Clandestinos

8 Jul

Los controles a empresas en Málaga han detectado más de 3000 trabajadores sin contrato, lo que significa una menor recaudación para la Seguridad Social, para Hacienda y, por tanto, una pérdida colectiva de riqueza. Además, esto muestra un síntoma de la irresponsabilidad con la que aún se conducen algunos negociantes, más que empresarios. Según me han dicho algunos pajaritos, durante estas inspecciones se producen escenas grotescas y chuscas. Cuando llegó el funcionario a aquella nave-almacén, el dueño obligó a un trabajador clandestino a meterse en el armario. Me refiero de modo literal a un ropero de cuatro puertas. A otro compañero le tocó como escondite un arcón de esos de cama a pesar de que estaba algo gordito y la panza sobresalía varios centímetros por encima del borde, hasta que el mandamás asustado cerró la tapa con ímpetu y le puso un colchón encima. Otro pajarito, me contó que cuando anunció su condición de funcionario inspector, una chica que se encontraba en aquel quiosco de bebidas, salió corriendo con la bandeja de servir en la mano. Suponemos que estaba siendo sobre-explotada; la obligaban a comprar sus propias herramientas. En algunos casos, la connivencia entre empresario y trabajador es necesaria; por ejemplo, cuando el operario cobra el subsidio de desempleo que tanto sudor cuesta a la sociedad española en su conjunto. Ambos hacen un buen bisnes. El currante sale baratísimo entre unas ilegalidades y otras, y su sueldo se multiplica sin impuestos ni otras cargas que afean cualquier nómina. En realidad la esclavitud como fenómeno jurídico se terminó porque los dueños de las tierras y fábricas hicieron cuentas y comprobaron que salía más barato un trabajador ajeno. Lo otro significaba gastos de comida, ropa, casas y seguridad que al final no compensaban más que en el aspecto estético de pasear a caballo entre cuadrillas de segadores, por ejemplo, que humildes se quitaban el sombrero ante el trote del señorito y cantaban algún blues. Con las cuentas en la mano, un tipo que se tiene que buscar la vida fuera de la finca y ofrece su esfuerzo a cambio de unas monedas es mucho más rentable. Si además, el mismo señor monta una constructora, un bar, una funeraria y un supermercado, los números se hacen redondos como la felicidad del rico.

Desde La Celestina, sabemos que las relaciones entre las personas se establecen en términos de beneficio, lo que abre una gran puerta a la amistad y a los cariños entre humanos, tanto como a los odios cuando el reparto de los billetes se considera que no ha sido el propio. El mundo se mueve por muy pocas cosas que podemos resumir en el triángulo, sexo, fama y dinero. Ahí se condensa la triste fórmula que condiciona cualquier acto humano. Legislemos, pues, como humanos. La explotación laboral y el robo que suponen los trabajadores ilegales sólo tienen un motivo dinerario. Las multas, altas sobre el papel, no son disuasorias de nada salvo para quien cobra un salario y le asustan los números de más de tres cifras. El mundo empresarial sabe que la Inspección de Trabajo en Málaga dispone de una cantidad insuficiente de funcionariado con misiones inspectoras. Y siempre está la posibilidad de meter un trabajador en un armario o en un ataúd si se terciara. El riesgo merece la pena. Pensemos en la lista de bares que hay en la provincia y cuántas inspecciones serían necesarias, y a qué horas, para constatar la corrección de todas las plantillas. En el caso de los trabajadores sin contrato que no cobran desempleo no puede haber connivencia, sólo desesperación por parte de uno y deshumanización por parte del otro. Seguro que la chica que salió corriendo con la bandeja o el que aceptó ocultarse en el arcón de la cama en contra de las leyes físicas incluso, tenían en el cuerpo un miedo insuflado por quien los admitió en la empresa. Si, como otros colectivos desprotegidos, el clandestino recibiera una indemnización obligatoria con carga al empresario al ser descubierto o al denunciar él mismo su situación, no se producirían esos apaños laborales ocultos. Existen porque pueden hacerse y son rentables. La condición humana.

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