Ciudadanos ha propuesto desde y para Málaga una serie de medidas regeneradoras, 25 concretamente, que buscan reducir las deudas y racionalizar el gasto del actual equipo de gobierno del PP. Sin embargo, no expone su modelo de ciudad. Gracias a sus tres concejales, C’s tiene las llaves de Málaga, así como se entregaban en tiempos antiguos a los conquistadores. Explican que el consistorio malagueño no funciona, pero de modo inexplicable permiten que De la Torre permanezca sentadito es su tejado, maramiamiáu, como el señor Don Gato de la canción infantil, en lugar de articular acuerdos y confluencias con los demás grupos políticos apoyados por los votos de más de ciento treinta mil habitantes de nuestra urbe. Las últimas semanas hemos desayunado con noticias que indican el desastre en que los mandatos de D. Francisco han convertido la gestión municipal. La gerencia de urbanismo, una de las áreas que más dinero ingresa en las arcas munícipes, dejó de cobrar infracciones. Sus responsables, y ahí se cobra bien, son incapaces de organizar el motor. Policías y bomberos, descontentos. El área de movilidad urbana tarda varios meses en conceder el permiso de paso a quienes padecen la mala estrella de haber vivido desde generaciones en una de las áreas del centro que ahora haya sido peatonalizada, un escupidito más sobre la calidad de vida de esos malagueños a quienes el consistorio pretende centrifugar hacia otras esquinas mediante diversos métodos de coacción institucionalizados. Ciudadanos, Cassá dixit, se afilió con sus trío de ediles a esta corriente ideológico-mercantil que pretende entregar nuestra ciudad a las grandes marcas de hostelería y franquicias, a los fondos de inversión especulativos, y a esas manos angelicales que firman la bula para que las cofradías alteren, exasperantes, los asuntos terrenales con la excusa de atender a los celestiales. Si en los barrios se viviera mejor comprenderíamos esta definida política de Don Francisco, pero no, la pasta que generan los espectáculos, bares y pisos turísticos, se queda donde siempre tiene que estar, en los pocos bolsillos especuladores de quienes promovieron este escenario usurpado a la ciudadanía.
Ciudadanos en Málaga lleva uno de los nombres peor puestos que conozco. Por sus acciones, declaraciones e incluso ignorancias confesas sobre esta ciudad, este grupo semeja una de aquellas múltiples escisiones que el Partido Comunista sufría en aquellos años de la transición en el que el votante no descubría las 7 diferencias que distinguían original y copia, salvo en las siglas. Así sucede con la dirección de Ciudadanos en Málaga, en donde aún no se descubren corolarios distintos de los de D. Francisco. Ciudadanos se comporta como el cómplice necesario para el diseño de estos infortunios que laceran a la ciudadanía malagueña por una vía u otra. Y que cada quien incluya ahí, desde su imaginario, la vía que considere oportuna. C’s Málaga obtuvo el voto vicario de C’s España. El vecindario y Cassá padecían un recíproco desconocimiento; a pesar de ello, el recién llegado consiguió componer un trío de ediles gracias al nombre del partido más allá de Las Pedrizas y de Despeñaperros, donde Ciudadanos acoge el desencanto y la frustración del votante moderado del PSOE y del PP, junto con el prestigio que para la opinión pública no supremacista ha cosechado la valentía de Inés Arrimadas y sus colaboradores. El voto de Ciudadanos Málaga fue en su día un voto vicario que en las próximas elecciones municipales puede sufrir los estragos que le causen un PSOE recompuesto e ilusionado por el gobierno de Pedro Sánchez, junto con el previsible cierre de filas del PP en torno a la o el nuevo líder. La medida política más destacada de la gestión de C’s Málaga se limitó a la clausura del Instituto Municipal del Libro, donde se condensaba la purulencia de nuestro consistorio, según la inflexibilidad que exhibieron los Cassá’s boys frente a aquel asunto, casi de pandereta y pliego de cordel. Hasta ahora Ciudadanos ha actuado como el palanganero de D. Francisco y sus cuates. Para una copia, mejor el original.