El sentido del deber

22 May
Lo peor ante el sentido del deber es la ceguera voluntaria.

Se ha insistido tanto últimamente en la exigencia de los derechos propios que algunos se han olvidado de hacer el mismo hincapié en el cumplimiento de los deberes. Es bueno y necesario conocer los derechos y exigir su ejercicio por todos los medios. Es una parte del desarrollo ciudadano. Pero no es menos cierto que debemos ser conscientes de las obligaciones. Y asumir que esas obligaciones nos interpelan desde nuestra condición de personas. Hay quien aplica la ley del embudo a esta correlación de derechos y deberes. “Yo tengo derechos respecto a los demás, y los demás tienen deberes respecto a mí”, sería el lema de estos personajes. “El deber es lo que esperas de los demás”, decía Albert Camus.

Debemos tener en cuenta este equilibrio en la formación de nuestros hijos y en la de nuestros alumnos. Es necesario trabajar en el desarrollo de los deberes, y en el cumplimiento de las obligaciones. No porque podamos incurrir en sanciones cuando no las cumplimos o recibir recompensas cuando lo hacemos sino por la conciencia del deber. “El sendero del deber, decía Niceto Alcalá Zamora, se encuentra enfrente del sendero del egoísmo”.

Me preocupa en ese sentido la formación de los profesionales. Voy a referirme al colectivo sanitario, pero podría decir lo mismo de otros colectivos, por ejemplo, el de docentes.

Una cirujana plástica, excelente profesional por lo que pude saber, me habla en un curso impartido a tutores y tutoras, de su inquietud al respecto y me brinda una anécdota que le ha parecido muy significativa y que más adelante contaré.

Es importante la formación técnica de los médicos que se incorporan al sistema sanitario, pero me preocupa más, si cabe, su compromiso con la profesión. Suelo hacer hincapié en la importancia de esa forma de ser, de estar y de relacionarse con los demás y con la tarea que se circunscribe a la esfera de los valores. Es importante lo que se sabe, pero es muy importante lo que se es. De ahí que en las estrategias de formación y evaluación de los profesionales de la salud no debamos estar sólo preocupados por los conocimientos y las destrezas de la especialidad sino por la forma de vivir la profesión, de ser y de estar en ella. Esa excelente cirujana de la especialidad a la que antes aludía, ha tenido la amabilidad de compartir conmigo esta curiosa anécdota, acaecida recientemente.

Una noche de guardia en el Hospital, sobre las once de la noche, llamaron al busca del residente para comentarle que un paciente de la planta se encontraba peor y requería que fuese evaluado por el médico de guardia para ver si precisaba algún tratamiento complementario o cambios en el que ya tenía. El residente respondió a la llamada y, una vez colgado el teléfono, llamó inmediatamente al adjunto de guardia, que se encontraba en el Hospital, aunque en otra planta y le dijo lo siguiente:

– Perdóname, X, me han llamado de la planta para avisarme de que el paciente de la 13-2 está peor y deberíamos pasar a verlo. Ve tú que estás más cerca, si no te importa, porque yo estoy terminando de ver una película…

No digo con esta anécdota que todos los MIR tengan la misma o parecida actitud ante la tarea y la comunicación con los colegas. No trato de reflejar la identidad de una generación sino de llamar la atención sobre una parcela del compromiso profesional. La actitud de este médico sería rechazable, aún viniendo de una persona con rango superior. Es más grave que la demanda esté formulada por una persona en período de formación. No es, a mi juicio, de recibo enviar a otro a realizar una tarea urgente porque resulta más cómodo seguir viendo una película. Es preocupante que una persona que está empezando le pida a un “superior” que le supla en una demanda urgente para poder ver el desenlace de una película, por muy emocionante que ésta sea.

El sentido de la responsabilidad exige el saber priorizar. Y, en este caso, está muy claro que lo que demanda el deber es acudir a la planta y atender al paciente. Lo que exige la solidaridad es no molestar a otro que está realizando su trabajo y que no puede dejarlo súbitamente por un antojo ajeno. Lo que demanda el sentido común es no invertir la jerarquía institucional por capricho y comodidad. Se imagina uno fácilmente cómo actuará una persona con esta actitud cuando tenga unos cuantos años más y ocupe un cargo de responsabilidad en la institución. No quisiera ser un súbdito suyo. Ni un compañero. Ni un paciente.

Hay que preocuparse en la formación por la esfera de los valores. No se debe olvidar que fueron médicos muy buen preparados, ingenieros muy bien formados y enfermeras muy capacitadas en su oficio los profesionales que diseñaron las cámaras de gas en la Segunda Guerra Mundial. ¿Sabían mucho? Sí, sin duda. Se han hecho estudios sobre lo bien que ventilaban los hornos crematorios. Pero carecían de una parte esencial de la formación: la dimensión ética. No tenían conciencia de su deber.

En la formación, en el trabajo y en la evaluación de los profesionales hay que tener en cuenta como criterio esencial el saber ser un auténtico profesional. Y eso requiere tener buenas actitudes, relaciones respetuosas y desarrollo de los valores. Me gusta brindar a los profesionales un lema que a mí me ha servido en el desarrollo de mi actividad: “Que mi institución sea mejor porque yo estoy trabajando en ella”.

Es preciso ejercitarse en el cumplimiento del deber. De manera placentera a veces y otras esforzada. Thomas W. Wilson decía: “El carácter se forja en el gran laboratorio diario del deber”. Pero todavía hay una exigencia más compleja e importante, que nos recuerda Alejandro Vinet: “Nada vale que se nos enseñe cuál es nuestro deber si no se nos hace amarlo”.

17 respuestas a «El sentido del deber»

  1. Completamente de acuedo. Hay que insistir en la importancia del deber, en la necesidad de cumplir fielmente las obligaciones. Irá en bien de cada uno de nosotros y, en bien de todos.

  2. Todos queremos un mundo mejor y si lo tuvieramos mejor, lo querríamos aún mejor todavía… Una de las maneras de conseguirlo, es hacer cada uno lo que tiene que hacer. Solo eso. Lo que nos toca como madre,como hija, en mi trabajo, en mi casa, en la calle… Es casi impensable como sería este mundo si eso sucediera. Si los políticos gobernaran, si los maestros enseñaran, si los alumnos estudiaran, si las personas amaran… Sería increible.
    Solo lo que corresponde. Ni más, ni menos…

  3. El derecho y el deber son como la arteria y la vena. Cada derecho debe ir acompañado de un deber. Un niño tiene derecho a educación, pero tiene el deber de estudiar y esmerarse, yo tengo derecho a usar y disponer de mi propiedad, pero tengo el deber de respetar a mi vecino,pues no por ser dueño de mi casa y mi equipo de sonido puedo enloquecer con ruidos a los vecinos. Y así sucede con cada derecho.
    Pero pasa a veces que hay quienes tienen fuertemente arraigado el sentido del deber, y son aprovechados por otros más solapados y van así recargando al más responsable.
    Un día dije muy enojada en la Dirección: lo que pasa que esta escuela es como un carro de caballos, al que más tira más le pegan, y el más mañoso se lleva siempre la parte más fácil. Quedó la anécdota que casi me cuesta un acta, pero se debieron repensar ciertas situaciones.
    Un fuerte abrazo querido maestro Miguel Ángel.
    Feliz fin de semana para todos, y feliz fin de semana largo para los argentinos en el día del Bicentenario.

  4. Cumplir con el deber es una condición indispensable para que todo funcione. Quien cumple con el deber no sólo satisface su conciencia sino que ayudar a construir un mundo mejor.
    Hay que acostumbrar a los niños a que cumplan con sus deberes no porque les vayan a dar un premio sino por el sencillo hecho de que es su oblighación. Algunos niños piden que les premien cuando estudian o sacan buenas notas. Y los padres caen en la trampa de conceder regalos por el simple hecho de que hagan lo que tenían que hacer.

  5. tal vez no tenga tanta facilidad de palabras para escribir un texto que exprese todo mi parecer en relación a este tema .
    Sólo puedo acotar después de leer el articulo y los comentarios que es cierto todo lo que dicen , una sociedad debe respetar los derechos y deberes de todos sus integrantes esto es parte fundamental de la convivencia humana. Pero si pudiéramos acotar todas estas premisas en una sola, yo diría que lo más importante y lo que desde chicos debemos enseñarle a nuestros niños es a “no hacer a otros lo que no quisiéramos nos hicieran a nosotros”. Esta es la clave para que intentemos actuar siempre de forma adecuada sin pasar a llevar a nadie .
    Desde Chile un afectuoso saludo.
    Katherinne Beltrán.

  6. Cuando se nos escurra una moneda al suelo, puede ocurrir que ruede. OBservemosla, no hay moneda que ruede con una cara, derecho-deber.

    Un alumno que recibió solo una clase de un maestro de vocación. Me quedé con ganas de darle un abrazo como agradecimiento por las radicales enseñanzas que transmitió en apenas cuatro horas, sobre la naturaleza última de la enseñanza-educación-aprendizaje. Gracias.

