se habrán ido para siempre. Es a ellos y a ellas a quienes deseo dedicar estas líneas. Y a sus familiares que les han dicho adiós agitando el pañuelo desde la lejana orilla. Un adiós definitivo.

Pobres muertos de coronavirus. Pobres familiares y amigos, que no han podido despedirles de una manera digna. Creo que es lo más cruel que nos está deparando la pandemia.  Está imponiendo una forma de morir inhumana. Está llevándose a muchas personas mayores y a otros que no lo son tanto de una forma terrible.

Solo se habla del origen de esta crisis a través de mensajes de whastapp. No hay una información oficial sobre tan importante cuestión. Parece que es un tema tabú. ¿Qué sentirían los familiares de los fallecidos  si conociesen que la pandemia ha sido diseñada, planificada y extendida como una operación destinada a favorecer el control económico mundial? ¿Cómo perdonar tamaña perversidad? ¿Cómo seguir manteniendo el orgullo de pertenecer al género humano? No hay otra especie animal capaz de imaginar y llevar  a cabo un plan tan perverso para sus semejantes. ¿A qué llamamos progreso?¿Qué es el conocimiento sin valores?

No es fácil elaborar el duelo mientras el cadáver de un ser querido se encuentra amontonado con otros cadáveres en una morgue porque las funerarias están saturadas.

Hay muchas personas que están haciendo esfuerzos sobrehumanos para que termine esta pesadilla.  Las familias de los fallecidos han hecho la aportación más dolorosa. Sé que estas palabras no significarán ningún consuelo para ellas, sé que ninguna palabra podrá llenar el inmenso vacío que dejó quien se fue para siempre, quien (como se dice en algún país para decir que alguien ha muerto), no volverá a aparecer por ninguna parte. Quiero, no obstante, expresar mis condolencias a los familiares de quienes han fallecido en esta crisis. Quiero acompañarles en el sentimiento de dolor que les  invade y en ese inmenso vacío que ha dejado en la familia la ausencia definitiva de quien tanto amaban.

Qué decir de quienes han entregado la vida en acto de servicio, por tratar de salvar la de los demás.  Ellos han pagado el más alto precio por la salvación de todos. Saldremos de la crisis, claro que sí. Aunque sin sin ellos y sin ellas. No estarán del todo ausentes, sin embargo, porque su memoria va a quedar grabada en nuestros corazones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

34 respuestas a «Morir en soledad»

  1. Queridos lectores y lectoras:
    Tengo que pediros disculpas porque el blog no se ha podido abrir desde hace cinco días. Ni yo he podido entrar para subir este artículo.
    El sábado santo no hubo prensa, como es habitual. El artículo se publicó el lunes en papel y hoy (miércoles) lo he podido colgar en el blog.
    Muchos lectores me han llamado preocupados por la imposibilidad de abrir la página. Los responsables del periódico me decían que habían detectado el problema y que lo estaban solucionando. Hoy me han llamado para comunicarme que el problema estaba solucionado.
    Perdón por las molestias.
    Un cordial saludo, disculpas y muchas gracias.
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    • Qué alegría volver a la lectura de sus escritos. Me entristeció pensar que no podría seguir disfrutando de sus reflexiones, siempre tan iluminadoras… Un saludo!

      • Querida Esther: con esta tremenda crisis yo también estuve preocupado por el futuro del blog.
        Afortunadamente todo se ha solucionado.
        Gracias por tu fidelidad a la lectura y por la valoración de las aportaciones.
        Besos y gracias.
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  2. Querido Maestro Miguel Ángel: Sentimos el dolor, es inevitable. Si bien es cierto, la verdadera esencia de los seres humanos aflora en momentos de crisis, uniéndonos, dándonos apoyo y fuerza, siendo optimistas frente a las adversidades para que de alguna u otra forma nos volvamos a parar.
    Durante estos últimos días me conmueve la tristeza, solo me queda expresar a través de estas palabras mis más sinceras condolencias a todos quienes hoy sufren la partida de algún ser amado.
    No hay consuelo en este minuto, simplemente detengamosnos valorando a los nuestros, aprovecharlos, cuidarlos cómo nunca antes lo habíamos hecho.
    Sin duda, esta dura experiencia de pandemia, será la más desoladora que experimentaremos, pues tememos y ya estamos viviendo sus consecuencias. Quiero detenerme aquí, “han aumentado considerablemente las denuncias por violencia intrafamiliar” producto del encierro y agobio que viven las familias. Invito a esta reflexión de empatizar ante el dolor ajeno. Nuestra sensibilidad debe convertirnos y darnos paso a una total transformación, no podemos dar cabida a egocentrismos.
    Empatía, respeto, humildad, y más humanidad frente a esta emoción que emerge de una muerte tan devastadora.

