La crisis de la pandemia se está prolongando durante tanto tiempo que se está haciendo crónica. Lo que resulta una contradicción in terminis porque una crisis es, por definición, transitoria. Una crisis es una coyuntura especial. Vivimos instalados en la crisis. No vislumbramos en el horizonte el momento en el que podamos vivir sin restricciones, sin miedos, sin malas noticias sobre contagios y fallecidos. Nos sentimos abatidos y cansados por la indefinida prolongación. Ya se habla de anulación de las procesiones de Semana Santa, ya se anuncia la supresión de los sanfermines, ya se teme por la libre movilidad en el verano…
Nos levantamos con malos datos y nos acostamos con datos peores. Hoy acabo de conocer que la cifra de fallecidos por la covid en España es la peor de toda la pandemia: más de setecientas personas nos han dejado para siempre. Con todo lo que ello significa de desgarro para las familias y de pérdida para la sociedad. En mi ciudad se ha cerrado hoy toda la actividad no esencial, con las consiguientes pérdidas para todo tipo de negocios.
Estamos luchando contra la tercera ola, pero empezamos a temer que haya una cuarta, una quinta, una sexta… Estamos situados en la playa de la desgracia. ¿Alguien piensa en que cesen para siempre las olas de este fatídico mar?
Cuando veo a los negacionistas estrellando su ignorancia y su estupidez contra los muros de la vida, cuando contemplo en la televisión esas fiestas multitudinarias que rompen la más elemental sensatez, cuando constato que no se respetan las normas que impiden el contagio, cuando oigo que hay resistencias a vacunarse y un lentísimo ritmo de vacunación, cuando veo a los políticos peleándose en lugar de avanzar juntos contra la pandemia, me pregunto por nuestro nivel de responsabilidad.
¿Cómo salir de esta crisis? Creo que solo nos va a salvar la responsabilidad. La palabra responsabilidad se construye etimológicamente sobre las raíces del verbo responder. Una persona es responsable cuando es capaz de asumir las consecuencias de sus palabras, de sus actos y de sus omisiones. Es responsable quien responde con su presencia, con sus hechos y con su vida a las consecuencias de sus comportamientos y de sus omisiones.
Cuando nos relacionamos con los otros, emerge la noción de responsabilidad. El otro es nuestro semejante y todo lo que hacemos repercute en él, seamos conscientes de ello o no. Nuestras palabras, nuestras acciones, nuestras omisiones tienen consecuencias. Y esas consecuencias afectan a los demás. Somos responsables de ellas. A mayor conciencia de esta realidad, aumenta la responsabilidad y también la libertad. Cuanta más conciencia tenemos de que lo que hacemos o dejamos de hacer repercute en los demás, más dueños seremos de nuestras decisiones y, por consiguiente, más libres.
La responsabilidad de todos y de cada uno nos hará salir de la crisis: responsabilidad de los políticos y las políticas, de los científicos y de las científicas, de los sanitarios y las sanitarias, de los docentes y las docentes, de los militares, de la ciudadanía en general. Estamos en manos de todos y todos están en nuestras manos.
Es más fácil descargar en otros (personas, objetos, dioses, circunstancias…) la propia responsabilidad. La culpa es del gobierno central, dicen los responsables de las comunidades autónomas; la culpa es de las comunidades, dice el gobierno central; la culpa es del gobierno y de las comunidades, dicen los ciudadanos y las ciudadanas.
La responsabilidad es una cuestión de actitud, una manera de estar en el mundo y de vivir la vida. Exige la madurez de ser dueño de los propios actos. Como lo es la culpabilidad. Hay quien se hace cargo de cualquier culpa que ande suelta.
Hay dos tipos de irresponsables. Uno es el que ignora o pretende ignorar que toda acción o toda omisión tiene repercusiones y, por ese motivo, se desliga de ellas. Otro es el de aquellos que, cuando se producen consecuencias negativas, de inmediato busca un culpable. Tienen la culpa los políticos, tienen la culpa los jóvenes, tienen la culpa los profesores y las profesoras, tienen la culpa los demás… Encontrar el causante le exonera de cualquier responsabilidad.
He releído para la ocasión el libro del argentino Sergio Sunay titulado “Elogio de la responsabilidad”. Sunay es reconocido especialista y consultor de vínculos humanos. En los diferentes capítulos va analizando las relaciones de la responsabilidad con la ética, la política, el lenguaje, la ciencia, los valores, el trabajo, la culpa, el poder, la felicidad, la madurez, el perdón, el amor y el tiempo. Dice en una de sus páginas: “El responsable lo es, en primer lugar de su propia vida. No la entrega en consignación a los demás para echarles luego la culpa de lo que hacen o no hacen con ella. El responsable no busca culpables y, por esa misma razón, contribuye a hacer más clara la vida de quienes lo rodean y más fluidos y armoniosos sus vínculos con ellos. Con su actitud mejora el mundo”.
