Me gustan los toros

29 Jul

Me gustan los toros, por eso no quiero que los maten. Cierto es que hay otros animales que me gustan; el cerdo, el cordero, la ternera y, sobre todo, aquellos que da el mar, pescados y mariscos, que, cocidos o a la plancha, están para comérselos. Por supuesto, que ellos también son criaturas con vida y que su presencia en el plato, requiere previa matanza. Pero no hay color entre este modo de matar o de morir; por dolor inmediato que pueda causar el anzuelo o el cuchillo del matarife. La tortura a la que está sometido un toro durante el tiempo que dura una corrida –ni idea de cuánto, porque nunca pude ver entera una faena- con sibilinos y sádicos preámbulos de picadores y banderillas, no tiene nada que ver con el golpe seco y preciso del oficiante que, sin sádicas florituras, manda con premura al animal al otro barrio. No es que la segunda forma de matar, aunque más piadosa, me complazca.
Si la Naturaleza no nos hubiese hecho omnívoros, si el cuerpo no necesitase las proteínas de la carne para sus defensas, abogaría por imponer el vegetarianismo por decreto, pero las leyes del organismo humano mandan que la criatura de dos pies coma de todo y ésa sí que es una tradición rancia y sin enmienda, desde el origen de los tiempos. Sin embargo, todo lo que no sea matar a un animal por motivos de mera subsistencia, como objeto de simple diversión, por más que el hábito lo perpetúe con nombre de tradición, no se sostiene sino como proceder cruel y salvaje. Y lo que digo no es opinión catalanista, sino parecer nada menos que del propio y oficial, “Padre de la patria andaluza”. Así, Blas Infante, en sus “Diez mandamientos de Dios a favor de los animales” decía:
“Amarás a los animales porque son como tú, criaturas vivas de Dios.
-No los matarás sino cuando esto sea necesario para tu vivir, porque con esta
condición los puso bajo tu poder el Dueño de todas las vidas.
-No los atormentarás porque sufren. A fuerza de energía de amor se amansan.
-No te divertirás a costa de su dolor porque el dolor innecesario es el
Enemigo de Dios sobre el mundo.
-Nunca harás daño a los animales que deben ser sagrados para el hombre,
como los pájaros que salvan los frutos de los campos y que cantan la alegría de
la creación.
-Antes de matar o de martirizar a un animal, mírale fijamente hacia el fondo
de sus ojos. La Piedad de Dios te mirará desde allí; y en el goce de esta piedad
estará tu mejor premio”.
Y no creo que, en lo tocante a los toros, se pudiese hacer alguna excepción…
Así, valga lo dicho para hacer tambalear ese argumento aprendido, según el cual, el Parlamento Catalán prohíbe las corridas de toros por estar en contra de todo lo español. Como si el resto de los españoles estuviesen encantados con la práctica de la tauromaquia o el antitaurino fuese menos patriota. A este respecto, convendría recordar que en el siglo más patriota de la patria –entendiendo por amor al país no ciego chovinismo sino auténtica preocupación por su progreso- un gran número de intelectuales, pocos catalanes por cierto, luchó por suprimir la llamada Fiesta Nacional. Y lo consiguieron. Precisamente, si aquella prohibición del toreo de tiempos de Carlos III, se hubiese mantenido, a estas alturas, ya se habría ideado otro tipo de Fiesta Nacional y, de paso, nos ahorraríamos muchos dolores de cabeza. Nuestra cultura ha sido durante demasiado tiempo una cultura de la muerte, una exaltación del sufrimiento y la sangre lo mismo en la arena de la plaza de toros que en la imaginería barroca con sus agónicos ecce homos, sus vírgenes de corazón apuñalado y sus mártires siempre a punto de algún escabroso sacrificio. No podemos renegar del pasado, pero tampoco perpetrarnos en él; hay hábitos del ser humano, que, por antiguos, no deberían pasar a ser tradiciones. Pues cabría entonces considerar que la guerra es también un elemento de arte y cultura universal, por cuanto ha inspirado a literatos y artistas, supone un despliegue estético en el campo de batalla, desde la rancia épica de Homero y etcétera, etc…sin embargo, creo que tanto antitaurinos como taurinos estarían dispuestos a prohibirlas por decreto ley. Ya es hora de crear una cultura de la vida; de revisar eufemismos como “Fiesta Nacional” y “Misión humanitaria”, donde la muerte acecha por los cuatro costados. Por su parte, algunos catalanistas dicen que en su Parlamento los animales tienen voz; será que los toros hablan en catalán y por eso, los demás no los entendemos. Yo entiendo en andaluz lo mucho que el toreo da de comer por estos lares, entre ganaderos, toreros y beneficiarios del turismo, estimando en la comida una tradición irrenunciable, pero, con todo ello, estoy a favor de los toros y, por tanto, en contra de las corridas. Es cuestión de sentimiento.

