En Facebook hay ventanas por las que hablamos, fotografías de perfil, de portada, fotografías desenfocadas, posadas, mejoradas, y enlaces, hay burbujas en las que conviven amantes clandestinos, reencuentros, posicionamientos, metáforas, pruebas irrefutables, anuncios, palabras, vacío, soledad y escaparate. De un tiempo a esta parte, también hay agujeros de gusano.
Un agujero de gusano es un túnel que conecta dos puntos del espacio-tiempo, o dos Universos Paralelos, como queráis. Facebook ha probado a notificarte tus recuerdos sin consentimiento ni aviso. La ciencia dice que nunca se ha visto un agujero de gusano y ni siquiera está demostrado que existan aunque matemáticamente, al parecer, son posibles. La idea es sencilla: un gusano que atraviesa una manzana por dentro para llegar al otro extremo, en vez de recorrerla por fuera. Facebook ha demostrado que los agujeros de gusano existen.
Facebook cree que a los usuarios de su red les gusta volver a ver fotografías antiguas y recuerdos que han compartido. Por ello, de un tiempo a esta parte, nos asaltan, cada mañana, con cápsulas de pasado. Un texto: “Roberto, tú y todos los recuerdos que compartes sois importantes para nosotros, por eso hemos pensado que te gustaría rememorar esta publicación de hace 2 años”. Y allí, la conexión con los recuerdos: rostros de arcilla que has olvidado, fotografías memorables, lamentables, souvernirs, viejos amigos, nuevos desconocidos, palabras lanzadas contra la nada, islas dóciles, el origen del disparo, un beso robado, naderías…
Decía Marco Valerio que “poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces”. Facebook ha creado los agujeros de gusano como atajos en el tejido del espacio-tiempo. Nos permiten unir dos puntos muy distantes y llegar más rápidamente que si se atravesara el Universo a la velocidad de la luz. Como véis, no hace falta dar la vuelta a la manzana.
Con todo, una cosa es que existan los agujeros de gusano (que existen como acabamos de demostrar) y otra muy distinta que puedan utilizarse para viajar en el espacio y el tiempo. Facebook nos da la posibilidad de otear por una mirilla algo de lo que fuimos pero no es lo que fuimos, ni si quiera nos permite ver todo lo que fuimos, sólo vemos una parte, distorsionada, vaga, impostada, inerme… Una foto de perfil no somos nosotros.
Es el inicio de la revolución del recuerdo. Dentro de poco se abrirán nuevos agujeros de gusano, más elásticos y funcionales, que nos permitirán conectar el presente, a través de Facebook, Twitter, Instagram, Dropbox, Foursquare e incluso la galería de fotos del teléfono para luego recordarnos qué sucedía un año atrás en cada una de las cuentas. Atentos porque se inicia una burbuja especulativa de la memoria.
Añoranzas, torturas, pruebas, yerros, hojas de ruta, descuidos, enmiendas, oportunidades que no volverán, cadáveres escondidos en armarios, nostalgias secuestradas… Cada mañana, al abrir mi muro de Facebook tiemblo ante la posibilidad de encontrarme con otro olvido, otra secuencia que se escurre por este artificioso agujero de gusano, desde otro lugar, en otro tiempo, para quedarse aquí un rato y alejarse, otra vez, quizás, para siempre.