La responsabilidad se educa. Nadie nace siendo responsable. Para enseñar responsabilidad, hay que vivir responsablemente. En 1970 decía Víctor Frankl, médico y psicoterapeuta austríaco: “No podemos enseñar valores, debemos vivir valores. Lo que podemos brindarles en su camino por la vida, es más bien y únicamente, un ejemplo: el ejemplo de lo que somos”. La educación se cimenta en el desarrollo de la responsabilidad. Lo dice Marcel Denis Forestier, con estas hermosas palabras: “Una verdadera educación, antes que nada, debe hacer un llamamiento al sentido de la honestidad y comunicar el sentimiento de la responsabilidad personal”.
Ghandi: escribió este hermoso y certero poema: “Cuida de tus pensamientos/ porque se volverán palabras. Cuida tus palabras/ porque se volverán actos. Cuida tus actos/ porque se volverán costumbres. Cuida tus costumbres/ porque forjarán tu carácter. Cuida tu carácter/ porque forjará tu destino. Y tu destino, será tu vida”.
Hay una relación estrecha entre felicidad y responsabilidad. Una persona responsable, sabe que su vida será el resultado de cómo eligió afrontarla. No dependerá tanto de lo que los demás quieran hacer con ella. Hacer elecciones conscientes y responsables nos hace protagonistas y saca la vida de los automatismos, del influjo de las circunstancias y del sometimiento a los demás. La responsabilidad desarrolla el cuidado de los otros, atiende los afectos. Decía el filósofo y orientalista Allan Watts: “la lógica, la inteligencia y la razón están satisfechas, pero el corazón está hambriento”. Tenemos que construir una sociedad más habitable.
La responsabilidad es un deber que contraemos en la convivencia con los demás. Solo con responsabilidad podremos salir del atolladero en el que nos encontramos metidos. Si todos y cada uno fuésemos responsables el contagio se frenaría en seco, nos vacunaríamos sin vacilar y pondríamos fin a nuestros males..
El siglo XX fue el siglo de los Derechos Humanos, este siglo XXI en el que nos encontramos debería ser el siglo de los Deberes Humanos. Se ha insistido tanto en que tenemos derechos, que nos hemos olvidado de que también tenemos deberes. Entre ellos, el deber de la responsabilidad.
Querido amigo y maestro:
También hay que elogiar tu constancia. Cada sábado nos regalas un nuevo artículo al que dedicas tu tiempo con la mejor intención.
Considero que el tiempo es uno de los bienes más valiosos. Dedicar tiempo a los demás te define perfectamente. Eres una persona muy generosa, lo cual valoro profundamente.
Ludwig Van Beethoven vivía entregado a su música. No había terminado una composición cuando ya había iniciado la siguiente. Es histórico el hecho de su capacidad de crear tres o cuatro obras al mismo tiempo.
En el ámbito de la pedagogía, a ti te ocurre igual. No paras de componer. Más de mil artículos en El Adarve, a la par que has ido escribiendo libros (más de ochenta), participado en conferencias y un sinfín de aportaciones.
¿Qué es lo que permanece en el tempo? ¿Qué es lo que trasciende?
Para mí, al igual que Beethoven es referente en su ámbito, Santos Guerra lo es en el suyo. Al mismo nivel. Tan grande uno en la Música como otro en la Pedagogía. Ambos con una virtud en común: la constancia. Ambos comprometidos en compartir con la humanidad los frutos de sus dones.
Elogio de la responsabilidad.
Un fuerte abrazo MÁS para tu familia de parte de la mía.
Feliz fin de semana a todos.
Querido Juan Miguel
Madre mía, qué madrugador. A las 7.58 estaba leído el artículo y enviado el comentario. Un sábado. ¿Tú no descansas? Eso es diligencia.
La comparación me desborda, me supera, me acompleja. No puede establecerse con justicia esa semejanza. Él era un genio.
Cada viernes envío el artículo como quien cumple un hermoso deber. Lo hago por los lectores y lectoras. Suya es la generosidad de leerme, de dedicarme su tiempo.
Hasta marzo del año pasado el periódico pagaba cincuenta euros por artículo. La crisis ha causado ese recorte. El Director me dijo que no podía ni obligarme ni pedirme siquiera que continuase. Fui yo quien decidió seguir en la brecha.
Muchas gracias por estar siempre ahí.
Un gran abrazo para tu hermosa familia.
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Muy buenas D. Amigo Miguel Ángel!
Un placer levantarse los sábados y encontrar en el desayuno, llueva o truene, sus palabras y pensamientos. Un regalo, que acompañado con churros se disfruta una barbaridad que ni le cuento!
Hoy quisiera elogiar su elogio, pero sobretodo elogiar su compromiso y responsabilidad cada sábado. Gracias.
Respeto a quienes se reúnen para escuchar las cartas dominicales pero me parece más interesante e inteligente hacerlo para éstas cartas sabatinas. Nos ayudan a crear un mundo más humano y justo.