    Les envío un gran abrazo.
    Con cariño, Eliana.
    San Nicolás, Chile 🇨🇱

    • Querida Eliana:
      Gracias por este comentario, lleno de sensibilidad y de compasión.
      Cómo no nos van a doler los muertos.
      En la medida que están más cercanos el dolor es más intenso.
      Me preocupa que esta crisis haya sido provocada intencionadamente. Sería un genocidio.
      Me gusta más hablar de violencia de género que de violencia intrafamiliar.Hay más violencia que la de género, pero el términoviolencia intrafamiliar corre el peligro de ocultar el problema fundamental de la discriminación.
      Me sumo a los cuatro pilares que propones contra tanto dolor.
      Besos y gracias.
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      • Gracias maestro por su sabia reflexión….
        Necesitamos más de estas instancias que nos permiten sensibilizarnos y realizar un análisis más objetivo y profundo.
        Bendiciones y fuerza!

        • Querida Eliana:
          Acabo de leerte en el WhatsApp. NO te había identificado como la misma persona.
          Tengo que agradecer tu seguimiento y tus palabras. Es bueno. saber que lo que escribiese llega a la mente y al corazón de algunas personas que te manifiestan su acuerdo o su desacuerdo.
          Sí.Necesitamos fuerza. Y estando juntos la multiplicamos.
          Besos.
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  3. Querido Miguel Ángel:
    Es un homenaje precioso el que le haces a las personas víctimas mortales del coronavirus y a todos los que vivimos en tiempos de coronavirus. Y añadiría yo también a las personas que han fallecido de cualquier otra enfermedad, pero en tiempos del coronavirus maldito. Tengo dos amigos, uno ha perdido a su padre y otro a su madre, en ambos casos con una edad avanzada, pero aunque ninguna de las muertes que señalo hayan sido causadas por el Covid-19, la soledad del fallecido ha sido la misma: sin sus hijos, sin sus nietos, sin sus amigos, sin sus seres queridos. Han estado “solos ante el peligro” de la muerte…y en la muerte.
    Son momentos tremendos, tristes, durísimos para quien se va y más tremendos si cabe para los que se quedan sin al menos poderse despedir de ese ser querido del que ni siquiera sospechaban que la parca podría estar rondándoles.

    Descansen en Paz todos ellos y ellas. Abrazos para sus familiares. Ánimo para todos y todas.

    Vivimos tiempos de gran tristeza.

    Como siempre, muchas gracias amigo.
    Mª Ángeles Peláez

    • Querida María Ángeles:
      Es verdad. Aunque los fallecidos no hayan sido víctimas del coronavirus, ellos y sus familiares han tenido que sufrir el aislamiento que ha traído como consecuencia la posibilidad de contagio. Es un tiempo de gran aflicción.Cuando nos toca cerquita, somos más conscientes de esa tremenda forma de morir. Por eso he querido recordar a lo que se han ido y a sus familiares. Haces bien en llamar la atención sobre esas otras víctimas colaterales.
      Gracias, querida amiga, por tu sensibilidad.
      Besos.
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  4. Hola MÁS.

    Como te conté hace unos años en este mismo espacio, viví con mi madre una situación”similar”, murió en un hospital de forma repetina y sin dar lugar a despedirse de ella. La sensación de impotencia que se le queda uno es algo que no se lo deseo a nadie. Desgraciadamente, en España y en el mundo, esa sensación la está viviendo demasiada gente.

    Cuando veo las imágenes de esos “cementarios comunitarios” donde se entierran los feretros, supongo que de forma anónima, me viene al recuerdo otras parecidas de tiempo pasados.

    Dencansen en paz los fallecidos, y consuelo para las familias en estos momentos tan dolorosos.

