Amor y discapacidad

12 Oct

Una buena amiga (qué redundancia, por Dios), me ha enviado esta historia, sin explicitar la autoría de la misma. Después de leerla he comprobado en la red que existen diversas versiones de la misma, con pequeñas variantes, tanto en el contenido como en las moralejas que de ella desprenden los diferentes autores o autoras. Me ha parecido interesante  traerla a colación para hacer algunas reflexiones sobre dos cuestiones que considero importantes: los sentimientos y la discapacidad.  La historia dice así:

Había una chica que se odiaba por ser ciega. Odiaba a todos menos a su amoroso novio. Él siempre estaba a su lado, lleno de solicitud y afecto.

Un día ella le dijo a su novio:

– Si pudiera ver el mundo, aunque solo fuera un día, me casaría contigo.

Había solicitado una donación de ojos y, un buen día, cuando ya casi no albergaba esperanzas, le llegó la noticia de que habían llegado unos ojos para ella. No sabía de dónde ni de quién procedían.

La hicieron el trasplante con éxito y, cuando le retiraron por fin el vendaje de sus ojos, fue capaz de verlo todo, incluyendo a su novio. La impresionó ver su cara, en la que se dibujaba una enorme sonrisa.

Él le manifestó  su enorme alegría y le reiteró una vez más su amor incondicional.  Luego, le preguntó:

– Ahora que puedes ver el mundo, ¿estás dispuesta a casarte conmigo?

La chica miró detenidamente a su novio y vio que era ciego. La imagen de sus párpados cerrados la impresionó. Ella no se lo esperaba. Nunca le había dicho nada sobre ello. La idea de mirarlo así el resto de su vida la llevó a negarse a casarse con él.

Su novio la dejó con lágrimas y días más tarde le escribió:

  • Cuida bien de tus ojos, mi amor, porque antes de ser tuyos fueron míos.

La historia de la novia ciega me ha remitido a la novela de Anthony Doerr, que fue Premio Pulitzer de Ficción 2015 y que tiene este sugerente título: “La luz que no puedes ver”. Porque en ella se narra un emocionante enamoramiento entre una chica ciega francesa (Mari-Laure) y un joven nazi (Werner).

Marie-Laure, vive con su padre en París cerca del Museo de Historia Natural, donde él trabaja como responsable de sus mil cerraduras. Cuando, siendo niña, se quedó ciega, su padre le construyó una minuciosa maqueta del barrio para que, mediante el tacto, pudiera memorizarla y recorrerlo.

En  una ciudad minera de Alemania, el joven huérfano Werner crece junto a su hermana pequeña, cautivado por una radio rudimentaria. Se hace un experto en construir y reparar aparatos, cualidad que no pasa inadvertida a las Juventudes Hitlerianas. En la noche de la liberación de Saint-Malo, la joven ciega  y el joven alemán se encuentran y se enamoran, aunque su amor… (No sigo para no desvelar al futuro lector de la novela el posterior desenlace).

En uno y otro caso, inicialmente, la chica es ciega, aunque en el primero deje de serlo por la generosa donación del novio. El joven le entrega sus ojos y paradójicamente, esos ojos sirven para perderla.

Cara y cruz de la misma moneda. En la primera historia triunfa el desamor frente a la extrema generosidad. El amor no correspondido se llena de dolor y de angustia al comprobar que su gesto de extrema generosidad tiene como consecuencia el rechazo y la pérdida de la amada. En la segunda, reina el amor frente a cualquier adversidad.

Las dos historias me llevan de la mano a la esfera de los sentimientos, tan importantes como olvidados en el mundo de la educación. Las instituciones educativas, digo en mi libro “Arqueología de los sentimientos en la escuela”, han sido siempre el reino de lo cognitivo y pocas veces el reino de lo afectivo. Solo ha importado el desarrollo de la mente propiciando la esfera intelectual y el del cuerpo a través de la Educación Física. Pero no ha habido espacio para el desarrollo emocional. Lo mismo ha sucedido con la formación de los docentes. Se han cultivado competencias intelectuales y técnicas, pero no se ha atendido a las competencias emocionales.