Hoy, nos invitas a reflexionar y Vivir la responsabilidad con actitud proactiva, sería inhumano vivir en un mundo de irresponsables y las consecuencias nefastas.
También estoy convencido de la necesidad de la responsabilidad en esta sociedad líquida,happyadicta, narcisista, hiperveloz…etc
para conseguir entre todas un mundo mejor.
Cansados si, pero esperanzados.
Además ya vemos en el horizonte de las próximas navidades la normalidad tan deseada.
Un artículo redondito sobre la responsabilidad que prácticamente se comparte solo. Gracias por hacernos compartir cosas interesantes.
Un fortísimo abrazo on line a Carla y Lourdes, a ti, espero que sea pronto y real, acompañado de un buen vino y asequible.
(Miluca ya se da por aludida)
Gracias Magister.
Querido tocayo:
Artículo con churros es una buena combinación alimenticia.
Me produce alegría saber que me tenéis presente los sábados por la mañana.
Tener lectores como vosotros te anima a seguir escribiendo, aunque sea gratis.
También para mí se ha convertido en una costumbre enviar el artículo el viernes y leer tu comentario el sábado por la mañana. Como si fuera el ocio de una palabra que lanzaste al espacio.
Me imagino la escena y disfruto también de los churros.
Mis tres chicas os devuelven emocionadas los saludos.
Es una responsabilidad ser agradecidos.
Un gran abrazo.
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Brillante y hermoso artículo, como SIEMPRE, don Miguel Ángel. Muchas gracias por su RESPONSABILIDAD…
Querida Esther:
Sucinto y contundente comentario, con dos significativas palabras en mayúscula.
Creo que oo se puede decir más en menos espacio.
Muchas gracias.
Besos.
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Querido Miguel Ángel, qué magnífico artículo!!
Sí que tenemos que mirar nuestra responsabilidad personal, sin ésta estamos invalidados para criticar las irresponsabilidades de otros. La crítica constructiva es buena y necesaria. Es necesario criticar las irresponsabilidades para que vayan disminuyendo. Sin eso y sin una planificación adecuada, como dices, vendrá la cuarta, la quinta…y cada vez más no lo podrán o podremos contar.
Desde luego que son descorazonadoras las constantes noticias: nos empiezan a poner las vacunas, pero hay que seguir con cuidado; ojo que el virus cambia más que los camaleones, se duda hasta de la eficacia de las vacunas.
Veremos el feliz día que se pueda decir: libres para ir a cara descubierta y para ir donde se quiera y cuando se quiera?
Esto deseo para todos. La responsabilidad general acelerará ese feliz día.
Un abrazo, Miguel Ángel, para ti y las tuyas y saludos a todos.
Querido Joaquín:
Claro que veremos ese día, a pesar de los vaivenes.
Hay que mantener la esperanza. Una esperanza activa que se sostiene sobre la responsabilidad.
No se soluciona el problema buscando culpables sino siendo responsables.
Es de agradecer tu constancia en la lectura y en la presencia en el blog a través del certero comentario semanal.
Un gan abrazo, querido amigo, para ti y para los tuyos.
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Hola Miguel Ángel.
Todo bien, gracias por preocuparte. He mantenido un silencio responsable. Cuando no hay nada que aportar, conviene quedarse callado y leer y aprender de los que saben… sea del autor de este blog o sea de los excelentes comentaristas que suelen entrar por este lugar de aprendizaje.
Me quedo con que no hay mejor enseñanza que el ejemplo. Pedimos a nuestro alumnado responsabilidad y hay colegas que llegan tarde, que no respetan el turno de palabra de sus alumnos, que no corrijen las tareas o pruebas de su alumnado en un tiempo oportuno, que no se preparan las clases de la forma más completa posible, que no se forman porque piensan que ya lo saben todo, que se mantienen en su zona confort porque no quieren arriegar,… todo eso y muchas cosas más hacen de un docente un irresponsable. Afortunadamente, predominan los responsables, pero como se suele decir “De todo hay en la viña del Señor”…
Aplíquese esa responsabilidad en todos los órdenes de la vida, incluida la familiar, porque ahí es donde el niño y la niña tienen su modelo más cercano de asumir responsabilidades.
Y en el orden político, mejor no entrar… Aquí en Jaén estamos muy cabreados con el gobierno de Madrid, y en especial con la vicepresidenta Carmen Calvo por la cacicada que nos ha hecho sobre la adjudicación del Plan Colce a Córdoba, una más como el no pasar el AVE por nuestra provincia… Estamos olvidados… Por cierto. Valiente y responsable carta del alcalde de Jaén (del PSOE) al presidente del gobierno (creemos que también del PSOE).
Por si alguno quiere leerla:
https://www.diariojaen.es/jaen/la-carta-de-julio-millan-a-pedro-sanchez-tras-la-adjudicacion-del-plan-colce-a-cordoba-AC7675839
Un abrazo. Y saludos a los comentaristas.
Querido Juan Carlos:
Bueno, pues me alegra saber que el motivo de la ausencia no era el que me temía.
La situación es tan grave que te te temes lo peor, porque el cerco se va estrechando para todos.
Lo que cuentas de la decisión sobre el Plan Colce es una irresponsabilidad política.
No hay derecho. Los políticos no deben utilizar el poder para beneficiar a quien se le antoje.
Por lo que veo se ha hecho sin pudor alguno. Me parece valiente y justa la carta del Alcalde de Jaén al Presidente del Gobierno y Secretario General del Partido.
Es una vergüenza.
Este hecho contradice el texto íntegro del artículo.
Un gran abrazo, con la alegría de saber que estás bien.
Y gracias, amigo.
MÁS
Querido Maestro!
Hoy después de leer su comentario me siento con la responsabilidad de escribir un texto de alguien que se despedía de un familiar tras su muerte, uno de los 102 en las últimas veinticuatro horas.
“Dos horas dan para mucho.
En dos horas podemos pasar de creer que estamos sanos a tener la evidencia de lo contrario.
Los hombres proyectamos ilusiones de futuro en lo cotidiano por el simple hecho de vivir. Sin embargo dos horas es tiempo suficiente para dejar de pensar en lo venidero y en su lugar, empezar a reflexionar sobre el desenlace que llega con la muerte.
Un albor anuncia que amanece y nos llena de claridad con la misma rapidez que llega el ocaso del sol cuando atardecer. El ocaso del cuerpo es como el de la luz; sabemos que todos los días, y que todas las vidas se apagan, pero cuando llega el momento, nos invaden las ganas de haber hecho más, de que haya más horas.
No importa si son horas bajas, horas tontas o horas muertas; da igual si es hora punta o la primera o la última.
A la hora de la verdad, todos deseamos que no anochezca cuando llega la hora suprema.
Dos horas sobran para llevarnos a un punto en el que pasamos de la seguridad de creernos inmortales a la certeza de que en cualquier momento podemos , simplemente, no estar.
En dos horas se pasa del reencuentro a la despedida, de la conciencia al sueño y de soñar a vivir la vida; de ser aprendiz de una cosa para ser maestro en otra.
En dos horas podemos decir adiós pensando que volvemos, cuando era un adiós definitivo, sin saberlo.
Es tiempo suficiente para encontrar que cosas decirte y al rato perderte en tu cuerpo; para pasar de sostener tu mano a tener que soltarla; para mudar el color de tu piel al gélido indiferente.
Ciento veinte minutos nada más para pasar de una cama de hospital a un depósito de esperanzas inertes
La vida es justa, porque es justo la oportunidad que hace falta para estar vivo. Lo que es injusto es la muerte.”
Un relato triste que nos lleva a pensar que la vida es corta y que es el presente lo único que tenemos para llenarlo de responsabilidad con nosotros y con los demás.
Y sin más me despido de todos con un abrazo cordial, esperando que os encontréis bien.
Nos veremos Dios mediante , la próxima semana, que os sea leve.
Querida Loly:
Gracias por ese impresionante texto.
A veces la muerte ni siquiera concede esas dos horas. Hay muertes repentinas, súbitas, en las que ni siquiera hay tiempo de decir adiós.
No sé si el relato tiene que ver con la muerte acaecida por covid. Da igual. Ayuda a pensar en lo efímero de la vida y en la importancia de decir adiós al mundo y, sobre todo, a los seres queridos.
Ayer me habló una amiga de la tragedia que ha vivido al perder a su marido. Diez días sin verlo. Diez días sim que viera a sus seres queridos que tenían que conformarse con las migajas de unas llamadas. Y el fin de semana sin ni siquiera una llamada. Se ha ido sin decir adiós y sin que le digan adiós. En una tremenda soledad. Desolación en su relato y angustia en sus palabras. Ahora tiene que elaborar un duelo terrible.
Besos.
Gracias, amiga.
Agárrate a la vida.
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He leído su articulo por casualidad, y confieso aquí, que soy virgen en el conocimiento de su obra y trabajo literario. Ahora éste artículo me parece magistral, lleno de una realidad practica que cada uno de los que vivimos deberíamos aplicar.
ES VERDAD, somos responsables y creo que algún día debemos dar cuenta de nuestros actos. Y es una gran verdad, que nuestro comportamiento afecta a los demás. (No se puede decir más claro).
Confieso que a partir de hoy, ha ganado usted un nuevo y asiduo lector
Estimado Felipe:
No sé desde dónde escribes ni a qué te dedicas, pero quiero agradecer tus palabras, tu reconocimiento y, sobre todo, tu promesa de convertirte en un asiduo lector (espero que también comentarista) de El Adarve.
Se ha insistido tanto en que tenemos derechos (es bueno que así sea) que nos hemos olvidado de hacer el mismo o mayor hincapié en que también tenemos DEBERES. El de ser responsables es uno de los más importantes para que este mundo nuestro sea mejor.
Un gran abrazo.
Muchas gracias.
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Estimado Miguel Ángel, precioso artículo. Un merecido elogio a la Responsabilidad. “Decir que no tienes otra opción es liberarte a ti mismo de la responsabilidad” Patrick Ness. Tú demuestras opciones, alternativas y siempre has sido una persona muy comprometida con la Escuela, con sus protagonistas: el alumnado. “Cuando estás rodeado de personas que comparten un compromiso apasionado en torno a un propósito común, todo es posible”. (Howard Schultz)
Escribes desde el conocimiento y la sensibilidad que te caracteriza. Del Artículo extraería varias conclusiones que me parecen claves para trabajar en la Escuela (en principio, ya he elaborado una actividad para realizar en tutoría ):
1.Conciencia de la Responsabilidad Personal: “Es responsable quien responde con su presencia, con sus hechos y con su vida a las consecuencias de sus comportamientos y de sus omisiones”.” La responsabilidad es una cuestión de actitud, una manera de estar en el mundo y de vivir la vida. Exige la madurez de ser dueño de los propios actos. Como lo es la culpabilidad.”
2. La Responsabilidad Social. Empatía, convivencia y compromiso. “Nuestras palabras, nuestras acciones, nuestras omisiones tienen consecuencias. Y esas consecuencias afectan a los demás”.” El responsable no busca culpables y, por esa misma razón, contribuye a hacer más clara la vida de quienes lo rodean y más fluidos y armoniosos sus vínculos con ellos. Con su actitud mejora el mundo”.
3. Responsabilidad y Libertad son directamente proporcionales. “Cuanta más conciencia tenemos de que lo que hacemos o dejamos de hacer repercute en los demás, más dueños seremos de nuestras decisiones y, por consiguiente, más libres” “Libertad significa responsabilidad –dice Bernard Shaw- por eso le tienen tanto miedo la mayoría de las personas”.
4. La Responsabilidad se educa ”Nadie nace siendo responsable. Para enseñar responsabilidad, hay que vivir responsablemente” “No podemos enseñar valores, debemos vivir valores. Lo que podemos brindarles en su camino por la vida, es más bien y únicamente, un ejemplo: el ejemplo de lo que somos”. Víctor Frankl. “Una verdadera educación, antes que nada, debe hacer un llamamiento al sentido de la honestidad y comunicar el sentimiento de la responsabilidad personal”.
5.Relación estrecha entre Responsabilidad y Felicidad. “ Hacer elecciones conscientes y responsables nos hace protagonistas y saca la vida de los automatismos, del influjo de las circunstancias y del sometimiento a los demás”.
6.¡ Atención con los Irresponsables!, porque les falta libertad, felicidad, educación, actitud, empatía y compromiso. ¡Lástima que muchos y muchas lleguen a su edad adulta (y algunos vuelvan incluso a la Escuela), sin que nadie se percatará de la atención que necesitaban. Tristeza. “«Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia». Ramón y Cajal
¿Todas las conclusiones a la que haces referencia se podría englobar en lo que algunos autores llaman Neuro- Responsabilidad?.” Damasio (2007) formuló las siguientes preguntas: ¿Qué sabemos de las estructuras cerebrales requeridas para la conducta ética? y ¿Cómo trabaja el cerebro cuando manipula conocimiento moral y realiza conductas morales? La ética tendría su origen en las emociones sociales y su sistema de regulación biológica. Damasio interpreta la empatía como una emoción social . El enfoque de neuro-responsabilidad se presenta como un modelo de desarrollo humano en el que trasciende el ámbito de la persona para pensar en la humanidad, trabajando para que las personas asuman paulatinamente su responsabilidad con base en un proceso evolutivo y genético, desde las emociones y motivaciones, contemplando la sociedad global como parte inherente de su vida, y los avances de una generación como fruto y semilla para la siguiente”. “No nos hacemos sabios por el recuerdo de nuestro pasado, sino por la responsabilidad de nuestro futuro”.-George Bernard Shaw.
Recuerdo el cuento de la Mariposa Azul. “La respuesta está en tus manos.
Así es nuestra vida. La tenemos en nuestras manos. Depende de nosotros mismos el hacerla respetable o indecente. El determinismo nos entrega al conformismo, al desaliento y a la irresponsabilidad. La mariposa azul de la vida está en nuestras manos. Podemos dejarla volar o aplastarla hasta la asfixia. Decía Forester que “la verdadera educación, antes que nada, debe comunicar el sentimiento de la responsabilidad personal”. (Santos Guerra).(https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2005/07/30/la-mariposa-azul/)
“Como dice José Antonio Marina: el estado del mar y la racha de los vientos no dependen de nosotros, pero sí el manejo del barco.” La Escuela necesita una Rosa de los vientos que haga que el barco no vaya a la deriva en alta mar.
