¿Acciones fantasmales?

27 Jun

Un sueño de terror

Parte 2.- El sueño

Algunos fenómenos que se producen en el universo onírico son muy similares a otros que comprueban los físicos en el mundo de los “quanta”. Eso es en este sentido : el comportamiento de algunas partículas atómicas se parece a ciertos comportamientos de nuestras imágenes oníricas durante el proceso de los sueños (dreams) mientras estamos durmiendo (sleeping).

“Hacemos” al dormir, (¿o mejor sería decir que “nos suceden”?), las mismas cosas, a veces, que vemos que ocurren con ciertas partículas : pasar de un estado o lugar a otro sin proceso de paso, como si se eliminara el espacio; o somos capaces de “volar” o de lanzarnos de grandes alturas sin que nada lo impida y como si fuera una facultad común y  nada extraña que poseemos; o “entramos” en el pensamiento de otro (u otros) sin esfuerzo alguno. Esto, por no citar más que algunos tipos de cosas, y no entrar en lo que ya se plantea también en el ámbito de los estudios de las partículas cuánticas : los fenómenos llamados “paranormales”, como la telepatía. Los “sueños de anticipación” serían un ejemplo típico. Y lo que C. G. Jung estudió y publicó en un librito impar : Sincronicidad. Volveremos sobre este libro, en posterior texto.

Sueño y tiempo tienen entre sí notables concordancias, algunas de las cuales trataremos de poner aquí de manifiesto. Las cosas que pongamos de relieve serán, o bien cosas que se hayan experimentado de manera bastante común en los sueños, o aquellas otras que sepamos han  sido contrastadas por investigadores del fenómeno onírico, y publicadas. En cierto modo se puede decir que “la paradoja del sueño” (P. Fluchaire, pág. 73 de su obra “La revolución del sueño”) son similares a “las paradojas de la física cuántica”.

¿Es eso así, tal vez, porque nuestro cerebro se activa durante el sueño de un modo extraordinario y dicha actividad se registra sobre todo en forma de ondas electromagnéticas? No creo que tal cosa sea de menor importancia : el electromagnetismo de nuestro cerebro no tiene por qué comportarse de ningún modo de manera diferente a como se comporta dicha fuerza elemental en todos los ámbitos donde actúe.

Estaremos de acuerdo en que el medio en que se mueven las ondas electromagnéticas cuando están en el seno de la masa encefálica es distinto del que tienen cuando lo hacen en el aire, el vacío, el éter, o en el interior de un cuerpo celeste, como nuestro planeta; pero un electrón es lo que es tanto en torno al planeta como en un laboratorio de Física o en el cerebro de un ser vivo. Determinar en qué medida influye el medio es una cosa, y otra muy diferente sería considerar los fenómenos electromagnéticos del cerebro humano aparte del resto de fenómenos que se den en el electromagnetismo : ¿Se ha puesto suficientemente de manifiesto la concordancia entre una y otra forma de manifestarse el electromagnetismo?

Hasta donde sé, los estudios de la llamada Programación Neuro-Lingüística (PNL) han insistido en técnicas de aplicación directa de métodos para potenciar tales o cuales ondas magnéticas en el cerebro humano, desde las ondas gamma (que se dan en estados de histerias; obviamente, no son deseables) hasta las beta, alfa, delta o theta, en progresión decreciente, o sea, de más a menos frecuencia de ciclos por segundo.

Antes de continuar, dejemos claro que para que se diera esa “revolución del sueño”, era primero preciso que se superasen los prejuicios en contra de esos fenómenos, prejuicios que desde los inicios del Cristianismo alentó la propia ideología religiosa (: los sueños, se pensaba, eran muchas veces directa intervención del demonio; hay íncubos y súcubos, etc.), y más tarde, ya en los albores del siglo XVIII, se vieron alimentados por la excesiva confianza en la Razón, que es algo así como “la luz” de nuestro espíritu, y que se pueden ejemplificar en esas representaciones de Francisco de Goya que llevan el lema típico de “El sueño de la razón produce monstruos”. Superados esos largos estadios del pensamiento humano, ya sí era posible abordar el estudio de los fenómenos oníricos desde perspectivas científicas e imparciales. Al menos, imparciales, desde luego. Y científicas, por supuesto : otra cosa nos dejaría ya en manos de la superstición, cuando menos. Pero sigamos.

