La vara de Don Francisco

El sábado, Don Francisco de la Torre junto con su equipo de ediles tomó posesión de la vara de mando que lo acredita como alcalde frente a cualquiera que le plantee dudas sobre su cargo. Una buena vara es lo que tiene, finaliza cualquier discusión en un momento. Don Francisco ganó con una holgura tan grande las recientes elecciones que la vara más parece bate de béisbol, o garrote de la sota de bastos. Cualidades de una mayoría tan holgada; por un lado, los equipos de gobierno están cómodos para llevar a cabo sus medidas; por otro, se pierden mecanismos como el control colectivo de las instituciones e incluso una cierta y necesaria decencia que imponen las gestiones colectivas y vigiladas. Así, antiguos ediles como Manuel Díaz con un exceso de titulares negativos acumulados a sus espaldas (sólo hay que poner su nombre en cualquier buscador de Internet), o Teresa Porras con otro colmo de titulares y dramatizaciones en su cartilla de credibilidad política, ejercerán sendos cargos públicos por Don Francisco invocados como si se tratara de un hada madrina de cuento tocando sapos con su varita y convirtiéndolos en príncipes y princesas de esta nueva versión de Blanca Nieves y su montón de enanitos que se empieza a rodar a partir de ahora en la Casona del Parque. Cada mañana I go, I go, a trabajar los distritos. Con su vara como puntero, De la Torre ha señalado los principales ejes de su política para estos próximos cuatro años. Este paseante se sorprende de que un alcalde que ha dejado intacto a su anterior equipo y que en la anterior legislatura lo condujo como director de orquesta, batuta en mano, ahora diga que va a realizar recortes y a procurar transparencia en la gestión de los asuntos municipales. Un tusnami de dudas anega mi corazón y mi razón. Si sufrimos la crisis económica desde hace ya varios años, y Don Francisco era el rey de bastos de las arcas municipales ¿cómo no redujo antes esas fugas monetarias que, entre otros efectos nos colocan como la quinta ciudad más endeudada de España? A este paso veo a Don Francisco aporreando puertas con la vara y exigiendo a cada habitante de esta Málaga hipotecada los mil y pico euros que ha conseguido que debamos. Si es que una vara en propiedad da mucho juego.

En fin, las urnas hablaron y entre todos elegimos la configuración personal de este edilato cuyo responsable máximo ha visto la luz, según se desprende de sus declaraciones. Fue un día agradable y curioso el sábado. Mientras que el Ayuntamiento se constituía, un grupo de manifestantes gritaban consignas de protesta ante la sede institucional del Parque. Esos ejercicios de ciudadanía están bien y el de Málaga fue muy comedido, pero los colores políticos de un organismo público se deciden en las jornadas de votación, no en las acampadas; de otro modo, en el Festival de Benicassim -unos 40000 asistentes- designarían tanto al presidente del gobierno, como la política general de España. El caso es que a la misma vez que unos se constituían, otros chillaban para que no se constituyeran de cualquier modo, otros corrían una maratón que pasaba por detrás del Ayuntamiento, otros intentaban vender libros atenazados por los gritos de los manifestantes, y yo paseaba un sendero semi-campestre que circunda el pie de la muralla de Gibralfaro. No me gusta ser chivato (mentira, me encanta), pero ya que don Francisco y su vara en esta legislatura se pretenden parecer al dios Mercurio con su caduceo, corriendo por las calles de la ciudad para solucionar los problemas del vecindario, diré que a algún concejal anterior se le olvidó pasar por ahí hace mucho tiempo y aquellas laderas acumulan botellas, papeles y otras lindezas humanas. A ver si Don Francisco es capaz de soltar un par de varazos y su nuevo equipo anda por calles, callejones y caminos a conocer lo que hay en esta ciudad, además de los dibujos propagandísticos con que este consistorio nos dio la vara durante las elecciones. Ahora a ver si es cierto que los concejales de Málaga van a pisar sus calles.