“Si siembras una ilusión y la riegas con tu amor/
Y el agua de la constancia/Brotará en ti una flor y su aroma y su calor
Te arroparán cuando algo vaya mal/ Y si te sientes perdido/Con tus ojos no has de ver/
Hazlo con los de tu alma y encontrarás la calma/Tu rosa de los vientos seré https://www.youtube.com/watch?v=pW-Njfe6zcg (La Rosa de los Vientos del Mago de Hoz)
Gracias Miguel Ángel por demostrarnos que todo lo que acontece te importa como lo que más y esa es la clave del cambio y la transformación. “Al menos que alguien como tú se interese de verdad, nada va a cambiar jamás”. (Dr. Seuss).
Querida María José:
Llegó tu “artículo” de los domingos, que siempre espero con atención.
Gracias por los enlaces aunque, como supondrás, el primero me sonaba mucho…
Interesante y didáctico resumen que no sé si forma parte de la actividad que nos comentas.
Como es habitual en ti, que lo enriqueces todo, has añadido citas y matices.
Me ha interesado mucho la cuestión de la neuro-responsabilidad. Las preguntas de Damasio tienen mucho calado.
Me gusta el papel de los comentarios: subrayan, completan, cuestionan, enriquecen… el artículo de partida.
GRACIAS POR ESTAR AHÍ.
BUEN FIN DE SEMANA Y BUENA SEMANA.
MUCHOS BESOS.
MÁS
Buenos días a todo el mundo,
Gracias a los que intentan ser responsables y compensar lo que reciben del mundo aportando su granito de arena. Gracias al Sr. Guerra y comentaristas; más aún a los que dejan huella, algunos más que huella dejan un pedazo de surco que hasta boniatos se podrían sembrar en él. Esta semana estoy un poco soliviantado, se me ha averiado el tractor. El mecánico no encuentra el problema, es algo del hidráulico, el líquido estaba sucio y hay algún atasco por ahí, vete tú a saber dónde, es parecido al sistema sanguíneo nuestro, cuando hay colesterol la sangre no fluye bien. A lo que iba, respecto de la responsabilidad, a resaltar esta semana, desde mi punto de vista, lo que dijo Victor Frankl, que aluden tanto el Sr. Guerra, como la Sra. o Srta. María José Robles, gracias, que “no podemos enseñar valores, debemos vivir valores”, hoy me centro en estas palabras de Frankl. Solo recordar que mi punto de vista es solo un testimonio de lo que posiblemente más subjetivo que objetivo ven mis ojos, no más, con su consecuente error. Cuánta razón en Frankl. Creo que la responsabilidad para vivirla hay que partir de un estado de necesidad, y si no es así, son palabras huecas que oímos de fondo, como esos discursos generalistas, de que hay que ser buenos, solidarios, altruistas, y un run run que al final queda en dolor de cabeza de mucho oir y poco hacer, o lo que es lo mismo, en nada. La responsabilidad como teoría de enseñanza no es nada, si no va acompañada del sentido práctico y la vez obligatorio de tenerla que aplicar. Si hay alternativa de eludirse se eludirá. Es lo que pasa a la mayoría de esta generación que ahora nos gobierna. Vivieron bajo un aprendizaje de responsabilidad teórica. Qué sabrá de responsabilidad el Vicepresidente primero del gobierno, y su pareja, la Ministra de igualdad; hombre Don Pedro, póngame de gobernantes a un director de hospital con años de experiencia, a un militar retirado -constitucionalista- que se fue en misiones de paz Afganistán, a un fundador de empresas, y se éste fue a la ruina en numerosas ocasiones mejor. Pero claro, Don Pedro pone en el Gobierno a los que hemos votado, así nos va, son teóricos de la responsabilidad, no tienen ni idea de la responsabilidad real o práctica, simplemente porque no la han vivido. Y la gente lo vota, precisamente porque les oyen decir que son responsables, y porque está tan calado en la sociedad el sentido teórico de la responsabilidad que ya todos admitimos que es el válido, pero según Frankl, esa responsabilidad no es real, no sirve, y menos aún para gobernarnos. Como iba diciendo, la responsabilidad real nace de un estado de necesidad, pero cuidado también con la necesidad, pues de ésta, pueden nacer valores muy negativos, como el descontento, el sentirse injustamente tratado por la vida, y la peor, la envidia respecto de los que están en mejor situación. Cuidado porque la envidia es peligrosa. De paso recordar que la endibia con aguacates en ensalada está riquísima, pero esto creo que no tiene nada que ver con el tema de la semana. A modo de ejemplo, de responsabilidad real nacida del estado de necesidad, la que vivimos en la posguerra. Nuestros mayores que ahora se mueren como perros en las residencias, gestionadas por estos responsables de lo público, teóricos de la responsabilidad, ellos, los mayores, no lo hubieran hecho así, ellos, los mayores cuando la crisis de 2008 en adelante, arrimaban