Visiones de Málaga

4 May

Don Francisco de la Torre tiene su visión de Málaga. La oposición se limita a argumentar que ya se ha agotado. Un mantra dicho al aire por ver si impregna como incienso en Semana Santa. Con el puerto casi recién lanzado y un Centro convertido en un escenario, Don Francisco dispone de suficientes fondos paisajísticos como para que le confeccionen una amplia cartelería electoral de imposible imitación para sus tradicionales contendientes por el cargo que, además, compiten en esta ocasión contra nuevas formaciones que dispersarán las sumas de votos. Que los jóvenes partidos no sepan dónde golpear es comprensible, que los viejos tengan un discurso poco consistente es muy preocupante. El PSOE se comporta en Málaga como si estuviera peleando en las elecciones nacionales. Habla de políticas de empleo, como siempre, estable y de calidad, que es lo mismo que si exhibiera un programa de defensa, exteriores o confederación hidrográfica. Otra cuestión sería que el consistorio reordenara una línea de autobús para que llegase con frecuencia a un punto y allí se abrieran tres comercios. Una alcaldable tiene que hablar del autobús. La visión de Don Francisco corresponde a una ciudad-Tívoli, finalizada la época de la metrópoli que arrojó a Málaga, mediante especulación promovida por el consistorio de la Torre, hacia sus afueras. Málaga se ha convertido gracias a esa megalo-visión en una ciudad carísima de mantener. Una Málaga que recuperase sus espacios céntricos como hicieron Sevilla, Vitoria o Córdoba responde mejor a todo tipo de intereses menos, tal vez, a los de los propietarios de las grandes extensiones sobre las que se asientan las aceras de Teatinos y alrededores. El salto más allá de las rondas de circunvalación podría haber sido deseable tras la reconstrucción de Lagunillas, Carreterías o Trinidad con un tipo de vivienda y de diseño que no respondiera a los enclaves de protección social marcados por el ayuntamiento. Esa visión conllevaba litigios y expropiaciones, quizás de amigos, mientras que la operación de hipertrofia urbanística sólo atraía aplausos hasta la llegada de una crisis. Pensemos sólo en el incremento de la factura de combustible de los vehículos policiales, de bomberos o de limpieza.

La visión de Don Francisco de una ciudad-Tívoli ha arrojado réditos tempranos, sobre todo, para la legión de asesores y negociantes con museos e instituciones que están cobrando una pasta con la que jamás soñaron si no es por la generosidad de nuestro alcalde. Pero está rentando sus frutos. Por lo pronto, ya tenemos algunas zonas del Centro rehabilitadas como decorado para cruceristas, actuales sustitutos del ladrillo como fuente de ingresos. La prensa británica dirigió la vista hacia nuestra ciudad y la calificó como una nueva Barcelona lo que, independentistas aristócratas aparte, supone un gran elogio. Una ciudad cuajada de museos. Por una lado, se están realizando unas enormes inversiones que albergan una obra artística alquilada y de segunda fila en el noventa por ciento de los casos. Por otra parte, la visión de don Francisco sobre este asunto no va más allá que la del faraón que sueña su gloria y a quien le importa poco su pueblo. Ahí están los sueldos míseros de los trabajadores esclavizados por esos museos que pagan con sus propios impuestos. Ahí queda la ausencia total de arte malagueño en todos esos metros cúbicos de despropósitos. Barcelona tiene autenticidad, Málaga cartón piedra en alquiler. Nunca tantos metieron tanto dinero en el bolsillo a tan pocos. Sin embargo, frente a este cúmulo de despropósitos, la oposición no sabe qué explicar al ciudadano sobre un consistorio con nóminas bestiales para un gobierno personal en la sombra, o con virreinatos tan oscuros en su funcionamiento como el OMAU, del que incluso algún concejal no sabía su existencia, o con empresas como LIMASA, una propiedad familiar con la bendición de nuestro alcalde. Don Francisco tiene una visión y un decorado de victorias fotogénicas, lo que no queda tan claro es que tenga una oposición capaz de desvelar con nombres y apellidos esta parasitación programada de nuestra ciudad.

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