Como un decorado de neblina, recuerda los mimos de su madre junto a un osito de peluche blanco dentro de la cuna. Algo cambió. Nochebuena. Charles entra en casa y un fuerte olor a ácido le llega desde la cocina; mamá se bebió el coñac con que hierve la carne; como casi todos los días, lo ha vomitado. No está bien su estómago. Papá también se acostó hace rato; ronca con fuerza desde su mundo de sueños tormentosos; papá también bebe, más en fechas señaladas. Charles coge algo del frigorífico y enciende la tele; sube el volumen para no oír la de los vecinos. Pronto se quedará dormido sobre el sofá. Otra Nochebuena en su calendario adolescente. Por la mañana, sus padres aún tardarán en despertarse. Prefiere ir a la calle; desde hace unos años, los comercios abren todos los días y la Navidad es más divertida, dentro se está calentito y las chicas vestidas de rojo ofrecen porciones de turrón.
Charles
1
Jul