Bueno contra lo políticamente correcto

9 Ago
Gustavo Bueno, filósofo.
Gustavo Bueno, filósofo.

Hubo un tiempo, quizás no me creáis, en que los filósofos salían en la tele. En horario de prime time, se juntaban, bebían, fumaban y reflexionaban para todo un país. Yo era un niño. Recuerdo ver a aquellos programas, ver a Escohotado, Arrabal, Pániker…,  y recuerdo ver a Gustavo Bueno al que comencé a admirar, sin entender casi nada de lo que decía, puede que sólo por su presencia o su actitud. Este fin de semana, Gustavo Bueno fallecía a los 91 años de edad, justo dos días después de que lo hiciera su esposa.

Cuentan que Carmen  Sánchez y Gustavo Bueno, sentados en su estoico jardín de Niembro, en Asturias, enfermos en sus últimos días de vida, quisieron despedirse. Se dieron la mano y se sonrieron. Nada más. Supieron, de alguna manera, que estaban terminando su camino y se cedieron el paso.

Gustavo Bueno era un filósofo políticamente incorrecto. Podía decir cosas como  que «la cultura española es esencialmente analfabeta.», o que «mayor basura que la Bolsa no cabe imaginar en la evolución de la humanidad.», o también rozar líneas rojas diciendo que «una democracia auténtica debe instaurar la pena de muerte.» No tenemos que estar de acuerdo con todo. Faltaría más.

Como filósofo de reconocido prestigio Bueno desarrolló ideas de gran profundidad en campos como la filosofía de la ciencia, la religión o el materialismo filosófico. Sin embargo, también se involucró en numerosos debates de actualidad, proponiendo ideas tan originales como incomodas para muchos. Lo dicho: políticamente incorrecto. Algunos le recordaran como el filósofo de “Gran Hermano”.

Su hijo Álvaro informó de la triste noticia con un mensaje a sus conocidos: «Papá se acaba de apagar. Con un sol de matinal entrando a su habitación de El Cueto, lugar que tanto quería. Por la tarde se despedirá de Asturias en su biblioteca de Niembro, en la que tantos años trabajó… Las flores serán las mismas que las de mamá, que aún conservan el frescor. No pudo aguantar la pena de su mujer muerta». Una belleza fúnebre, áspera, pero belleza.

Gustavo Bueno fue autor de libros y artículos sobre ontología, filosofía de la ciencia, historia de la filosofía, antropología, filosofía de la religión, filosofía política, ateísmo y televisión. Siempre entre las ciencias y la historia de la filosofía. Siempre al filo. No hay otra opción.

Sin afectación, contra el confusionismo general, Gustavo Bueno y su materialismo han constituido un mapa del realismo español. Controvertido, sin duda, siempre. A veces, era un faro brillando en nuestro horizonte; otras veces, me parecía un agujero negro que, aún no estando de acuerdo con sus opiniones, nos llevaba a otros sitios, a otros escenarios de reflexión. Parafraseando a Oscar Wilde: “como fue genial, tuvo enemigos”.

Cívico, filósofo, áspero, excéntrico, brillante, político, valiente, intelectual, controvertido, sabio, políticamente incorrecto…, nos ha dejado Gustavo Bueno. Descanse en paz.

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