    Recibe un abrazo.

    P.D. Me imaginé que había algún problema técnico en el blog y he ido entrando todos estos días para ver si se había solucionado. Tarde, pero presente, aquí estás como siempre. Eso es lo realmente importante.

    • Querido Juan Carlos:
      La muerte es el tabú de nuestra época. Nunca se habla de la muerte. Se prepara para el trabajo, se estudia para la vida, se ocultan los cadáveres, no se habla del tema… Pero estos días nos desayunamos, comemos y cenamos con estadísticas de fallecidos. Ahí está la muerte. Nada hay tan irremediable para los humanos. Pero no pensamos en ella. Ni en la nuestra ni en la de nuestro seres queridos.
      Cuando nos afecta (como te sucedió en el caso de tu madre) el dolor es inmenso. Pero está bien que pensemos en el dolor de nuestro semejantes.No solo por la muerte sino por la forma de morir.
      Gracias,Juan Carlos, querido amigo.
      Un abrazo.
      MÁS

      PD: Estaba preocupado. Ni siquiera pude colgar el artículo el viernes. Llamaba al periódico (cada periodista trabaja desde su casa) y, aunque conocían el problema, no podían solucionarlo. Todavía no sé en qué ha consistido. Afortunadamente hemos recuperado la normalidad.Esta mañana, a las 12, me llamaron para decirme que se podía acceder. Me temía lo peor, dadas las circunstancias. Los periódicos, como otras muchas empresas, lo están pasando fatal. No solo es que no se venda, es que han retirado el 80% de la publicidad.

  5. Hola a todo el mundo,

    Vaya, increíble sorpresa, ni una sola palabra de responsabilidad política en el artículo. Siendo como somos el primer país en número de muertos (en proporción al número de habitantes). Los políticos del gobierno han antepuesto los intereses ideológicos a los intereses humanos de sus conciudadanos. Solo hay que comparar las cifras, por ejemplo, con nuestros vecinos portugueses. Solo van unos 19.000 muertos, con suerte no llegaremos ni a los 50.000. Y aquí no pasa nada, el gobierno dice que todo lo ha hecho perfecto. Aplaudamos pues su perfección. Claro, como trabajan gratis, deben de no tener responsabilidad.

    Un saludo a todo el mundo.

    • Estimado Don Quintiliano:
      Vaya, ya veo que más importante que los muertos y sus familias (que es de lo que trata el artículo) es disparar sobre el gobierno.Creo que no es el momento de buscar culpables. Es el momento de estar TODOS JUNTOS contra esta calamidad. No me imagino ni a este ni a ningún gobierno dejando morir a posta a sus ancianos y a sus ciudadanos en general. Es la hora de trabajar UNIDOS por la salvación. No es que no haya que formular críticas, pero no son lo único ni lo más importante. Y esas críticas, a mi juicio, deben estar encaminadas a mejorar la situación. No me gustan las posturas destructivas. Como la de Vox, que propone como solución que dimita todo el gobierno. Y que vota contra el estado de alarma. ¿Qué habría que hacer para evitar las muertes? A su juicio, salir todos a la calle.
      Nadie podrá decir (ni el propio gobierno ni el más acérrimo de sus defensores) que no se han cometido errores.Por tardanza o por torpeza. Pero, hombre, atribuir LAS MUERTES ALA MALA ACTUACIÓN DEL GOBIERNO es un claro ejemplo de arbitrariedad.
      ¿Alguien sabía cómo había que actuar? Hay muchas cosas en las que ni los expertos están de acuerdo.
      ESPAÑA HA RECIBIDO EN VARIAS OCASIONES LA FELICITACIÓN DE LA OMS, pero a nosotros nos gusta atizar al gobierno.
      La crisis ha causado muertes en todos los países. En TODOS. Es muy difícil saber por qué en unos sitios ha tenido más virulencia que otros.
      Me están causando pena e indignación las actitudes de la oposición. Hoy mismo ha dicho Pablo Casado que a Pedro Sánchez solo le interesa el poder y a ellos los españoles.A Pablo Casado no le interesa el poder, vaya por Dios.Y a Sánchez no le interesan los españoles. Qué maldad.
      Ya que hablas de Portugal, me gustaría que escucharas el discurso del jefe de la oposición. Eso es democracia.
      Y me gustaría que quienes tanto y tan cruelmente critican digan cómo hay que hacerlo y no solo qué mal lo hacen los demás.
      ¿Qué hubiera pasado con Sánchez si hubiera dicho algo similar a lo que dijo Boris Johnson, o Trump o Bolsonaro? Pero en Inglaterra la oposición está arrimando el hombro al gobierno.
      La culpa de las muertes la tiene el virus y quien lo generó, no el gobierno. Y el gobierno tendrá que ser ayudado POR TODOS A HACERLO BIEN, o a hacerlo mejor.
      Y cuando se pidan cuentas, que habrá que pedirlas, se deberán pedir al gobierno y a la oposición.
      Los bulos que ha difundido la extrema derecha contra el gobierno (con fotos y vídeos de Guayaquil y de otros lugares y épocas) son de una indecencia suprema.
      Creo que es el momento de la UNIDAD con el gobierno porque a él encargó la ciudadanía en las urnas lo que hay que hacer. Tendremos que ayudarle a hacerlo bien, no machacarlo o destituirlo.
      Un cordial saludo. Y gracias por leer y por escribir.
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      • Buenos días,