Dice Isabelle Filliozat en su libro “El corazón tiene sus razones”: “En el colegio se aprende historia, geografía, matemáticas, lengua, dibujo, gimnasia… Pero, ¿qué se aprende con respecto a la afectividad? Nada. Absolutamente nada sobre cómo intervenir cuando se desencadena un conflicto. Absolutamente nada sobre el duelo, el control del miedo o la expresión de la cólera”.

Sin embargo nos hacen felices o desgraciados nuestros sentimientos, no tanto nuestros  saberes y nuestras posesiones. Manejar con inteligencia el mundo de los sentimientos nos va a facilitar la aceptación de nosotros mismos y nos va a propiciar una comunicación saludable.

“Una persona que ama pero que carece de coraje, es dependiente. Una persona que lucha pero que carece de compasión, es justiciera, sin más. Una persona que tiene sentido del humor pero que carece de compasión, es cínica. Una persona que ama pero que carece de sentido del humor, es presa fácil de la desesperación”, dice Rosseta Forner en su libro “La reina que dio calabazas al caballero de la armadura oxidada”. Un libro que se subtitula así: Un curso práctico para recuperar la autoestima y descubrir el verdadero sentido del amor”

¿Cómo nos queremos, cómo nos relacionamos con los otros, cómo nos hacemos querer, cómo aceptamos el rechazo, cómo manejamos nuestros sentimientos?

También me llevan estas historias al mundo de la discapacidad. Al mundo emocional de esas personas que se viven a sí mismas y se relacionan con los demás desde unas limitaciones importantes. ¿Cómo han trabajado el desarrollo emocional? Y, sobre todo, ¿cómo se relacionan las personas “normales” con ellas?

Conozco muy bien a Pablo Pineda, primera persona de Europa que, con síndrome de Down, consiguió en mi Facultad de Educación el título de Licenciado. Le corregí algunos trabajos y hablé con él muchas veces. Es un hombre cargado de sensatez y de ilusión por vivir. Hace poco leí una entrevista suya (mejor dicho, la oí) en la que hablaba de sus enamoramientos y de la correspondencia que las chicas le habían manifestado. Era duro escuchar cómo todas las chicas que a él le habían interesado, habían sido inaccesibles. ¿Cómo vive Pablo el desamor?¿Cómo ven y sienten a Pablo las chicas que él ha considerado imposibles?

Cuando la novia ciega del primer relato  (un relato que “se non è vero è ben trovato”) rechaza a su novio, no lo hace porque haya descubierto que su personalidad no es la que pensaba, lo hace porque tiene una discapacidad que ella no preveía. En la segunda historia, el enamoramiento sobreviene a sabiendas de que la chica es ciega. Son actitudes ante parecidas realidades. Qué distinta sería la vida (la de cada uno y la de todos en conjunto) si tuviésemos en las familias y en las escuelas una verdadera educación emocional.

Algo estamos avanzando. Hay experiencias crecientes y hay publicaciones interesantes. Véase en mi blog la experiencia “La libreta de los sentimientos”. En cuanto a publicaciones pienso en el libro que prologué en 2017 titulado “Habilidades para la vida. Aprender a ser y a convivir en la escuela”,  de Andrea Giráldez y Emma-Sue Prince. Un libro para pensar, sentir y hacer. Estamos caminando, pero hay que ir más de prisa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

20 respuestas a «Amor y discapacidad»

  1. Querido Miguel Ángel:

    Estoy totalmente de acuerdo contigo en la necesidad de incorporar a la docencia la formación de los estudiantes en el ámbito de las emociones y de los sentimientos. Esta es una de las grandes lagunas que existe en nuestro sistema educativo en todos los niveles.

    Y, con relación a ello, uno no acaba de entender que, pasando al ámbito en el que nos movemos, acaben obteniendo sus titulaciones como maestros y maestras que desconocen el mundo emocional de los escolares, tanto en sus aspectos conceptuales como en sus posibilidades de aplicación en las aulas.

    Puesto que estoy totalmente convencido de esta necesidad, quisiera indicar que se encuentra avanzada una tesis doctoral que dirijo acerca del estudio de “los sentimientos y emociones de los escolares y su estudio a través de los dibujos”.

    Por otro lado, he publicado numerosos artículos referidos a las emociones, positivas y negativas (llamémoslas de este modo tan sencillo) tomando como punto de partida los dibujos de temáticas que se les plantea en las clases.

    Y acabo preguntándome: ¿Por qué, por ejemplo, no existen en los estudios universitarios asignaturas que fueran “Psicología de las emociones” y “Pedagogía de las emociones”? Sobre esto podría dar mi propia versión, pero temo que me alargaría en exceso.

    ***

    Hablas del caso de Pablo Pineda y sus dificultades de relaciones amorosas. Recuerdo que cuando acudí, décadas atrás, al programa de doctorado en Málaga, Miguel López Melero nos introdujo en la experiencia educativa de Pablo Pineda, que posteriormente acabó de manera excelente en sus estudios universitarios.

    Pero lo que me hizo reflexionar bastante, tiempo después, fue un documental centrado en su persona y que en el mismo su madre se interrogaba qué iba a ser de su hijo en el futuro cuando tuviera relaciones con algunas chicas. La madre expresaba que le gustaría que encontrara a alguna chica que lo quisiera tal como era el propio Pablo.

    Pienso, también, en las dudas e interrogantes que les surgirían a las chicas a las que a Pablo le gustaba. Son interrogantes que uno puede entender, porque a ciertas edades les resulta muy complicado afrontar un futuro con bastantes incógnitas.

    En fin, la construcción de una pareja bien compenetrada no es lo mismo que el reto de los estudios… Para cerrar este punto, me alegraría mucho que Pablo hubiera encontrado esa pareja con la que pudiera vivir dichoso (creo que este es uno de los cuatro pilares básicos para ser dichoso en esta vida).

    ***

    Acabo en sentido inverso a cómo has desarrollado el artículo. Y lo hago apuntando que los relatos, lógicamente, no son la realidad, por lo que suelen presentar puntos débiles. ¿Acaso una chica ciega no podría saber que su enamorado era también ciego? Creo que fácilmente lo descubriría al comparar, por ejemplo, sus descripciones espaciales (el cielo, las estrellas, el mar, las distancias…) con las que recibiría de alguien que no tuviera ceguera… En fin, los cuentos tienen sus partes débiles comparadas con el complejo mundo real.

    • Querido Aureliano:
      Esta semana he viajado a Chile para impartir conferencias en Santiago, San Carlos, Nacimiento y Pucón… Un tremendo ajetreo. Por eso he estado un poco al margen de la evaluación de los comentarios. Pido disculpas.
      1. Cada ve se ve con más intensidad y nitidez la necesidad de formación emocional de los docentes. Hasta ahora no hay ninguna exigencia al respecto.
      2. Pablo Pineda, que yo sepa, sigue soltero y sin pareja. Hace, eso sí, un largo tiempo que no le veo. Espero tener noticias suyas al respecto.
      3. Sí, claro, las historias tienen sus puntos débiles.
      4. Espero que esa tesis te permita realizar hallados interesantes. ¿En qué etapa se centra el estudio?
      Un abrazo y gracias como siempre.
      MÁS

