¡Qué bonito es vivir en Málaga! ¡Qué perla en el sur Mediterráneo! Sobre todo cuando uno cobra el sueldo de un alto cargo municipal, con sus pluses y otras ventajas. El Partido Popular predica la austeridad para el gobierno de España. En Andalucía, Arenas se desgañita como cantaor flamenco con ayes por el gasto provocado de la Junta. El alcalde de Málaga ha constituido la casona del parque en cantón independiente y niega que sea prescindible cualquiera de los veinticinco prebostes agraciados con un sueldo mayor al suyo, junto con la legión de pescadillas rabiosas que se enmarcan en el apartado de asesorías y otros cargos de confianza, a los que desde estas líneas me postulo. Mi fidelidad a las causas se mide en función de los ceros en el cheque. La vida está muy mala, tanto que el afortunado gerente de Promálaga o la próspera responsable del Palacio de Ferias, nunca nombre mejor puesto, se han visto obligados a ingresarse a ellos mismos en sus propias cuentas corrientes unos beneficios de productividad a pesar de las millonarias pérdidas que ambos organismos arrastran. El Ayuntamiento paga. Si hasta le ha puesto un piso a la directora del Cervantes, como los legendarios señoritos de antaño. Eso sí, para que el derroche no se disparate, el concejal Briones suprimió la colección de poesía “Ancha del Carmen” y eliminó de hecho la “Monosabio”. En los mínimos ahorros se encuentra la clave del éxito financiero; ya saben, a veces, los loros comen mucho chocolate y se empachan y encima hay que dilapidar en astringentes.
A mí que me pongan un piso, no me pone, prefiero el dinero en mano y ya me administraré. Los Populares esgrimen ese discurso como ordenación de la sociedad, menos Estado y más libertad al individuo, es decir, menos impuestos aunque las prestaciones sociales disminuyan para que el trabajador honrado que arriesga su dinero no tenga que subirse menesterosos a la chepa o amamantarlos que es peor. Y tienen razón. Los pobres huelen mal sobre la chepa y chillan si se les quiere amamantar. Yo lo intenté con un par de chicas pobres. Don Francisco prefiere ricos en las espaldas de los malagueños. La caridad bien entendida. Con tantos cargos altos (quizás en estatura) al frente de la ciudad, el paseante no comprende por qué Málaga no figura al frente de alguna estadística positiva nacional. Nunca aparece entre las más limpias (Emasa), ni con mejores líneas de transporte público (EMT), y de su urbanización ya Mariscal dijo que era una ciudad de VPO (Urbanismo). Si el Ayuntamiento funciona como un equipo el alcalde debería contratar la plantilla de Vitoria, Gerona, Zaragoza, San Sebastián, Santader y la de cualquier otra ciudad de España. Casi todas, en casi todo nos aventajan. No estamos gobernados por los mejores, aunque sí por los mejores sueldos. Y los socialistas sin candidato aún. ¿Me querrá contratar el alcalde? ¿Me pondrá un piso?
El ayuntamiento paga
24
Sep