Política cofrade

16 May

Me apuntaban la otra tarde unos amigos que había sido dura con la figura del cofrade porque exponiendo nuestras vergüenzas les dábamos armas a los no cofrades para que arremetieran contra nosotros. Pero viendo los hechos político-cofrades de esta semana pasada, incluso meses pasados, ¿No hacemos más daño de esta forma a nuestra imagen que con las palabras de un artículo de opinión?

¿Creéis que este mundo tan excepcional de las cofradías, donde hay tanto que sentir, creer, aportar y vivir, se merece que la turbia política ensucie sus raíces? ¿Tenemos que seguir la línea del «ver, oír y callar» para no molestar? ¿No somos capaces de reconocer públicamente que también nos equivocamos? ¿Existe un tabú cofrade que nos impide admitir nuestros defectos fuera de nuestro ámbito?

Son las actitudes y los hechos los que definen a un grupo o a una persona. Nosotros somos un grupo y no podemos despreciar por sí mismas las críticas. No debemos. Es más, es necesario. Pero desde el conocimiento y el respeto, porque incluso para criticar hay que tener criterio. Ya saben, aquello de que no ofende quien quiere, sino quien puede…

Hay quienes han utilizado las cofradías como auténticos lobbys cuando aún no se tenía ni educación ciudadana de lo que era un grupo de poder. Dentro de la política local, las cofradías han sido escalera de subida y bajada para figuras de renombre. Aún así somos un grupo cristiano que lleva más de cinco siglos instalado en Málaga y que, sin duda, hemos pasado por vicisitudes y malas épocas, como ahora, en la que nos hemos volcado en la caridad, con Cáritas, fundaciones, becas, que educamos en valores y tradiciones y que a pesar de lo que nos ha costado llegar hasta hoy, porque no nos lo pusieron tampoco fácil, hemos depurado defectos. Es cierto que seguimos teniendo muchos, pero estamos trabajando para mejorar.

Creo que todo cofrade lleva un político dentro porque son bastantes los objetivos a conseguir, pero la diferencia entre el cofrade y el político, es que el cofrade ya tiene un código deontológico, escrito hace 2.000 años y tuvo al más excepcional líder: Jesús.

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