Las huellas del profesorado

26 Oct

 

Fui profesor de filosofía durante dos cursos en el Instituto San Pelayo de Tuy (ahora Tui), Pontevedra. Dos años inolvidables trabajando con cursos de adolescentes que se asomaban a la asignatura por primera vez. Y a la vida. Eran los últimos años del franquismo. Cursos 1972-1973 y 1973-1974. En el 75 murió el dictador.

La experiencia inglesa de Summerhil, creada por Alexander Neill, ejercía una influencia poderosa sobre algunos pedagogos jóvenes, como era mi caso. Se leían los libros de Neill con curiosidad y admiración y se visitaba la escuela de Summerhill, situada a unos 60 kilómetros de Londres como si de un santuario pedagógico se tratara. Yo estuve dos veces  en ella cuando ya era directora su mujer, una vez fallecido el creador. También había experiencias de ese tipo en España: “Fregenal de la Sierra, una experiencia de escuela en libertad”, de Josefa Martín Luengo, por ejemplo. La participación de los alumnos y de las alumnas era una clave esencial. Otra, la libertad. Y una tercera, la necesidad de buscar la felicidad a través de la consideración de los sentimientos. Recuérdese el título de una obra de Neill: “Corazones, no solo cabezas en la escuela”.

– No entiendo lo que me dice usted, yo soy el profesor.

– Por eso. Para hablar tiene que pedir la palabra, como todos los demás. Así lo hacemos en la clase de filosofía…

Un día Clara, una de mis alumnas llamó a la puerta de la sala de profesores. Abrió el director, Don Veremundo.

– ¿Está Miguel Ángel?, preguntó

-¿Quién? No sé quién es.

– El profesor de filosofía.

-¡Ah, Don Miguel Ángel! Don Miguel Ángel sí esta

Y ella, con firmeza y respeto:

–  Él no nos exige que utilicemos el Don, así que no lo haré.

En cierta ocasión vino la madre de un alumno a verme para preguntar si le había dicho a su hijo que cortase los botones de la bocamangas de los trajes.

–  No. No le he dicho nada de eso.

– Es que mi hijo los ha cortado todos y, cuando le he preguntado, me ha dicho que se lo dijo el profesor de filosofía.

Cuando hablé con él me explicó que en la clase yo había planteado la necesidad de formular porqués. Y que se había preguntado por qué estaban allí esos botones. Como no encontró ninguna razón convincente, los cortó.

Cada día tenía problemas con el comisario de policía de la ciudad. Me llamaba para manifestar su desaprobación por mis planteamientos en la asignatura:-

-Usted ha dicho en la clase que los sindicatos verticales son una calamidad democrática.

-Pues sí, es que lo son.

-¿Eso es lo que dice su libro de texto? Su deber es explicar a los alumnos lo que dice el libro

-No, señor comisario. Mi deber no es hacer que repitan lo que está escrito en ese libro sino ayudarles a pensar si lo que dice el libro es cierto o no lo es.

Los alumnos y alumnas se hacían preguntas y trataban de responderlas con rigor. Debatían en las clases, escribían en una revista que se llamaba “O faladoiro”, hacían trabajos de investigación sobre su entorno inmediato y formaban parte de un cine club juvenil en el que analizaban las películas que elegíamos y proyectábamos en el cine Yut de la ciudad los viernes por la tarde. El comisario también velaba allí por la ortodoxia y me llamaba para decirme:

– Oiga, le ha proyectado a los chicos una película titulada “Dulce pájaro de juventud”. Está calificada de 4R Gravemente peligrosa.

-Conozco esa calificación, pero no la comparto. Además, señor comisario, ¿usted prefiere que la vean solos o que puedan analizarla conmigo?

Así iban aprendiendo aquellos jóvenes a hacerse preguntas, a pensar, a debatir, a descubrir el mundo, a explorar la vida.

Después de    aquellos dos años me fui a la Universidad Complutense. Pasaron los años. Y, un buen día, fui a dar una conferencia a Vigo. Al terminar se me acercó una chica a la que recordé perfectamente de aquellas clases. Ella me dijo:

– Vi en el periódico que venías a dar una conferencia y pensé: voy a ir a escucharle y, si es el mismo que tengo en mi cabeza y en mi corazón, voy a saludarle pero, si no es el mismo, me iré sin verle. Ya ves que estoy aquí.

