Ladrones de sueños

15 May
Cero a la izquierda.
Nula, o sea, como un cero a la izquierda.

Hace unos días, mi compañera y amiga Juana María Sancho, catedrática de la Universidad de Barcelona, me contaba la tremenda impresión que le produjo, en su etapa de maestra, una observación que vio en la ficha de uno de sus alumnos (dudo ahora si se trataba de un niño o de una niña). Cuando se describía la inteligencia de esa persona, el psicólogo (o psicóloga, tampoco lo sé) de la institución había escrito una sola palabra: NULA. Me costaba creerlo, pero ella me persuadió de la verdad cuando me dijo que esa anotación no sólo le había producido consternación sino que le había hecho derramar alguna lágrima.

¿Cómo se puede decir de alguien que tiene una inteligencia nula? ¿Nula? Inteligencia nula tienen las piedras, pero una persona no puede tener inteligencia nula. ¿Desde qué tipo de diagnóstico se puede llegar a esa conclusión?

Hablamos largamente sobre esa tremenda responsabilidad que los educadores tenemos en las manos. La responsabilidad de estimular, de ayudar, de impulsar… pero también la de hundir, de aplastar, de bloquear… Desde esa valoración se puede comprender fácilmente la actitud educativa (o, mejor dicho, deseducativa) que la inspira: desesperanza, abandono y fatalismo. Para concluir, cuando el estrepitoso fracaso se produzca, que “eso estaba cantado”, “que ya se veía venir”, “que era imposible esperar otro resultado”.

Le dije a Juana María que esa actitud negativa me preocupaba hondamente e, incluso, le prometí convertir su pequeña anécdota en el presente artículo.

Quiero aportar, para insistir en esta cuestión una pequeña historia que acabo de leer en el libro “¿Por qué caminar si quieres volar?, escrito por Isha, del que ya he tomado alguna otra.
Había una vez un joven cuyo padre era un pobre entrenador de caballos que si bien disfrutaba de su trabajo apenas ganaba suficiente dinero para mantener a su familia. Un día al niño le asignaron en la escuela la tarea de escribir sobre lo que le gustaría ser cuando fuera mayor. Esa noche, muy emocionado, escribió un ensayo de siete páginas describiendo su sueño de ser, algún día, dueño de una caballeriza para así criar a sus caballos. Escribió su ensayo con mucho cuidado y atención a los detalles. Incluso dibujó un plano de la tierra y la casa que soñaba poseer. Puso todo su corazón en ese proyecto.

Al día siguiente le entregó su proyecto a su profesor. Cuando lo recibió de vuelta había sido calificado con una E (error), y su profesor había escrito en la parte superior del ensayo, en letras rojas: “Véame después de la clase”.

El joven se quedó después de que el timbre de salida hubiera sonado y le preguntó a su profesor: ¿Por qué me ha calificado el trajo con una E?

El profesor le dijo: “Para eso te he llamado. Para explicarte la calificación. Tu ensayo describe un futuro irreal para un joven como tú. No tienes dinero y tu familia es pobre. No tienes recursos para comprar tu propia caballeriza. Tendrías que comprar la tierra, los caballos y todos los recursos necesarios y, además, tendrías que pagar los costos del mantenimiento, No hay forma de que puedas lograr eso”.

El joven fue a casa y lo pensó durante largo rato. Incluso le preguntó a su padre qué debería hacer. Su padre le respondió: “Mira, hijo, tienes que decidir por ti mismo. Esa es una decisión importante, y no puedo tomarla por ti”.

Después de considerarlo durante todo un día, el chico entregó el ensayo a su profesor sin ningún cambio, y le dijo: “Usted puede mantener su mala calificación. Yo voy a mantener mi sueño”

Pasaron lo años. Un día el profesor, ahora próximo a la jubilación, llevó a un grupo de niños a visitar una famosa caballeriza que criaba algunos de los caballos más espectaculares del país. Y se asombró cuando reconoció al dueño. Se dio cuenta de que era el mismo joven al que había calificado el trabajo con una E..

Antes de marcharse, el viejo profesor le dijo al dueño de la caballeriza: “Cuando era tu profesor, hace muchos años, yo era un ladrón de sueños. Durante años le robé los sueños a los niños. Afortunadamente tú te las arreglaste para mantener el tuyo”.

No parece justo que quien está pagado para ayudar a crecer emplee su posición y su fuerza en destruir los sueños, en mermar las esperanzas, en destrozar las ilusiones.