Atendamos a estas palabras :

“Sé por experiencia que el fenómeno de la telepatía influyen mucho en el sueño, hecho admitido desde la más lejana Antigüedad. Es evidentemente muy simple oponerse a examinar los materiales que dan testimonio de ello y negar sus existencia, pero es una actitud muy poco científica que no merece ninguna consideración… He tenido ocasión de analizar bastante a menudo sueños telepáticos, aunque el significado telepático de algunos de ellos era desconocido en el momento del análisis.” (Jung)

Lo que el famoso polígrafo suizo, discípulo de S. Freud y auténtico revolucionador del psicoanálisis como método y como terapia, Jung, quiere decir con eso de que “… el significado telepático de algunos de ellos ( i. e. “de los sueños”) era desconocido en el momento del análisis”, es que cuando analizaba esos sueños ignoraba él, el propio analista, que se hubieran dado casos de telepatía. Además de este notable investigador, en centros como el Laboratorio de Biofísica de la Universidad de Moscú, citados los casos por G. Mathieu, “Dormez grâce aux traitements naturels”.

Y en los Estados Unidos, Robert van De Castle, en “Sleep and Dreams”, publicó los resultados obtenidos por su parte en estudios de los casos de telepatía onírica. Son casos ya paradigmáticos, y ahora debemos recordar que se llama caso verificado científicamente al que “aporta la confirmación de una correspondencia que se haya dado entre un acontecimiento alejado y su constatación por una persona.” (pág. 199, o. c. de P. Fluchaire).

Fluchaire cita un caso, un ejemplo que conoció de sueño telepático, el de  un escritor y periodista francés, Christian Charrière :

“Estaba soñando con una persona en medio de la noche, mientras ella se hallaba a 1500 kilómetros de allí; la vi en el borde de una pista de baile y pronunció una frase determinada.

Al día siguiente la llamé diciéndole : “¿Qué hacías sin bailar en la pista y por qué dijiste aquello?”.

La persona en cuestión estaba totalmente estupefacta porque efectivamente era lo que ella había dicho y la situación en que se hallaba a esa hora exacta.” (o. c. pág. 200).

Los ejemplos podrían multiplicarse, pues sólo este libro que ahora cito y sobre el que ahora me vuelco, da para ello. Y eso, sin acudir en absoluto a las propias experiencias, ni mucho menos apelar a las que pueda tener algún o algunos de los lectores de este breve texto. Pero vamos a dar ahora término al mismo, con esta cita, muy ajustada a lo que muchos estudiosos dicen de los sueños, y que pertenece a Friedrich Nietzsche:

“Queréis ser responsables de todo menos de vuestros sueños.

¡Qué lamentable debilidad!

¡Qué ausencia de valentía lógica!

Nada os es más propio que vuestros sueños.

Nada es más obra vuestra que ellos.

Materia, formas, duración, actores, espectadores,

en esas comedias.

Vosotros lo sois todo.”

Sólo habría que matizar algo : “comedias” o…,  ¡tragedias!

Abordaremos tanto los casos de sueños donde se producen otro tipo de fenómenos, tales como la solución de intrincados problemas, o el de los casos, normalmente solubles por sí mismos pero en ocasiones sólo curables mediante tratamiento clínico, como son ciertos sueños de terrores nocturnos y/o casos de “sueños de parálisis” : aquellos donde no es imposible movernos, por más que lo intentemos, y donde moverse es esencial, pues algo nada deseable nos amenaza. Sueños de parálisis y terror.

4 respuestas a «¿Acciones fantasmales?»

  1. Anoto.- Esta Parte 2. dedicada al sueño como fenómeno del vivir humano en concreto, y en un sentido amplio del vivir de muchos otros seres vivos del planeta, se complementará con otras más. Se tratará en todo caso de presentar textos de fácil comprensión y no muy extensos. El de esta vez, estaba ya algo pasado de extensión.
    Gracias.

    • Agradezco esta intervención, pues me orienta acerca de cosas como la extensión de las entradas o textos del blog, y sobre el interés que suscite. Muchas gracias

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