  2. Querido Maestro!
    Hoy ha tocado un tema superimportante para mi, el mundo de las emociones.
    Creo y perdone mi osadía, que después de tantos años leyendo y dando mi opinión en este blog, conoce un poco mi personalidad.
    Es fácil hacerlo porque uno de mis rasgos es la transparencia emocional.
    Soy profundamente sensible al mundo de los afectos y portadora de esperanzas en el espacio de las relaciones personales.
    ¿Una de mis incógnitas es a menudo preguntarme si ser así se hace o se nace?
    Pienso que eso, como otras cosas, se lleva en los genes.
    Igual que soy de tez blanca, pelo rubio y ojos azules, mi genética emocional me lleva a repartir afectos, así de simple.
    Me interesa mucho el tema que ha abordado de las emociones y la discapacidad, del amor y la entrega y todo ello en el ámbito de la educación.
    He trabajado años con alumnos y alumnas con discapacidad y le puedo asegurar que fueron grandes momentos en mi vida profesional, me sentía tremendamente llena de los afectos y la cercanía que me daban esos chicos/as.
    Y ahora por los avatares de la vida soy yo la que tengo un grado de discapacidad sensorial, voy perdiendo poco a poco la audición.
    Es muy complejo,trabajoso y emotivo que la gente se ponga en lugar del que padece este tipo de enfermedad invisible.
    Pero ahí estamos frente a los límites que eso conlleva, la fuerza interna de superación me lleva a la consecución de todos los retos que me propongo.
    Los valores casi perdidos de esta sociedad material y acomodada nos hace un poco más difícil trabajar el mundo de las emociones.
    Nadie va a modificar mis pensamientos de que una sociedad afectiva nos lleva a la consecución de todas nuestras metas.
    ¡Soy y siempre seré una persona llena de amor!
    Con muchos afectos me despido hasta la próxima.

    • Querida Loly:
      Perdona que no te haya escrito antes.
      Estoy todavía en Santiago de Chile, aunque he terminado el trabajo.
      1. Claro que tienes transparencia emocional. Tú siempre dice lo que piensas Y LO QUE SIENTES.
      2. Creo que el desarrollo emocional es fruto de la educación y del esfuerzo que conlleva el cultivo de las emociones.
      3. Se nota que has trabajo con alumnos y alumnas discapacitados. Ese hecho enriquece.
      Besos y gracias.
      MÁS

  3. Estimado MÁS.

    Hoy no comparto del todo lo que dices. Hay dos afirmaciones demasiado categóricas y genéricas que, a mi juicio, resultan injustas con muchos docentes que sí tienen en cuenta las emociones en sus clases:

    «… la esfera de los sentimientos, tan importantes como olvidados en el mundo de la educación»

    «Solo ha importado el desarrollo de la mente propiciando la esfera intelectual y el del cuerpo a través de la Educación Física. Pero no ha habido espacio para el desarrollo emocional».

    Es cierto que muchos docentes no estamos bien formados en este ámbito y que es necesario una formación inicial y contínua. Pero también es cierto que hay docentes que de una forma más o menos planificada trabaja las emociones en las aulas. El ser humnao es pura emoción, emana emociones constantemente y esas emociones impregnan su vida, y en nuestro caso, la realidad escolar. Es decir, sí que trabajamos las emociones, lo hacemos constantemente, aunque no de una forma bien palanificada y organizada.

    Precisamente, en una asignatura como la Educación física (a la que tú le asignas el trabajo exclusivo del cuerpo, posiblemente porque en tu reflexión has querido matizar la dualidad cuerpo-mente, y relacionar lo mental con lo cognitivo, para dejar en evidencia lo afectivo) permite una formación integral del alumnado: cognitiva, afectiva, social y motriz.

    Tratar de ver al ser humano de forma parcial resulta arriesgado. El alumno/a, y tú lo sabes muy bien, es un todo en donde interactúan y se relacionan emociones, sentimientos, valores, procesos cognitivos, relaciones sociales, movimientos,… Si mueves uno de estos elementos, indisolubremente afecta a los otros en mayor o menor medida. La emoción está íntimamente relacionada con lo corporal. ¿Acaso la actitud postural de una persona alegre es la misma que la de una triste? ¿Juega igual un tenista al que le están entrando todas las bolas que uno que ve que no le sale nada? ¿Se juega igual un partido de fútbol en campo propio que en el contrario?

    A ti ya te he invitado por correo electrónico como colaborador de mi revista y hago extensible la invitación a los visitantes de esta página para que lean el editorial que he escrito con motivo del décimo cumpleaños de la revista y que he titulado «Las mil y una educaciones físicas». Porque amigo mio, ya no hay una «gimnasia», ahora podemos ver en los patios de los centros educativos múltiples educaciones físicas. Para mi da igual cómo se realice, pero me parece nesario que al menos contenga unos ingredientes básicos. Si lo leéis veréis que lo emocional forman parte de ello.

    Os dejo el enlace a la revista. En la parte inferior tenéis el acceso al artículo (Las mil y una educaciones físicas)

    http://emasf.webcindario.com/

    Claro que es necesario trabajar los sentimientos en la familia, en la escuela, en los IES,… y darle una trascendental importancia. Seguro que nuestro alumnado se olvidará de la mayoría de los contenidos que se les enseña, pero posiblemente no olvide nunca si ha aprendido a resolver los problemas de forma dialogada y no a tortas…

    Claro que hay que trabajar las emociones de forma planificada e intencional. Y por supuesto, como he indicado anteriormente, necesitamos una mejor y completa formación en este ámbito.

    Buena semana para todos y todas.

    • Querido Juan Carlos:
      Creo que los dos tenemos parte de razón. Yo no niego que haya docentes bien dispuestos y preocupados por el desarrollo emocional de los alumnos y de las alumnas.Casi es imposible no hacer NADA al respecto. El problema es que no se hace de manera EXPLÍCITA, SECUENCIADA, COLEGIADA E INTENCIONAL.¡CÓMO VOY A NEGAR QUE MUCHOS DOCENTES SE PREOCUPAN POR LOS SENTIMIENTOS DE SUS ALUMNOS Y ALUMNAS. YO DIRIA QUE TODOS. El problema es que el sistema no incorpora esas preocupaciones al curriculum. Lo hacen porque les parece importante.
      He tenido una semana terrible de idas y venidas, de conferencias, conversaciones, fotos y firmas de libros.
      Te prometo que voy a leer lo que nos has enviado en el enlace.Y te comentare.
      Un abrazo y gracias.
      MÁS

  4. Querido Miguel Angel, gracias por este artículo, valioso como todo lo que escribes y haces!

    Solo comentarte que al leer la historia de quien entrega, lo da todo en función y sacrificio por su amor, uno se cuestiona hasta que punto se debe entregar a quien amas todo, sin limites, sin reservas, con el grave riesgo de incluso, por entregarlo todo, lo pierdes todo…

    Dios que dilema.
    Sobre todo, porque algunos seres humanos estamos siempre dispuestos a entregarlo todo por quienes amamos… (pregunten a Karla), será que esta mal eso?
    te envío un fuerte y fraternal abrazo desde Bogotá!

    • Querido Javier:
      Yo creo que está bien entregarlo todo. Lo que no podemos asegurar es que vayamos a ser correspondidos en la misma medida. Yo creo que el que más da es el que más gana.
      Cuando se produce el rechazo tenemos que aprender a no ser destruidos por la falta de respuesta al amor entregado. Ese rechazo no nos tiene que destrozar el autoconcepto y la autoestima. Si no nos quieren o nos aceptan no significa que seamos menos valiosos y menos dignos de amor.
      Un gran abrazo (hoy, desde Santiago de Chile).
      Gracias, Javier
      MÁS

  5. Ante todo, gracias por las distintas ilustraciones sobre los sentimientos y su educación. De siempre hemos estado faltitos de que la escuela atienda las emociones de una manera directa, dándole la importancia que tiene y con recursos humanos de todos para desarrollar ambientes afectivos y no solo racionales.La afectividad ha estado lastrada y hasta impedida por el sentido de las conductas que no podían desarrollarse más que en un sentido racional o legal. Las emociones, desde pequeños, nos las teníamos que tragar. El imperio de la «ley» nos ha hecho demasiado daño a todos, menos a los poderosos que se la saltaban sin despeinarse. La dictadura de la razón y hasta de la escolástica nos ha imprimido un sello demasiado férreo en nuestra educación. Todavía hay padres y madres que consideran la psicomotricidad y la dinámica y la música como tonterías. A mi modo de ver todavía nos está costando pasar el desierto. Pero cabalgamos.

    • Querido josem:
      Gracias por este comentario tan sensato como positivo.
      Comparto contigo análisis que haces.
      Estamos avanzando, pero demasiado lentamente.
      Me ha parecido interesante eso «hemos estado faltitos…».
      Perdona por el retraso. Estoy regresando a España desde Chile.
      Un abrazo.
      MÁS

      PD: Te sigo leyendo. Siempre me interesa lo que escribes.

  6. Las historias son impresionantes.
    Y el tema es verdaderamente importante.
    No se forman a las personas en el desarrollo emocional y menos a las que tienen discapacidad.
    Es necesario desde la escuela y desde la familia hacer planes sistemáticos e intencionales para conseguir una buena salud emocional.
    Es una necesidad.
    Un cordial saludo.

    • Querida María:
      Me ha gustado la palabra que has elegido: NECESIDAD.
      No se txrata de un adorno, de un entretenimiento, de una conveniencia. La necesidad emocional es una necesidad. Y, cuando no se satisfacen las necesidades básicas, se producen consecuencias nefastas.
      Es lo mismo que sucede con las necesidades físicas. Si alguien no come o no respira, se muere. Esas son necesidades.
      Besos y gracias.
      MÁS

  7. Querido Miguel Ángel: Veo que estás ‘a tope’ en tu última visita a Chile. Espero que, junto a la gran carga de trabajo que llevas adelante, puedas disfrutar de tu estancia en el país andino.

    Como en esta semana has planteado la relación entre emociones y discapacidad, adjunto el enlace del último artículo que he publicado en Azagala, en el que se recoge una experiencia de gran interés pedagógico acerca de la expresión de las emociones por parte de niños y niñas que presentan TEA (Trastorno del Espectro Autista).

    http://www.revistaazagala.org/index.php/2019/10/15/los-otros-ninos/

    Sobre la tesis doctoral que he apuntado con anterioridad, tengo que indicar que la investigación aplicada se lleva con escolares del tercer ciclo de Educación Primaria y de modo comparativo entre centros de España y Portugal.

    La razón de que se realice también en Portugal se debe, por un lado, a la proximidad de ambos países y, por otro, a que el doctorando iba a realizar una estancia larga en una Facultad de la Universidad de Lisboa.

    En la parte aplicada se abordaban cuatro emociones positivas básicas (amor, alegría, felicidad y autoestima) y cuatro negativas (miedo, tristeza, celos y odio), de modo que los escolares tenían que representar gráficamente, en una lámina para cada emoción, aquello que le producía ese sentimiento.

    Como dato curioso puedo anticipar que un alto porcentaje de niños el mayor miedo que presentaban era hacia la muerte; muy superior al de las niñas que diversificaban sus miedos.

    ¿Cuáles son las causas de que escolares de 10, 11 y 12 años tengan miedo a la muerte? ¿Son de tipo religioso? ¿Influyen la inundación de imágenes violentas que reciben en los medios de comunicación y dentro de los videojuegos con los que se entretienen? ¿Por qué en las niñas este temor es considerablemente inferior al de sus compañeros?

    Son preguntas, entre otras, que intentaremos dilucidar en esta tesis. Por lo pronto, tengo que apuntar que son más de 1.400 los dibujos recogidos en centros de España y Portugal, por lo que hay que entender que el número de pruebas es lo suficientemente significativa como para tenerlo en cuenta.

    Bueno, voy cerrando. Cuídate y controla tanto ajetreo.
    Un abrazo desde Córdoba.
    Aureliano

    • Querido Aureliano:
      En el Congreso de Pucón pude escuchar a la psicóloga chilena Pilar Sordo. Pronunció una conferencia basándose en las ideas de su libro Educar para sentir, sentir para educar.
      Nos viene muy bien a quienes hablamos tanto ponernos a escuchar. Cuánto se aprende. La Educación emocional está cobrando el auge que se merece.
      He leído el artículo que has escrito en Azalaga. Estupendo. Tiene suma importancia atender esas dimensiones emocionales en personas que tienen alguna discapacidad.
      Por cierto, Pilar Sordo dedicó una buena parte de las reflexiones a la educación para la muerte.
      Gracias.
      Un abrazo.
      MÁS
      PD: Te estoy escribiendo desde casa. Un viaje agotador pero emocionante.

  8. Interesante, importante y urgente cuestión la que se plantea en el artículo.
    Hace falta plantear con rigor la educación de las emociones y los sentimientos.
    Y, en especial, la de las personas que tienen discapacidad.
    Saludos cordiales.

    • Querida Gloria:
      Has utilizado dos adjetivos muy certeros: IMPORTANTE Y URGENTE.
      Lo que más me llama la a atención es que siendo cuestiones de tan profundo calado pasen los d´ñas y los los sin que se aborden con intensidad y eficacia.
      Desde que se detecta un problema o una carencia en educación hasta que se soluciona pasa muchísimo tiempo. No sucede los mismo en otros sectores de la vida, como la industria, el comercio o la publicidad.
      Sin embargo, yo creo que lo relativo a la educación es de mayor importancia.
      Gracias.
      Saludos.
      MÁS

  9. OBSERVACIÓN:
    Acabo de corregir el título de este artículo.
    Estoy sorprendido de que se haya mantenido el error toda la semana y un par de días más de la siguiente.
    Nadie ha caído en la cuenta. Ni yo mismo.
    He entrado muchas veces en el blog y no lo he visto hasta ahora.
    El título decía así: AMOR Y DISPARIDAD. Debería haber dicho lo que ahora dice: AMOR Y DISCAPACIDAD.
    En el periódico de papel apareció el título correcto.
    Hoy, cuando me he fijado, no podía dar crédito a lo que leía.¿Cómo no he reparado en el error? ¿Cómo no lo ha visto nadie?
    Misterios de la escritura y de la lectura.
    Disculpas a todos los lectores y a toda las lectoras.
    MÁS

    • Seguro que muchos lo hemos visto, por lo menos como algo chocante respecto a lo que luego escribías, pero se trataba del título. Había buscado disparidad en el diccionario y podría encajar. (Desemejanza, desigualdad, diversidad)

      La pregunta sería por qué nadie te lo ha dicho o comentado.

      Era un título y era tu título.

      Un abrazo.

      • Querido José Antonio:
        Acaso me ha chocado tanto que no se percibiera el error porque siempre tuve en mente AMOR Y DISCAPACIDAD. Cuando lo vi también pensé en lo que dices, que no es tan disparatado lo de DISPARIDAD porque, en efecto, se trata de personas dispares.
        No sé a cuántos lectores les habrá sorprendido el título y a cuántos les parecido normal. Los que pensaron que eran normal mactuaron con lógica no diciéndome nada al respecto.
        Un cordial saludo.
        MÁS

        PD: Y gracias. Ya veo que lees hasta los comentarios de artículos anteriores. Increíble. Admirable.

  10. Estimados lectores y lectoras:
    Me hubiera gustado un mayor debate sobre este binomio que plantea el título: AMOR Y DISCAPACIDAD.
    Siento que toda la semana y algunos días de la presente haya permanecido un título erróneo: AMOR Y DISPARIDAD.Ya he visto de dónde ha partido el problema. Al escribir discapacidad, el sistema informático hace que aparezca disparidad. El error fue no revisar lo que aparecía escrito. Y, además, en el título.
    Creo que el tema tiene su intríngulis entre personas «normales» pero, cuando en una de las partes o EN LAS DOS, hay alguna discapacidad, el problema se acentúa.

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