Hace tiempo que he pensado hablar de mi alumna Mercedes Oliveira Malvar (mi querida Chis), hija del famoso escultor de caballos Juan José de Oliveira Viéitez. Porque es una persona que ha marcado mi vida, más quizás que yo la suya. Ella me confesó en aquella conversación que, por la influencia de aquellas clases, era ahora no solo filósofa sino profesora de filosofía en un Instituto de Enseñanza Media.

Es un caso en el que se ve de forma palmaria  que la alumna acaba superando a su maestro. Lo tendríamos que tener en cuenta en nuestras clases. Es fácil que tengamos delante de nosotros a personas que acabarán sabiendo mucho más y siendo mucho mejores que nosotros.

Luego la ayudé a realizar la tesis doctoral y prologué su libro  “La educación sentimental”, cuyo contenido es parte de aquella investigación. Chis ha escrito mucho y bien. Sobre temas de filosofía y también sobre feminismo y educación sexual. Ha publicado recientemente un magnífico libro titulado “Amarte. Pensar el amor en el siglo XXI” (Editorial La Catarata), traducido del gallego después de alcanzar en un año cinco ediciones.

Acabo de leer en la prensa que le han concedido el premio de Viguesa Distinguida. Ningún premio más merecido que el suyo. Porque lleva toda la vida ayudando a las personas a ser más sabias y más felices.

La he llamado para hablarle de este artículo. Y me ha contado que coordina el “Comando Igualdade”, que es un grupo de  90 jóvenes a los que forma y con los que después va en grupos de 15 o 20 personas a otros institutos y centros sociales a hablar de relaciones sexuales, amor y desamor, violencia de género, diversidad… Me dice con toda la razón: “Al hablar entre iguales, la capacidad de conexión y persuasión es muchísimo mayor”. Y añade: “Es una iniciativa pionera y muy demandada. Ahora me han encargado la formación de comandos de igualdad en toda la comunidad foral Navarra para el programa Skolae”.

Aquella adolescente ensimismada que, con su  jersey de cuello blanco de cisne, participaba en las clases de forma inteligente y responsable, es hoy una profesora jubilada. Y me pregunto cómo ha podido pasar todo esto  en un abrir y cerrar de ojos. Ya puedo decir que tengo una exalumna que han concluido no solo su período de formación sino su experiencia laboral. Increíble.

Estoy seguro de que algún alumno o alumna de Chis habrá seguido su estela y estará hoy estudiando o enseñando filosofía. Lo que me lleva a pensar en esa cadena de transmisiones salvadoras que es la docencia. En esas huellas inextinguibles.

Algún día me gustaría estudiar este fenómeno que podríamos llamar de arrastre profesional. Las huellas de la docencia. Un fenómeno del que, en algunos casos, no nos enteraremos nunca o lo haremos demasiado tarde. Otras veces nos lo dirán ellos y ellas reconociendo, y agradeciendo quizás, esa influencia. Pusieron sus pies sobre nuestras huellas y llegaron mucho más lejos que nosotros por el camino de la vida.

 

 

34 respuestas a «Las huellas del profesorado»

  1. Querido Maestro!
    Se aprende sin duda de las grandes personas que encuentras en tu andar por la vida.
    No se exactamente cuantos años hace que lo conocí personalmente en una conferencia que dio en mi pueblo y le aseguro que me cautivó, sus formas, sus pensamientos, su andadura docente, sus afectos por los seres humanos, su gratitud a la vida.
    Desde entonces sin más interés que poder aprender de su filosofía de vida , aquí estoy siguiéndome sus pasos, con vocación y deseo de aprender de sus sabios conocimientos.
    Hay veces que es imposible describir lo que una persona puede provocar en otra.
    Siento complicidad y filin que me llevan a seguirlo todas las semanas y eso me provoca la necesidad de creer en que mis pensamientos son extremadamente ciertos y que la bondad fluye en el espacio infinito de los tiempos y ha creado una amistad verdadera que me siento privilegiada de tenerla.
    Cuanto bien me hace tenerle cerca!
    ¡Maestro que me guía y me hace resurgir cada día!
    Gracias por darme tan buenos consejos.
    Sin más me despido hasta la próxima con un fuerte abrazo.