el hombro a sus hijos y nietos. A los mismos hijos y nietos que los colocaban años más tarde en una residencia, allí olvidados cuando éstos más necesitaban de los más jóvenes. Insisto, comprendo que ambos de la pareja han de trabajar, ambos tienen que realizarse como personas, ambos no tienen tiempo de cuidar o visitar a la persona mayor, claro hay que comprarse la segunda vivienda para veranear; se ve que lo que falla es el sistema de valores que tenemos; sistema de valores que imponen en plan dictatorial, ahí te quedas y te callas, los más jóvenes sobre los mayores, sin ni tan siquiera pensar en el parecer de éstos, anulándolos y apartándolos como si de seres humanos no se tratara; ellos no lo hubieran hecho así. Estoy resultando cansino respecto de los derechos de los mayores, pero no tengo tiempo de corregir, me están esperando, perdonen pues. Sigo, cambio el rumbo. No es fácil forzar un estado de necesidad para que haya responsabilidad real. No es fácil crearlo, y quizá no sea ni conveniente. Pero qué hacemos entonces. Pues nada, lo que hacemos como sociedad. Convencer al individuo de que esta responsabilidad ficticia es la única buena. Podemos enseñar valores de responsabilidad en la familia -sobre todo en la familia-, en la escuela, en los lugares de ocio, otra no nos queda. No me gusta poner ejemplo de lo económico, pero, como anécdota. Una de cómo el dinero no cae de los árboles. En casa hace muchos años, a una niña de cuatro años, le regalamos un cerdito de hucha, era como un melón bien grande de gordo. Le dijimos a la niña que el cerdito era para que ella guardara dinerito y a la vez que lo guardaba, fuese pensando en algo material que le gustase mucho, lo que más le gustase de todo. Que cuando la hucha estuviese llena, la rompíamos y lo comprábamos para ella con ese dinerito. Era la época del cambio de pesetas a euros, la calderilla de casa se perdió toda en pocos días, los billetes también. De pronto mi cartera vacía. Cualquier efectivo de cualquier sitio por recóndito que fuese se perdió. Ya muy muy mosqueados buscamos la hucha, y tenía contundente peso dentro. Se ve que algo omitimos en el mensaje al regalar la hucha a la niña.
Que tengan un buen día.
Estimado Don Quintiliano:
Hace unas horas que leí tu interesante comentario. No pude responder en el momento, pero creo que recuerdo bien su contenido. En cualquier caso, puedo releerlo para refrescar tus palabras.
1. Me parece bien la crítica que haces de lo que llamas responsabilidad teórica. Estoy de acuerdo en que una cosa es hablar de responsabilidad o decir que hay que ser responsables y otra, muy distinta, SERLO.
2. Lo que no considero necesario (aunque la situación pueda ayudar) es que haya que pasar por una situación de necesidad para hacerse responsable. Sí pienso que cuando la persona lo tiene todo sin esfuerzo, cuando cree que se lo merece todo y cuando piensa que son los otros quienes tienen las obligaciones y ella solo derechos, es muy difícil, por no decir imposible, generar una actitud de responsabilidad que se convierta en HECHOS.
3. Refleja muy bien esta idea el dicho de que una cosa es predicar y otra dar trigo, que tú entenderás a la perfección.
4. Sobre la frase de Victor Frankl suelo decir que el ruido de lo que somos llega a los oídos de nuestros hijos y alumnos con tanta fuerza que le impide oír lo que decimos. Hay que hablar mucho de los valores porque no se viven, le oí decir en una ocasión a Umberto Maturana.
5. Me apunto a los criterios que emplearías para hacer nombramientos ministeriales. La experiencia (aunque no siempre) es madre de la ciencia.
6. La historia de la hucha es muy aleccionadora y está muy bien contada. Gracias.
Amigo Don Quintiliano, parece que anuncian lluvias. Que llueva, que llueva…
Un cordial saludo.
Y gracias por tu tiempo y tus reflexiones.
MÁS
Estimado amigo.
Que maravilloso placer es leer cada semana tus artículos y por eso invito a visitar la lectura de este blog a todos mis compañeros/as en el Colegio donde trabajo. Me estoy volviendo algo insistente en mis recomendaciones, pues opino que leer los artículos que semanalmente nos regalas es como regar abundantemente con agua fresca unas flores en pleno mes de mayo tras un día de calor intenso.
En tu artículo aprendemos sobre la responsabilidad individual y colectiva que debemos demostrar para salir de esta crisis provocada por el virus que tanto daño está provocando en la sociedad. Estoy convencido como dices que si todos/as mostráramos más responsabilidad sobre nuestras acciones y decisiones frente a los contagios de la COVID-19 y dejáramos nuestro ego a un lado muy posiblemente estaríamos mucho mejor de lo que estamos.