¿Cuántas veces nos hemos equivocado en los vaticinios? Y, sobre todo, ¿cuántas veces hemos convertido esas profecías en hechos que las han confirmado? El profesor de nuestra historia acabó reconociendo, aunque tarde, su tremendo error y, humildemente se confiesa un ladrón de sueños. Eso le honra.

Qué hermosa tarea la de generar sueños, impulsarlos, mantenerlos y potenciarlos. A riesgo de que alguna vez no se cumplan, de que se produzcan algunas frustraciones. Habrá que ayudar también s superar esas decepciones, nacidas algunas veces de las adversidades de la vida y otras de la insuficiencias de nuestro empeño. Habrá que enseñar también que los sueños se construyen con esfuerzo, con fe y con una inquebrantable constancia. Porque alcanzar un sueño no es un regalo de los dioses sino el fruto de una fortaleza y de una una ilusión contrastadas.

Quiero pensar que los educadores somos creadores de sueños y no ladrones que se aprovechan de su situación privilegiada para arrebatar los que comienzan a formarse en el corazón y en la mente de sus alumnos y alumnas.

18 respuestas a «Ladrones de sueños»

  1. Me desvela el hecho de que los profesores podamos ejercer una influencia negativca recortando los sueños de nuestros alumnos. Es terrible pensar que se cobra un sueldo para hacer esa tarea destructiva.
    Con muchos diagnópsticos nos hemos equivocado. Es bueno, como en la huistoria, reconocer los errores y pedir disculpas por ellos.

  2. Miguel Ángel, es la primera vez que escribo en tu blog, aunque siempre leo tus artículos, porque llegan, divierten, y hacen aprender.
    He estado en varias de tus conferencias (creo que en cinco), personalmente, y la última vez te vi a través de un video, una conferencia del verano pasado en Santander. Todas ellas me encantaron, me hicieron reír y vibrar como si de un espectáculo se tratara.
    Me encanta la profesión de enseñar, y hoy quiero darte las gracias, por lo mucho que tu has contribuido a ello.
    Un profesor@, debe trasmitir lo mejor de sí, para que los alumn@s, se enamoren del aprendizaje, para que ir a la escuela sea como ir a una fiesta.
    Hoy día…, son muchos los chaval@s que abandonan por sentirse que son nul@s, Ahora doy clase a gente mayor y puedo comprobarlo cada día…, intento trabajar con ell@s para que eliminen esos viejos complejos que tienen “grabados a fuego”…, no es fácil, aunque al final si somos perseverantes, se consigue
    Gracias, por tu magia, por contar cuentos tan oportunos y geniales, por compartir tus libros (está genial el de POR QUÉ CAMINAR, CUANDO PUEDES VOLAR), y también por seguir TENIENDO SUEÑOS.
    Pienso que es lo que más deberíamos cultivar las personas para CREAR el universo donde queremos vivir, pero especialmente los educadores, porque nuestra ilusión, y ganas de materializarlos, puede cambiar la vida de todas esos niños que cuando tienen tres o cuatro añitos asisten a la escuela con toda la ilusión…, pero que depende de que les toque un maestr@ enérgico, creativo y positivo, para que lleguen a descubrir que son geniales, aunque no tod@s tengan el mismo tipo de inteligencia y aprendan de la misma forma.
    Es estupendo leerte.

  3. Acabo de leer este maravilloso artículo, y he de decir que me ha puesto los pelos como escarpias!
    Y al margen de los sentimientos que me ha provocado, quiero decir que es una verdad como un templo. ¿Cuántas veces los maestros no robamos los sueños de nuestr@s niñ@s? A veces es de manera inconsciente, pero otras lo hacemos a conciencia. Suerte que a veces nos encontramos con algun@ que se empeña en seguir con su sueño, y que acaban dándonos una lección, como ésta.

    Un fuerte abrazo.

  4. Robar supone engañar a otro. Robar los sueños es dejar a las personas sin una parte importante de la vida porque las personas están hechas de sueños. Mal asunto es robar cosas materiales, pero robar algo imposible de devolver es peor.

  5. Querida Mar:
    Gracias por tu hermoso comentario que nace de un gran corazón y una enorme pasión por la tarea que realizas con personas mayores. La educación es una tarea de toda la vida.
    Gracias también por lo que tu aportas en el blog ya que espero que sigas participando.
    Grcias, pues y ánimo a pesar de las dificultades que te encuentres. Un beso.

  6. Como siempre y para deleite nuestro, el artículo, sondea la mente, las acciones…y por qué no la inmovilidad, la estática paralizante de no reaccionar en el momento indicado, porque nos sentimos incapaces de participar en la construcción de esos sueños…que en última instancia como educadores,también son los nuestros. Saludos

  7. Los sueños son parte de la vida. Muchos se forjan en la infancia y en la juventud. Es una tarea educativa ayudar a forjarlos, a conquistarlos con esfuerzo t+y a saber reaccionar cuando no se alcanzan.

  8. ¿Qué hacer con quiienes roban los sueños? Pedir perdón es una parte de la justicia, pero no toda. Porque esos sueños difícilmente van a poder ser devueltos a sus propietarios. Habría que pedirles que hiciesen algo por sus víctimas, teniendo en cuenta que quien los roba es precisamente el encargado de potenciarlos y de que se llegue a su culminación

  9. Es una verdad como un castillo. Cuando yo estudiaba me dijeron que no servía para ir a la universidad y eso que tenía buenas notas, así que hice caso de la recomendación que le dieron a mis padres y pasé a FP. De mayor me he dado cuenta de que todo los proyectos que he emprendido los he llevado a buen término pero el complejo está ahí, arraigado desde niña. También de mayor descubrí el motivo de aquel consejo, pero ahora no viene a cuento dar explicaciones.
    Gracias por su defensa al alumnado. Felicidades.

    Irene

  10. Miguel Angel, gracias por ese don tan grande que tienes. Creas entusiasmo,esperanza y consigues que los demás disfruten. ! Chapó !
    Me parece increible que haya una palabra calificativa como nula, para algo tan sutil y tan lleno de recovecos como es la inteligencia humana. Cada día vemos injusticias tan asombrosas, que nuestro único refugio es dejar que nos caiga una lágrima.
    Y agarrándonos a nuestra capacidad tan maravillosa de soñar
    despiertos y que además es gratis, os cuento que hace unos
    años conocí a un médico majísimo que trabajaba con Médicos
    sin Fronteras y charlando nos contaba que él se dedicaba en su vida a lo que quería, porque su padre un día le dijo
    !Hijo, tu estás aquí, para cumplir tus sueños !

  11. Robar un sueño me suena como intentar conseguir o saciar algún deseo que sabemos imposible o muy difícil de lograr. No seria que el profesor deseaba fervientemente tener esos sueños tan definidos.???
    Se parece mas a un acto de ignorancia que a la maldad de frustrarlo en el otro. Lo que rescato es la fortaleza del niño para no frustar su sueño, aun ante la presion de un referente para el, como lo era su profesor.
    Este mensaje deja muchas cosas para analizar, y como siempre, maravillosos.
    Hacia mucho tiempo que no escribia por aqui, aunque leo tus articulos siempre.
    Un abrazo desde Bahia Blanca-Argentina
    Daniel

  12. Los sueños no se pueden robar. Es lo único que nunca nada ni nadie puede quitarnos. Pueden ser sueños imposibles, pero seguirán siendo nuestros sueños.
    Si se puede robar la posibilidad de soñar, la capacidad de soñar. las profesías de auto cumplimiento no nos quitan los sueños, nos quitan las posibilidades de soñarlos.
    Soñar es lo que nos mantiene entre la realidad y la esperanza, es lo que nos ayuda a caminar cuando el camino es difícil. Es lo que no deja que nunca bajemos los brazos.
    La escuela tiene en su currículo explícito e implícito el desarrollo de la imaginación. Que no lo haga es otro problema.
    Si miramos para atrás en nuestras vidas, de seguro encontramos muchos sueños soñados y cumplidos y otros muchos sueños sin cumplir. Son los que nos hacen caminar en su búsqueda.
    Claro que hay sueños imposibles, todos tenemos alguno en la mochila. Pero ellos también nos impulsan a seguir soñando.
    Para que los sueños se cumplan alguna vez tienen que haber sido soñados…

  13. Cada día me sorprendo con todo lo que mis alumnos y alumnas pueden saber, hacer y sentir. Me maravilla su manera de entender el mundo y de enseñarnos a vivir a los que imaginamos que “sabemos”. Mis chicos, a los que el sistema les ha robado los sueños y hasta la posibilidad de creer en sí mismos (PCPI modalidad especial, “fracasados escolar y socialmente”) con suficientes oportunidades educativas para vivir el “éxito”, poco a poco, van recobrando la confianza en sí mismos y el deseo de aprender… http://atenciondiversidadfuncional.blogspot.com/2010/05/v-encuentro-de-adolescentes-en-la.html.

    Miguel Ángel me ha alegro de volver a encontrarte a través de la red. Sigues llevando el estandarte de la coherencia y la reflexión pedagógica (será por lo de los ángeles…)
    Un afectuoso saludo

  14. Qué maravilloso artículo, como todos. Siempre he pensado que los sueños son lo único que NADIE puede quitarnos. Es cierto que los maestros a veces podemos desanimar a los alumnos, hacerles perder las ganas de seguir tras su sueño, aún sin danos cuenta, por esdo debemos ser cuidadosos, a veces hace menos daño jalar de los pelos a un niño que hacerle creer que no es capaz de alcanzar sus sueños.
    QUERER ES PODER, solía decirnos a menudo la maestra de 7º Grado a la que tanto debo.
    Yo misma soy una loca perseguidora de sueños, y si un día dejara de correr tras ellos , de verdad me sentiría como un pájaro con las alas mutiladas.
    Sueña y deja soñar. Vuela y deja volar. Sé libre y otorga libertad. Sólo así se es feliz aún en la adversidad. (¡Y vaya si las he tenido en estos últimos tiempos!)
    Un fuerte abrazo querido maestro. Desde Marull-Córdoba, el interior del interior del fin del mundo.

  15. ¡¡Hola a todos, hermosas reflexiones!!
    Hace muy poquito tiempo, una docente de la Universidad en la que curso, nos solicitó realizar un producción sobre las huellas que nos dejó el paso por el sistema educativo, en mi caso todas giraron alrededor de las actitudes docentes…
    Hoy soy docente y estudio para aprender a pensar, por sobre todo…
    Los docentes, además de enseñar a pensar, tenemos en nuestras manos las posibilidades de “ser” de cada alumno. ¡¡Que gran desafío y responsabilidad!!
    Gracias Miguel Angel por ayudarme a pensar…
    Bell Ville, Córdoba, Argentina

  16. Hola MIguel Ángel!Hoy fui una de los tantos educadores que estuvieron en la conferencia que diste en el auditorio Bustelo.Realmente me fascinaste,nunca te habia escuchado en vivo y realmente me hubiera quedado muchas horas más.Gracias,mil gracias por todos tus aportes a la educación ,me llenaste el corazón de alegría y me hiciste reflexionar sobre la pasión por la escuela,creo que algunos educadores son LADRONES DE SUEÑOS,PERO MUCHÍSIMOS MÁS SOMOS CREADORES DE SUEÑOS y la pasión por la educación nos corre por las venas.Cada vez que vengas a la provincia espero poder escucharte porque me quede con ganas de más¡Suerte en tu estadía por Mendoza!

  17. La situación a la que Miguel Angel se refiere, ocurrió hace bastante tiempo, en el curso 1973-1974 -creo. Se estaba poniendo en marcha la ley de educación de 1970. Una de las “novedades” de la ley fue la utilización de unas “fichas”, llamadas ERPAS, que debían reflejar la evolución de cada alumno y alumna. Se supone que con la idea de ayudar al profesorado a mejorar el aprendizaje del alumnado (aunque en 1968 Robert Rosenthal y Lenore Jacobson -Pigmalión en la escuela- ya nos habían puesto en guardia sobre “las profecías que se autocumplen). En aquel tiempo no había psicólog@s, pedagog@s o psicopedag@s en los centros, así que tanto lo bueno como lo malo era solo responsabilidad del profesorado. Un profesorado que tenía que rellenar una casilla que ponía: Inteligencia (C.I.). Y allí es donde yo encontré que un maestro o maestra había considerado que la de una niña de 8 años era NULA. Sí, lloré. ¡Cómo se puede poner a nadie una etiqueta así! Pero sucedió algo más importante y es que APRENDÍ. Aprendí a no juzgar con ligereza, a no poner etiquetas que pueden tener consecuencias tremendamente negativas para las personas, a diversificar mi mirada y a buscar siempre las fortalezas de los individuos (y los grupos) y no sólo las limitaciones. Así que desde aquí, lamento lo poco que la persona que escribió la palabra NULA pudo, probablemente, disfrutar de su trabajo como maestr@. Pero también le agradezco lo que contribuyó a que yo disfrutase del mío.

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