        Demasiadas palabras para justificar lo injustificable, Sr. Guerra. Cómo no me van a doler los muertos, Ud., terjiversa palabras. Es que la clave del problema, la clave de la diferencia de muertos con otros países está en la pronta prevención. Ahora, ya tenemos lo que tenemos SOMOS LOS CAMPEONES MUNDIALES EN NÚMERO DE MUERTOS. Ahora ya, claro, todos a una. El GOBIERNO español tomó las primeras medidas severas de confinamiento UN MES Y MEDIO después del primer infectado; el gobierno portugués, por ejemplo, solo ONCE DÍAS después del primer afectado. De ahí los resultados, muertos va a haber en todos sitios, pero hoy, no es igual 400 fallecidos por millón de habitantes, que 20 por millón de habitantes. Esta gravísima negligencia del gobierno -que son los que saben o debían saber- va a suponer una diferencia de muchos miles de muertos con respecto a los que debió haber con un gobierno diligente. Había que llegar a todo coste al 8 M, claro, y sin alarmar a nadie. Aquí queda mi última réplica sobre el tema. Saludos.

        • Estimado Don Quintiliano:
          Pues si duelen los muertos, es lo primero que se dice, pienso yo. De eso iba el artículo.
          Ante ese texto, la respuesta que se espera es la del comentario de María José Robles, de hoy mismo.
          Afortunadamente no somos los campeones de los muertos. No.Los datos hay que manejarlos bien. Sin trampas.
          Cuando se tomó la decisión en Portugal ya había mucha más experiencia y evidencia.
          Podrían haberse prohibido las manifestaciones del 8 de marzo pero, como sabrás, Vox celebró ese mismo día su Congreso. No estaba tan claro como está ahora lo que había que hacer.
          Ni los expertos ni nadie clamó por el confinamiento antes.
          Y luego también se reprocha al gobierno haber cortado el trabajo en las actividades no esenciales.
          España tomó las medidas más duras de confinamiento lo antes posible.Porque no son adivinos quienes toman las decisiones.
          La incertidumbre que ha habido no puede ser mayor.
          ¿Por qué felicita la OMS la política sanitaria española?
          Lo que me duele es que no haya unidad y apoyo. Todos a una frente a la crisis.
          Y hay que dar soluciones.
          Y no justifico lo que se haya hecho tarde o hecho mal. No lo justifico.
          Cordiales saludos.
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  6. Querido Miguel Ángel. Lo terrible no es la muerte, pero sí puede ser la forma de morir. No entiendo por qué tienen que morir por el coronavirus las personas sin el consuelo y compañía de sus seres queridos. ¿Es que no mueren acompañados por algún enfermero o enfermera? ¿No pueden llamar a los familiares más allegados y estar a su lado también protegidos?
    A mi modo de ver hay incomprensibles, máxime cuando estamos frente a una pandemia temible, casi solo para personas mayores.
    Me refiero a esos anónimos rechazando a vecinos que están exponiendo su salud por curarlos a ellos. Tremendo.
    Nuestro universo se basa en muerte y vida. Ahora nos toca la vida, pero me uno al dolor de aquellos que les ha alcanzado la muerte de algún ser querido, sobre todo si no han podido estrechar su mano en sus últimos momentos.
    Esto pasará. Esperemos que sepamos sacer lecciones de todo esto y que aprendamos a valorar lo que de verdad vale: el ser humano.
    Saludos con el deseo de que superemos esto de la mejor manera posible.

