En la televisión española se está produciendo desde hace meses un fenómeno repugnante. Se repiten una y otra vez, en diversas cadenas, los anuncios que invitan al juego en varias de sus modalidades: apuestas, póker y casino. Lo hacen de la manera más efectiva que se puede hacer: regalando dinero para jugar.
Hay anuncios protagonizados por presentadores o actores que nunca te hubieras imaginado que pudiesen prestar su imagen a esta villanía. Porque no se trata de invitar a estudiar, a leer, a trabajar, a hacer deporte o a practicar la generosidad. Se trata de incitar al juego con la sagacidad de la que hace gala la publicidad cuando pretende seducir al espectador. Música, imagen, texto… al servicio de la persuasión.
Para ganar en el juego hace falta, básicamente en algunos de ellos y exclusivamente en otros, una cosa: suerte. Algo que no existe. Porque, a la larga, siempre se acaba perdiendo. Se cuenta que, cuando le preguntaron al campeón del torneo mundial de póker, celebrado en el casino de Horseshoe de Binion (Las Vegas) qué haría con el dinero que había ganado, respondió lacónicamente: perderlo.
Lo que se está haciendo en esos anuncios es tratar de que te dejes robar el dinero de la manera más descarada. Porque el peligro está en que algunas veces, con ese dinero regalado, se gana. Pero, ese camino lleva siempre al desastre. Y, aunque se ganase siempre, esos anuncios serían una trampa perversa que destruye la vida de quien cae en ella.
En los momentos de crisis económica, estos anuncios tienen una fuerza especial., un singular atractivo. Ante la escasez de dinero, la falta de trabajo y la carencia de oportunidades, las personas necesitan agarrarse a un clavo ardiendo. ¿Cómo salir de la privación económica? He aquí un camino aparentemente rápido, fácil y cómodo. Apuesta y gana. Arriesga y gana. Juega y gana. Rápido y eficaz.
Hace poco oí en la radio una frase que me dejó pensativo: “La lotería es el tributo voluntario de quienes no tienen ni idea de matemáticas”. Si conociésemos la remota probabilidad de que nos toque la lotería, no jugaríamos nunca. Lo que pasa es que las imágenes de los escasísimos beneficiarios de los sorteos se convierten en una atracción irresistible. ¿Por qué no me va a pasar a mí? Esas imágenes de los agraciados descorchando botellas de champán son mucho más eficaces que las declaraciones de los miles y miles de personas que dicen: “llevo jugando al mismo número más de 60 años y nunca me ha tocado”, “nunca he ganado ni un euro en toda mi vida, a pesar de que he jugado siempre”, “nunca le ha tocada nada a alguien que conozca”…
Tengo un amigo que es un ludópata consumado y consumido. He sido testigo de cómo ha destruido su vida y su familia. En el bingo jugaba doce cartones simultáneamente, en el casino se dejaba el sueldo del mes, encontraba en la casa el dinero que su mujer había escondido en el mango de un paraguas… Un desastre completo. Una ruina inevitable.
Pues nada, ahí tenemos a varias cadenas de nuestra televisión emitiendo un anuncio tras otro con invitaciones (sofisticadas unas, burdas otras, persuasivas todas) a hacer apuestas, a participar en el juego, regalando dinero para que el incauto pique el anzuelo. La peor suerte de quien entra en ese tremendo engaño es que la tenga buena en los primeros intentos.
Me imagino a nuestros jóvenes viendo una y otra vez esas invitaciones. Me imagino a los niños y a las niñas consumiendo esas imágenes sin filtro alguno. ¿Cómo puede el presentador de estos anuncios mirar a los ojos de un padre cuyo hijo se ha entregado al vicio del juego? ¿Cómo puede resistir la mirada de un hijo cuyo padre se ha convertido en un ludópata con la ayuda de ese dinero que le han dado para jugar?
No sé si están proponiendo una forma de trabajo, una forma de ganar dinero de manera rápida y fácil. O, más bien, una forma de ocio que entretiene y a la vez dispara la adrenalina. En cualquier caso, están invitando a la destrucción.
Quiere hacer referencia especial a uno de estos anuncios protagonizado por el periodista Carlos Sobera. (Por cierto, me gustaría saber lo que cobra por ofrecer su imagen a lo que considero un trampa miserable). La empresa 888.es concatena tres veces los imperativos verbales siguientes, asociados al número emblemático: “8,8,8; entra, entra, entra; piensa, piensa, piensa; apuesta, apuesta, apuesta; tira, tira, tira; sufre, sufre, sufre; vive, vive, vive; grita, grita, grita; juega, juega, juega”. Y luego, sin palabras, el presentador señala la cifra mágica del dinero regalado. Otra empresa, Winimax.co, ofrece también anuncios que tratan de cautivar al espectador ingenuo para que juegue. A veces, te encuentras con dos o tres anuncios que se emiten consecutivamente, sin respiro. De forma machacona. Un tsunami publicitario.
En la parte inferior de los anuncios aparecen dos líneas completas que es imposible descifrar en la fracción de segundo que dura la imagen en pantalla. Lo he podido leer, después de congelar y ampliar la imagen. El texto es el siguiente:
“+ 18. Juega con responsabilidad. 20 euros gratis: 10 tickets de torneo de 1 euro + 10 euros bono de poker. Válido 14 días desde registro. Solo nuevos jugadores. El bono se libera con 35 puntos que se obtienen al jugar a razón de 2.7 puntos por cada 1 euro de comisión”.
Tres anotaciones sobre el texto: Decir que solo son destinatarios los mayores de 18 años, no evita que lo vean hasta los bebés. Una vez tras otra. Una vez tras otra. Decir “juega con responsabilidad” es como decir que hay que matar responsablemente. O que hay que herirse con cuidado. Decir que “el bono se libera con 35 puntos…” es una burla.
La campaña tiene tres vertientes: la apuesta deportiva, el casino y el póker. En cada una de ellas, se ofrece un dinero gratuitamente para animar a jugar. ¡Qué generosidad!, se podría pensar. ¡Qué deshonestidad!, diría cualquier persona capaz de analizar con un mínimo de rigor y mesura esta campaña.
¿Cuánto dinero cuestan esos anuncios’ ¿Cuánto dinero esperan producir? Porque los impulsores de esa “campaña paraguas” no son benefactores de la humanidad, son usureros descarados. No les importa arruinar la vida de muchas personas con tal de ganar dinero. ¿Qué dirían si algunos de quienes aceptan la invitación acaban cayendo en las redes de la ludopatía? Me lo imagino: Allá ellos.
Creo que estos anuncios deberían estar prohibidos. Así de contundente me muestro sobre la cuestión. Ni libertad de expresión, ni excusas ridículas como la de que a nadie se le obliga a aceptar la invitación. ¿Apoyaríamos que se invitase a matar a la gente apoyándonos en el derecho a la libertad de expresión y en la disculpa de que nadie está obligado a seguir la sugerencia? Claro que en un país en el que los anuncios sobre la lotería navideña se repiten hasta la saciedad es difícil tener argumentos para prohibir otros anuncios. En plena dictadura, cuando estaba prohibido el juego, la lotería navideña se anunciaba con entusiasmo y profusión.
Decía Schopenhauer: “el destino reparte las cartas y nosotros las jugamos”. Aquí reparte las cartas la publicidad de la las cadenas de televisión. El destino está ahora en las manos de unos desalmados.
Querido Maestro!
La vida es un laberinto que te lleva a sitios inimaginables.
La televisión nos embauca en ocasiones con promesas insensatas de obtener beneficios fáciles.
¡Pobres e insensatos los que caen en esas redes¡
Nunca he creído en los golpes de suerte y si en el trabajo duro, la perseverancia,la creencias en los sueños, la consecución de nuestros objetivos, el amor en lo que realizas.
Aferrarse a los juegos de azar es empobrecer a la humanidad, y hacerles ver un camino exitoso falso.
Hay que tener mucho sentido común y los pies puestos sobre la tierra para no caer en esas maliciosas redes.
La educación nos lleva a ver que las posibilidades de ganar son mínimas y las pérdidas grandiosas,tanto a niveles económicos como emocionales.
Abogo por la coherencia democrática y espero que esos anuncios desaparezcan de las cadenas que los ponen.
Ya sin más deseo que los Reyes Magos de Oriente sean supergenerosos con todos ustedes.
Hemos pasado un año felizmente acompañados.
Querida Loly:
Lo has dicho has dicho: “la televisión nos embauca”. Por eso digo que es importante sentar ante l televisión un espectador EDUCADO, que sepa discernir, que no se deje engañar. Un espectador formado que entienda cuándo le dan información valiosa y cuándo le están tendiendo un trampa.
Lo expliqué hace muchos años (1084) en mi libro IMAGEN Y EDUCACIÓN. Las tesis de aquel libro siguen teniendo plena vigencia.
Aunque no soy monárquico, deseo que los Reyes te traten con la generosidad que tu mereces.
Besos y gracias
MÁS
Que tengamos otro año de comunicación enriquecedora. Tus comentarios siempre son aleccionadores. Gracias por estar ahí sábado tras sábado.
Miguel Ángel.
Coincido contigo en la mayoría de los argumentos que das, pero por incitar a la reflexión, voy a hacer de “abogado del diablo”…
La televisión emite esos anuncios porque cobrará mucho dinero por ello, dinero con el que se paga a los trabajadores de la empresa, más si se trata de una empresa privada. Carlos Sobera cobra mucho dinero por su imagen. El dirá que su imagen se la ha tenido que labrar por sí mismo, y por qué renunciar a un bocado tan apetitoso… Los gobiernos permiten que haya anuncios de casinos, que se vendan drogas drogas socialmente admitidas (tabaco, alcohol) aunque no se anuncien directamente, que se contamine la atmósfera con los humos de los coches que si rellenan los espacios publicitarios,… en beneficio de unos impuestos que son necesarios para sufragar los cuantiosos gastos del estado del “bienestar”…
Aquí lo ético, lo moralmente deseable, lucha contra los intereses de unos pocos que se enriquecen, y de todos, porque todos nos beneficiamos de algún modo de una sociedad consumista, hipócrita y egoista.
Podríamos exigir, al menos, que la televisión pública se abtuviera de emitir publicidad de productos nocivos para el ser humano: juego, drogas, tabaco, telepredicadores, adivinos,… Pero ¿eso són los unicos productos perjudiciales para el ser humano? Seguro que habrá muchos más, alimentos hipercalóricos con grasas saturadas, bebidas azucaradas y con cafeina, coches que son capaces de alcanzar una gran velocidad y que consumen mucho combustible, carnes y derivados de animales explotados en granjas, pesacado que esquilmamos de los mares,… Y no se venden armas porque…
En fin, son tantas cosas las que habría que cambiar!!!!
Desgraciadamente al pueblo llano nos engañan como al burro con la zanahoria… Primero de forma altruista o gratuita nos enganchan, nos hacen dependiendes de un producto para psoteriomente pasarnos factura. En el caso de los casinos la zanahoria es un dinero a priori de regalo, en el mundo de la tecnología la gratuidad de facebook, whats app,… pero para ello debes disponer de una tarifa mensual de acceso a internet,… El mundo de la publicidad es el mundo del engaño, de la mentira cuidadosamente preparada, de la zahanoria bien etiquetada.
En estos días de pre-Reyes, el Corte Inglés de Jaén ha estado colapsado de gente, como nunca lo había visto. Gente con distinto poder aquisitivo, gente con afán de regalar más cosas que no necesitamos, pero que de algún modo satisfaga nuestra sed de poseer y consumir.
Somos marionetas….
Saludos.
Querido Juan Carlos:
Desempeñar el “papel del diablo” es siempre saludable. Ayuda a pensar.
El fin no justifica los medios. Si dan dinero por matar, aunque el dinero se destine a buen fin, no debería nadie quitar la vida al prójimo.
Los mismo digo de los anuncios sobre le tabaco y el alcohol. Se emplee el dinero conseguido con los impuestos en lo que se emplee.
Por otra parte, el que Carlos Sobera se haya ganado dignamente un prestigio profesional, no justifica que lo empleo para esos fines que considero perjudiciales. Admiro otras cosas que haces, pero esta no. Rosa Montero le criticaba por este motivo no hace mucho.
Lo que añades luego está en la línea que defiendo en el artículo.
No sabes cuánto agradezco esa fidelidad en la lectura y en los comentarios. Un año más. Que el año nuevo nos permita llegar al final en buenas condiciones mentales y físicas.
MÁS
Aunque no soy monárquico te deseo unos FELICES REYES (PARA TI Y PARA LOS TUYOS).
MÁS.
El otro día terminé mi comentario sobre el tiempo con las sabias palabras de Pepe Múgica. Retomo otras como “Aprendí que si no se puede ser feliz con pocas cosas, no vas a ser feliz con muchas cosas”, o bien “pobres no so los que tienen poco, pobres son los que quieren más y más, infinitamente más, y nunca lo alcanzan”.