    • Querida Loly:
      He hablado de mi experiencia pero, en realidad, me refiero en ella también a la de todos los maestros.
      Todos dejan huella.
      Ya ves en tu caso. Un conferencia te hizo seguir en el blog durante años. Y ojalá vengan muchos para los dos.
      Si el discípulo puede agradecer al profesor sus enseñanzas, también el profesor ha de agradecer el tener alumnas como tu. O como Chis.
      Por eso quiero mencionar a un profesor universitario que ahora trabaja en la Universidad de Educación de Ecuador y que se decidió a dedicarse a la docencia después de escuchar una conferencia en la ciudad de Ronda. Se llama José luís Del Río y mantenemos desde entonces una estrecha amistad.
      También a él le dirigí la tesis. Una tesis sobre la eficacia de las aulas ATAL (Aulas Temporales de Atención Lingüística) para inmigrantes.
      No sabes cuánto me alegro de tenerte entre mis comentaristas de cabecera.
      Gracias por estar ahí y por ser así.
      Ya ves que esta semana has abierto tú la puerta de los comentarios.
      Besos.
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  2. Loly, tienes mucha razón en lo que dices. No sé expresar las cosas tan bien como tú. Conozco a Miguel Ángel y sus grandes cualidades humanas. Es un lujo escucharle y compartir con él.
    Considero que el utilizar la reflexión sobre nosotros, sobre lo que se dice, lo que se lee, sobre todas las cosas, es fundamental. Las personas somos muy manipuladas y manipula les. Sólo la reflexión constante nos puede liberar de esas presiones y permitirnos actuar según el criterio que saldrá de esa reflexión. Claro que siempre deben ser regidas por normas éticas.
    Pronto estaremos frente a otra campaña electoral. Nos dirán muchas cosas. Reflexionar es fundamental.
    Cada semana nos invitas a reflexionar sobre algún tema, Miguel Ángel. Lo agradezco.
    Saludos a todos y buen fin de semana.

    • Querido Joaquín:
      También a ti te digo que le he dicho a Loly: es un lujo tener comentaristas tan Files y tan sensibles como vosotros.
      La reflexión de esta semana no es sobre mi persona o sobre mi actividad profesional. Es una reflexión sobre la importancia que tiene la tasa de los profesores y de las profesoras.
      Por eso me gustaría que más personas que me leen se atreviesen a contar sus vivencias. Sea cono discípulos io como maestros.
      Efectivamente, hay que reflexionar, como dices.
      Ahora tenemos una ocasión magnífica para orientar el sentido de nuestro voto en las elecciones generales.
      Un gran abrazo.
      Y muchas gracias.
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  3. Estimado plantador de huellas. Tus pasos son firmes y consistentes…

    Las huellas que aparecen en la imagen que ilustra la entrada de esta semana parecen que pertenecen a una duna o a una playa. En ambos casos estas huellas terminan desapareciendo por el efecto del viento o del agua, según el caso. Seguramente en muchos de nuestros alu

    alumnos y alumnas sea eso lo que suceda. No en todos podemos ejercer una atracción hacia nuestra persona o a lo que hacemos. Pero afortunadamente he podido comprobar que en otros esas huellas son sólidas y permanentes, como las que se trazan en el cemento, como sucede el paseo de la fama. Cuando se produce este arrastre profesional la satisfacción es muy grande en el maestro/a. En otros muchos alumnos que han dirigido sus pasos por otros derroteros también es inmensamente placentero cuando tienen un buen recuerdo sobre uno, tanto como persona como como docente. Y es que el buen trato es la forma más eficaz para iniciar un proceso de enseñanza y aprendizaje.

    Y tú querido maestro el buen trato lo mantienes siempre hacia los que comentamos en este espacio. Gracias por compartir reflexiones y dar cumplida respuesta a nuestros comentarios.