    • Querido Joaquín:
      En esta cuestión hay una enorme sensación de impotencia.
      Es como si no se pudiera hacer nada por evitar la muerte y por eliminar esas condiciones tan tristes.
      Creo que se podría facilitar una buena protección a un familiar al menos.
      Tienes razón: deberíamos utilizar este gran quebranto para aprender, para ser mejores.
      Gracias por estar siempre ahí y por aportar ideas que ayudan a comprender y a mejorar.
      Un abrazo.
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  7. Estimado Miguel Ángel, felicitaciones por este artículo que está escrito desde lo más profundo. Empatizo e intento ponerme en el lugar de esos familiares que han perdido seres queridos y me invade una tristeza descorazonadora. Pero imagino los últimos instantes de la persona fallecida y me rompe el dolor. En los últimos momentos de mi vida me gustaría tener la posibilidad de tranquilizar a los que me quieren, de dar las gracias por haber contribuido a que mi vida tuviera sentido, de regalar una mirada y una sonrisa de tranquilidad, de poder decirles “La muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; si puedes recordarme siempre estaré contigo” (Isabel Allende). Leí en una ocasión que la muerte no es la mayor pérdida en la Vida. La mayor pérdida es lo que muere dentro de nosotros mientras vivimos (Norman Cousins) y esa pérdida en vida es la están teniendo muchas personas, pero me preocupa nuestros niños y niñas, nuestros adolescentes. Desde la Escuela nos toca un papel muy importante en este tema. Me entristece que la escuela ahora mismo sólo se preocupe de contenidos, de calificaciones, de adaptar las programaciones. La Escuela más que adaptar, necesita crear, transformar y adaptarse a la situación actual. ¡Empecemos ya a hablar de emociones! ¿cómo podemos abordarlas desde este confinamiento? La Escuela más que nunca tiene que ser un refugio para los que han tenido pérdidas, para poder acompañarlos en el duelo. Pero tenemos que mitigar el miedo que tienen otros a posibles pérdidas y que están teniendo pesadillas. La Escuela debe ser un lugar de Vida y Esperanza, los deberes y actividades academicistas no benefician ni ayudan a vivir desde el más profundo sentimiento que necesitamos en este momento.

    • Querida María José:
      Un comentario ejemplar, como le acabo de decir a Don Quintiliano.
      – Sensible ante el dolor de tantos muertos y de tanta soledad y tristeza en la forma de morir.
      – Sabia en las reflexiones sobre una cuestión tan decisiva como la muerte (¿sabes que el Universidad Autónoma de Madrid hay un grupo de profesores que viene trabajando desde hace más de 30 años sobre la pedagogía de la muerte?).
      – Preocupada por la actividad de la escuela ante la educación de los sentimientos.
      Da gusto tener comentaristas tan lúcidas y sensibles como tú.
      Gracias, María José.
      Besos.
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      PD: José si viste que teníamos problemas con el blog. La verdad es que no sé en qué consistió el problema pero, al fin, se solucionó. Eran días malos para la eficacia: ERTE en el periódico, fin de semana, días de vacaciones… Pero ya estamos otra vez en la brecha.