Joaquín Álvarez da en la tecla para combatir la publicidad engañosa a través del pensamiento crítico, es decir, a través de la educación… Pero ¡qué lucha tan desigual!, ¿cómo la escuela puede enfrentarse a unos medios que persuaden a las personas de una forma tan sutil? ¿qué medios y recursos dispone la escuela para contrarrestar tan poderoso adversario? El trabajo de años se viene abajo en pocos segundos ante la creatividad de un anuncio “bien elaborado” y repetido hasta la saciedad en diferentes medios…
Múgica también dice que “Pertenezco a una generación que quiso cambiar el mundo, fui aplastado, derrotado, pulverizado, pero sigo soñando que vale la pena luchar para que la gente pueda vivir un poco mejor y con un mayor sentido de igualdad”. En eso estamos en el trabajo constante de la hormiguita para intentar contrarrestar la apisanodora…
Estos Reyes no sé si serán monárquicos o republicanos, dicen que son mágicos… La pena es que su magia suele durar muy poco… Que la magia de tus palabras nos acompañen durante mucho tiempo!!!!
Un abrazo.
Querido Juan Carlos:
Gracias por las excelentes citas de Pepe Múgica.
Que tus chicos hayan disfrutado de unos excelentes Reyes.
Interesante tu reflexión sobre el desigual poder de la escuela y de los medios.
Un gran abrazo.
MÁS
Es cierto, desde hace un tiempo nos están metiendo en casa el juega, juega que ganarás dinero fácil. El venderse a los anuncios, que se sabe que son engañosos, siempre tienen la excusa de que si no lo hago yo lo hará otro, pero para el que tiene convicciones firmes ese argumento no es válido.
Tres hijos tengo que ya superaron el paso del ” cabo de Las tormentas.” Mi preocpación en su adolescencia era: cuidado con la droga, cuidado con el juego, ciertos amigos y otras preocupaciones de carácter menor. Es un alivio, creo, verlos a salvo.
Personalmente solo juego un número a la lotería, la de Navidad, por costumbre. Mi lotería es no jugar a la lotería ni a la otra multitud de juegos de azar.
En una sociedad libre no creo en muchas prohibiciones. A las personas y sociedades libres solo las puede salvar la educación, el conocimiento y la capacidad de discernir, y eso vale para la política y para todos los reclamos, que hoy son infinitos a través de Internet.
El mundo de hoy a mi me parece tenebroso para los niños y adolescentes. Maravilloso para las paersonas formadas y con buenas convicciones bien asentadas.
Hoy, más que nunca, es necesario desenmascarar a los lobos vestidos con piel de oveja.
Blogs, como éste tuyo, Miguel Ángel, ayudan a a ello y a hacernos reflexionar sobre las trampas de la publicidad.
Los Reyes no dejan de ser otra gran estrategia comercial. ¡Pobres niños! Se les dan juguetes que juegan y ellos miran, se les anula su inventiva, su capacidad de inventarse sus propios juegos. En tiempos de educador, cuando salía con los alumnos al campo y les decía: estáis libres y a tal hora aquí. Lo que se inventaban y todo el tiempo les parecía corto. No es que esté en contra de los juguetes comerciales, sí de algunos y del exceso de abundancia a un mismo niño.
Felices Reyes a los adultos sean monárquicos o antimonárquicos. Los monarquicos no son magos.
Querido Joaquín:
Pensé dedicar el artículo de hoy al fenómeno de los juguetes que se regalan a los niños y a las niñeas en esta noche de Reyes. Me disuadió el hecho de que en otras culturas no es esta fecha la que prima en la entrega de regalos.
Tienes razón: hay muchos juguetes que anulan la capacidad de inventiva.
Por otra parte, ese tsunami de regalos que reciben algunos niños es muy nocivo para su desarrollo.
Hay pocos juguetes para compartir. Muchos tienen una concepción individualista.
Me< has hecho dudar respecto a las prohibiciones. Si las personas estuviesen formadas no habría problema. Lo que pasa es que hay muchas personas incultas, a las que se les engaña fácilmente.
Enhorabuena por esos tres hijos, ate y a Ana Mari.
Felices Reyes, amigo.
Un abrazo y gracias.
MÁS
Recuerdo que siendo estudiante de arquitectura en la Universidad de Sevilla leí “El jugador” de Fiódor Dostoievski. Quedé impresionado por el recorrido que hacía el gran escritor ruso por la mente de quien quedaba atrapado en las redes del juego: obsesiones, angustias, reiteraciones, estados de euforia y depresivos, sentimientos de culpa… Creo que a partir de entonces entendí los procesos psicológicos que sufren de lo que en la actualidad llamamos ludópatas.
Aprendí que era necesario alejarse del mundo de las apuestas, y, si exceptuamos los antiguos juegos de las quinielas o la compra de algunos décimos de lotería, en ninguna ocasión se me ha ocurrido introducir monedas en las máquinas tragaperras que se extendieron a partir de la década de los ochenta, y, menos aún, entrar en ningún casino ni cosa por el estilo.
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Me encuentro leyendo una magnífica publicación de Erich Fromm, editada por Paidós, titulada “El arte de escuchar”. Fue un libro que compró Flora en una de nuestras idas a Barcelona. Puesto que décadas atrás leí casi todo lo que se había editado en nuestro país de este gran psicólogo y psicoanalista de origen alemán, tuve curiosidad de volver a leerlo.
Es obra que recoge conferencias y seminarios que impartió en la madurez de su vida. Leerlo es un placer, pues su lenguaje es claro y directo, sin entrar en los recovecos de la terminología del psicoanálisis.
Si cito este trabajo es porque pienso que quienes entran en los procesos de ludopatía tienen algunas carencias o conflictos que los desplazan hacia los juegos de azar.
Se puede argumentar que en medio de la crisis económica que se sufre haya gente que espere solucionar sus problemas económicos con un golpe de suerte. Es cierto que ante necesidades básicas se esté tentado de entrar en los juegos; pero no es menos cierto que cualquier persona con sensatez puede entender que por ahí no encontrará la salida, sino que esta se encuentra en la austeridad personal y el esfuerzo por encontrar un empleo, aunque tenga que “pasarlas canutas”.
En esta vida, no hay vías milagrosas que se conviertan en las rutas que anulen o acorten nuestros problemas. Y en la creencia de esas vías se fundamentan las estrategias persuasivas que las agencias publicitarias utilizan para lograr el máximo número de participantes en las casas de apuestas on-line que tanto proliferan.
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Sobre los personajes televisivos o cinematográficos que aceptan protagonizar los spots de estas casas o marcas de apuestas, llámense Carlos Sobera o José Coronado, tengo poco que decir desde el punto de vista ético. Creo que esta sociedad de mínimos son pocos los que se negarían a una oferta económica que engrosaría sus ya abultadas cuentas corrientes.
De todos modos, estoy seguro que siempre habrá gente conocida (condición para participar en una campaña publicitaria) pero con sólidos principios que no aceptarían este tipo de anuncio… pero esto no lo sabríamos, a menos que lo contaran en los medios de comunicación (cosa que no se suele hacer).
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Creo que el tema que propone Miguel Ángel es de gran importancia, no solo en nuestro país. He leído que en Italia está prohibida este tipo de publicidad y que en Albania, país pequeño y de poca población, se van a cerrar todas las casas de apuestas, ya que la adicción es altísima, al tiempo que esos locales sirven para limpiar el dinero de las mafias.
Por otro lado, y dado que cuando veo algún partido de fútbol (del Barcelona, por supuesto) veo una ingente cantidad de anuncios de este tipo, por lo que me fijaré detenidamente en ellos para hacer un análisis que conlleve un artículo para ser publicado en los diarios digitales.
Por cierto, la revista Azagala, que creamos en Extremadura hace doce años un grupo de amigos, tiene ya una edición digital. En ella publico los estudios de los desarrollos emocionales de niños y adolescentes a través del dibujo y que realizan en las aulas. La aceptación de los lectores es muy buena, ya que para ellos es un tema totalmente inédito.
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Hablo con mi sobrina Maribel, que tiene la doble nacionalidad: suiza, su país de origen, y española. Le pregunto qué le traerán los Reyes Magos a Julian y Severin.
“Pero, Aureliano, no sabes que en Suiza no hay camellos. Aquí se les hace un regalo en día de Navidad. Incluso la figura de Papá Noel, a pesar de que se ha extendido por muchos países, no tiene gran arraigo en este país”, me responde con todo el sentido del humor español que procede de su madre: mi hermana Angelines.
Cierro, deseando a todos los lectores y lectoras de El Adarve que el nuevo año que inauguramos les venga cargado de buenas noticias personales y familiares, porque, de las otras, ya se encargan los medios de comunicación de anunciárnoslas.
