El maquillaje del difunto

16 Mar

Una serie de asociaciones están envolviendo de dignidad artística la miseria urbana de Lagunillas. Málaga tiene que estar agradecida por un gesto tan lleno de humanidad. La iniciativa es simple aunque de calado complejo. Allí donde hay un muro que contribuye a la degradación ambiental, se realiza una obra de arte que, tras horas de trabajo y maestría, da un significado nuevo a la relación entre viandante y acera, entre habitante y entorno. La labor que están haciendo esta serie de artistas es encomiable y espero que alguna vez las autoridades, de cualquier escalafón de las autoridades, se acuerden de estos trabajos a la hora de repartir medallas y galardones. Estas propuestas se basan en principios muy precisos y se están desarrollando en varias zonas urbanas del planeta. En algunas desde hace mucho tiempo. Tuve el honor y la fortuna de conocer a la brasileña Mónica Nador una persona energética y vital que con la maquinaria de brochas, colores y disciplinas artísticas está cambiando profundamente la violencia y la degradación moral de las chabolas de Sao Paulo. El nombre del proyecto deja clara su filosofía, Autoría Compartida. No existe el protagonismo cuando se pretende erigir una ciudad, esto es, un ámbito donde sus habitantes puedan desarrollar todas sus aspiraciones. El doctrinal del proyecto se fundamenta en cambiar la queja y la idea de que alguien arregle esto, así en impersonal, por propuestas gestadas y gestionadas desde el propio barrio que pretende el diseño de un futuro mejor, garantizado sobre el trabajo y la decisión de sus propios habitantes que son quienes padecen o disfrutan un espacio opresor, como una cárcel estética y ética, o como un lugar en el que vivir en todas las direcciones a las que este verbo tan plurisignificativo apunta. Repito que tanto el proyecto como los resultados son más que plausibles y Málaga debería de tener un gesto de gratitud con estos obreros de la imaginación tan desinteresados y tan altruistas.

Dicho esto, las favelas brasileñas tienen un origen y unas características que no son traspasables a Laguillas ni a gran parte del centro de Málaga degradado por voluntad municipal. En Lagunillas se pueden hacer unas preciosas intervenciones del llamado arte urbano porque las casas y sus muros están abandonadas desde hace décadas y a pocos metros del teatro Cervantes o la casa de los Picasso. La estampa urbana es de vergüenza. Aceras y asfalto abandonados, miseria arquitectónica, excrementos y basura, definen un paisaje que se debe en exclusiva al diseño de una ciudad mal realizado para bien de la especulación. Durante la gran eclosión de los ladrillos en la economía, los ayuntamientos se convirtieron en agentes inmobiliarios. La gloria de los alcaldes se calculaba en piscinas, polideportivos, rotondas y censo de contratos municipales. Málaga no iba a ser menos, sino más. El ayuntamiento, bajo Celia Villalobos y Francisco de la Torre apostó por la expansión de la ciudad. Una rápida entrada de dinero mediante impuestos sobre recalificación. La rehabilitación del Centro habría generado inconvenientes como expropiaciones con procesos largos, inversiones en infraestructuras previas, lucha contra el ruido para conseguir un entorno habitable y otras zarandajas que dan pereza y molestan a amigos de los concejales, pero que en un medio plazo erigen un espacio saludable y de gasto contenido como Vitoria, Bilbao, Zaragoza, Sevilla o Córdoba. Ciudades por delante de Málaga en todos los aspectos de habitabilidad. Teatinos mató a Lagunillas y además la sostenibilidad dudosa de la ciudad. Pensemos en la factura de gasolina de la policía local, de los servicios de limpieza, o de la multiplicidad necesaria de parques de bomberos. El Centro tendrá que esperar décadas mejores para que su construcción sea rentable más allá de las viviendas sociales. Así, pintadito como quien espera una pareja incierta que ahuyente el tedio y las ratas. La intervención artística es permitida en esas calles como el maquillaje a los difuntos.

Una respuesta a «El maquillaje del difunto»

  1. totalmente de acuerdp con este artículo. Los murales están muy graciosos y bonitos, pero el probelma de Lagunillas es el abandono municipal; acerado en mal estado, escasa iluminación, calles SIN ASFALATAR! (se imaginaalguien eso en Córdoba o Sevilla?), falta total de vigilancia, etc. El ayuntamiento ha dejado que la zona se degrado con solares abandonados que nadie cuida, nidos de ratas y cucarachas. porque no expropian los que se puedan expropiar y obligan a cercar y mantener los demás?

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