    Buena semana…

    • Querido Juan Carlos:
      Ayer hablaba con mi amigo Vicente, lector asiduo del blog, y me sorprendió que te conociera a ti, a Joaquín, a Loly, a Aureliano, a José Antonio, a Don Quintiliano… Y es que os lee todas las semanas. Lee el artículo y todos los comentarios.
      La influencia no se da siempre ni se da en el mismo grado.
      Como dices, las huellas son borradas por el viento y el agua.
      Las huellas pueden ser claras pero también puede haber personas que no desean seguirlas.
      Hay quien prefiere seguir otro rumbo.
      La responsabilidad y la libertad individual dan a cada uno la posibilidad de elegir.
      Aun en esos casos la tarea educativa puede ayudar a imprimir un sentido elevado a la elección.
      Gracias por estar ahí cada semana.
      Un abrazo.
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  4. Queridos lectores y lectoras:
    Acabo de leer un mensaje en el que, por casualidad, se habla del tema de la semana. De las huellas que deja un profesor.
    El mensaje cuenta la historia de un profesor mayor que se encuentra con un joven, que le dice si se acuerda de él ya que fue su alumno. Y le cuenta que ahora es profesor también.
    Y entra en una cuestión en la que me gustaría profundizar: ¿Por qué?
    En este caso es UN HECHO AISLADO. El chico robó un reloj a un compañero. Y el profesor dijo que quién lo había robado. El ladrón no dijo nada.
    Entonces el profesor dijo que iba a revisar los bolsillos de cada alumno, pero que tenían que tener los ojos cerrados. Lo encuentra. Y dice que el reloj ha aparecido. No dice quién lo robó.
    El alumno le dice al profesor que ese hecho salvó su dignidad. ¿Lo recuerda?, pregunta
    – No, dice el profesor. Yo también cerré los ojos cuando llegaba a cada uno. No supe quién había sido.
    Quizás vuelva v otro día sobre esta historia.
    Saludos.
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  5. Emocionante artículo.
    M gustaría conocer cuáles son las causas de esos arrastres, es decir, dónde está la clave de la influencia: si es el contenido, si es la metodología, si es la relación personal, si es algún hecho singular.
    Me gustaría CONCRETAR cuál es en cada caso el motivo de la influencia.Y también si es repentina o progresiva…
    Gracias por el artículo y por los comentarios.

    • Querida Marta:
      No creo que haya dos casos iguales, pero estoy contigo en que sería interesante estudiar ese mecanismo de arrastre.
      El fenómeno tiene muchas dimensiones. Una de ellas es motivo de la influencia, pero también es interesante saber
      – en qué edad se produce con más frecuencia e intensidad
      – cuál la edad de los profesores y profesoras que influyen hasta ese punto
      – en qué nivel (infantil, primaria, secundaria…)
      – hasta qué punto influye el género del profesor y del alumno
      – si lo comunican a sus profesores(y cuándo)
      – si se van más personas a ciencias o a letras
      – si se arrepienten más tarde…
      Me interesa mucho explorar este fenómeno.
      Besos y gracias por escribir y por leer.
      Besos.
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  6. Hay que pensar en la bondad de la semillas pro también en la calidad de la tierra en la que cae.
    Está claro que esta mujer que ha dedicado su vida a la enseñanza de la filosofía y a la educación emocional y sexual de las personas ha sido de capaz de hacerla fructificar.
    En otros casos, esa misma calidad de las semillas no habrá fructificado y habrá quedado enterrada en una tierra estéril.

    • Estimado Juan:
      Te puedo garantizar que en el caso de Chis Oliveira tenemos una persona excepcional.
      He tenido la ocasión de hablar con ella a raíz de este artículo y hemos recordado tiempos pasados y, sobre todo, proyectos apasionantes que tiene entre manos.
      Un cordial saludo.
      Y gracias.
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  7. Estas conexiones causales beneficiosas tendrían que estudiarse con mayor intensidad y rigor. ¿Cómo se producen? ¿Por qué se producen? ¿Cuándo se producen?
    Claro que no son automáticas porque, de lo contrario, se producirían en todos los casos y es evidente que no.
    También sería interesante considerar y estudiar las influencias negativas, es decir, aquellos casos en los que el alumno decide que de ninguna manera se dedicar´a lo que se dedica uno de sus profesores.

