Esto se ha acabado

9 Oct

Aunque el oficio de pitonisa no me guste en absoluto, creo que puedo correr el riesgo de fantasear con el próximo final del proceso, a estas alturas ya convertido en caso tan judicial como esperpéntico. La marcha de empresas bancarias de Cataluña ocasionó que Atur Mas confesara al Financial Times que tal vez su país no estuviera preparado para independizarse, esto dicho por el mismo tipo que aseguró a sus monaguillos que el dinero jamás abandonaría Cataluña porque nadie huye de una región rica. Con los cacharros de comer no se juega. Una cosa es chillar por las calles con una bandera a las espaldas y otra arriesgarse a que tus ahorros sean manejados por personas de una solvencia intelectual muy dudosa, como son las sembradoras de odio y disparates de la CUP. Si a esto sumamos la manifestación y pruebas de cariño hacia Cataluña de quienes estaban callados y que al final resulta que eran muchas y muchos ciudadanos más de los que los secesionistas pensaban, creo que la próxima semana podremos dar por casi concluido este triste capítulo en la historia de España, a pesar de que a Puigdemont no le queda otra dignidad que una huida hacia delante ya que no es japonés. Imaginemos los pasos. A las hemerotecas me remito, para recordar que este extenso drama que ha escenificado la traición a toda la sociedad española se inicia cuando los jueces comienzan a empapelar a los Pujol por los casos de las ITV y otras minucias de podredumbre. Artur Mas, cuya incoherencia desvela su egoísmo, vio venir la poda de cabezas y quien poco tiempo antes había declarado que la independencia era cosa del pasado, ahora dio vía libre y financiación a toda esa caterva que lleva preparando este proceso desde hace décadas. Así no le importó ni la fractura social, ni que la nave fuese capitaneada por las velas del odio que es la peor manera de conducir cualquier asunto. Cuando pasó el testigo a Puigdemont sabía que entregaba el volante a alguien que ha exhibido sin pudor su reducida capacidad intelectual, aún menor que la de Junqueras, ahí tienen sus currículos, pero que ejecutaría su cometido sin reflexionar, cualidad propia de todos los visionarios que en este mundo hayan sido.

¿El final de esta película? Releamos el final de El Gatopardo de Lampedusa, es necesario que todo cambie para que todo continúe igual. La primera oferta, desde luego, será que todo regrese al principio, esto es, que los fiscales miren hacia otros lados y que el gobierno español aplique uno de los primeros puntos de la ley de transitoriedad aprobada por el parlamento catalán, esto es, una amnistía encubierta para los casos de corrupción investigados al norte del Ebro. Discursos emotivos en los que se incidirá en que no es hora de reproches sino de restauración de heridas y de búsqueda del camino común. Pactos municipales que restauren a los que siempre han mandado en Cataluña y regreso de empresas. Igual que los romanos realizaban sacrificios a sus dioses, también en este final debe de haber ofrendas. Los de la CUP y sectores de los republicanos se lanzarán a las calles al modo batasuno. El gobierno catalán, protegidos sus intereses personales, no tiene más remedio que enviar a los mossos para que garanticen el orden en las calles. Botes de humo, palos, disturbios en catalán, muerte de algún anarquista italiano, y entrega de los sediciosos a la policía nacional o la guardia civil. Ya están hermanadas las policías de nuevo. De todos los secesionistas, el único tonto útil que puede acabar en la cárcel, además de los antisistema, será Trapero figura incómoda en cualquier escenario de negociación. La Forcadell tendrá que ser recluida en el convento del que escapó. Fin. Una película de Berlanga, el Nostradamus español. Las crisis tienen sus efectos positivos, ya los veremos. A partir de los próximos presupuestos Cataluña aportará menos a la caja común del Estado. Todo el proceso ha sido urdido por quienes odian la idea de una sociedad española, pero ha sido promovido por una burguesía que hizo del “España nos roba”, un mantra demoníaco. Perderemos Andalucía, Extremadura y Castilla. Los ricos quieren independizarse de sus pobres. Parlem.

2 respuestas a «Esto se ha acabado»

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