Se esfumó el sueño de 2016 pero sigue estando. Supongo que la resaca ha impedido que se oculten las banderas tan pronto como quisiéramos pues, de paseo, veo su figura iconográfica aún rondando en la desidia. Algunos símbolos permanecen incluso a gran escala, como la enorme pancarta que ayer seguía escondiendo la fachada del hotel Málaga Palacio. Habrá que dar tiempo a los operarios para que nos libren de recordar tanto infortunio, aunque hoy se haya convertido en un adorno navideño que angustia a mediados de enero. Hay que conceder a los responsables un desbarato de paciencia. A pesar de lo que duela mirarlo. Me imagino un resultado deportivo desfavorable en una gran pantalla publicitaria. Recuerda lo malos que somos, la peor suerte que nos acompañó o lo poco que nos ayudó el árbitro.
A mí, personalmente, la exclusión de Málaga en la carrera cultural hacia 2016 me ha afectado de forma parecida a como lo hizo que mi viejo ordenador siguiera funcionando el 1 de enero del 2001. ¿Y ahora, qué?, me pregunté. Casi dos años esperando y no ocurrió nada. Me quedé sin metas, sin futuro y sin miedo, que era lo peor. Pues ahora, igual. ¿Y ahora, qué? Yo no sé si habrá algo que tenga que ver con la aeronáutica o la biotecnología a nivel internacional dentro de 50 años, pero a mí me haría más llevadera la vida que mi ciudad aspirase a algo y que no se supiera el resultado hasta después de mi fallecimiento. Yo abogo porque Málaga aspire a cualquier acontecimiento mundial o europeo que se produzca después de 2046 y que se apunte ya. Da igual lo que sea. Si se sumó a lo de la cultura que no es uno de nuestros fuertes, pues a cualquier otra cosa científica, industrial o deportiva, que al caso…
Lo del la cultura no es que haya estado mal, es que ha sido muy corto. Y el fracaso no hay que achacarlo a nuestros políticos ni al árbitro. Es algo que va más allá, intrínseco a nuestra idiosincrasia. Desde mi punto de vista, que los responsables políticos de la cultura malagueña no sepan nada del asunto, no es novedoso. A veces, se puede sentir vergüenza ajena, como cuando se confunde en rueda de prensa a Dámaso Alonso –con el que acaban de charlar- con Dámaso Ruano, pero no es lo más grave. Yo les puedo asegurar que los encargados de coordinar la cultura de las tres instituciones que nos gobiernan en Málaga no saben quiénes son los artistas más importantes del momento a nivel mundial, pero tampoco a nivel europeo, ni nacional, ni andaluz, ni local en ninguna de las siete artes que manejan. Pero eso no nos ha dejado fuera de 2016, no. Tampoco ha sido porque nos haya superado Córdoba y no se pudieran elegir dos ciudades de la misma comunidad -¿Segovia y Burgos?-, no, tampoco. Ni se ha debido a que en cinco de las seis ciudades gobiernen ayuntamientos del PSOE, tampoco. Eso, como mucho podría indicar que las políticas culturales de los gobiernos socialistas son mejores que la de los gobiernos conservadores, nada más. La única y verdadera razón por la que Málaga no está ya en la carrera soy yo y el resto de malagueños de a pie. Sí. La tenemos los que no leemos, los que sólo vamos una vez al año al cine a ver explosiones en 3d, los que sólo vamos a conciertos gratuitos donde actúe Bisbal, los que acudimos en masa a los museos sólo un día al año porque es la noche en blanco, es gratis y habrá gente. Sólo nosotros, ni políticos ni árbitros. Málaga ha perdido porque los malagueños consideramos la cultura como un aspecto exógeno a nuestra vivencia. Y cuantos más museos Thyssen se monten, peor. Las grandes obras hay que cimentarlas y ese es el único y grave error de nuestras políticas culturales.
Por favor, señores de la cultura, quiten ya las pancartas, que duelen, y a otra cosa.
Este artículo da absolutamente en el clavo. Un saludo y gracias, señor Beneroso.
¿Quién quiere cultura, teniendo fútbol? Nos lo hemos ganado-perdido a pulso y a andamio.
Y ahora, con el desdén de la zorra aquella con las uvas, supongo que las iniciativas culturales (aquel Soho, aquellas incubadoras de empresas culturales, aquellas ayudas inexistentes), serán desechadas por nuestros administradores para fomentar el derribo y construcción indiscriminadas y el crucerista Mr Marshall que vendrá a tirarnos petrodólares. Manda huevos.
Completamente deacuerdo, por desgracia , y empatizando con el sentimiento de sinsabor que produce tan poco amor por «lo nuestro» en según qué circunstancias….
Sorprendente «articulo» de un advenedizo que se gana la vida basica y precisamente a base de lidiar y obtener fondos publicos de todos esos politicos que menciona. Normal que te quedaras como en el 2001, a ti y al resto de la camarilla politica os han quitado un gran pastel de fondos publicos que seguir malgastando.