    • Querida Beatriz:
      Pues sí, también existen conexiones e influencias negativas. No porque los alumnos no quieran seguir los pasos del profesor sino porque acaben odiando aquello que enseñan e, incluso, el mismo hecho de aprender.
      Aquel vieja sentencia de que la letra con sangra entra ha acarreado muchos malos respecto a la disposición emocional que hay tener hace el conocimiento y el aprendizaje.
      Deberíamos pensar en los efectos secundarios que acarrea la forma de ser, la forma de relacionarnos y, en definitiva, la forma de enseñar.
      Saludos y gracias.
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  8. Hermosa historia la de esta semana.
    No me extraña que ambos se sientan orgullosos de haber compartido aquellos años y de haber mantenido la amistad después.
    Ese es otro tema de interés, a mi entender. CÓMO SE MANTIENE EL RECUERDO DE PROFESORES Y ALUMNOS.
    ¿A QUIÉNES RECORDAMOS Y A QUIENES NO?

    • Querida Mari Luz:
      Las relaciones entre el profesorado y los ex alumnos es una cuestión, a mi juicio, de gran interés. Y tiene un doble camino: el recuerdo del profesor y el recuerdo del alumnos. Es decir, cómo recuerdan los profesores a los alumnos y cómo recuerdan éstos a sus profesores.
      Ya escribí algo en el blog hace años sobre este tema con el título LOS ALUMNOS DE WITTGENSTEIN. Un caso tremendo que a mí me impresionó.
      No siempre se mantiene la misma actitud a través del tiempo. Podemos caer en la cuenta de que lo que hacía el profesor era bueno aunque en ese momento no lo viésemos así. O a la inversa.
      ¿Qué nos dicen nuestros ex alumnos cuando nos encontramos con ellos?
      Besos y gracias.
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  9. Qué alegría Miguel Angel al leer este artículo. Y qué alegría también cuando el otro día recibo tu llamada para charlar sobre este proyecto. El texto es bellísimo.
    Felicidades Plantador de Huellas! (como te llama Juan Carlos Muñoz un poco más arriba en este blog).
    Porque la educación tiene mucho que ver con la agricultura. En el aula como en el campo preparamos la tierra, elegimos las semillas adecuadas y las plantamos en la estación del año más conveniente, lo hacemos con ilusión, vamos ayudando a que crezcan las plantas con abono y riego, las protegemos de las inclemencias o plagas, para finalmente gozar yyyyde sus frutos. Cualquier profe sabe de lo que hablo, y puede entender este paralelismo. Sabe que no escogeríamos plantar cualquier cosa en cualquier tierra, ni en cualquier momento del año, precisamos conocer bien las características del suelo, la humedad y el sol… porque igual que en este símil, las personas vamos cambiando al asimilar las experiencias que tenemos en la vida.
    Gratitud infinita…

    • Querida Chis:
      La alegría me la has dado tú al entrar en este post y dejar este precioso comentario.
      Tu metáfora habla de semillas y también de tierras fértiles que convierten un pequeño germen en um árbol frondoso.
      De esa metáfora hablo en mi libro publicado en Portugal con el título el árbol de la democracia.
      Aquellas pequeñas semillas de Tui se han convertido en un árbol que da frutos de saber, de igualdad y de convivencia.
      Me siento muy orgulloso de ti.
      Besos y gracias por todo.
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  10. Querido Miguel Ángel, desde ahora Plantador de huellas, a través de Chis he leído este hermoso artículo donde transmites tu experiencia
    Recientemente comentaba las marcas que dejarán en mi, profesores de mi instituto de Tui, hoy el San Paio , tu estabas entre los que nos trajisteis un aire fresco, alegre y dinámico, nos enseñaste a ser críticos, nos llevaste de la mano a ver un maravilloso cine con sus coloquios, abriste la puerta para que nos pudiéramos hacer cargo de nuestros deseos. Si hoy trabajo cómo psicoanalista fue porque germinó el deseo de saber que tu sembraste y plantaste.
    Agradecimiento por siembre. Un abrazo

    • Querida Mabel:
      Otra tierra fecunda capaz de transformar semillas mediocres en árboles maravillosos.
      Me ha emocionado saber que eres una psiquiatra que, con su sabiduría y su esfuerzo ayuda a las personas a vivir felizmente.
      Cómo no sentirse agradecido y emocionado por tus generosas palabras.
      Me has dado una enorme alegría.
      GRACIAS A TI.
      FELICIDADES POR TU TRABAJO Y FELICIDAD-DES.
      Besos.
      MÁS

