Antes del toro

9 Mar

Arrecian las encuestas previas a las elecciones andaluzas, como la publicada ayer por La Opinión de Málaga, que al igual que otras pronostican el triunfo del PSOE, junto con la oposición crónica del PP, a la que ahora se uniría Podemos como 3ª fuerza, alejada de otros minoritarios como Ciudadanos e IU. Puede que algún otro llegue a entrar por la mínima en el parlamento, como UpyD. Escaños arriba o abajo, lo que cualquier sondeo destaca es el regreso del voto fragmentado como en una nueva transición. Las crisis económicas es lo que tienen, se convierten en máquinas del tiempo y la sociedad viaja años atrás no sólo en poder adquisitivo, sino en preguntas y respuestas. Hablar a toro pasado es fácil, así que hoy me pongo las gafas, túnica y tanga dorados, como de vidente televisivo, y dejaré por escrito mis previsiones antes de que el toro salga a la plaza. En primer lugar, debemos tener en cuenta que la sociedad española ha vivido y está sufriendo una situación económica y moral muy compleja que afecta a todos sus segmentos en un orden u otro. Por más que una parte de la ciudadanía no haya padecido los golpes financieros en sus espaldas, la corrupción que estos años han destapado, junto con la visión de otra parte de la co-ciudadanía sumida en la pobreza, han revuelto la conciencia de todo el mundo. En segundo lugar, la sociedad española tiene claro que, por suerte o desgracia, dispone de cuatro estratos de voto. Europa, España, región y municipio. Cada una tiene una significación y a cada una le concedemos una importancia a la vez que le demandamos unas actuaciones bien distintas. Bien o mal, pero es lo que hay. Las siglas y los programas adquieren mayor o menor relevancia según la lejanía. Así la persona que se presente a alcalde es fundamental sobre todo en municipios menores de cien mil habitantes donde el nivel de conocimiento privado del vecindario es muy alto. En las europeas casi da igual, será que falta pedagogía política; las estatales y autonómicas son las serias, pero con un doble rasero. No siempre coinciden lo que interesa en Madrid con lo que conviene a la región.

Dicho esto, considero que los datos surgidos de urnas previas no son extrapolables a las siguientes. Dirijamos la mirada a las andaluzas. Es fácil que el PSOE obtenga unos buenos resultados porque el PP no sabe condensar papeletas que vuelan indecisas entre los recovecos de las clases medias andaluzas. En múltiples ocasiones lo que se dice por parte de los populares al norte de Despeñaperros hunden los votos del sur. Los socialistas, tras décadas de poder, han tejido una red de voto clientelar temerosa de qué perdería frente a otras opciones. La sociedad andaluza ya ha demostrado con creces que es muy tradicional, pero no en exceso conservadora, ni respecto a discursos morales ultra-católicos, ni en políticas ultra-liberales, banderas con las que el PP del norte conquista otras zonas, a la vez que atemorizan estas. Por tanto, el PP se quedará por detrás del PSOE por dos factores, un candidato poco conocido por la mayoría, y una situación de miedo continuado ante Madrid. Virgencita que me quede como estoy. Respecto a Podemos, regreso al pasado. Recuerdo que tras la muerte de Franco, el PCE se nombraba como el partido. Así, a secas. Uno estaba en el partido. Otro votaría al partido. Y ya veríamos lo que haría el partido. Cuando llegaron las urnas, el PCE obtuvo 20 diputados en 1977 y 23 en 1978. Ahí se quedó la fuerza de los mítines, las pintadas, las casas del pueblo, las octavillas, las huelgas, y los repartos del Mundo Obrero. La sociedad española y andaluza no es extremista y, desde luego, no va a optar por este neo-comunismo, sino como ya lo hizo por el viejo, es decir, como tercera fuerza alejada de las opciones de poder. Se implantará, seguro, en algún municipio, pero ahí quedará todo. El resto, incluida IU fagocitada por Podemos, aparecerán como fuerzas minoritarias deseables en medio de esta fragmentación para que las coaliciones obliguen a la necesaria transparencia y al cuidado del tesoro público. El lunes, tras las elecciones pediré disculpas o confirmaré mis asertos. Que yo lo escriba, y ustedes lo lean.

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