Mariano José de Larra, como un espejo en el que nos vemos, vagando entre máscaras, desengañado con el tiempo que le ha tocado vivir. “La sociedad es una reunión de víctimas y verdugos”, piensa, y acelera el paso. Nada le salvará. Ni su literatura, ni su inteligencia, ni el amor, ni su ansia de libertad… Un rato después, sólo quedará el vacío tras la detonación, un grito: “aquí yace media España. Murió la otra media”.
Esta semana, el pasado día 3 de mayo, se conmemoró el “Día Mundial de la Libertad de Prensa”. La idea: “fomentar la libertad de prensa en el mundo al reconocer que una prensa libre, pluralista e independiente es un componente esencial de toda sociedad democrática”. Se trata de un buen (mal) momento para reflexionar sobre la libertad de prensa y los diversos tópicos que atañen al periodismo y, por qué no, vincularlo con una figura tan evocadora como la de Larra, padre del periodismo actual.
Larra, amante de la libertad y la justicia, adelantado a su tiempo, generador de debates e ideas, excelso prosista, quizás el primer escritor moderno de nuestro país, nos recuerda que no hay crítica sin prensa libre, y sin crítica no hay sociedad libre. Como dejó escrito: “Libertad en política, sí, libertad en literatura, libertad por todas partes”.
Reporteros Sin Fronteras acaba de publicar su informe anual, una especie de mapa global, en el que detalla la lista de naciones “cuyos dirigentes pueden jactarse de haber amordazado la información”. Entre otros, ya conocidos enemigos a la libertad de prensa, se destacan los reincidentes Arabia Saudita, Irán, Corea del Norte, Azerbaiyán, Venezuela, Rusia y China, a los que se sumaron Egipto, Tailandia y Turquía.
Pero no hay que irse tan lejos. En nuestro país, la España que tanto le dolió a Larra, es cada vez más difícil ejercer la labor de un periodismo libre, independiente y honesto. Ayer mismo, se manifestaban los compañeros de El Mundo y Marca en Málaga, un ERE; podemos seguir la lista de agravios con contratos de trabajo humillantes, reducción brutal de plantillas, más ERE´s injustificados, intrusismo creciente, pérdidas progresivas de empleos, editores que abusan, cierre de medios…
Larra, como Quevedo, Valle-Inclán y Goya, fueron españoles especiales, diferentes y desarraigos que miraron nuestros males y los retrataron. Larra con un periodismo inteligente, orgulloso, escéptico, rebelde, mordaz, con una perspectiva satírica llena de compromiso, y con un resultado total en pensamiento, lenguaje, modernidad… En definitiva, una gran clarividencia , como un faro que ilumina a un país oscuro y confuso, aquel, este país.
Papeles de Panamá, TTIP, Watergate, Nóos, Malaya, Palau de la Música, Gürtel, Pokémon…, son sólo algunos de los casos que han sido llevados hasta la justicia por un periodismo de calidad. No es periodismo publicar un tweet en un timeline o compartir en un muro de Facebook. El buen periodismo requiere de buenos profesionales, de tiempo e inversión. No hay libertad sin periodismo, y sin libertad no queda casi nada.
Como escribió Umbral, otro gran maestro, “la vigencia de Larra es la vigencia eterna de una cabeza pensante en un mundo de estatuas descabezadas”. Adoptémoslo al día de hoy, o eso de que “aquí no se trata de saber sino de medrar” o bien, aquello otro de “creo que la palabra no puede ser jamás nociva”, o aquello de “instrucción, educación para este público”.
El Día Mundial de la Libertad de Prensa no es un tópico, ni un mero protocolo, es una llamada de atención al gremio de periodistas, a todas las instituciones y a la sociedad en general. La prensa libre, no es un regalo, es un derecho adquirido, justo y pertinente.
Por último, como reconocemos a Larra su brillante ejemplo, debemos reconocer y potenciar el sacrificio de tantos compañeros que no decaen en mantenerse firmes en su dignidad profesional. Por ellos, por nosotros, por todos…, conmemoremos, reflexionemos, hagamos algo por una prensa libre y de verdad.