Ha sido todo un placer

2 Dic
Albert Rivera
Contra todo pronóstico, como siempre, Zapatero vuelve a ganar. No las elecciones al Parlamento Catalán -cuestión nimia que interesa sólo a los catalanes y no a todos- sino el encuentro Madrid-Barça por una incuestionable paliza 5-0; lo que sí supone un serio asunto de estado para todos los españoles. Sobre todo, de estado anímico, pues, como sabemos, el equilibrio emocional patrio depende, en gran parte, del desenlace de esta clase de encuentros –o desencuentros- y es de esperar que más de la mitad de la población nacional se halle abatida a día de hoy por una derrota tal que no pueda minimizarse en el apoyo de argumento alguno. Ni el arbitro, ni el mal día, ni un mal de ojo de la bruja Piruja; una paliza como la copa de un pino.
En tanto, Zapatero, el Óscar al “perdedor del año”, derrotado oficial de todas las batallas, va y gana la guerra con una goleada que sobrepasa incluso los dictámenes de su proverbial optimismo. Ha perdido su partido en Cataluña, pero ha ganado la partida en el Camp Nou y, si bien, se haya de decir que no ha sido el autor material de los goles, resulta que tampoco era él el candidato expreso por el PSC. En ambos casos, iba de hincha espiritual y se le quedó en un 1-0. Tan mal no le salen las cosas después de todo; lo suyo son los repentinos golpes de efecto, la chiripa milagrosa del último momento, tal y como si, de verdad, tuviese un Ángel de la Guarda o hubiese nacido con una flor donde ya saben (¿será una rosa, será un clavel?). ¿Será que es capaz hasta de ganar las próximas elecciones, después de la que le está cayendo?
En fin, que nos alegramos de la victoria del Barça, no tanto por Zapatero ni por el propio Barça –que no es cuestión de granjearse más enemigos, mayoría nacional, si se trata de madridistas- sino por el entrenador, Guardiola, en cuestión, del que nos declaramos admiradores confesos. Por su eficacia, su constancia y su honestidad frente a la prepotencia, chulería y pésimo talante de ese tío sieso y antipático que es el portugués Mourinho. Nos reconforta comprobar que, al menos, en el fútbol, hoy por hoy, triunfa el juego limpio.
La política, en cambio, empieza a ensayar nuevas reglas de juego, cuando los, digamos, recursos tradicionales, parecen ya agotados. Se trata de estrategias, en el fondo, rancias como de publicidad franquista, en la que, lo mismo por venderte un tractor que una botella de brandy, te sacaban la imagen de una tía medio en pelotas. Me refiero, claro está, a la Campaña Electoral en Cataluña, que he seguido con placer –sexual, como no podía ser menos- y de la que no he comentado nada antes por no manipular la opinión de los votantes, por andaluces y excluidos que estemos y, porque, visto lo visto, para soltar morralla mediática ya está el Wikileaks. Que una cosa es la libertad de expresión y otra el libertinaje. Y el despelote; precisamente a lo que íbamos, al despelote catalán de marketing previo a los comicios, que ha sido una auténtica pasada. La verdad es que la política al desnudo tiene su aquel. Piensen, si no, en lo majos que quedaban esos “Ciudadanos”, todos despelotados en el cartel, junto a su líder. Aunque, francamente, las señoras aquí presentes, hemos echado de menos un solo de clarinete de Albert Rivera por repetir la jugada del 2006, que quedó en memoria de más de una, según se vio en “Tengo una pregunta para usted”, donde cierta fémina propuso al susodicho que volviera al desnudo y se dejase de programas. Sin desmentir de la delicadeza y complejidad atribuida a nuestro género, también tenemos derecho, a veces, a ser algo primitivas, de modo que, donde un real mozo se desnuda por decir “votadme, que soy auténtico”, podamos entender “votarme, que estoy muy bueno”. Es lo que tiene vender el cuerpo, aunque sea a cambio de votos. Se tergiversan las cosas.
Pero no todos los candidatos que se despelotan son unos pelotudos, lo que pasa es que con antecedentes como la Cicciolina y ejemplos del tipo “Femen” ucraniano; esas chicas que a la primera de cambio se quitan el sostén, como “sostén ideológico”, para reivindicar cualquier cosa, tendemos a meterlos todos en el mismo saco y darle más credibilidad a las corbatas.
Resumen; gracias a la campaña electoral catalana y a Montilla –no todo fue en vano- hemos descubierto que la expresión “erótica del poder” no tiene nada de figurada y que incluso hay placeres que no son prohibidos; uno ejerce su derecho al voto, como está mandado, y, del efecto, le da plena satisfacción a la libido. Si bien, muchos pensamos que aquella mujer que desfallecía del orgasmo al meter la papeleta en la urna, estaba votando en blanco ¿no es cierto?

P.D: Gracias a esta web por ponerme la imagen de Bardem por encima del artículo. Nunca lo había tenido tan cerca. Por favor, dejadlo otro poco por aquí.

2 respuestas a «Ha sido todo un placer»

  1. Sin duda votaré en blanco como vengo haciendo, muy a mi pesar, durante ya largos -y fríos- años. Aunque, dudo que se me agracie con un orgasmo, lo que no por otra parte no estaría nada mal como incentivo al voto útil. Te quiero, lo he pasado bien leyéndote. Un beso

  2. ¡me abstengo!…

    pero el artículo me ha parecido “políticamente gracioso”, ya que la política y los políticos son lo mas parecido a un circo…

    ¿Quiénes son los payasos?…

    ¿El domador?…

    ¿Las fieras salvajes?

    ¿El maestro de ceremonia?…

    ¿El equilibrista?…

    etc…

    ¿cuidado con las respuestas?…

    ¡Saludos Lola!…

    Seymour.

    P.D.:Esperamos con ansia algún día justicia para todas las injusticias…y tus libros…con paciencia…

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