El mundo de la información no nos vacuna contra la manipulación: el poder es de quién maneja los resortes de la emoción –de esto ya hablamos en el post anterior-. El rumor, como los virus, como la gripe A, como un fake de Internet, siempre se propaga con más rapidez en entornos favorables.
Hagamos un ejercicio de regresión. Hace unos años la amenaza apocalíptica de la gripe A copaba todos los titulares de la prensa. La Gripe A se nos aparecía siniestra, como la nueva peste. La OMS declaró la pandemia mundial –cambiando los estándares habituales-. Saltaron las alarmas. El inicio del precipicio. Los titulares diarios. El miedo, otra vez, el miedo.
En Málaga, en el Hospital Carlos Haya, vi a gentes de ojos vidriosos, que tapaban sus bocas con mascarillas 3M. Parecía que estaba en Tokio. Al preguntar a una señora, sólo me contestó: “que me vacunen, a mí que me vacunen”. Dos niñas acababan de morir a causa de las complicaciones derivadas del virus y todos los padres se desesperaban al sentir el mínimo carraspeo de sus hijos. Como dice un amigo, “a veces la magia y el miedo no se distinguen”.
Entonces, también en estos días, fueron pocos los que apelaron a la prudencia. Aquellos que llamaban al análisis sosegado, al debate profundo, se toparon con un muro. Realmente, les fue difícil encontrar eco.
Quede claro que no intento minimizar los riesgos de esta gripe, el agente infeccioso más impredecible que se conoce, los riesgos existen, están ahí, pero España compró 13 millones de vacunas y solo utilizó dos millones. Sobraron 11.000.000 de vacunas –pongo la cifra en número para que se vea la contundencia de la misma-. Al final, la gripe mató a 350 personas en todo el país, frente a las 8.000 que antes morían cada año. No sé si saben de qué les estoy hablando: ilusionismo.
Meses más tarde, quedaron al descubierto vínculos financieros entre algunos expertos de la OMS y la industria farmacéutica. Un titular de El País, del 5 de junio de 2010, rezaba que la OMS ocultó que sus expertos en gripe A cobraron de farmacéuticas, y que el organismo no informó a los Gobiernos cuando les instó a reservar antivirales. Lo ven: prestidigitadores de Visa Oro.
El virus que se propagó no fue el de la gripe A, no, o sí en parte, pero sobre todo el virus que se propagó fue el del miedo. Una población desconfiada, y recíprocamente atemorizada, puede ofrecerse inerme. Los miedos son creados y alimentados por cualquiera que desee medrar, manipular, ganar dinero…
Conclusión: la OMS generó la alarma, los medios la amplificamos, la gente se estremeció, los gobiernos compraron por valores millonarios, los contribuyentes pagamos a toca teja y las farmacéuticas se forraron. Lo ven: magia, o mejor un negocio fácil y limpio, como salido de un laboratorio, aséptico ¿No creen?
Nota 1: Antes de la gripe A, una vacuna costaba 0,70 euros. La del nuevo virus salió por 7,30. Retornando el fantasma en estos días, ¿cuánto pagaremos este año por una dosis?
Nota 2, que es una idea al aire: Los gobiernos podrían crear y financiar instituciones que tuvieran los medios y la capacidad de ocuparse de este tipo de tareas. Eso eliminaría la sospecha permanente del “beneficio económico” de las grandes corporaciones farmacéuticas.
Es impresionante saber hasta donde se puede llegar por dinero a costa de los miedos. Yo me he vacunado por primera vez este año, pero leyendo las noticias tan negativas, vivo intranquilo y con síntomas de todo menos el de sentirme bien. Espero que pase pronto este invierno.