P.D: Parece que Forges es de los pocos intelectuales que, hoy en día, está mas a favor de los toros que del toreo. Te queremos, Forges.

15 respuestas a «Me gustan los toros»

  1. gracias, gracias a todos los que alzamos la voz en contra de este sangriento espectáculo y gracias a la prensa libre que publica nuestro sentir. Hemos dado un gran paso, y es indiferente la región de España que lo haya hecho….las demás seguirán ese camino, somos muchos los que luchamos por evitar tanto dolor, crueldad, miedo y sangre

  2. Vaya, María Luisa, menos mal que, entre estos comentarios, dicen algo sensato. A las mujeres, si no nos ponen los cuernos, siempre nos torean. Ole, amiga.

  3. Quizá haya faltado decir claramente que se trata de una ejecución pública, en la que participan hasta niños, aunque lo prohíba el reglamento. Vaya ganado…

  4. Hola:

    Estoy totalmente deacuerdo con acabar con este espectáculo y de hecho he firmado para poner fín a semejante barbaridad.Pero también he de decir que no se debiera comer carne de ningún animal.Yo la he comido durante 38 años hasta que ví lo que ví.Cualquier vaca,gallina,cerdo etc sufren y mucho.Los tienen estabulados viviendo un sufrimiento espantoso al igual que las gallinas,las ocas, los cabritos,los lechones.Por favor,se puede vivir sin carne y estar sano.¿Es que estos animales no sufren?No entiendo por qué se hacen estas diferencias.Si,el ser humano necesita alimentarse pero es innecesari alimantarse de carne.Entonces ¿Por qué hacer pasar por tanto sufrimiento a estos animales?Todos ellos son iguales y todos ellos se merecen una vida mejor.Solo trato con este comentario que se reflexione.Y me alegra enormemente saber que en cataluña pronto se acabará con esta fiesta.Espero que así sea en el resto de España aunque no entiendo muy bien por qué hasta 2012 no se pondrá fín a esta fiesta más bien propia de la civilización romana que otra cosa.Esto debería ser con efecto inmediato.

    Mis saludos a todos.

  5. El tono de los comentarios a este artículo, me da la medida de la talla humana de mis lectores y su gran sensibilidad. Así, cualquiera se anima a seguir escribiendo sin perder la fe en un futuro más justo y amable. Muchas gracias de todo corazón, os quiero!!!

  6. A la señorita/señora Lucia, MLuisa, Holden…

    ¿Porque en ves de leer los comentarios de los demas, no escriben un comentario propio?, ¡lo que ustedes hacen es “cotilleo” virtual de una marujona de barrio!…, ¡lo de Holden tiene delito…, muchas veces he leido sus comentarios…, ¡pero hombre!, ¡¿o mujer?!…, ¿porque no busca novia o novio en paginas virtuales de contactos o sale a dar una vuelta a ver si consigue ligar…, como siga por este camino…, ¡poco va a conseguir!…

    ¡Lucia!…

    ¡Voy de Torero!…

    quizas tambien de toro!…

    volviendo al tema en cuestion…el articulo de Lola “Me gustan los toros”…la solucion es hacer un espectaculo nuevo, con la tecnologia de hoy por hoy…, ¿porque no un toro electronico o virtual?…¡y un torero androide!…quizas no tenga mucha gracia, ¡pero les saldran chispas!…

  7. Sin olvidar; María, que se puede comer carne sin que ésta proceda, necesariamente, de las granjas. Basta salir al campo y cazar mediante las artes indias, por ejemplo; o, incluso existen granjas donde los animales andan por el campo sin estar enjaulados en ningún momento. Bueno lo que quería decir es, que se puede comer carne sin necesidad de maltratar al animal, sabiendo cuándo y cómo cazarlo para no dañar a la naturaleza, es decir, para no dañarnos a nosotros, las personas.

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