Yo hablaría también de dejar de un lado nuestro egoísmo en la situación en la que vivimos. Porque a nadie le gusta estar confinado, no poder salir de paseo, privarse de viajar o tampoco poder compartir con amigos o familiares un café o unas tapas en reunión. Y sin embargo, la totalidad de los negocios de hostelería están cerrados (mi ciudad, Ronda, también tiene los comercios no esenciales cerrados de momento…) a pesar de que no nos podemos reunir ni siquiera con nuestros padres , sigo viendo grupos de adolescentes que se reúnen para hacer botellón en los lugares más escondidos, familias con hijos que tenían que estar confinados por positivos que siguen saliendo de paseo y personas que pasean sin mascarillas simplemente por el hecho de que les molestan, como si al resto de personas que las llevamos no nos resulten también algo incómodas.
Ese egoísmo esta presente y tiene estrecha relación con los irresponsables de los que hablas. Para los que intentamos ser responsables, la actitud de ciertos egoistas molesta profundamente. Espero que cada vez seamos más los que, conscientes de la peligrosidad de este virus, colaboremos poco a poco en la “responsabilidad colectiva” y actuemos para bajar los casos de contagios y muertes diarias…
Sin más te sigo enviando un fuerte abrazo para ti, a quien ya te considero un buen amigo telemático al que sigo recomendando la lectura de su blog. Desde tierras rondeñas recibe un fuerte abrazo.
Fdo. Juan Francisco
Querido Juan Francisco, rondeño de pro:
Muchas gracias no solo por la lectura y el comentario sino por difundir entre tus colegas los artículos deLa Opinión.
No existen los artículos si no hay unos ojos que quieran leerlos.
La responsabilidad tiene que ver con la libertad, con la solidaridad y con la generosidad. Por eso insisto en que no solo tenemos derechos, también tenemos deberes con nosotros y con los demás.
Estamos viendo cómo personas irresponsables hacen fiestas, botellones, reuniones y cómo se saltan las normas a pesar de que se produzcan contagios.
Espero que en las escuelas sepamos formar a las personas en la esfera de los valores.
Un gran abrazo desde el mar mediterráneo malagueño.
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El artículo ha gustado mucho.
La imagen que ilustra el artículo es muy significativa. ES RESPONSABILIDAD DE TODOS SOSTENER ESTE MUNDO.
Me parece acertado decir que la responsabilidad se educa, que notaremos siendo responsables, se ha de aprender con el ejercicio.
Puesto que somos responsables, somos libres.
Saludos.
Querida Raquel:
Muchas gracias por tus reflexiones,con las que estoy de acuerdo. Me parece necesaria la educación en la responsabilidad, Educación que ha de tener lugar en la casa, en la familia y en la sociedad.
Y uno de los elementos importantes para esa educación es que nosotros, los adultos, seamos responsables en los diversos ámbitos. Los políticos/as, los profesores/as y los padres/madres hemos e ser un ejemplo en nuestras actuaciones.
Un cordial saludo.
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Estimado Miguel Ángel, he disfrutado leyendo tu artículo , palabras sabias has desplegado en el escrito que nos ayudan a vislumbrar este sombrío camino que estamos transitando.
Con responsabilidad debemos gestionar la crisis ,mientras proyectamos el futuro.
Abrazo enorme.
Querida Daniela:
Saludos desde Málaga a Córdoba de Argentina.
Gracias por leer el artículo y por escribir este alentador comentario.
Creo que la responsabilidad de cada uno es la garantía de la esperanza en la superación de la crisis.
Te mando muchos besos con el deseo de que pronto podamos vernos.
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Estimado Miguel Ángel,
He tenido el infortunio de sufrir en mi persona una falta de responsabilidad tan enorme que roza lo irracional, o mejor dicho, lo traspasa…. Porque es tan absurda la situación vivida en mi centro y el ataque contra mi persona y mi quehacer por tan solo, tan solo, aplicar esta responsabilidad a la que tan acertadamente te refieres en tu artículo…. que al leerte me he aliviado.
Gracias además por tu apoyo ante la situación que estoy viviendo.
Un abrazo
Carlos Cortés
Director IES Ben Al Jatib
Estimado Carlos:
Cuando he leído tu comentario pensé que me había olvidado de fijar la hora de salida del artículo de mañana. Luego vi que te referías al post titulado “Elogio de la responsabilidad”. De cualquier manera, me alegra saber que la lectura ha supuesto la aplicación de un bálsamo en esa terrible herida que los hechos en los que estás inmerso te han causado de manera tan injusta como irracional.
Espero tu opinión cuando leas “La dignidad del profesorado”. Se hará visible en la red a la una de madrugada. Mañana aparecerá en la edición de papel de La Opinión.
Creo que era un ejercicio de responsabilidad denunciar este ataque tan brutal a la tarea directiva y al quehacer docente.
Mucho ánimo. Enseñar no es solo una forma de ganarse la vida. Es, sobre todo, una forma de ganar la vida de los otros.
Un gran abrazo.
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