  8. QUERIDO AMIGO Y MAESTRO MIGUEL-ÁNGEL:
    Un saludo y un abrazo lleno de ternura, Amistad y gratitud para LOURDES y CARLA; para ti; y un saludo afectuoso para tus lectores y lectoras.
    -1º) No son necesarias tus excusas y explicaciones a causa del problema técnico de los responsables de “La Opinión” que impidió acceder a la lectura y disfrute del sentido y entrañable artículo tuyo del sábado pasado.
    -2º) Como siempre te comento, la hermosura de la armonía perfecta entre fondo o contenido y forma o expresión es admirable y engrandece todo el artículo . El binomio del título, acertadísimo: “Morir” (“un hecho excesivo, definitivo e irremediable”) “en soledad” (que denota un estado de aislamiento involuntario en este caso, unido a un estado anímico de melancolía).
    El coronavirus ha fulminado vidas de manera selectiva (personas en torno a los 70 años).
    Me vienen a la mente unas declaraciones de la prestigiosa escritora doña Ana María Matute (tuve la oportunidad de escuchárselas en los Cursos de Verano de la UIMP, en Santander): “Los muertos no mueren, los morimos…” Y es verdad. En las familias y en la sociedad permanecerá indeleble el recuerdo de estos seres anónimos que fenecieron sin el calor y la ternura de la mano amiga, personas al fin y al cabo con dignidad. Nos las moriremos; las recordaremos.
    -3º) Mi enhorabuena por tu último libro (“¿Para qué servimos los pedagogos? El valor de la educación”). No dispongo de espacio para valorar y elogiar esta joya dirigida y pensada para todo tipo de público. Gracias.

    • Querido Carlos:
      Gracias, querido amigo, por tu comentario de hoy. Como siempre, rico en contenido y bien expresado y ordenado en la forma.
      No conocía el pensamiento sobre la muerte de mi admirada Ana María Matute. Qué importante para estos días en los que cada día tenemos que compartir la muerte con más de quinientos fallecidos. Las familias que han perdido a un ser querido van a quedar marcadas por la crisis.
      Gracias también por la valoración del libro. Como ha salido cuando estalló la crisis no tengo ni idea de la aceptación que ha tenido.
      Un gran abrazo.(Ojalá llegue pronto el momento de que sea real).
      MÁS

  9. Querido Maestro!
    Hoy toca en su comentario el peor de los temas, la muerte sin despedida.
    En estos momentos las heridas más profundas nos las hacen las mentiras y falsedades por parte del gobierno y las ausencias de las personas que queremos.
    La muerte de un ser querido son heridas que sangran , que duelen, porque están hechas de lágrimas tristes y de callada amargura.
    Quienes somos heridos navegamos un tiempo a la deriva sin ver donde estará el fin de ese sufrimiento.
    Gestionar este sufrimiento es una batalla descarnada y concienzuda.
    Solo aquel que consigue enfrentarse a él con valentía consigue salir de este bosque de espinas.
    Tenemos el alma herida, muchos muertos, muchos traumas, mucha enfermedad , mucha ira.
    Todos arrastramos nuestras partes rotas y en estos momentos la muerte la sentimos demasiado cerca y nos da miedo, nos asusta, nos quita el sueño.
    Voy a terminar con un poema que he escrito, se llama:
    Poema de una noche callada.
    El silencio quebranta, los vacíos inundan nuestras almas.
    Tiempo eterno en los escondites de nuestras casas.
    Me falta tu presencia y noto tu falta.
    Días que pasan fríos pero llenos de esperanzas.
    Se nos han roto los sueños pero hay que vivir el momento sin desgana.
    Sentir la presencia de los que están cerca y agradecer los suspiros de la mañana, los sonidos de los pájaros y las campanas que anuncian una nueva etapa.
    Escalofríos presiento porque tengo presente lo maravilloso que será vivir el mañana.

    Sin más me despido, después de solucionar los problemas de acceso a la página, con un fuerte abrazo para todos.

    • Querida Loly:
      Afortunadamente ya se han superado los problemas técnicos.
      Echaba de menos tus palabras sensibles y hermosas.
      Gracias por el poema que nos envías.
      Qué estupenda esa forma de llenar el tiempo jugando con las palabras, las ideas y los sentimientos.
      Y qué buena la actitud de compartirlo conmigo y con tus lectores y lectoras.
      A ver si la presencia avasalladora de la muerte nos hace amar la vida y nos ayuda a vivirla intensamente.
      Besos.
      MÁS

