Alfonso Vázquez, embajador de San Roque on-the-Rocks

15 Jun
Portada de Crimen On The Rocks, de Alfonso Vázquez.
Portada de Crimen On The Rocks, de Alfonso Vázquez.

Alfonso Vázquez es un periodista y escritor nada convencional. En ocasiones, parece un plumilla decimonónico, otras veces, como en su blog, un cirujano crítico de la ciudad de Málaga, cuando escribe novela, un genio del humor absurdo y del arte de doblar la realidad en espiral.

Alfonso Vázquez me regaló hace tiempo su última novela: Crimen on the Rocks, editada por Rey Lear. Una obra divertidísima, ambientada en San Roque On The Rocks, una colonia española ficticia y delirante al sur de Inglaterra, en el Condado de Devon, conquistada hace cuatro siglos por la Armada Invencible. Allí en ese pintoresco lugar, con patios andaluces y reminiscencias de la metrópoli ibérica, un lugar lamido por las nieblas inglesas, entre toros y flamenco, sobrevive la última colonia mundial de ardillas con dientes de sable (nombre científico, Smilodon sciureus).

Alfonso Vázquez tiene el arte de doblar la realidad, en espiral, de forma sutil, hasta situarte, sin darte cuenta, sin aspavientos, sobre un escenario absurdo pero muy cercano, con personajes variopintos, estrafalarios pero tan reales como los del TBO. Vázquez es un prestidigitador disimulado y muy divertido.

He tenido la oportunidad de entrevistar en varias ocasiones a Alfonso Vázquez y siempre he aprendido algo: dónde están las Islas Kiribati, el porqué de su bandera, la importante diferencia entre chusmón y majarón, o el verdadero origen del término merdellón (viene de Italia, no de Francia).

En San Roque On the Rocks, se narra el viaje express de Franco a la colonia “para darse un garbeo internacional”. Varios asesinatos, un comisario, Antonio Mompou, un periodista, un represaliado, la inminente llegada de la gran comitiva… conforman un retablo divertido, fascinante y crítico.

Alfonso Vázquez es un escritor, con mayúsculas, y un niño jugando. Domina su propio estilo, su material digamos, desenfado, sencillo, muy eficiente… Se trata de un gran narrador realista, que parte de la realidad y se adentra en ella para hacerla explotar hasta el desquicie, el absurdo total (en fin, la vida). Me niego a pensar que nada de esto tenga un sentido, una acerada crítica, un doblez en espiral.

Como dice Woody Allen, «la vida es un proyecto estúpido y sin ningún tipo de sentido, así que la única manera de sobrevivir es contarse mentiras.»  Alfonso Vázquez nos cuenta sus mentiras, que son juegos de niño (¿un Gibraltar español? Vaya idea) brillantes y cultivados, y una mordaz y delirante visión de lo nuestro, acomodándose en el papel de Embajador de San Roque on the Rocks o las Islas Kiribati, si se pone.

Alfonso Vázquez, al que admiro, queda claro, ¿no?, es un tipo muy divertido, apasionante, instruido pero no pedante, lleno de anécdotas sabrosas (como la anécdota del majarón que cagó en un retrete destinado al Caudillo en Málaga), entregado a su pasión “el arte de escribir”, que es el arte de vivir, y de investigar en nuestras calles, en nuestra ciudad, en nuestras familias, en nuestras grandezas y miserias pero contadas siempre con sabiduría, belleza y buen humor.

Amigo, Alfonso Vázquez, felicidades por su último libro, por su reciente cumpleaños, y , como diría otro al que admiro, el gran Kike Díaz, “arrójeme a sus pies”, y siga escribiéndonos la crónica de lo que somos con el doblez en espiral y el buen humor.

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