Ensayando con Sueños

5 Jun

Imágenes oníricas

1.- La posibilidad :

Una de las ventajas que tienen algunos libros, sobre todo aquellos que nos proporcionan datos e información suficiente sobre cuestiones que para ser estudiadas no precisan de instrumentos complicados o fuera de nuestro alcance, es que nos permiten tratar de indagar, de manera personal y directa, sobre algunas cosas que son realmente centrales en nuestras vidas. O que deberían de serlo.

Tal es el caso de algunos de los aspectos del sueño : que podemos estudiarlos directamente, hasta cierto grado de profundidad, sin necesidad de ningún otro mecanismo ni aparato, sino sólo con la propia observación. Sólo es preciso contar con la guía de algún libro, de algunos libros quizá, – pues nunca uno sólo lo contiene todo -, y decidirse a trabajar con método sobre un mismo campo : ése donde estamos nosotros mismos, y donde vamos a estar de por vida.

Y más aún : lo que de ese modo hayamos podido estudiar, observar, anotar y comprobar son cosas que pueden luego ser evaluadas y comprobadas por otras personas. En este sentido, tales tipos de observaciones cumplen los requisitos que la ciencia exige para que algo sea considerado como demostrado : que sea reproducible el experimento en cuestión, y observable por otras personas.

Si ustedes, por ejemplo, se atienen a las instrucciones, que son mínimas y  que aplicadas nos permiten recordar, cada día las cosas que soñamos, y bien pronto comprueban que en efecto van recordando sus sueños, y a continuación, dando un paso más, comienzan a proponerse una serie de pruebas o intentos para ver de dirigir estos sueños, ya un tanto a voluntad propia, hacia objetivos simples pero siempre preestablecidos, y lo consiguen, quiero decir que logran tales objetivos, lo que están  ustedes haciendo es experimentar con sus propios soñares.

Pues bien : tales cosas no solamente son posibles sino que, además son relativamente fáciles de llevar a cabo. Y esto es importante. Se puede ensayar con sueños, con los propios sueños, queremos decir, y sin correr peligro alguno. Ni en lo tocante a las cuestiones fisiológicas, ni en lo que atañe a cosas ya sólo psíquicas o de la propia salud mental.

Hay una condición previa : los objetivos deben ser, como se ha dicho antes, simples. De lo más simple que se pueda. Para alcanzar metas ya más complejas es necesaria además la guía y supervisión de un especialista, psiquiatra o buen psicólogo. Más que necesaria habría que decir imprescindible, para ser exactos. Sin un psiquiatra al frente de tales operaciones de cierta complejidad, ya empezaríamos a correr riesgos absurdos.

2.- El camino :

Como todo lector habrá imaginado, el camino en este caso es un libro. En el inicio mismo de lo antes escrito, ya se vislumbraba esto. Y no se trata de un libro de difícil adquisición, ni de lectura que requiera una especial preparación : cualquier persona con una cultura media puede acceder tanto al libro como a su comprensión. Y, a partir de ahí, entrarse ya la práctica misma de lo que hemos llamado antes “La posibilidad”. La obra en cuestión se publicó inicialmente en francés (en enero de 1985) con el título de “La révolution du rêve”, de Editions Dangles, y su autor es Pierre Fluchaire. Está traducida al castellano por Marga Latorre desde el año de 1992 con el título de “La revolución del sueño”, en Plural de Ediciones, S.A.

Esta obra en su portada misma, y a modo de subtítulo, dice lo que sigue : “Descubrir las riquezas del sueño y usarlas positivamente en la vida afectiva, espiritual y profesional”. Si como subtítulo nos parecería excesivamente largo, sin embargo como reclamo para el público interesado nos parece justo. Ni corto, ni largo, sino preciso, y bien ajustado a lo que luego encuentra uno en la lectura de la obra del autor francés, del que debemos por lo menos apuntar que se trata de un especialista en esta materia y que, además del libro que vamos brevemente a comentar, ha escrito otras obras sobre el mismo tema, como por ejemplo “El universo secreto de los sueños”, también de gran interés. Nosotros nos centramos en la que hemos citado al principio de este apartado.

Como no puede ser de otra manera en un tipo de texto concebido para su publicación en un blog, (textos, por lo tanto, que no excedan una determinada extensión), lo que haremos será básicamente poner ante el lector los datos suficientes para que por sí mismo pueda juzgar no sólo la naturaleza de la obra que se comenta, sino sobre todo lo que en ella puede encontrar y qué es lo que antes hemos llamado “camino”, es decir, aclarar lo suficiente como para que cada cual decida luego si la propuesta que se hace le es o no le es interesante. Y hacedera, al mismo tiempo. Y sin más preámbulos, entramos ya en materia.

