A mí que un periodista, como David Bollero, enfrente sus opiniones en una columna, y se genere un debate en el que intervienen los ciudadanos, incluso la propia alcaldesa, Encarni Anaya, aludida, a través de las redes, y que otro periodista, deportivo, en esta caso, Kiko García, responda y ofrezca su opinión, en otro columna, y que podamos cruzar unas y otras en la radio pública de Rincón de la Victoria, en Radio Victoria, con otros tertulianos, como Javier López, Kiko Guerrero o Víctor Carlo Magno…, a mí, digo, me parece un síntoma de buena salud pública y de regeneración.
Debatir es batirse con ideas siguiendo reglas, lo más lógicas e irrebatibles, para ver cuál son las más correctas y cuáles son inaceptables. En un debate no hay ganadores, ni vencidos. Son las ideas las que ganan o pierden. Como decía mi profesor de ética, Don Fernando Velasco, “hay que respetar las ideas, no las opiniones”. Las personas están por encima.
En Rincón de la Victoria, hemos vivido una semana vibrante de opiniones cruzadas. El pasado miércoles la Vuelta Ciclista a Andalucía salía desde la Casa Fuerte Bezmiliana. La caravana ciclista llevaba toda su logística propia, incluídas las azafatas. David Bollero no desaprovechaba la ocasión y escribía en Arrinconados sobre lo inconveniente de que un gobierno tripartito de izquierdas, que fomenta las políticas de igualdad, subiera al escenario junto a las coloridas azafatas, y vehiculaba el artículo a través de la alcaldesa, Encarni Anaya.
Para unos el artículo en cuestión fue inoportuno -justo cuando todos celebrábamos la fiesta del deporte-, para otros no fueron las formas -con un fake, a través de una columna de opinión, en forma de noticia, que llamaba la atención con un titular falso que se aclaraba al final del mismo-, para otros fue un artículo incompleto; otros, sin embargo, vieron que ponía el dedo en la llaga, que se escribió justo en el momento adecuado, cuando más atención podía llamar, que devolvía a la agenda el debate de la mujer y la igualdad, que ponía las cosas en su sitio…
Que se escriba una columna de opinión, que se haga una tertulia en la radio, un foro en un muro de Facebook y que se haga con libertad y respeto, dice mucho más de la sociedad en la que vivimos que cualquier otro gesto político. Por supuesto que no hay que estar de acuerdo -les puedo asegurar que no estoy en muchas cosas de acuerdo con David Bollero con el que trabajo en la redacción de Así Es-, pero hay que aprender a debatir correctamente. Eso de que se puede conversar sin corregir las ideas incorrectas me parece no sólo peligroso sino deformante. Saber cuándo es necesario dudar y cuándo no es necesario es un signo de inteligencia.
Esta semana, en Rincón de la Victoria, hemos hablado de igualdad, de nepotismo, de infraestructuras, de dinero público, en las redes, en los medios, en la calle, y se ha hecho gracias a las propuestas de periodistas, entre todos, ciudadanos y políticos, y eso es bueno. A pesar de los trolles y de los que no entienden que las opiniones son opiniones, más allá de la polémica, de las heridas que se abren con las palabras, de los interpelados y zafadores, que esto ocurra, que ocurra el milagro del debate es fantástico.
Debatir desde el respeto y la atención, desde la libertad, enfrentando ideas que sean demolibles o sustituidas, entendiendo que la opinión es la punta del iceberg del debate, y sabiendo que puedes perder, es alentador… Por ello, brindo porque esto ocurra, porque nunca ocurrió, al menos de esta manera antes en Rincón, y porque nos hace mejores. Estar o no estar en el debate ya te coloca en el debate. No hay escapatoria.
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