Los ninis

8 Feb

sofaLa palabra nace, crece, se reproduce y muere cual ser vivo; entonces, alguien con poder y ganas para ello la entierra en el diccionario y años después un doctorando elabora su tesis sobre su etimología y circunstancias sociales que la alumbraron. El, por lo general, áspero saber filológico. Aunque de vez en cuando aparecen vocablos como el que hoy nos ocupa que si no dibujase tras sí melodías trágicas, narraría episodios bastante divertidos. Creo que surgió a partir de un programa de televisión.

El término ha gozado de gran fortuna derivada de su acierto en el retrato, mediante esa imagen sonora (ni-ni), de un concepto por una amplia mayoría percibido, pero no evitado a tiempo. Los ninis (ni trabajan, ni estudian, ni na) en la provincia de Málaga ya cuentan con quince mil afectados, no sé si en calidad de pacientes o militantes, que también tendríamos que preguntárnoslo. «Hola. ¿Trabajas o estudias?» «¡Qué va! Yo soy nini» «Ah qué bien, yo pisicis. Entonces ¿En casa de tus padres o de los míos? «Es que mi padre no usa preservativo…» «Bueno, a la de los míos». En efecto, las secuelas de esta pandemia suenan grotescas como peste bubónica, pero continúo mi pregunta. ¿A quién se debe esto? Si no fuera por el dolor que conlleva, alguna crisis que otra tampoco viene mal como purificadora de ideas y actitudes colectivas.
Durante la última década una legión de adolescentes se lanzó a los tajos de obra sin cualificación alguna. Sus coches tuneados atronaron durante los fines de semana con una filosofía de existencia que consistió en no atesorar ninguna filosofía sobre la existencia más allá de lo inmediato, actitud arropada por una familia que veía, tras tiempos de alacena en precario, cómo entraban los euros trasmutados en caprichos y ropa de marca. Todo ello auspiciado por una banca generosa con la oferta de plazos y tarjetas de crédito. ¿Esta generación de apariencia irresponsable podía hacer otra cosa? ¿Podían los chicos comprar una casa a precios con los que se han lucrado esos mismos que han hundido a la economía? En efecto muchos ninis disfrutaban mil euros en el bolsillo rodeados por melodías de sirena, como Ulises, que empujaban a gastarlos. Es incongruente que alguien nazca cigarra, la sociedad entera le ayude a comportarse como tal bicho y luego le reproche que no fuese hormiga. ¿Ganan más dinero los licenciados? ¿Se encuentran hoy ajenos al carné del paro? ¿Quién conduce el deportivo, la enfermera abnegada o la publifurcia televisiva? Los ninis aparecen ahora como plaga, en medio de una sociedad de consumo especulativo que no ha valorado ni el esfuerzo, ni el estudio, ni el ahorro, ni ha promocionado el valor de la educación y la enseñanza desde ningún punto de su maquinaria mediática, legislativa, o social. Las crisis no vienen mal si no se comportasen tan crueles. Ahí tenemos el espejo como Dorian Gray, un nini hiperactivo.

2 respuestas a «Los ninis»

  1. No estoy cierta en el origen de un fenómeno como este de los inanes ninis.Se me ocurre que la amargura o la dureza con la que los abuelos educaron a los padres haya sido vetada en la crianza de estos chavales,en forma tan extrema,que de seguro han evitado traumas pero también la posibilidad de calcificar sus huesos,que no se quebraran pero que tampoco les sostendrán ni les servirán para avanzar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *