Una pantalla no es una escuela

1 Ago

Colaboro periódicamente, desde hace muchos años, con la estupenda revista portuguesa “A Pàgina”, que se mantiene airosa en la palestra, contra viento y marea,  después de más de 25 años de trabajo esforzado y comprometido. En el mes de septiembre publicará dicha revista un artículo de mi autoría con el título que aparece más arriba.

Todos los años, en pleno agosto, nos asaltaban los anuncios comerciales con un lema que sembraba de inquietudes las mentes despreocupadas de los escolares y de los docentes que disfrutaban de las olas del mar o del aire de la montaña: Vuelta al cole. Era un ciclo inexorable: final de curso, vacaciones de verano y vuelta al trabajo.

Este año todo es diferente. El ciclo se ha roto. Ha terminado el curso escolar y ni alumnos ni profesores han tenido que abandonar la escuela para comenzar las vacaciones.  El adiós ha consistido en cortar la conexión digital. Estamos hablando de una hipotética vuelta al cole desde antes incluso de que llegásemos al verano. No se sabe en qué situación estaremos cuando llegue septiembre. Seguirá el virus entre nosotros, seguramente, porque la vacuna y los antídotos todavía se harán esperar. Por otra parte, los rebrotes están sembrando de dudas el porvenir.

Es probable que tengamos que practicar el “blended learning” (aprendizaje híbrido), con procesos de enseñanza presencial y digital. Lo que hemos aprendido y practicado nos servirá en el futuro. No habrá una vuelta a todo lo anterior como antes se hacía. Como si nada hubiera pasado.  

Defiendo en el artículo citado la importancia que tiene la presencia para desarrollar procesos educativos socializadores.

La pandemia ha puesto patas arriba nuestro mundo. También los sistemas educativos. De la noche a la mañana, se cerraron las escuelas y los docentes tuvieron que permanecer en sus casas para realizar el trabajo cotidiano a través de unos medios que no eran los habituales. De pronto se vieron obligados a trabajar y a comunicarse de un modo virtual. Entre ellos como equipo y con sus alumnos y alumnas. Vivieron nuevos retos profesionales y emocionales. Y pudieron comprobar que la brecha digital potenciaba unas diferencias ya de por sí injustas y crueles.

Desaparecieron bruscamente todas las rutinas: la llegada y la despedida, las reuniones en la sala de profesores, el trabajo en aulas y laboratorios, el ocio compartido en los patios, la comida comunitaria (donde la había), las actividades deportivas, los encuentros, los roces, los conflictos que genera la convivencia… 

No hay educación a distancia. Puede haber instrucción, eso sí. No existe socialización desde la soledad y el aislamiento social. La educación exige comunicación y encuentro. El mundo virtual no nos permite relacionarnos intensamente, no nos enseña a convivir. El aprendizaje de la ciudadanía no se puede hacer a través de la pantalla porque a convivir se aprende conviviendo. 

Presencia es cercanía, no sobreprotección. Presencia es disponibilidad, no coacción. Presencia es amor, no dominio. Los alumnos y las alumnas tienen que construir su autonomía desde la confianza y el reconocimiento de aquellos a quienes tienen al lado.

La escuela tuvo y tiene un inmenso sentido socializador. Es la gran mezcladora social. Me dice al respecto mi querido amigo argentino Daniel Prieto: “Todo se sentía y se resolvía entre seres humanos, ahora caminamos hacia los distanciamientos tecnológicos. He trabajado mucho en educación a distancia, aunque lejos estaban mis búsquedas de este cierre de la presencialidad a escala planetaria. En la mirada sobre la modalidad mi pregunta fue siempre: ¿a distancia de qué? La cuestión no ha sido para mí lo caracterizado como “remoto” o como “lejano”. La propuesta que he tratado de sostener plantea: a distancia del autoritarismo, del “dictado” de clases, de la evaluación punitiva, de la burocratización de las relaciones…”.

Una escuela es una escuela cuando es una escuela. Es decir cuando es una comunidad de aprendizaje a través de la interacción. Cuando es una comunidad con relaciones diversas encaminadas a la convivencia y al aialogo y cuando propicia el sentido de pertenencia.

Los espacios de la escuela están llenos de posibilidades educativas. Nosotros hacemos los espacios y los espacios nos hacen a nosotros. No existen espacios educativos a distancia. Solo tenemos pantallas que nos ofrecen imágenes planas y sonidos, pero que nos  privan de la corporeidad.

La comunicación entre los alumnos, cuando la escuela es virtual, reduce los contenidos de las comunicaciones al ámbito académico y simplifica  y empobrece el contenido relacionado con el mundo emocional. Digamos que la pantalla circunscribe la comunicación al ámbito del aprendizaje intelectual.

Volver a la escuela es recuperar toda la potencialidad educativa de la comunicación en el espacio y en el tiempo. Sentir a los otros en su dinamismo social. Potenciar el entramado de las relaciones, fortalecer la urdimbre de los afectos.

Al volver a la escuela recuperaremos la comunicación perdida. Incluidos los riesgos de la extorsión y del acoso. Lo importante es aprender a convivir en armonía y respeto, superando los riesgos, no evitándolos Lo educativo es saber compartir la tarea dentro de las exigencias que nos impone la dignidad humana

Se participa de forma diferente cuando se está presente. Se proyecta, se actúa y se evalúa de manera distinta cuando conoces y construyes el contexto de la acción. Cuando están todos y todas  presentes en el tiempo y en el espacio.

Para mí (y así lo he explicado en varios libros: “Entre bastidores”, “La luz del prisma”, “Cadenas y sueños”…) es importante la escuela como escenario de una rica red de relaciones, de encuentros, de emociones y de vivencias, que no tienen cabida en la enseñanza virtual.

Recuperar el espacio físico de la escuela es recrear, después de la obligada y larga ausencia, las funciones más ricas de la comunicación educativa. La escuela de la mirada atenta, de los saludos afectuosos, del abrazo sincero, del diálogo respetuoso, de la ayuda mutua, de la amistad serena, del debate apasionado y de los proyectos compartidos.

Las familias volverán a sus trabajos, si los tienen o tendrán que buscarlos. Necesitarán que los hijos estén escolarizados, lo que significa que estarán protegidos y, además, conviviendo y aprendiendo.

Lo que no se puede es condenar a la comunidad educativa a vivir unos riesgos innecesarios. Si se vuelve, hay que volver con garantías: reducción de los grupos, aumento de profesorado, distancias de seguridad, uso de mascarillas (a pesar de que impiden la lectura del movimiento de los labios y hacen desaparecer las sonrisas), material higiénico, restricciones en los recreos, llegadas y salidas escalonadas… No creo que todos puedan volver a la vez. Habrá que alternar la presencia por días. 

La situación requerirá autonomía (organizativa y curricular) de los centros. No puede haber una legislación minuciosa igual para todos. A partir de ahora no se podrá decir: todos, todos de la misma manera, en los mismos tiempos, con el mismo ritmo… Lo cual no quiere decir que tenga que darse libertad al zorro y a las gallinas.

46 respuestas a «Una pantalla no es una escuela»

  1. Buenas Magister!
    Que bien te sienta escribir para “A página”..espero que lo podamos leer en nuestra lengua materna que el portugués no es nuestro fuerte. Este artículo es MAS en estado puro, que disfrute para las neuronas..joé; hoy he retozado en barro como un cochinillo. Gracias!!
    He tomado nota de las cargas de profundidad del artículo que serán compartidas en noches dialógicas con buenos amigos que están al pie del cañón. De verdad, dan ganas de abrazarte e invitarte a cenar. De septiembre no pasa!
    Amice carissime
    Un fuerte abrazo

    • Querido Miguel/querida Gema:
      Escribo en castellano para la revista y publica en castellano porque los portugueses lo leen y entienden perfectamente.
      De hecho, el libro EL ÁRBOL DE LA DEMOCRACIA que me publicó esa revista no fue traducido al portugués.
      Incluso las conferencias. Para comprobar que me siguen, digo algo chispeante o ingenioso, si se ríen, es que me están entendiendo. Y siempre es así.
      Da giusto tener comentaristas como tú, que no so solo valoran el contenido de lo leído sino que lo someten luego a la criba de la discusión y el análisis.
      Habría que pagarte oír hacer esta tarea.
      Un abrazo.
      Y muchas gracias.
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    • Querido Miguel Ángel.
      Atendiendo a tu invitación recordé esta segunda visita a tu blog, muy interesada por el tema que anticipaba también.
      No sabés cuánto adhiero a este pensamiento de que “Una pantalla no es una escuela”. Soy hija de docente de una escuela albergue, en la que transcurrió toda mi infancia. La escuela era realmente una comunidad de relaciones de riqueza sin fin. Tal fue la influencia positiva que dejó el tiempo vivido en aquel lugar que no sólo deseé ser docente sino que quería poder desarrollar mi labor en otras escuelas como esas.
      Dios me concedió el privilegio de así hacerlo, recién recibida me buscaron para ver si quería venir a servir a Dios con mi profesión de docente a una escuela Albergue y Rural en la Provincia de Misiones. Cabe destacar que yo soy de Mendoza (provincia que está a más de 2000km de Misiones) y tenía en ese momento 20 años, y con nada de experiencia para desenvolverme sola fuera de mi familia, pero totalmente convencida de que esta era mi misión.
      Desde el año 1993, estoy aquí, en una Escuela albergue (Centro Comunitario Rural Evangélico) en un rinconcito muy al Norte de la Prov de Misiones.
      ¿Por qué tanto preámbulo y necesidad de contar esta historia? es que vivimos en la escuela, y es indescriptible la tristeza de ver la escuela sin los niños, sin el ruido de las rutinas, de las mañanas que comenzaban a las 6:30hs, con el devocional en conjunto de todo el personal y partir de ahí con la guía de Dios transcurría cada jornada, maravillosa, de un sin fin de encuentros, de los pequeños con los que vivimos y compartimos el desayuno. Con los que llegaban de sus casas un poco más temprano y se quedaban esperando el horario de entrada, con los exalumnos que en el patio del secundario antes de formarse para saludar a la bandera me venían abrazar ya que ellos entraban a clases una hora antes que nosotros los de primaria.
      Claro que una pantalla no es una escuela.
      Tratamos de no perder el contacto con el grupo clase, contenerlos, estar cerca y estrechar vínculos a través de ellas, pero es tan necesario que podamos recuperar ese espacio físico del encuentro, el que nos permite sentirnos intensamente, en el que hay miradas y sonrisas, caricias que inspiran, ojitos que piden consuelo y manos que quieren ser estrechadas.
      No me imagino el regreso… no se cómo se hace para mantener esa distancia fría tan necesaria para cuidarlos y a la vez hacerlos sentir tan amados como antes.
      Extraño la escuela, aunque vivo en ella.
      Es que la escuela son ellos, los niños, mis compañeros, los padres, que ahora están pero detrás de pantallas.
      Extraño tanto no estar con ellos en la escuela.
      Un abrazo.
      Gracias por tu atención

      • Querida María Rosa:
        ¡Qué hermosa historia! ¡Una vida para la escuela y una escuela para tu vida!
        No me extraña que, viviendo en la escuela, eches de menos hasta los ruidos de la convivencia.
        Por eso no puedo por menos de subrayar los que escribes: “Es que la escuela son ellos, los niños, mis compañeros, los padres, que ahora están pero detrás de pantallas”.
        Que pronto puedas disfrutar de tu escuela y que la comunidad educativa pueda disfrutar de ti y de tu evidente y admirable compromiso.
        Besos.
        Gracias.
        Siempre serás bienvenida a este blog.
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  2. Muy bien, Miguel Ángel, porque conviene decir las cosas en orden, con claridad y a tiempo, antes de que “la vuelta al cole” nos coja igual que siempre, porque sí, porque ya es la hora, porque ya los comercios nos lo han dicho, porque el verano se ha hecho demaiado largo y caluroso y hay que cambiar de calores y de calidez. Ya la tecnología se estaba frotando las manos, aunque fuera con alcohol, porque se abría una enorme perspectiva de negocios.
    Me encanta que lo digas y que se entere el personal de que la educación se desarrolla en las relaciones diarias de todos, hora a hora y minuto a minuto. La instrucción a distancia, por muy efectiva que sea y rica en datos y ejercicios, no puede concedernos la educación a diario de una escuela, donde además de las infinitas relaciones que se dan, se añaden infinitos datos, incluso muy instructivos, porque las relaciones despliegan informaciones que no tenemos con el filtro de las pantallas. Así es la educación que está al lado de la compañera que se ha caído, con el despliegue de cuidados; de quien trae una noticia, que despierta el interés de todos; del otro niño que cuenta que su padre está en el paro, con la empatía que desarrolla en los demás…
    Gracia, Miguel Ángel, porque la Educación, no son solo pantallas, datos, instrucciones y evaluaciones, como tú dices.
    Ahora recuerdo una película, cuyo titulo he olvidado, en la que un mayordomo, que no salía para nada y que estaba acostumbrado a usar el mando a distancia y cuando salió a la calle, no le funcionaba el artilugio.

    • Querido josem:
      He leído esta mañana el interesante artículo que me enviaste al correo personal. Gracias. Y ahora veo que tú también me has leído. Gracias también.
      Veo que compartimos visiones sobre la institución en la que hemos dejado media vida, por no decir la vida entera.
      Es el encuentro lo que nos forma y nos conforma.
      Un abrazo enorme.
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  3. Estimado Miguel Ángel, totalmente de acuerdo, es necesario que dejemos de asociar Escuela y Pantalla, ya que todo ello hace que nos vayamos alejando de los verdaderos protagonistas que son nuestro alumnado. Está pandemia ha dejado en evidencia lo que yo creo que se estaba gestando hace tiempo, la sociedad, en general, había levantado una pantalla imaginaria entre la Escuela y la Vida. Ahora la Pantalla se ha hecho Real-Virtual. .Pero ¿qué es una Escuela?
    “El origen de esta palabra se encuentra en la antigua Grecia, donde los helenos dividían la jornada en tres partes o realidades. La primera, denominada ascholía, comprendía las horas que se dedicaban al trabajo. El periodo de descanso se conocía como anápausis, mientras que el skholé era la parte del día reservada al ocio o vacación. Refiere Aristóteles en su Política que el descanso se ordenaba al trabajo, y el trabajo se ordenaba al ocio, que encerraba en sí mismo “el placer y la vida bienaventurada”. A diferencia de lo que nosotros entendemos por ocio, ellos asociaban el tiempo libre con el aprendizaje, pues esos momentos los consagraban a actividades que sirvieran para cultivar el intelecto y el espíritu y humanizarse; era el espacio propicio para alcanzar la plenitud personal y, por ende, la felicidad. Con este fin se juntaban en grupos para discutir sobre cuestiones de filosofía y otras artes, encabezados por algún maestro, que les incentivaba a reflexionar y meditar. La música y la contemplación eran las dos grandes actividades del ocio.Andando el tiempo la palabra skholé pasó de denominar la actividad en sí a aplicarse al lugar de encuentro. Los romanos tomaron esta voz, que latinizaron schola, y que en castellano adquirió la forma escuela; (Cristina García Tornel) . ¡Qué bonita la palabra Escuela y todo lo que conlleva: Disfrute, humanizar, lugar de encuentro. felicidad!. Querido Miguel Ángel, muchas escuelas ya educaban a través de una pantalla: cuando no se le permite interactuar, cuando se evita trabajar de forma cooperativa y te pasas seis horas viendo la nuca de tu compañero de delante, cuando no se trabajan las emociones, cuando no se crea vínculo….El Recreo conserva la esencia del origen de la palabra Escuela, y si que me preocupa que se vea afectado en la escuela Covid. Pero ¿Realmente una Escuela es un lugar delimitado por cuatro muros? Más bien considero que se puede crear Escuela en cualquier lugar, el requisito debería ser un desarrollo integral de los implicados en ese proceso, que tengan un papel protagonista y en el que las pasiones guíen el proceso de enseñanza-aprendizaje y conviertan la Escuela “en un lugar de encuentro de emociones y conocimientos”. Por tanto, pienso que hay Escuelas físicas que sólo llevan el nombre y Escuelas que, sin tener espacios físicos, reúnen las características para llamarlas Escuelas. Estoy escribiendo un cuento que se titula “La Escuela que quería ser Cohete para ver las estrellas” y olvidó que ella misma , ya era un universo repleto de estrellas que brillan e iluminan, sólo hacía falta que se diera cuenta. Gracias Miguel Ángel.

    • Querida María José:
      Siempre es aleccionador leer comentarios que aclaran, amplían y enriquecen el artículo de partida.
      Muy de acuerdo en que hay escuelas físicas que no lo son en el fondo. Por eso digo que una escuela es una escuela cuando ES una escuela.
      ¿Dónde y cuándo vas a publicar ese cuento?
      Me gustaría leerlo. Dime donde lo puedo ver o házmelo llegar. Es muy prometedor.
      Besos.
      MÁS

      • Por supuesto Miguel Ángel. Serás el primero que lo lea…y un orgullo para mi que así sea. Un fuerte abrazo y muchas gracias por tus comentarios que me dan fuerza para seguir por el camino

  4. Hola Miguel Angel olvidé señalar que el cuento está inspirado en la Manzana que quería ser estrella., que tú mismo nos contaste en un curso. De nuevo Gracias

  5. Por si aún quedan dudas:
    https://www.youtube.com/watch?v=tcK2qCOHfVw
    Obviamente las personas podemos aprender sin necesidad de ir a instituciones públicas y reunirnos en grupos de 30 personas, con timbres, patios y pasillos estrechos donde se producen, además de esas sanas relaciones interpersonales, acosos y abusos (no es algo exclusivo de Internet, el acoso ha existido siempre y presencial: lo que consigue Internet es extenderlo muy rápidamente, al igual que cualquier conocimiento).
    La pregunta que yo me hago es ¿por qué aprender a convivir y a socializar debe hacerse en un centro educativo? ¿No se puede aprender en una plaza, en un bar, en el centro comercial, en tu casa, en una comunidad de vecinos, en la simple calle….?
    Al igual que el aprendizaje es algo natural en el ser humano y suele impregnar casi todo lo que hace en la vida, su socialización también lo es. Un ser humano, afortunadamente, no necesita de grandes redes sociales para saber comportarse: no necesitas vivir en una gran ciudad para vivir tu vida respetando a los demás, ni necesitas a cerca de mil personas que son las que forman los centros educativos para aprender inglés.
    El valor de conocer y hablar con otras personas y sus conocimientos es incuestionable, pero los medios no tienen que estar circunscritos a una escuela.
    Sin ir más lejos, ¿por qué se publica algo en Internet? ¿Para qué se escribe un libro? ¿Por qué se permiten los comentarios aquí si no es como una forma de socializar y compartir ideas?

    • Estimado Ignacio:
      Hablo del aprendizaje de la convivencia en la escuela, pero NO SOLO EN LA ESCUELA. ¿Cómo no va existir aprendizaje de la conciencia en la familia, en los grupos sociales e, incluso, en las relaciones que se establecen en la red?
      Lo que pasa en que en la escuela hay profesionales que se han formado para dirigir esos proyectos y programas, lo que pasa es que se ha investigado mucho sobre la institución, lo que pasa es que son muchas horas de convivencia sistematizadas…
      Claro que se puede aprender en la calle, en una plaza, en un bar, en la comunidad de vecinos… Pero la escuela tiene la ventaja de que se programa el aprendizaje, se sistematiza, se practica de forma cooperativa…
      Y también estoy de acuerdo en que hay aprendizajes espontáneos, autónomos, autorregulados.
      ¿Cómo negar que se puede aprender en internet y en la red?
      Gracias por el enlace. Es muy didáctica la explicación del aplauso. Pero, ¿se hubiera producido sin la invitación del profesor?
      Un cordial saludo.
      MÁS

      • Totalmente de acuerdo Miguel Angel. El aprendizaje por descubrimiento….uma semilla…y el proceso es rápido, siempre que se riegue y le de un poco el sol para evitar que se marchite..La Escuela debe aportar agua’ nutrientes y mucha luz del sol.

  6. Querido Maestro!
    Es todo verdad lo que tan acertadamente escribe de la escuela.
    ¡No podemos vivir si ella!
    Aunque las crueles circunstancias nos lleven a portarnos y ser diferentes no tenemos un vínculo más esencial que el que nos da pertenecer a ella.
    Me produce gran tristeza pensar en el mundo que se nos viene encima, sin contactos, inertes a recibir calor y presencia , lejanos de relacionarnos y ayudarnos, carentes de percibir sentimientos, sentir un lugar lejano, diferente, extraño, sin esencia.
    Me duele en el alma el vacío que todo eso nos lleva.
    ¡Complejo mundo nos llega!
    Lo que no podemos quedarnos quietos, hay que trabajar con entregas y mover nuestros pensamientos para llegar a concluir y llevar a cabo las mejores ideas.
    Los que amamos esta institución lucharemos siempre para que salga a flote de cualquiera pandemia.
    Espero que el calor que estamos pasando no nos reduzcan las fuerzas.
    Sin más me despido con un fresco abrazo para todos.
    Si podéis estar cerca del mar será un lujo que deberás disfrutar.
    ¡Hasta siempre!

    • Querida Loly:
      “Tiempos recios” los que estamos viviendo, como titula su último libro Mario Vargas Llosa (que recientemente he leído).
      Tienes razón cuando dices que amamos la escuela. Yo me he pasado toda la vida dentro de ella. Una parte como aprendiz, otra como docente.
      Creo que es esencial la vivencia del encuentro, de la relación, del diálogo directo.
      Lo que pasa es que no podemos permitir que el maldito bichito convierta la escuela en un lugar de cita con el contagio y con la muerte.
      Abrazos fresquitos, como dices.
      Y gracias por estar ahí sábado tras sábado.
      MÁS

  7. Querido y apreciado Miguel Ángel:
    Tienes mucha razón en estas palabras que dices y en tus reflexiones y que en breve tendremos la oportunidad de leer en la Revista portuguesa “A Pàgina”. Es asombroso cómo nos quieren hacer creer que las pantallas pueden sustituir prácticamente todo cuando, en realidad, sabemos que eso no es así y mucho menos en el ámbito educativo, donde es esencial la interacción con el otro para aprender prácticamente todo (no solo conocimientos académicos sino de todo tipo). A convivir se aprende conviviendo y con el ejemplo de quienes nos rodean. Me han encantado, como siempre, tus palabras. Ya me gustaban tus libros y artículos en mi etapa como estudiante y ahora, que me dedicado a la docencia (formación del profesorado), siempre que tengo oportunidad trabajo tus materiales con mis estudiantes. Gracias, maestro.
    María Verdeja

    • Querida María:
      Muchas gracias por leer y por utilizar los materiales con los docentes a los que formas.
      Qé tarea tan importante y tan hermosa la tuya.
      Veo que compartimos visiones y sentimientos sobre la escuela.
      Besos.
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  8. Querido Miguel Ángel:

    Pues ahora soy yo el preocupado por no haber contestado antes, desde esta mañana que me he dado una vuelta por El Adarve y he leído tu comentario. Todavía me estoy preguntando qué he hecho yo para merecer esto. Me considero uno de tantos vecinos a los que nos gusta leerte, escuchar las respuestas que das a los atrevidos y atrevidas que arrejuntan valor y sabiduría para escribir unas líneas tras la lectura del artículo.

    Pues mira, yo bien, gracias. Y espero que todas y todos los que asisten a esta escuela también lo estén. Yo lo del coronavirus, si no fuese por los informativos, ya lo tengo olvidado. Con la llegada del verano, me pasa como a mi mundo mundial conocido. Todos nos olvidamos. Pero las respuestas son distintas. Frente a playas, discotecas, terrazas, viajes, y demás festejos de toda la vida, yo aldea y familia. (Por desgracia, el virus sigue donde siempre, haciendo de las suyas, y los de siempre también).

    Hace un ratito estaba contemplando la redonda luna llena, cómo iluminaba las nubes que pasaban de largo. Con la noche fresquita que está a veces me pregunto si pertenezco a este tórrido país del que me hablan en la tele. Aquí me acuerdo de la escuela rural, del pueblo de Trisquitrasque, de los inconscientes e irresponsables, y de Juan Carlos bajo su sombrilla.

    No me olvido ni de mi promesa ni de la tuya. Tú no te mueras nunca y yo estaré para verlo. No escribo como antes, pues no tengo siempre cosas que valgan la pena ser comentadas o dichas (como es el caso), pero siempre escucho tanto a los veteranos y veteranas como a las que van camino de serlo (si quieren) como podría ser el caso de Mª José Robles (que para mí ya lo es). (Cuando he leído el título de su cuento he mirado al cielo buscando esas estrellas, pero la luna se impone y no lucen tanto. Como la vida misma. Buen fichaje para el barrio, y para mí).

    Ya me he vuelto a pasar de renglones, y sin tocar el tema, sin opinar sobre la escuela escuela, o la escuela no escuela, o la escuela que no cuela, o la escuela sin escuela. Yo solo estoy expectante ante todo lo que se avecina, ante la opinión de los profesionales y protagonistas.. No va a ser fácil ni a gusto de todos.

    Un fuerte abrazo.

    • Querido José Antonio:
      Pues que sepas que tu comentario ha sido un alivio.
      Nunca se sabe lo que puede suceder con este maldito virus que nos ha quitado hasta la posibilidad de ver la sonrisa de las personas a causa del uso de mascarillas.
      Y ha sido también un alivio porque he visto que lees hasta los comentarios.
      Hay libertad, cómo no, para escribir o para no hacerlo. Pero hay también libertad para expresar el deseo de que alguien (en este caso tu) escriba con frecuencia.
      Yo también me siento afortunado por la incorporación a la categoría de comentarista habitual de Maria José Robles.
      Sus comentarios siempre son enriquecedores.
      Yo también me siento un hombre de pueblo. Mi querido Grajal de Campos me marcó para siempre, aunque no puedo estar allí con frecuencia. Conservamos la casa de mis padres, pero tengo más de 800 kms de distancia
      Te mando un gran abrazo.
      Y te doy las gracias por el doble alivio.
      MÁS

    • Gracias José Antonio por tus palabras, te aseguro que me han llegado y mucho. Soy una persona muy tímida y que nunca me ha gustado aparecer ni en redes, ni en sitios públicos, pero el Blog de Santos Guerra es una oportunidad de expresar lo que uno siente y compartirlo con otras y otros que sienten lo mismo o que no, pero te sirve como experiencias enriquecedoras. Te animo a que sigas participando , siempre hay una palabra que te activa una reflexión.
      Por supuesto gracias a ti Miguel Ángel, recuerdo la primera vez que te leí y que te escuché…dejaste en mi una huella que perdura todavía. Te admiro y fue en el último curso que asistí…como me atreví a hablarte, a trasladarte mis felicitaciones y a mirarte con la misma admiración que se mira a los grandes que enseñan y te llegan a lo más profundo…especialmente si eres consciente que lo que tú dices y escribes coincide con lo que pienso. Fue allí cuando me invitaste a participar en el Blog…aunque para mi aquello era un gran salto…nunca pensé que pudieras leerme y mucho menos contestarme. Os cuento lo que me ha pasado recientemente, que podría dar para una publicación. En este mes de julio he participado en una formación y todo el mundo compartía twitter..yo me hice uno para darle a me gusta a una publicación de una persona que me lo pidió. No participaba y por tanto tenía 0 seguidores. Consideraba que me iba a quitar tiempo. En el curso escuché que “no eres nadie si no tienes twitter”, ¿nadie para quién?… me quedé sorprendida que entre adultos se pudiera pensar de esta forma, porque esa frase la he escuchado mucho de mis adolescentes “deseo ser popular y tener seguidores” Así que en el intento de entender un poco mejor a nuestros jóvenes, compartí el twitter y me siguieron algunos de los asistentes al curso, decidí interactuar, dar a me gusta y retwittear, pero me encontraba con 0 me gusta. Entendí a mi alumnado cuando solicitan encarecidamente ser aceptados. Participé en debates y respondí a algunos de los que consideré referentes, pero ni una sola respuesta. Hablando con una amiga informática, me dijo “es que si no eres popular no interesa contestarte”. La respuesta ya me pareció hasta divertida, y ahí estoy observando, experimentando y dándome cuenta que hasta las buenas formas se pierden en las redes sociales. He querido seguirte a ti y a algunos que me parecen grandes y no tenéis twitter, posiblemente romperíais con las normas absurdas de lo que realmente es la popularidad. Busco Debates y temas enriquecedores y eso por ahora sólo lo encuentro en tu BLOG. Gracias siempre por contestarme y por crear interacción y vínculo tan necesarios en la Escuela. En breve dejaré de ser “twittera”, no va conmigo. Pero José Antonio y Miguel Ángel, si tenéis twitter, pasádmelo, quiero teneros entre las personas que sigo hasta que deje de usarlo. Estoy convencida que, aunque yo no sea popular, al menos si me contestaréis y me aceptaréis tal y como soy. Un fuerte abrazo

      • Querida Maria José:
        Has sido un magnífico fichaje.
        Me siento muy feliz de tenerte.
        Que dure la presencia mucho tiempo.
        No he tenido Twitter, ni lo tengo, ni creo que lo vaya a tener.
        Tengo poco tiempo y no quiero tener esa servidumbre.
        Besos.
        Buen domingo.
        MÁS

  9. Querido Miguel Ángel:

    Es imperiosa la necesidad de volver físicamente a las Escuelas, los niños extrañan a sus compañer@s y a algun@s docentes, l@s jóvenes son los que a lo mejor más sufren de la falta de contacto de sus pares, l@s docentes ni que hablar, a pesar de que nos moldeamos a las necesidades del momento sabemos que la ESCUELA está en esas paredes, aulas, oficinas hoy vacías, patios silenciados y tristes. Escuelas fantasmas por momentos, porque según la fase en la que nos encontremos, ni el personal de servicio las habitan. Familias agobiadas por multiplicidad de situaciones que les toca vivir y donde muchas veces se torna difícil comprender que la casa no es la Escuela desde ambos lados… Toda una sociedad que pide a gritos mudos retornar, porque no existe institución que supla los procesos y experiencias que se viven en la ESCUELA. Gritos mudos porque se entiende que lo primordial en estos momentos es resguardar la vida, y que ahora comprenden y valoran más que nunca cual es la real importancia de la ESCUELA, no solo por lo que en ella se aprende sino por lo que en ella se vive.

    Mi provincia hizo el intento apresurado de querer volver a las ESCUELAS con un plan piloto que constaba de cuatro FASES y con una serie de características:

    • VOLUNTARIO ya que los padres decidían si enviaban o no a sus hijos.
    • CONTEXTUALIZADA ya que respetaba la singularidad de cada zona en la que estaba ubicada la ESCUELA.
    • HETEROGÉNEA, supuestamente adaptada a las necesidades sanitarias y con limitación de alumnos respetando el distanciamiento y los protocolos dispuestos permitiendo hacer un seguimiento personalizado brindando a cada uno lo que necesitaba.
    • FLEXIBLE ya que tanto los docentes como alumnos tendrían una asistencia reducida en días, horarios y no necesariamente debían concurrir a sus Instituciones de base sino que podían ir a las más cercanas a sus domicilios (rompiendo con todas las teorías de fortalecimiento de los vínculos pedagógicos).
    • ESCALONADA ya que se iniciaba por las escuelas rurales de baja matrícula, agregándose paulatinamente las que eran de población más vulnerables y no tenían acceso a la conectividad, pero con la mayor de las contrariedades ya que para poder asistir a esas instancias escolares debían inscribirse previamente vía internet.

    Son tanta las discordancias entre las realidades y necesidades que vive el sistema educativo y sus actores y las decisiones políticas tomadas.

    Pero en fin esto estaba dado en un momento y contexto donde la provincia no tenía casos positivos de Covid-19 y que justo el día en que se comenzaba a implementar aparecieron los dos primeros casos y que ahora somos una de la Provincia que más casos tiene.

    En nuestro país el periodo lectivo es de Marzo a Diciembre con un receso invernal de dos semanas en el mes de Julio en un 98% aproximadamente, salvo unas pocas ESCUELAS de periodo especial, parecido a sus periodos escolares. Para realizar este Plan en nuestra Provincia, se adelantó el receso invernal casi un mes y medio perdiendo de vista que se hace en Julio, no de manera caprichosa, sino por las inclemencias climáticas y porque es a la mitad del periodo y que sirve para recargar las pilas.

    Pero tal cual dices hay que volver cuando estén dadas las garantías, sin forzar situaciones que atenten contra la salud y la vida. Y menos por creer que la docencia, por no estar en el espacio físico ESCUELA y a la que todos añoran regresar no están trabajando. Es más se trabaja más que nunca, con la conciencia plena de que debemos seguir sosteniendo a la sociedad. Y para lo cual si necesitaremos de autonomía (organizativa y curricular) de los centros, siendo los conocedores de lo que cada uno de nuestros alumnos y sus familias vivieron durante este tiempo.

    Gracias tus reflexiones mi querido Amigo. Un gran y cálido abrazo Jujeño.

    • Querido Rodrigo:
      Ya sé por otros canales que has salido de una situación familiar complicada.
      Me alegro.
      Veo que cada país (cada provincia) tiene un contexto peculiar y unos gobernantes particulares.
      De cualquier manera, es obvio que pandemia ha puesto patas arriba el mundo.
      – Hay que valorar la escuela como ese ARCA DE NOE QUE SALVA DEL DILUVIO DE LA IGNORANCIA Y DE LA DESIGUALDAD. (Ese es el titulo de un libro que publiqué en Guadalajara. México).
      -Hay que acomodar las respuestas a las diversas situaciones que impone el virus.
      – Es preciso salvaguardar la salud de la comunidad educativa.
      – Hay que `pensar en volver a la escuela.
      – Hay que hacerlo con garantías.
      Un gran abrazo.
      Y gracias por el comentario y la información.
      MÁS

  10. Estimado profesor…

    Me hacen tanto sentido sus palabras… aquí en Chile en pleno invierno, todavía sin poder vislumbrar nuestro retorno, al menos paulatino y gradual, a nuestras escuelas… Como profesores nos inunda cada vez más la sensación de angustia y ansiedad por retornar… así es, queremos volver, queremos volver a sentir a nuestros estudiantes, a nuestros compañeros de labores, a nuestras apoderados. Si bien hemos logrado instalar un modelo de trabajo a distancia que ha permitido sopesar en algo la cobertura curricular estipulada para el presente escenario de emergencia sanitaria, no logra llenar nuestros corazones de aquello que nos alimenta y moviliza… En ese proceso nos encontramos, a la espera de volver a sentir y amar… ya llegaran los tiempos donde volveremos a reunirnos con nuestros estudiantes cara a cara, escuchar sus conversaciones e infinitas anécdotas, disfrutar de sus aciertos y desaciertos, orientar y acompañar sus conflictos personales y sociales… en fin, todo aquello que una pantalla nos arrebata.

    • Querida María Elena:
      Creo que eso me sucedería si estuviera en activo.
      De alguna manera estoy viviendo también tu angustia.
      Habría que garantizar un regreso SEGURO.
      Besos y gracias.
      MÁS

  11. Estimado Miguel Ángel.
    Me parece muy interesante el tema, ya que trabajo en un proyecto de educación a distancia, y en las encuestas que hacemos a los alumnos siempre salen comentarios sobre la poca relación entre ellos. Y aunque nos esmeramos por incluir foros y otras actividades que propicien esta comunicación, no es tan fácil… no es lo mismo. También estudio una segunda licenciatura a distancia, y puedo sentir la diferencia con la primera, sobre todo en el distanciamiento con mis compañeros y con los docentes.
    Como dices, a partir de ahora, las cosas no volverán a ser como lo eran antes. Espero en mi corazón que logremos sobrellevar está adversidad e idear maneras de no perder esos valiosos vínculos que se forman en las escuelas.
    Por otra parte, aprovecho para decirte que, por azares del destino, esta semana escuché tu maravillosa ponencia en Mendoza en 2010 “La evaluación como aprendizaje” y me llegó al corazón. He visto otros videos como “Evaluar en tiempos de Covid 19”, y ahora quiero leer tus libros. Me encantaría que pudieras decirme por cuál o cuáles empezar (si es que hay un orden sugerido).
    Te mando afectuosos saludos desde México.
    Gracias por compartir con nosotros tu experiencia.

    • Querida Alma (qué hermoso nombre):
      Geacias por tus palabras, tan generosas.
      Fui tutor de la UNED varios años y sentí en mis propias carnes esas carencias que conlleva la distancia.
      En cuanto a los libros:
      1. Evaluar con el corazón (2017).
      2. Educar el corazón (2020).
      Los dos de la Editorial Homo Sapiens de Rosario.
      Besos.
      MÁS

  12. Hola
    mi querido profesor Miguel Ángel te escribo, desde Argentina y más específicamente desde Tucumán, provincia que en algún momento visitaste, leía tu columna y venían a mi recuerdos de peleas, de empujones en los recreos, de escuchar a los chicos cantar, reírse, alguna que otra parejita de enamorados, el timbre que molesta al oído, los ojos tristes que se pueden ver cuando nos paramos frente al aula, los ojos brillosos de los que me dicen que se olvidaron la tarea en la mesa, pero que si la hicieron.
    LLevo más de 25 años de servicio, y no sabía que extrañaba tanto la escuela.
    Muchos cariños y gracias por tus palabras.

    • Querida Stella:
      Hermosa y certera descrpción. Gracias.
      Ojalá que pronto puedas volver a disfrutar de la magia del encuentro.
      El vínculo, tan necesario, se fortalece con la presencia, pero hay que tener garantías para no poner en pelIgro a toda la comunidad educativa.
      Besos.
      MÁS

  13. Estimado Miguel Ángel, desde Villarrica, Chile un gran abrazo, tal y como lo conversamos hace algunas semanas, adjunto un esbozo de mi mirada pedagógica de la retroalimentación efectiva. Espero comentarios. Mi correo electrónico es: profesoralvaromiranda@gmail.com

    RETROALIMENTACIÓN EFECTIVA
    La verdadera esencia de la pedagogía
    Mg. Álvaro Miranda A.

    Sabido es, hoy por hoy, que la Retroalimentación es una parte fundamental en el proceso de la evaluación de los aprendizajes. Y la usamos, claro que la usamos. Desde hace mucho la usamos. Pero, ¿la usamos correctamente?

    La asociamos a información de resultados, calificaciones, con números y signos positivos y negativos, incluso con premios y castigos; pero la retroalimentación es mucho, inmensamente mucho más que eso: La retroalimentación es la instancia en la cual se verificarán los aprendizajes y el nivel en que estos se han adquirido, siempre y cuando la hagamos correctamente.

    Retroalimentación y Evaluación (Razón de ser de la retroalimentación)

    El resultado de la retroalimentación de una evaluación podría darnos antecedentes para modificar nuestra acción pedagógica, nuestra didáctica, nuestras actividades generadoras de aprendizaje e incluso hasta nuestras herramientas de evaluación y el proceso mismo de la evaluación. Sin retroalimentación la evaluación no está completa.

    Rosana Fernández Coto, consultora REDEM (red educativa mundial) en Argentina sostiene: “en el contexto profesional llamaremos feedback (retroalimentación) a todo comentario, información, crítica o apreciación dada por un profesional de la educación a otro colega, alumno, padre o miembro del equipo, basado en un acto observado y que tenga por objeto hacer algún tipo de evaluación sobre ese acto, ya sea para mantenerlo, modificarlo o cambiarlo”.

    Retroalimentación y Calificación (Fundamento de la retroalimentación):

    ¿Cuántas veces, después de saber la nota obtenida tras una evaluación, el estudiante confirma o desestima un aprendizaje que pensaba logrado? Pero tras la revisión de la evaluación ya es tarde, “la nota está puesta”. Entonces: ¿Refleja la nota lo que realmente aprendió el estudiante? Y si tras la retroalimentación comprobamos que el aprendizaje logrado por el estudiante es sustantivamente superior o inferior al que la evaluación nos dice, ¿corresponde que la nota asignada se mantenga? La retroalimentación es el momento en el cual la evaluación es puesta a prueba.

    El español Miguel Ángel Santos Guerra, en su texto “Patologías de la Evaluación”, precisaba hace varios años atrás: “El proceso de evaluación es tan complejo que ha de ser necesariamente evaluado para poder atribuirle un valor”.

    Retroalimentación y aprendizaje (Función de la retroalimentación)

    Claramente, sólo al momento de retroalimentar al estudiante estaremos, como docentes, comprobando el nivel de aprendizaje logrado por éste y, en ese mismo momento, el estudiante estará comprobando sus propios niveles de logro. Pero eso no es todo: unido a lo anterior, estaremos comprobando si todo el gran proceso de enseñanza-aprendizaje va bien encaminado. Esto es: si las actividades generadoras de aprendizaje han logrado su fin “generar aprendizajes”; si las actividades de evaluación han cumplido su objetivo “evaluar los aprendizajes”; si los instrumentos utilizados para los procesos de evaluación son pertinentes, si los criterios utilizados en la construcción de estos instrumentos son acertados; o si es necesario tomar decisiones respecto de uno o todos los elementos que componen este gran proceso. Y por lo mismo es necesario evaluar constantemente y decidir en función del análisis que resulta de la retroalimentación de las evaluaciones.

    La Dra. en Educación Damarys Roy Sadradín, en su texto: “Tipología de la retroalimentación de la evaluación” afirma: “Un análisis de los niveles de logro obtenidos por los alumnos en una evaluación, puede iluminar problemas de diversa índole, comenzando por los mismos criterios de evaluación”

    Retroalimentación y Metacognición (El ideal de la retroalimentación)

    ¿Y si retroalimentamos sin dar las respuestas?
    ¿Quéeeeee?
    Exactamente así. El ideal del proceso de retroalimentación es no dar respuestas, sino generar más preguntas; preguntas orientadas a que el estudiante descubra el proceso mediante el cual llegó al logro de aprendizaje alcanzado (metacognición).
    Luego, preguntas que generen la necesidad de mejorar sus niveles de logro alcanzado.
    ¿Y si no lo logró?, entonces generar preguntas que le lleven a conectar con sus aprendizajes previos y que le permitan hacer “puentes” para comprender cómo alcanzar los nuevos aprendizajes.
    ¿Y si quiere más? Entonces más preguntas, indagación constante, reflexión pura.

    John Dewey, inspirador del Aprendizaje basado en proyectos, escribió: “No aprendemos de la experiencia. Aprendemos reflexionando sobre la experiencia”.

    Por lo anterior, para todo docente: no es importante saber y aplicar la retroalimentación; es mucho más que eso: es un deber moral.

    Espero no haberles aburrido. Un gran abrazo virtual. Ya serán los de verdad.

    • Estimado J. Álvaro:
      Gracias por el envío del texto que has querido compartir conmigo y con los lectores y lectoras del blog.
      1. En mis libros “La evaluación como aprendizaje” y “Evaluar con el corazón” insisto mucho en esta idea. En el segundo, hay un capitulo que se titula La evaluación de los alumnos, un proceso de aprendizaje para los profesores.
      2. También planteo esta idea en mis libros y artículos sobre METAEVALUACIÓN.
      3. La idea que planteas es fundamental. En este mismo blog, puedes ver un artículo titulado “Diagnóstico inútil” que plantea la idea central de tu artículo.
      4. La cuestión se debe plantear también para la enseñanza (en el libro Ideas en acción, hay un ejercicio sobre la retroalimentación en la enseñanza) y, en general, para la práctica pedagógica. Puedes ver también mi libro La escuela que aprende.
      5. Como creo que tu texto se centra en la retroalimentación en evaluación, el título deberías reflejarlo más claramente diciendo, por ejemplo, RETROALIMENTACIÓN EFECTIVA EN LA EVALUACIÓN.
      6. Si lo vas a publicar, convendría que las citas siguiesen (en el texto y en la bibliografía) las normas APA.
      Un cordial saludo, enhorabuena y muchas gracias.
      MÁS

  14. Hola Miguel Ángel.

    Después de 30 años en la escuela pública, no puedo por más que compartir todo lo que has subrayado referente a lo que es o debe ser una escuela. No creo que haya muchas dudas o disonancias al respecto en los lectores…

    Pero la realidad es la que es… y se avecina un inicio de curso muy incierto y complicado. Las administraciones educativas ya se han decantado, de momento, por iniciar el curso con una enseñanza presencial. Además de lo necesario que es para la formación integral del alumnado, también es imprescindible para que la vida transcurra con normalidad (o con la máxima normalidad posible), de este modo las familias, especialmente las que trabajan, dispondrán de un lugar para dejar a sus hijos/as durante el horario laboral. Totalmente comprensible.

    Frente a estas imperiosas necesidades las administraciones educativas han enviado instrucciones dirigidas a los centros educativos para que se elaboren protocolos para evitar posibles contagios. Han dejado en la autonomía de los centros la potestad de la prevención de los mismos. Si las instalaciones de los centros, las ratios, los recursos,… fuesen ideales no cabría decir nada. Pero la realidad no es de color de rosa, es muy distinta. Por ello los docentes nos vemos “dejados de la mano de Dios” frente a un problema sanitario que si bien a los niños “parece” no afectarles, en cambio a los adultos sí, y cuanto más mayores y con enfermedades previas, más y peor.

    No hablamos de piojos, de varicela, de sarampión, de gripe o de un simple resfriado, enfermedades a las que nos vemos sometidos en las escuelas y que contagian con facilidad al profesorado, sino a enfermedades que producen muerte.

    Los sanitarios y otros profesionales fueron las avanzadillas que lucharon en las trincheras, ahora envían a los destacamentos de docentes como infantería de marina que va a lucha ante una playa minada y con ametralladoras en las colinas. Por ello es fácil entender que los equipos directivos de los centros estén poniendo “el grito en el cielo” ante la situación a la que nos vemos abocados en septiembre.

    Pareciera que eludimos nuestras obligaciones y responsabilidades, que abogáramos por la “aparente” comodidad de la enseñanza presencial, o que siguiéramos de vacaciones (desgraciadamente hay familias que piensan así),… No, no es esta la cuestión. Se trata de trabajar en unas condiciones sanitarias mínimas, y eso no se garantiza en la mayoría de los centros. No se trata de salvar maestros y maestras, se trata de evitar el contagio de alumnado, profesorado, monitores escolares, servicios especializados que inciden en los centros, personal de administración y servicios,… y por extensión a: compañeros/as, padres/madres, abuelos/as, hijos/as, titos/as, amigos/as,…

    A todos nos gusta una paella de marisco con gambas, calamares, mejillones, rape, almejas,.. Pero cuando los barcos de arrastre dejan de faenar porque hay paro biológico hay que comerse el arroz sólo o con otros ingredientes. Es más insípido, seguro, pero sin estos ingrediente no se puede comer paella de marisco, será de otra cosa, pero comemos y sobrevivimos… Indudablemente que la pantalla no puede reemplazar a la escuela, pero en estos tiempos inciertos hay que echar mano de los recursos tecnológicos para seguir comiendo paella…

    Tú has apuntado otra posible modalidad, el “blended learning”, es decir compaginar la enseñanza presencial y digital. No soluciona el problema de con quién dejar los niños, pero para eso se pueden arbitrar otras soluciones, pero facilita el distanciamiento social y que las medidas de higiene se puedan cumplir con más facilidad.

    También se me ocurre que las administraciones públicas busquen todos los espacios públicos que se puedan disponer, sean o no escuelas, para poder desdoblar aulas masificadas, comedores hacinados o despejar los patios de recreos,…

    Somos maestros, no médicos, ni enfermeros, ni políticos, ni expertos en protocolos sanitarios, que cada cual aguante su vela y ponga soluciones en función de sus competencias. No echemos “el muerto” al otro, en este caso, al más débil, la comunidad educativa.

    Cuando la semana pasada me decías que parecía que tenía telepatía por haber aventurado el tema que ibas a tratar esta semana, la verdad es que me he quedado un poco sorprendido por la línea de reflexión que has tomado, creía que iba a ir por los derroteros que he esgrimido en este comentario.

    He tardado en escribir esta semana porque desde la sombrilla y con un móvil me resulta muy farragoso expresarme. De ahí que haya esperado a retomar el ordenador.

    Un ordenador no es una escuela, pero es un recurso más para enseñar a reflexionar. Tú lo haces desde este medio desde hace muchos años…

    Un abrazo.

    • Querido Juan Carlos:
      Y he ido por tus derroteros.
      Porque he dicho que hacen falta medios personales y medios materiales…
      Hacen falta profesores, garantías higiénicas, espacios…
      Porque es casi seguro que el virus seguirá entre nosotros mucho tiempo.
      Claro que no se trata de un simple resfriado. El riesgo de muerte.
      Veo poco debate sobre la cuestión.
      Veo poca preocupación por la solución del problema que pronto llegará.
      No sé si te has fijado que el artículo lleva ya más de 6000 enlaces (1.6K).
      Lo cual quiere decir que es una cuestión candente.
      Gracias por el interesante comentario.
      Aa disfrutar de la sombrilla, del sol y del agua.
      Un abrazo.
      MÁS

  15. Veo que el artículo ha tenido más de 6000 enlaces. No me sorprende porque trata de un tema de extraordinaria importancia y actualidad.
    El verano pasará en un suspiro y no veo que exista una preparación clara ante la situación que se avecina ante la apertura del nuevo curso.
    No podemos meter a los niños y a las niñas en una situación de riesgo. No es solo el problema de las clases, es también el modo de afrontar las llegadas, las salidas, las comidas, los recreos, el uso de los baños…
    Creo que hace falta avivar el debate mucho más intensamente.

    • Querido Carlos:
      Gracias por tu comentario.
      Creo que se trata de un tema que requiere un debate intenso y profundo.
      Por una parte, la presencia en la escuela tiene unos grandes beneficios, como digo en el artículo perol momento exige una inteligente y apremiante reflexión para tomar las medidas oportunas que eviten el desastre.
      Ya sé que la situación varía cada día y no se sabe muy bien en qué momento nos encontraremos a mediados de septiembre.
      Hemos de estar pendientes de la evolución.
      Hemos de pensar en medidas imaginativas y eficaces.
      Un abrazo.
      MÁS

  16. Don Miguel Angel:

    Le saludo cordialmente desde la madrigada chilena. Tuve la alegría de conocerlo por “pantalla” hace unos meses atrás en una de las conferencias que ha dictado para la Fundación Liderazgo Chile, y debo reconocer que me enamoré mucho más de la docencia en la primera infancia , aun cuando soy por formación docente del área de la Filosofía, opté por quedarme en la educación básica, pues se usted refirió a los diarios que ha escrito a su hija, pues yo perdí a mi primer hijo, y encontré en la posibilidad de escribir(le) aquellas cosas que solo sabe narrar el corazón silente.
    Acá las pantallas se han convertido en la angustia de la docencia (más encima en invierno), pues “las pantallas en negro” de los y las estudiantes se sienten generalmente como un grito silencioso y lleno de desesperación por no ser invadidos por las opiniones que, más de alguna vez, son malintencionadas sobre el modo de vivir, pues una pantalla se ha convertido en la puerta de entrada no solo al estudiante sino que también a la vida familiar, y por tanto, en puertas de acceso a la vulnerabilidad. Por ello es que me dirijo con respeto y humildad, sabiendo que su palabra abre puertas y enciende corazones , le pido por favor tenga unas palabras para mis colegas del Colegio Louis Pasteur de Traiguén (Araucanía, Chile). Estamos por cumplir 129 años, no fáciles en el actual contexto pues además de la pandemia que azota al mundo, sino por además estamos atravesando una crisis social en la zona de tradición mapuche que hiere el alma de la educación con el odio, la violencia y la falta de voluntad de diálogo. Y esto lo ven los y las estudiantes, y ver es también aprender y me asusta lo que ve. Veo el dolor y el cansancio (hasta el extremo) de cada uno y cada una de mis colegas ante estas y un sin fin de situaciones que nos muestran lo vulnerable que somos. Las lágrimas afloran al teléfono y en las video-llamadas, y en estos momentos un mensaje suyo nos puede alentar en medio de una entrega sacrificada y al mismo tiempo que me hace ver la docencia como un acto de amor, pues amar es procurar el bien del otro, y amar es dar esperanza, aunque sea con pequeños gestos. Si pudiese darnos unas palabras escritas o un pequeño video se lo agradecería enormemente. Pido por favor que no lo tome a mal ni como una falta de respeto, solo le pido que disculpe mi atrevimiento, pues lo mismo que sentí yo al escucharlo, es lo que me gustaría que sintieran mis colegas y que tanta falta nos hace, volver en medio de la crisis al primer amor de la educación por medio de una persona que dejó de ser profesor por convertirse en maestro.

    • Querido Manuel. Te mando un mensaje para los docentes. Por favor, es un placer. No consideres tu petición como un atrevimiento. Te agradezco infinitamente tu actitud.

      Queridos docentes, queridas docentes del Colegio Louis Pasteur de Traiguén:
      La pandemia ha puesto patas arriba nuestro mundo. También el sistema educativo. También la escuela. Sé que estáis haciendo un esfuerzo sobrehumano para seguir enseñando y guiando a vuestros alumnos y a vuestras alumnas.
      GRACIAS. Sois el ejército de salvación de la humanidad. Los médicos están curando los cuerpos, vosotros estáis alimentando las mentes y cuidando los corazones. ¿Qué sería del mundo sin vosotros y vosotras? Enseñar no es solo una forma de ganarse la vida. Es, sobre todo, una forma de ganar la vida de los otros. ÁNIMO. Sé que hay problemas y adversidades pero nunca olvidéis que menos por menos es más. Eso explico en mi libro La estrategia del caballo y otras fábulas para trabajar en el aula. Cuento que una familia tenía un caballo. Después de una jornada de trabajo, el caballo se pierde y lo encuentran caído en un poco. El pozo es tan profundo, el caballo tan viejo y la familia tan pobres, que deciden no sacar al caballo y cegar el pozo. Van con palas y echan tierra sobre el lomo del caballo. Cuando la siente en el lomo, la sacude con fuerza y cae a sus pies. Y él sube de nivel. Le siguen echando tierra. Le cae sobre el lomo, él la sacude, cae a sus pies y sube de nivel. Sube, sube, sube y sale trotando en libertad. Habrá situaciones y personas que caven pozos a vuestro paso. Habrá quien eche paladas de tierra sobre vosotros. Pero a vosotros nadie os podrá arrebatar la estrategia del caballo. FUERZA. Esta es una profesión optimista porque parte del presupuesto de que el ser humano puede aprender, puede mejorar. Sin optimismo podemos ser buenos domadores, pero no buenos educadores.
      Es tan consustancial el optimismo a la educación como mojarse para el que a nadar. OPTIMISMO. Trabajáis en una zona vulnerable. Donde es más necesaria la escuela, que es “El Arca de Noé” de la humanidad, como dice el título de uno de mis libros. No hay escuela sin valores. Tenéis que echar no a los mejores del mundo sino a los mejores para el mundo. VALORES. Tenéis la profesión más hermosa, más difícil, más arriesgada y más importante que se le ha encomendado al ser humano en la historia: trabajar con la mente y el corazón de los niños y de los jóvenes. ESPERANZA. Os brindo un lema que a mí siempre me ha servido para afianzar el compromiso por la mejora: QUE TU COLEGIO SER MEJOR PORQUE TÙ ESTÁS TRABAJANDO EN ÉL.
      Un gran abrazo desde España. Gracias por vuestra tarea. Enhorabuena por vuestro esfuerzo.

      Miguel A. Santos Guerra

  17. Buenas tardes, Dr. Miguel Angel.

    Reciban saludos cordiales desde Nicaragua, me presento soy Valeria Mendieta, Directora de Cooperación Externa del Ministerio de Educación, desde nuestro Ministerio hemos estado en seguimiento de los diferentes artículos y publicaciones en youtube, y nos gustaría poder entrar en contacto directo con ustedes, ya que mis Autoridades Superiores están muy interesado en tener un espacio de intercambio, si para usted no le resulta en mal, podríamos companrtir mayor información.

    Deseandoles exito en su labor y esperando una respuesta a mi comentario. le saludo,

    Valeria Mendieta

    • Querida Valeria:
      Estaré encantado de establecer ese intercambio del que me hablas con el Ministerio de Educación.
      Te envío mi correo particular: arrebol@uma.es.
      E desde él te facilitaré mi celular.
      Saludos cordiales.
      MÁS

  18. Excelente trabajo!!! Ser maestro es educar con el corazo!!
    Amo mi profesión y trato de dar lo mejor a los niños!!

    • Para T. Lourdes:
      Para educar con el corazón es preciso tener educado el corazón.
      Ese es el título de mi último libro (publicado en Homo Sapiens.Rosario): EDUCAR EL CORAZÓN. LOS SENTIMIENTOS EN LA ESCUELA.
      Solo si amas la profesión podrás ser feliz.
      Un cordial saludo.
      Y gracias por escribir.
      MÁS

  19. Hola Miguel Angel, que hermoso es leerte!!! Aqui en Argentina el domingo fue el día del niño y en mi escuela decidimos todos los docentes “ABRIR LA ESCUELA”, abrir las ventanas e invitar a las familias que pasen a visitarnos. Fue emocionante ver a mis niños por la ventana, darles una sonrisa, palabras hermosas y un regalito… No creí que me movilizara tanto.
    Sólo deseo que termine esta pandemia y que si algo bueno pueda dejar, sea haber podido reflexionar sobre la Educación, la Niñez, la INCLUSIÓN (así en mayúscula), el Amor…
    Que de una buena vez LA ESCUELA SEA PARA TODOS… QUE INCLUYA A TODOS, Y QUE TODOS LA TRANSITEN CON AMOR!!
    Gracias por acompañarme en el camino de la educación!

  20. Mi estimado Miguel Ángel: muy interesante el artículo de hoy… y parece que el tema es tan polémico cuando antes eran los relacionados con religión… hoy los países del mundo se encuentran ante la que parece la decisión más difícil que se tiene que tomar y es cuándo y cómo regresar a las escuelas, ya que por un lado están todos los elementos que tú también comentas y por otro lado está el salvaguardar la vida de los que van a la escuela…y que este virus no da tregua… complicado y complejo del cual yo no sabría dar una sugerencia u opinión al respecto ya que como bien dices los contextos son variados y diversos… solo puedo comentarte que en este tiempo ha pasado por mi mente que si esto continuara así sería momento de plantearme en si debo seguir en este ámbito o mejor decir adiós… ya que no me imagino regresar y no poder acercarme a los chicos para abrazarlos y tener que verlos a una sana distancia.. me quedo con muchas reflexiones y pensamientos…
    Te mando un fuerte abrazo a la distancia y hasta la próxima publicación…

  21. Este artículo me parece muy interesante, ya que habla de la realidad que hemos vivido en los sistemas educativos a causa de la pandemia y que aún seguimos viviendo. No hay educación a distancia sino instrucción. El proceso de socialización que se realiza en las aulas no se puede realizar a través de una pantalla en la que cada uno se encuentra en casa en soledad y aislamiento social. A convivir no se puede aprender desde una pantalla se debe llevar a la práctica, es decir, se aprende a convivir conviviendo. A causa de esta pandemia el mundo emocional de los niños se ha quedado en un segundo plano.

    • Querida Beatriz:
      Gracias por leer el artículo y por hacer este comentario con cuyo contenido coincido plenamente.
      Ojalá que se pueda mantener la actividad educativa de manera presencial.
      Creo que puede haber instrucción a distancia pero no educación a distancia.
      Besos.

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