  10. Querido exjefe.
    Qué conmovedoras tus palabras y qué comprensibles las de las personas que me preceden.
    No quiero que parezca duro lo que voy a decir.
    Pero en este último mes he sentido alivio por que mis padres ya no vivan.
    Se habrían ido sin poder tenerme a su lado, hablándoles, mimándoles, sintiéndose acompañados .
    Si el alien les hubiera elegido no habrían podido resistir, tan frágiles, tan vulnerables. En el hospital, solos.
    Sí atendidos. Con un cuadro médico entregado, seguro que amables también. Pero sólos. Sin nosotros.
    Ha fallecido el padre de una amiga, justo cuando le avisaban de que la ambulancia ya estaba abajo. Imagino el pánico que sentiría al verse partir. Pues no. No me voy. El fin aquí. Mejor en casa. Con los míos. Sólo, no.
    No puedo estar positiva.
    Lo que estamos viviendo no me deja estar animosa.
    Las imágenes tan desoladoras que nos ofrecen los informativos son tan miedosas que , hay que agarrarse a lo que sea para no vernos allí.
    Solos.
    Ojalá me surgieran otros pensamientos más esperanzadores para poderlos compartir.
    Un abrazo

    • Querida Carmen:
      Habiendo podido elegir el término de amigo no sé por qué te has decantado por el de jefe.Ni entonces me consideré un jefe tuyo, sino un compañero y un amigo. Pero bueno, sí,era el Director de un colegio privado.
      Cómo te comprendo en lo que dices respecto a tus padres y a la despedida y la compañía que hoy no hubieras podido darles. Solo tengo una duda. No sé a quién hubiera dolido más: si a ellos o a ti.
      Estamos viviendo momentos dramáticos.
      Eso me ha hecho ponerme a escribir algo no para este sábado sino para el siguiente: AUN ES POSIBLE LA ALEGRÍA. Es el título de un libro de un amigo mío, ya fallecido. Me parece más que oportuno. Explicare´por qué.
      En cuanto a la información que recibimos quiero agarrarme a la que anima a la esperanza: muchas curaciones, menos contagios, menos presión en los hospitales, más conocimiento…
      Y, sobre todo, la esperanza de obtener un antídoto y una vacuna que nos permitan salir a la calle sin tener que ver a otro ser humano como una amenaza.
      Muchos besos.
      Muchas gracias.
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  11. Querido colocado delante de exjefe , lo aclara todo.
    Pero por si acaso: amigo, compañero, camarada, maestro, sanador …. podría seguir
    Abrazos.

    • Querida y admirada amiga: con personas y profesionales como tú se puede ir al fin del mundo.
      Cuando empecé a leer el comentario, me asusté. Eso de “querido colocado” sonaba un poco fuerte.
      Besos.
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  12. Estimado Miguel Ángel:
    Sus artículos son fuente de reflexión para mí, he llegado a este blog luego de conocerlo y dialogar con sus libros en mi formación profesional.
    Lo que más angustia y miedo me causa de esta crisis, es la doble deshumanización de las personas y su cuerpo. Hannah Arendt, afirma que uno de los momentos, que llevó a la pérdida de la esencia humana durante el exterminio nazi, fue el robo de su identidad ,¿Y para muchos , no son las víctimas simplemente un número? .En Argentina ,reina la desolación ,pues lo más terrible no es la muerte, sino la deshumanización.
    No quiero dejar de comentar que valoro el esfuerzo de nuestros gobernantes , la situación es excepcional y los recursos pocos.
    Lo saluda con atenta consideración. Fabiana

