¿Acciones fantasmales?

23 Jun


San Agustín. Cuadro de Ph. de Champaigne, siglo XVII

Parte 1.- El Tiempo

“Si no me lo pregunto, sé lo que es, pero si me lo preguntan, no lo sé decir”. Algo similar, (la cita no es literal), es lo que dejó escrito San Agustín en sus “Confesiones” acerca de la naturaleza del Tiempo. No parece ser mucho. Sin embargo, desde que se escribió eso y hasta la actualidad, numerosos y grandes pensadores han reparado en esa frase y la han repetido.

El último a quien  se la escuché, (en un programa de TV nocturno de la 2), fue J. L. Borges. Pero después de Borges otros muchos se han referido tanto a las palabras del hijo de Santa Mónica como al aparente enigma del tiempo. Centrándonos ahora en la referencia a Las Confesiones, demos los datos precisos : es en el libro XI, capítulo 14, donde San Agustín más extensamente aborda esa cosa enigmática del tiempo. Al menos, es a ese momento del fantástico libro que es “Confesiones”, (lo llamo “fantástico” por la extraordinaria modernidad de un libro escrito en el siglo V de nuestra era), al que se refería Jorge Luis Borges. A propósito del genial argentino, alguna vez dijo eso de que “antes, el espacio era mayor, porque el espacio se mide por el tiempo”, cosa indudable si atendemos a la creciente rapidez de las comunicaciones, “físicas” incluso y no sólo de contenidos informativos, entre las diferentes zonas de todo el planeta. Dejamos ahora esto aquí. Y retengamos que al final de este texto de hoy trataré de dar la cita, en toda su extensión, del texto agustiniano.

El tiempo es una de las grandes obsesiones de muchos pensadores, escritores, filósofos y científicos. Para los poetas llegó a convertirse en un tópico, por no decir que de obsesión pasó a ser gran obsesión. Desde aquel verso latino : “Sed fugit interea fugit irreparabile tempus”, ( : Virgilio, en “Las Geórgicas”), o el famoso “Collige, virgo, rosas” del poeta Ausonio, y que se integra en el famoso Carpe diem (literalmente , “Cómete el día”, devóralo), y hasta los versos aquellos de Góngora, tan populares en su día, de “Que se nos va la Pascua, mozas, que se nos va la Pascua”, animando a las mozuelas de su barrio ( : “amad cuando seáis amadas…”), a aprovechar el tiempo de juventud, pues luego llega la ¿amarga? verdad de la vejez. Dos verdades en apariencia encontradas, queremos decir que la una contra la otra.

Una idea que en un momento dado se me ocurrió y no recuerdo haber leído en otros es que, si Espacio-Tiempo es una Unidad constante, y el Espacio tiene al menos tres dimensiones, ¿cómo es que el tiempo va tener sólo una, una sola dimensión y ésta, además, uni-direccional? No tiene sentido : así planteado, no lo tiene., al menos no se lo veo. Y si lo que hacemos es sumar la dimensión “tiempo” a las otras tres espaciales…, ¡menos aún me parece tener sentido! Y me pregunto : ¿y si hubiera un tiempo “a lo largo”, otro tiempo “a lo ancho”, y otro tiempo “a lo alto”? Parece más lógico. Como veremos cuando nos centremos en la cita de San Agustín, ya el propio autor de “Las Confesiones” dice cosas “próximas” a esta idea. Pero, (me temo), más serán cosas “próximas” en tanto son “prójimas” : porque son otras cosas las que él dice.

Este sin-sentido se resuelve (provisionalmente) en la Física al concebirse una unidad espacio/temporal : lo que existe es el “espacio-tiempo”, unidad compuesta de las tres dimensiones espaciales clásicas más la dimensión “tiempo” adjunta a esas tres. ¿Un simple truco de la Ciencia? Pues depende. Si advertimos que determinadas “partículas virtuales” postuladas por Stephen Hawking (Oxford, 1942) se convierten en reales debido a la extrema e intensa fuerza ejercida sobre ellas, la cosa adquiere otros matices, y lo que concebimos como imposible se hace posible. es lo que pasa en el seno de un agujero negro, cuya enorme fuerza gravitacional convierte en real lo virtual, aun cuando sea por una minúscula porción de tiempo, pasada la cual la partícula devuelve la energía tomada de esa enorme fuerza gravitacional y desaparece. Esto parece un truco de magia.

Está la llamada “radiación de Hawking”, que permite, potencialmente, el nacimiento de materia a partir de la nada o del vacío, al ser posible (y nunca del todo descartable) que, a la vez que esa partícula virtual en el seno del agujero negro, se crearía otra fuera de dicho agujero, la cual ya no desaparecería.

Pero esto no es el tema que ahora se aborda : queremos reflexionar sobre algunas aparentes evidencias de eso que llamamos “tiempo”. Nada más. Y nada menos, claro es. Y sobre ese modo de reflexión queremos también hacer incidir otras ideas, algunas nuestras, propias, las más, tomadas de lecturas de clásicos y modernos, de gente como pueden ser J. L. Borges, Publio Ovidio, Juan Eduardo Cirlot, William Blake, Edgar Allan Poe… Sería una larga lista de autores, y éstos de muy diversos campos en su actividad.

La cuestión que de inmediato, – quizás -, se planteará algún lector es qué tienen que ver estos autores aquí citados (¡como quien enumera personas!) con el problema del tiempo y sus abordajes por Stephen Hawking. Y en eso, en parte llevaría razón, y en parte no la llevaría : hay algo en lo que debemos estar de acuerdo, antes de continuar, que es común a todos ellos y a otros muchos más que se podrían citar : la naturaleza de “ideación” que tiene en realidad todo lo que se construye a partir del pensamiento y la percepción de los seres humanos. Igual da ahora que se trate de números que de sílabas, de medidas en cifras, o longitudes, o latitudes  que de sentimientos expresados con palabras.

La literatura, (sobre todo, la poesía), las diversas teorías filosóficas, los ideales estéticos, las tesis políticas mismas, son ideaciones que fabrica la mente de los seres humanos, ante todo. Luego, pasarán a convertirse en materia de dogma, (: religioso, científico, estético, político o sociológico, eso ahora es lo de menos), y marcará épocas en la Historia de la Humanidad.  El ser humano no por ello deja de ser lo que anatómica y fisiológicamente es, ni tampoco de ir abriéndose paso hacia nuevas formas, o fronteras insospechadas, allá donde se instale.

Por un tiempo breve, o por eones : eso, tampoco ahora cuenta. Aquí lo que abordaremos ahora es algo que en el fondo tiene mucho que ver con cómo sea la naturaleza de esa “sustancia tan evasiva” que es la dimensión llamada “tiempo”.

Porque, en efecto, a poco que reflexionemos caemos en la cuenta de que si en determinados estados vitales la naturaleza de lo que llamamos tiempo se altera o se suspende, las cosas cobran otro cariz. En ciertas situaciones de la vida de los seres, de carácter constante y casi establecidas como una rutina, como algo propio de la misma “cosa” que es la vida, como por ejemplo el hecho del dormir/soñar, la sensación del paso del tiempo se altera. Unas veces no se percibe, por ejemplo dormidos y sin soñar, y otras se percibe de otra forma : por ejemplo, soñando, nos vemos de pronto instalados vivencialmente en el pasado. O en el futuro : en los llamados “sueños premonitorios” o de anticipación, aceptados por los científicos que estudian con metodología innovadora y ya exentos de determinados prejuicios. Como acaban de leer ustedes : aceptados ya en muchos ámbitos del mundo científico.

De estos estados, ¿dicen algo los que comentan y tratan de divulgar los “misterios” y las paradojas del mundo de los Quanta? Algunos, sí dicen. Hablan de efectos “fantasmales” (Einstein) cuando se topan con que, en el mundo de los Quanta, aparece de repente el problema de la conciencia, el de la observación capaz de crear un determinado fenómeno que no se daría si no se le observara, y hablan, finalmente, de los llamados fenómenos paranormales y de los estados alterados de consciencia. Así, vean estas palabras de A. Einstein : “No puedo tomarla (la teoría cuántica) en serio, porque… la física debería representar una realidad en el tiempo y en el espacio, libre de fantasmales acciones a distancia.” (La letra negrita, aquí, la ponemos nosotros).

Eso que acabo de citar está en la página 23 del libro “El enigma cuántico”, de B. Rosenblum y F. Kuttner, que ya se manejó en otra ocasión en este mismo foro de La Opinión de Málaga.