  11. Creo que este artículo podría tener muchas ediciones ya que le habrá pasado a muchos profesores con algunos de sus alumnos.
    Me sorprende que no se hable más de estas cosas. No sé por qué motivo no se hacen públicas.
    Quizá por desconocimiento, cuando no se sabe lo que ha ocurrido. Quizá por pudor respecto a los profesores y profesoras que han tenido la satisfacción de haber ejercicio una influencia beneficiosa en algunos alumnos.
    Creo que compartirlo es bueno para todos.
    Por eso doy las gracias por el artículo.

    • Querida Elena:
      Cuando escribí este artículo pensé que habría algunos docentes lectores que compartirían sus experiencias. Pero sé que hay reticencias a compartir lo bueno que nos pasa.
      – Por un falso pudor, como dices. Hay quien puede pensar que lo cuentas por vanidad, por darte importancia, por un prurito de ostentación.
      – Por pereza, ya que ponerse a escribir requiere un esfuerzo intelectual y material.
      – Por falta de tiempo, ya que tenemos muchas ocupaciones perentorias.
      – Por temor a no saberlo contar, a no hacer un relato interesante y atractivo.
      Lo cierto es que si competiésemos nuestros logros, nuestras alegrías, nuestros éxitos, todos nos veríamos animados y reconfortados.
      Besos y gracias.
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  12. Mensaje para cuatro habituales:
    Estamos a jueves. Todavía no ha se han dado el paseo habitual por El Adarve algunos de sus asiduos visitantes: echo en falta a Aurelinano, a José Antonio, a Lourdes, a Don Quintiliano, a Juan Miguel, a Marcos, a Jesús Marcial…
    Y sabéis que cuando reproducen ausencias persistentes mi preocupación es que haya un problema de salud. Si el problema es de tiempo o de ganas, nada que decir. Siempre digo que hay que tener libertad para escribir y para no hacerlo.
    Un cordial saludo.
    MÁS

  13. Querido Miguel Ángel:

    Yo pasear paseo, pero siempre me encuentro paseando más solo de lo que me gustaría.

    Lo primero que pensé al leer tu texto fue: ¡Vaya cosecha la de Tui! Y luego recordé otras “aventuras” que por allí acontecieron y que Jesús Marcial sabe muy bien.

    Lo segundo que me ocurre cuando manejas fechas es preguntarme en dónde estaba yo y qué hacía. Pues en el 72 estaba prácticamente recién aterrizado en la capital, “civilizándome” y “españolizándome”. Ahí estaba, cursando 3º de E.G.B. con el Hno Esteban. Tenía barba (él) y era un maestro joven. Ah, y pelo más largo de lo habitual en los “otros”. A mí me gustaba y me sorprendía. En el recreo, a veces, se echaba unos partidos de futbol con nosotros. Me imagino que nuestros recuerdos puede que no sean toda la realidad, que filtramos lo que nos interesa y nos olvidamos de lo malo. Creo que con Esteban no he necesitado usar demasiado ese filtro. Cuando lo vi vestido de rojo y blanco para jugar un partido de fútbol con los mayores ya supe que era de los nuestros.

    ¿Qué si marcan los maestros y maestras con su trabajo, con la forma de llevarlo a la práctica y con su forma de ser? Para bien o para mal, todos. Unos más que otros, algunos casi de manera imperceptible, pero todos. Y a mí, siendo tan niño y lejos de la familia, más. Yo, como tantos otros, no solo estudiaba en el colegio, vivía ahí, era mi casa durante muchos días del año.

    Las influencias en cursos posteriores, incluso en la universidad, también las hay, siempre las hay. No sé catalogarlas por su importancia, pero las primeras siempre influyen en las segundas. Aunque las segundas pueden actuar como “cura” de las primeras si estas habían sido dañinas o no demasiado exitosas. Hay que tener suerte.