    • Querida Fabiana:
      Gracias por tus hermosas y certeras palabras.
      Me preocupa la deshumanización, me preocupa el distanciamiento y la soledad de tantos seres humanos.
      Cualquier ser humano se ha convertido en una amenaza de muerte.
      Tendremos que pensar mucho, tendremos que procurar que este dolor nos haga más solidarios y no más egoístas.
      Tenía prevista una gira en Argentina para los primeros días de mayo. Tenía que presentar un nuevo libro: EDUCAR EL CORAZÓN. LOS SENTIMIENTOS EN LA ESCUELA. Todo se ha ido al traste, pero hemos de mantener la esperanza.
      Besos y gracias.
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  13. Querido MAS, cuanta verdad en tus palabras. Este artículo me ha tocado de lleno porque por desgracia lo he vivido en carnes propias.
    Nadie sabe, ni tan siquiera se puede imaginar, a menos que hayas pasado por ahí, lo que duele el perder un familiar en estas condiciones.
    En mi familia lo estamos pasando mal, muy mal …..
    Hemos tenido dos positivos confirmados en la familia, uno de ellos falleció, una prima que es enfermera, para mí como si fuera mi hermana pequeña, trabajando en primera línea de fuego en uno de los hospitales de Madrid y yo trabajando en un supermercado.
    El , o mejor dicho LA fallecida, era mi abuela, tenía 97 años, toda una vida de lucha, trabajando y criando a sus 4 hij@s sola porque enviudó muy joven, en su vejez siempre acompañada por sus hij@s, niet@s e incluso biznietos; siempre cuidada, siempre muy mimada por tod@s.
    Después de 12 días ingresada falleció, sóla….. sin su familia, sin poder despedirnos de ella, qué dolor mas grande, no hay consuelo para ello, se lo aseguro, no es fácil de asimilar, sin ni tan siquiera un duelo donde te puedas ir haciendo a la idea de que ya no está, de que se fue.
    12 días de incertidumbre mientras estuvo ingresada, todo el día pendiente del teléfono esperando una llamada del hospital para decirte si seguía viva o si ya había fallecido, muy duro.
    Un entierro tan frío, con la presencia de tan sólo tres familiares y con la guardia civil fuera del cementerio, muy fuerte.
    Puedo confesar que el día que me dijeron que había dado positivo en Covid se me bloqueó el cuerpo, se me heló la sangre, gritaba, lloraba, sentía rabia, angustia ……. jamás pensé que mi cuerpo pudiera reaccionar de esa manera, es cómo si de pronto mi mente asimilara de que ya no la iba a poder ver más…….
    La familia sin poder consolarnos unos a otros, sin poder darnos esos abrazos tan necesarios en esos momentos.
    Mi madre, era su cuidadora, siempre pendiente de ella, imagínese….. aún cuando se levanta hoy en día lo primero que hace es ir a la habitación de mi abuela, como solía hacer, pero ella ya no está, sólo queda la habitación con la cama vacía.
    Yo aún pienso que cuando vaya a casa de mis padres voy a entrar en su habitación y me la voy a encontrar allí, no la he visto irse, no me he podido despedir de ella ……
    Lo único que nos queda de consuelo, de decirlo de alguna manera, es que ella no nos ha echado en falta, tenía alzehimer….. mira por dónde algo bueno de otra maldita enfermedad.
    Ella no se merecía esto, nosotros no nos merecíamos esto ……………………
    Ahora nos queda librar el día a día con la gente, vivimos en un pueblo pequeño de la provincia de Huelva, y la ignorancia de las personas hacen mucho daño.
    Desde el momento que tuvimos la confirmación de los positivos en la familia lo dijimos, no teníamos nada que ocultar….. desde entonces hay quien nos rehúye, quien no se acerca a nosotros, nos ven como apestados…. muy fuerte sí, pero así de cierto es….
    Para colmos tenemos que soportar, sobre todo yo que como ya he dicho trabajo en un supermercado, la inconsciencia de las personas, todavía hay quienes dicen que todo esto del virus es un rollo, que no es cierto, que es una mentira, y tener que escuchar comentarios como el que me dijeron precisamente a mí “que si era cierto dónde estaban los muertos del pueblo” …….
    Esto nos ha marcado de por vida, y como me dijo una de las enfermeras que atendía a mi abuela, “todo esto nos va a pasar factura”…..
    Esta es la realidad que estamos viviendo las familias de los fallecidos, al menos la mía.
    Perdón por retrasarme en la lectura de tu publicación, ha sido un placer leerla y que publicaras algo así.

    Un saludo. Rocío Casto.

    • Querida Rocío:
      Estremecedor comentario.
      Cuando solo se manejan cifras y estadísticas no se percibe la angustia, el dolor, la impotencia y la desesperación.
      Pero cuando se llega al corazón de las personas sucede lo que me ha sucedido a mí con tu relato.
      He vivido la tristeza que ha supuesto la muerte de tu abuela.
      Y ahora la vivencia de la condición de apestados.
      GRACIAS POR COMPARTIR TU VIVENCIA.
      TE MANDO UN GRAN ABRAZO PARA TI Y PARA TU FAMILIA.
      UN ABRAZO DE CONSUELO, DE ÁNIMO Y DE GRATITUD.
      BESOS.
      MÁS

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