3.- Datos de interés :

Ante todo, el autor de este libro es un consumado humanista, aparte de estar especializado en el tema que aborda. Basta con que analicemos la bibliografía que cita al final, para que comprendamos que son muchas más las obras leídas y estudiadas por P. Fluchaire, sólo que se ciñe a las que estima imprescindibles. Eso, es de agradecer : no trata de apabullar a sus lectores, y tampoco los deja un tanto “in albis”, como a veces ocurre. Nos da los datos precisos para que entendamos lo que propone y encontremos justificada la postura, teórica y práctica, que expone. Y no olvidemos lo que arriba hemos puesto como un “ante todo” : que el señor Pierre Fluchaire es un grande y consumado humanista. Sus citas a lo largo de toda su obra así lo demuestran.

Luego, coloca en el momento justo la cita adecuada, la frase oportuna, y apoyándose siempre en la autoridad  de otros maestros, desde C. G. Jung hasta H. Bergson, E. Morin o W. Dement, por no hablar de clásicos tan insoslayables como Artemidoro de Éfeso o como S. Freud, nos va conduciendo poco a poco al convencimiento de que, en efecto, nosotros mismos, observándonos y tomando las oportunas precauciones a la vez que las medidas que están a nuestro alcance, podemos convertir en un verdadero arte la función del soñar, que lo queramos o no, nos implica y afecta cada vez que dormimos. Entresaquemos, de las muchísimas posibles, estas palabras del autor que vamos encontrando a medida que leemos el libro :

“Este libro está dirigido a todo el mundo, excepto quizá a aquellos de los que Jacques Prévert ha dicho “que estaban muertos en vida”. Pero, nunca se sabe, los poderes de los sueños son tales que serían capaces de resucitarles.” (pág. 63).

Pero de todo lo que podamos entresacar, tal vez lo que sea de mayor interés ahora, al menos en nuestro parecer lo es, y lo que más pueda sorprender a algunos lectores, es esto : que los sueños están tan íntimamente ligados con nuestra vida, que en realidad no nos abandonan ni siquiera durante las horas que creemos estar en la vigilia plena. Hemos destacado nosotros mismos ese verbo, “creemos”.

Como ya puso de manifiesto en un Coloquio celebrado en Córdoba en 1979 André Virel (presidente de la Société Internationale des Techniques d`Imagerie Mentale), recordando la noción de un continuum onírico y la del sueño paradógico :

“El pensamiento onírico se desarrolla en estado puro y constituye la totalidad del pensamiento. En el estado de vigilia, su desarrollo aparece enmascarado por la emergencia de un pensamiento elaborado que lo rebasa. En el estado de vigilia relajada, el pensamiento onírico se hace accesible a la conciencia vigilante.” (Pág. 71).

Insiste el autor que los científicos modernos vuelven a tener en cuenta la concepción de que el sueño es una otra vida que nos acompaña durante toda la vida. Y destaca esta otra cita, ahora de Klein y von Wenin Paburg, y en la misma página 71 :

“Soñamos (pensamos oníricamente) las 24 horas del día de forma continua… sólo cuando la actividad del cerebro es intensa, el pensamiento elaborado, la conciencia verbal domina hasta borrar toda percepción de este pensamiento onírico continuo.”

Poco antes, en la página anterior, había citado algo que dejó dicho nada menos que el lógico y reflexivo René Descartes : “Sólo reflexiono tres horas al día, el resto del tiempo, sueño.”

4.- Concluyendo :

Los sueños son un estado aparte, un estado real, de nuestra psique y en nuestra vida. Forman algo así como un inmenso continente al que apenas prestamos atención por una serie de razones, explicables todas históricamente, y también por el género de vida que nos hemos construido o por mejor decir que nos han construido. No podemos prescindir de ellos, aunque los olvidemos, y sin embargo, si atendemos a nuestros sueños y les damos la debida relevancia, se hace real y posible un mejoramiento de nuestra vida en casi todos los sentidos : físico, psíquico, intelectual, social y profesional. Al comprendernos mejor a nosotros mismos nos aceptamos más y mejor, a la vez que nos cuesta menos entender a los demás.

Diseñando adecuadamente nuestra vida onírica en la medida en que ello es posible, (pues hay un límite en todo esto, y límite que no nos es dado rebasar ni mucho menos ignorar), podemos mejorar una gran cantidad de aspectos de nuestra vida en su totalidad : desde la erradicación de adicciones nocivas hasta la superación de circunstancias adversas con unas fuerzas y energías que tenemos, pero que a veces ni sospechamos siquiera que están en nuestro interior. Ese camino está abierto a todos : tomarlo o no, es cuestión que sólo a cada uno atañe. Pero señalarlo, nos ( o mejor dicho, me) parecía cosa conveniente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *