De inmigrantes y autónomos

11 Abr

Asistí este viernes a un acto cultural en Cuevas del Becerro. Mi amigo Cristóbal González Montilla presentó un emotivo libro de fotografías de vecinos de aquel pueblo suyo al que gusta llamar su Macondo del Becerro. Para él, para muchos de sus habitantes, ese pequeño rincón de la Serranía de Ronda, un pliegue vital más de nuestra preciosa provincia de Málaga, constituye un universo en sí. Algo así como la mónada de Leibniz que alberga todo lo imprescindible del ser y la nada. Dormí en unas casas rurales y pude disfrutar paisajes agrestes lejanos y urbanidad a pie de acera. Un pueblo agradable. Limpieza, casas nada ostentosas pero en general con buena planta y construcción. Ninguna zona que exhibiera pobreza y sí algunas que reflejaban un buen nivel monetario dentro de un municipio que se percibía muy igualado y ajeno a señoritos. Pregunto por las fuentes de ingresos. Me encanta la respuesta que me dio mi amigo Salvador Gil, también oriundo de la Cueva, como llaman a su localidad. Cuando la situación económica estaba mal emigraba todo el que podía a Alemania, Suiza o Francia, luego regresaban al pueblo y se establecían ya con un capital para poder iniciar su negocio. Algo no funciona en la estructura económica de España para que aquellas primeras oleadas de emigraciones hayan sido un preludio para estas segundas. Como otros tantos trabajadores han demostrado de sobra su valentía para acudir allí donde el trabajo esté. Por encima incluso de factores emocionales y de familia tan articuladores de la social andaluza. Han luchado y han vencido aquella maldición bíblica de ganarse el pan con el sudor de la frente. La pregunta a la que no he leído ni oído respuesta razonable alguna a lo largo de mi vida ha sido a la de por qué Andalucía no crea empleo. ¿Por qué España genera tanto paro? En 51 años sólo he conocido un corto episodio de bonanza. Toda la Península Ibérica iba a ser asfaltada y España se iba a convertir en almacén de albañilería. Llegó el pinchazo a tanto disparate y el resto del cuento no hay que contarlo.

La emigración en sí no es negativa. Al contrario, es un camino para perder miedo al mundo y tener una visión panorámica. Sociedades como la británica acogen un inmenso número de inmigrantes a la vez que tiene dispersos por el planeta millones de sus ciudadanos. La emigración es una condena cuando no se puede regresar a la tierra para poner en práctica lo aprendido o para poder arrancar el motor de la economía local. Ahí es donde llega el desarraigo y la absoluta desorientación cultural y personal que hoy contemplamos en buena parte de poblaciones llegadas a Europa de más allá de sus fronteras. Un billete sólo de ida hacia el infierno de la supervivencia. La actual emigración española tiene un cariz distinto. Lo que no comprendo es por qué nuestras estructuras socio-laborales han organizado un sistema que prefiere inmigrantes a autónomos o emprendedores. En una de las páginas de ese Ministerio que con gran ironía se llama de Empleo y Seguridad Social, se pueden leer las condiciones para trabajar en Reino Unido. El mismo documento indica que ser autónomo en UK es más fácil que en España pues no se pagan una serie de tasas iniciales, ni el IVA hasta que no se hayan generado beneficios. Así a bote pronto, hago un homenaje en estas líneas a mis héroes Sergio y Penille, Dani Cabello, Belén y Susana que por un motivo u otro emigraron hacia aquellas tierras por faltas de oportunidades en estas. Los diferentes gobiernos de las últimas décadas e, incluso, una concepción sindical y de relaciones laborales obsoletas tal como demuestran los hechos, han edificado todas las trabas posibles para que se pueda crear empleo en nuestro país. Nuestro sistema prefiere la recaudación inmediata para subsidios paliativos que la generación de unas condiciones que permitan una dinamización económica como perciben nuestros emigrantes en las sociedades de nuestro entorno. Esperemos que su vuelta traiga consigo una visión y acción diferente que solucione de una vez esta maldición de Sísifo que condena a los españoles a nacer con una maleta en las espaldas.

Una respuesta a «De inmigrantes y autónomos»

  1. Leo el artículo mientras suena de fondo el runrún televisivo de los papeles de Panamá…, y descubro la cara de sorpresa de los periodistas q lo cuentan…, no sé, creo q excepto alguna sorpresa puntual, como en Valencia, todos sabíamos lo q pasaba con los políticos de medio pelo q atenemos, con ese aire aristocrático de bar y coca de los bancarios de provincias, y los pelotazos de las páginas de cotilleos… Fui de la 1a generación que salió fuera a estudiar y trabajar (varias veces) y pude volver a la dignidad de un trabajo con el q no llego a ni siquiera la mitad del mes. Me indignan estas situaciones y los políticos q las crearon y las favorecen. Estoy deseando q vuelvan los españoles de este 3er exilio, a ver si la cosa cambia…

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