Es importante lo de “fantasmales acciones a distancia”, por la cantidad de fenómenos que en esas palabras se acaban viendo implicados. Volveremos sobre esto más adelante : en otras futuras entradas al blog. En cierto modo Einstein, en su interior, seguía siendo un físico clásico, de lo contrario habría contemplado otras opciones. Es una opinión nada más, claro, que en esto de la Física, como en materia Teológica, hay que decir lo de “doctores tiene la Iglesia…”

Ahora saltamos a lo que considero lo esencial en el texto total que se aborda, no sólo el de hoy, que se ha centrado en el factor-tiempo : la posibilidad de que existan determinados fenómenos, en estados oníricos, que no se pueden dar nada más que ese estado, y en consecuencia, y dada la cantidad de veces que tales cosas ocurren, y la variedad y amplitud de gamas que se dan se pueda llegar a plantear seriamente la posibilidad de que, en estado de sueño, la “dimensión tiempo” adquiera una elasticidad y permeabilidad que rompa su aparente uni-direccionalidad y lo que es “futuro y pasado” pueda verse, indistintamente, como “presentes” en un momento dado.

Porque es el caso que tales cosas se están planteando con absoluta seriedad, se está abordando su estudio de manera cada vez más intensa y con cierta consistencia científica : se acude a ensayos de laboratorios y se atiende a datos estadísticos. Y lo que antes era un mero dominio de poetas o de “iluminados” comienza a verse como una posibilidad realmente digna de estudio. La cuestión, aún está en el tejado y aunque hay ya muchos que la dan por realizada, la verdad es que nos queda, -creo-, camino por andar : no somos chamanes, ni tampoco sería deseable que lo fuéramos, imagino. Con los que ya haya, hay los precisos.

Nota bibliográfica.-

Las citas que hacemos a partir de ahora de “Las Confesiones” de San Agustín están tomadas de la Primera Edición, (en su undécima impresión), de la B.A.C. , que está anotada, -y con todo el añadido crítico pertinente-, por el padre A. Custodio Vega, (O. S. A.). Madrid, 2005.

No me resisto a dejar atrás esta cita, que aun cuando no tiene directa relación con lo que en este primer apartado del texto “¿Acciones fantasmales?”, que tendrá una parte 2ª, es sin embargo altamente expresivo de dos cosas : la una, la gran cultura humanística del Santo Padre de la Iglesia, y la otra, su íntima conexión con un pensamiento humanista a la vez que la increíble modernidad de un texto del siglo V de nuestra Era. Es esto cosa que difícilmente puede uno omitir al tratar de San Agustín o de sus Obras. He aquí la cita :

“¿Quid est cor meum nisi cor humanum?”

Esa frase del que fuera Obispo de Hipona tiene una gran resonancia, tanto clásica como moderna : recuerda a aquello que dejara escrito Terencio Africano por boca de uno de sus personajes de teatro, “Homo sum, nihil humani a me alienum puto” (: “Hombre soy, nada de lo que sea propio del hombre lo estimo ajeno a mí”), si no nos falla la memoria. Esto, más adelante, lo retoma el propio don Miguel de Unamuno y se hace eco de la frase y de la idea de Terencio. Otros autores, relacionan la frase con Plauto. Tal vez sea un lapsus o tal vez no : que frases tales o cuales pasen de una obra teatral a otra es relativamente frecuente. Plauto es más bien una fuente inacabable para el teatro universal  y así, tanto Molière, como Shakespeare, o la misma novela picaresca, (la obra de Plauto “El gorgojo” es el retrato de un pícaro), entre otros, beben en esas aguas.

Pero las citas que nos interesan ahora de “Las Confesiones” están a partir del Capítulo XIV del Libro XI :

¿Quid est enim tempus? / pág. 478 de la obra citada/; y más adelante sigue :

¿Quid est ergo tempus? Si nemo ex me quaerat, scio; si quaerenti explicari velim, nescio…

Y lo que trata aquí muy especialmente del tiempo,continúa hasta el capítulo XXIII, donde leemos esto de :

Audivi a quodam homine docto, quod solis et lunae ac siderum motus ipsa sint tempora... ( : “Oí de cierto hombre docto que el movimiento del sol, la luna y las estrellas es el tiempo…”).

Y con esto, lectores, dejamos aquí el tema, hasta retomarlo en  breve y entrar ya de lleno en lo que hemos llamado “Acciones fantasmales”. Gracias.


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