    Sobre ti, Miguel Ángel, no voy a repetirme (https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2018/09/22/las-emociones-de-la-profesion/#comments). Se aprende durante toda la vida. Aunque comprendo que la infancia es la infancia. Respecto a sus formadores (y estoy pensando en todo lo que les afecta de forma directa o indirecta)(formación, selección, valoración de la importancia de su labor, políticas, …), no creo que se le esté dando la importancia que tiene esta etapa.

    Abrazos.

    • Querido José Antonio:
      ¿Ves cómo tengo razón?
      He aquí un comentario ejemplar. Con ideas, experiencias personales, sentimientos, información, referencias a otros textos…
      ¿Hay quien da más?
      No entiendo lo de “españolizándome”.
      Y el tal Hermano Esteban (por cierto, el querido nombre de mi padre) no sé si pertenecía a la orden de los maristas o cuál otra.
      Hay influencias positivas y negativas, inevitables quizás.
      Me gustaría profundizar en la forman que se producen las positivas y en las estrategias para que se perpetúen en la vida de las personas.
      Un gran abrazo.
      Y gracias, de nuevo.
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      PD: Y sí, fue importante par mí la siembra de Tui. Ahí está Chis Oliveira Malvar.

      • Hermanos de las Escuelas Cristianas. (La Salle).

        Mi cambio, de una aldea gallega a un internado en Santiago de Compostela, fue bastante grande. Utilicé el civilizándome y españolizándome para mostrar ese cambio, pero sobre todo pensando en el idioma, de un niño de campo hablando gallego a un urbanita hablando castellano.

        A veces seguro que parezca que critico o me quejo demasiado, y no es eso. Estoy orgulloso de mi educación y de mi colegio. (Hoy puedo analizarlos de otra forma y con mejores herramientas).

        Corto que me quedo sin batería en el ordenador y no tengo cable.

        • Querido José Antonio:
          El contexto permite entender el texto.
          Todo aclarado. Todo comprensible con lo que nos has comentado.
          Gracias.
          El tiempo da perspectiva.
          No sé si alguna vez dije
          aquí que comencé a dirigir una tesis sobre la evaluación de un colegio a través de las opiniones de sus alumnos.Lamenté que no llegara a defenderse.
          Buen fin de semana y comienzo de mes.
          Saludos.
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  14. “El mejor regalo es tener salud”, escribe Antonio C., alumno de cuarto curso en la diapositiva con la que termina su presentación que realizará ante el tribunal que le juzgará su trabajo fin de Grado. Su trabajo lleva por título “Abuelos en la familia. Estudio a través del dibujo”, por lo que esa frase la recordaba de su abuela que lo quería mucho y que de vez en cuando se lo repetía.

    Le sugiero que la suprima, dado que en los tribunales hay profesorado de todo ‘pelaje’ y que es probable que a algunos no le haga gracia que acuda a recordar a su abuela.

    Miguel Ángel nos pregunta por “la salud”. Y yo que soy hijo de médico nunca hablo de mi salud: siento como si tuviera que irme desvistiendo ante la mirada ajena que me escruta cada una de mis vísceras.

    El tema de la tardanza en enviar algo se debe a que al regreso de Barcelona, aparte de otros menesteres, he estado escribiendo un artículo para que se publique en Azagala digital. Se trata de un encuentro que he tenido con un alburquerqueño (así es el gentilicio de los que nacimos en Alburquerque) y que ya jubilados nos hemos conocido personalmente.

    Ahora lo acabo de terminar, y ante la llamada con corneta de Miguel Ángel, escribo estas líneas para decir que comparto lo que se ha dicho antes de mí. Incluso las incursiones cuasi filosóficas de José Antonio, al que tengo pendiente explicarle la inquebrantable admiración que siento por don Francisco Franco, heroico personaje que por fin subió a los cielos (aunque fuera llevado por un helicóptero y con multitud de precauciones, como si fuera un delincuente).

    Bueno, que tengáis unos días de descanso, y no os disfracéis con esas tonterías de Halloween, pues para mascaradas ya tenemos a Donald Trump.