  7. Hola Miguel Ángel, de nuevo tus comentarios y ejemplos me parecen estupendos.
    Es maravilloso que un profesional con tu experiencia, siga implicándose de la manera como lo haces cada semana, para que tratemos de construir un mundo, que entre otras cosas, incluya una ESCUELA mejor…
    Si desde pequeños nos formaran ante todo, haciendo hincapié en potenciar valores como la Honestidad, el Respeto, la Solidaridad…, y l@s maestr@s comenzaran la enseñanza de la Lecto-Escritura con un Abecedario especial, con: A de AMOR, B de BONDAD C de CARIÑO, D de DAR, E de ENTREGA…, (seguir así hasta la Z…), seguro que llegaríamos a cultivar la Inteligencia Emocional, y estaríamos preparados para ser profesionales, con los valores arriba mencionados…
    Las “buenas personas” son necesarias en todas las profesiones (y especialmente si se trata de trabajar con: enfermos, niños, o personas mayores)
    Gran número de los “ocupantes del planeta” como escribes, sólo piensa en los “Derechos”…, pero antes o después, es necesario aprender la importancia de los DEBERES, si aspiramos a vivir en una SOCIEDAD EQUILIBRADA.
    El que escribas artículos y hables sobre ello en tus conferencias, hace que much@s nos planteemos la importancia de este tema, y tratar de hacer estos comentarios con nuestros alumn@s, no sólo cuando lleguen esos famosos “días mundiales” o en “aniversarios” de la Constitución, sino de manera continuada.
    Gracias Miguel A, por implicarte de verdad, y por hacernos reflexionar…, sobre lo que “MERECE”, en el esfuerzo de ser buen@s profesionales.

  8. No hay educación sin valores. Saber muchas cosas no garantiza nada en el orden de la ética. Es muy importante cumplir las obligaciones para que aprendamos a ser personas verdaderamente educadas.
    Exigir derechos es una parte de la tarea, pero para ser ciudadanos debemos cumplir los deberes.

  9. Casi siempre instamos a cumplir el deber bajo la amenaza de castigos o la oferta de recompensas. No debería ser así. No debemos aparcar en lugar destinado a minusválidos no porque nos vayan a poner una multa si lo hacemos sino porque es nuestro deber. Y el estudiante debe cumplir con el deber del estudio independientemente de que le vayan a dar un regalo si las aprueba todas.

  10. Siento que el deber lleva implícito una valiosa cuota de compromiso, no sólo para con los alumnos, los colegas o alguna persona; sino principalmente para conmigo mismo…y si no asumo aquello con lo que me he comprometido, estaré en primer lugar fallándome y de hecho también otros que tendrán todo el derecho de sentirse decepcionados…Saludos!!!

  11. Cumplir con el deber es una exigencia que tenemos que plantear alos alumnos pero, claro, es la primera obligación como profesionales que debemos constituirnos en ejemplo vivo. Porque, como alguna vez he oído decir al autor del artículo, enseñamos como somos y no tanto como decimos que los demás deben ser.

  12. En la medida que la sociedad no es precisamente depositaria de sus deberes para con ella misma (no, no voy a hablar de los políticos, creo que ya se ha dicho de todo a estas alturas y quizás en términos poco elegantes, quizás más que merecidos)dificilmente el joven en formación va a encontrar un espejo, a su alrededor, donde reflejar ese difícil equilibrio entre derechos y deberes sociales, democráticos… De nuevo, los centros educativos parecen islas rodeadas de contradicciones. Las que se producen toda vez que el joven abandona el recinto académico y se limita a contemplar, por ejemplo, los medios de comunicación. Como docentes, podemos plantar, a diario, jardines enteros de esperanza. Otra cosa es que florezcan, en mundo que se caracteriza por anteponer, justamente derechos, pero nunca obligaciones en su día a día (veánse los políticos). Pero en fin, somos profesionales, humanistas, y estamos obligados a pensar en positivo y a trabajar construyendo conocimiento y optimismo (a pesar, repito de los políticos). La educación nos hará libres. Saludos (a todos salvo a los políticos).

  13. En la etapa de formación se evalúan sólo conocimientos, pero actitudes y valores. No digo que no sea importante, pero hacen faltan otras cosas para el buen desempeño profesional.Lo que no se evalúa no se valora.

  14. Soy de la provincia de San Luis Argentina, Docente de la Escuela “Puertas del Sol”. Realmente felíz de haber participado en la Conferencia del día 17/06 en nuestra Institución.
    Con respecto a los deberes, derechos y obligaciones… todo un tema!!!!
    Los docentes siempre estamops reclamando a nuestros alumnos y a sus tutores que cumplan con las obligaciones, con sus deberes… aunque la pregunta sobre nuestras propias prácticas debería circular por: los docentes ¿Cumplen en forma responsable con sus obligaciones de dar una educación justa e igualitaria para todos? o ¿Se dejan llevar por el círculo vicioso del conformismo?, ¿Cumplimos con la tarea de ver y trabajar para cada uno de nuestros alumnos y no sumarnos a la homogeneización?

  15. Verdaderamente hay que amar lo que se hace, como decía el literato ruso León tolstoi ” el éxito en toda tarea emprendida no depende en hacer lo que se quiere, sino en amar lo que se hace”. Esto es el motor que desarrolla el sentido del deber.
    Qué tema tan interesante profesor, todos sus escritos siempre han apuntado a criticar nuestras propias actuaciones como docentes, como administrativos, como instituciones… pero todo porque no hemos cumplido muy bien con nuestro deberes. Por eso valoro sus opiniones y su libro que lo dice todo “una tarea contradictoria”, ojalá todos los docentes lean ese material valioso, porque promueve una profunda reflexión sobre nuestra propia práctica. Exitos!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.