    • Querido Aureliano:
      Hice el toque de corneta porque vosotros sois las piedras que permiten construir el adarve en lo alto de la muralla.
      Y porque, en la distancia y la ignorancia de vuestras vidas, nunca sé si el silencio es fruto del escaso tiempo o de las pocas ganas (siempre comprensibles y respetables) o de un problema de salud (siempre lamentable).
      Al fin el dictador ya no está fuera de un lugar de culto. Una victoria democrática. El aire que respiramos está un poco más impregnado de libertad.
      Tus temas alburquequeños (gracias por compartir el gentilicio, que desconocía) siempre me resultan atractivos.
      Acabo de leer Lluvia fina, de Landero. Me ha encantado. Ya conoces mi admiración literaria por tu compatriota.
      Un gran abrazo.
      Y gracias, una vez más.
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  15. Ya pasa de las doce, ya puedo hacer campaña, ¡por fin! La echaba de menos.

    Hoy me han llenado el buzón de peticiones. Va a ser una semana en la que nos vamos a sentir muy queridos.

    Pero yo, después de una pequeña lectura de sus humildes peticiones, ya me he decidido, ya me han ganado.

    – Para una conservación sensata del medio ambiente que pasa por proteger la vida rural y a la gente del campo.

    – Para defender: 1- Nuestra cultura.
    2- Nuestras tradiciones.
    3- Nuestras raíces.
    4- La libertad frente a la dictadura progre que:
    a) Impone una visión única de la historia.
    b) Enfrenta a hombres y mujeres.
    c) Solo busca dividir a los españoles.

    -Para que ningún partido adoctrine a tus hijos ni te imponga cómo debes pensar.

    Si además de todo esto me dicen que se bajan los sueldos a todos los políticos y me bajan los impuestos (carga fiscal que oprime a todos los españoles), que van a engrasar el ascensor social, garantizan las pensiones, aseguran las calles echando a los indeseables inmigrantes y garantizan el bienestar de los próximas generaciones, y todo ello por España, ¿qué dudas puede uno tener? España siempre, y revirtamos el costoso modelo autonómico. Recuperemos nuestra Educación y nuestra Sanidad.

    Haced como yo. Leed y escuchad bien lo que os dicen, y no os dejéis engañar.

    • Querido José Antonio:
      Ya veo que escribes a altas horas de la noche (o a primeras del nuevo día).
      Sabias sugerencias para orientar el voto.
      Momento importante, aunque no único, de los compromisos democráticos. Hay que votar.
      Hace ya algunos años escribí un artículo que titulé POR QUÉ VOTARÉ A LA IZQUIERDA. Daba allí 11 o 12 razones que inspiraban mi Vito.Pero creo que hay formular exigencias muy importantes a la izquierda para lo que lo sea de verdad.
      Un gran abrazo.
      Buen día.
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  16. ¡Pero qué inspirador Miguel Ángel!
    Está claro que lo primero que desmotiva al alumnado son los profesores sin pasión, sin sentido del humor y, sobre todo, sin empatía. Los muchachos necesitan más que nunca una luz que les guíe por el camino de la vida, y como profesores y pedagogos somos los responsables de sacarles brillo a esas nuevas mentes, despertar en ellos el hambre por saber más, por construir más, por ser más.
    “El maestro es un suicida…”, dice Miguel Ángel Santos Guerra en su libro La Pedagogía contra Frankenstein, “…porque tiene que ser progresivamente prescindible para el alumno”. Cuando un niño se sienta en clase delante de ti te está gritando “Ayúdame a hacerlo sólo”, y es nuestra obligación moral, cívica, y casi legal, de agarrarles de la mano hasta que ellos mismos te pidan que se la sueltes.

  17. Parece que fue ayer Don Miguel. Yo dejé el instituto en Tuy ,en el curso 72-73. Ya jubilado, con 66 tacos, recuerdo con cariño, a los buenos profes… Un fuerte abrazo.

    • Querido Juan Carlos:
      Ya ves la importancia de ser una magnífica persona como eres tú. En línea y media haces feliz a una persona que hace tantos años compartió contigo algunas clases de filosofía. To guardo un recuerdo maravilloso de aquella experiencia en el Instituto de Tui y en aquel Cine Club que tenía las sesiones en el cine Yut. He recogido algunas de esas vivencia en mi último libro LAS EMOCIONES DE LA PROFESIÓN DOCENTE. Escribió el Prólogo Chis Oliveira.
      A disfrutar de la jubilación. ¿A qué dedicaste la viuda laboral?
      Un abrazo.
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