Querido Aureliano:
Gracias por este estupendo comentario.
Muy oportuno traer a colación la estupenda obra de Dostoievski.
En plenas vacaciones he vuelto a ver la estupenda película de William Wyler “Funny Girl” (1968), protagonizada por Barbra Streisand.
El marido de la actriz es un empedernido jugador de póker. La película, que ya había visto varias veces, me decidió a escribir el artículo. Es un ejemplo meridiano de cómo el juego destruye la familia, el amor y la vida.
En efecto, las apuestas deportivas son un componente increíble del mundo del fútbol. Se apuesta a todo: resultado, quién marcará el primer gol, en qué minuto… Tremendo.
El mundo de la publicidad debería tener reglas más estrictas desde el punto de vista ético.
Un tema que merece también atención es el fenómeno de los regalos.
Felices Reyes, amigo.
Un abrazo.
MÁS
“En los momentos de crisis económica, estos anuncios tienen una fuerza especial., un singular atractivo. Ante la escasez de dinero, la falta de trabajo y la carencia de oportunidades, las personas necesitan agarrarse a un clavo ardiendo. ¿Cómo salir de la privación económica? He aquí un camino aparentemente rápido, fácil y cómodo. Apuesta y gana. Arriesga y gana. Juega y gana. Rápido y eficaz.!”
Nos pintas, Miguel Ángel, el escenario distópico de la serie: los Juegos del Hambre.
Nosotros tenemos nuestros propios Juegos del Hambre. No nos jugamos la vida, eso sí; no asistimos al drama de morir en el intento de forma gloriosa: nos arruinaremos poco a poco en medio de pequeñas frustraciones, de décimos de fracaso, de participaciones malogradas.
Nuestros juegos del hambre se llaman Lotería, y la de Navidad, es el Superjuego, el Juego de los Juegos, una especie de Vasallaje de los Veinticinco. En ella se echa el resto, se acepta cualquier participación que nos ofrezcan. Después, el día 22 de noviembre, se iniciará el “Tour de la Victoria”, la exhibición mediática del éxito selectivo. Será la ocasión de magnificar la suerte, de maridarla con el milagro, con la justicia divina. Será el momento de los héroes, de los Manueles y Antonios, de los “tributos” vencedores en los que querremos identificaremos todos.
A mediados de diciembre, durante una cena con un grupo de vecinos asistí, completamente desplazasdo, a la preparación individual de los “tributos” de los juegos. Todos hablaban excitados de la profusión de décimos y participaciones que ya recopilaban a un mes vista del sorteo: – Llevo más de veinte décimos – decía un ciudadano de la crisis; -Yo llevo lotería de todos los puntos de España – comentaba otro españolito errante, camionero de profesión; -El que os reparto es de Doña Manolita – explicaba el anfitrión muy ufano de haber conseguido el número en la administración insignia de la suerte navideña. Yo callaba, no llevo ni una mínima participación. Tan solo adquirí dos décimos de mi colegio cediendo a una insistente petición de Charo, mi mujer, que no puede soportar que me quede “tristón y roto como Manuel”. Fueron veinte minutos de silencio que solo rompí para mostrar humilde, pero dignamente, mi postura antilotera: Yo no compro lotería: me parece un timo comercial y espiritual.
Aparte de quedar como bicho raro; aunque alguno piense que no tengo corazón, ni ilusión, ni fe, ni esperanza, ni caridad: no creo en los Juegos del Hambre. Quizás sea un superviviente del Distrito 13.
Querido Jesús Marcial:
Magnífico comentario. Sensato y coherente.
Y muy bien escrito. Se nota que hay madera de narrador y de poeta.
Es curiosa la fiebre del 22 de diciembre.Conozco una persona que me reprocha que, ando tantas veces a Madrid, no compre lotería en Doña Manolita. Le hago ver que allí no toca más que en otros sitios sino que se compra más. Y que no es necesario comprar lotería. MI madre decía: el dinero que te toca seguro es el que no juegas.
Me imagino cómo te sientes en una reunión de apasionados de la lotería.
Dio tengo duda: hoy, en ese y en muchas otras cuestiones, debemos ser contrahegemónicos.
Un gran abrazo y gracias.
MÁS
Puesto que no deseaba extenderme en el primer escrito, no abordé el tema de Doña Manolita como fenómeno sociológico español de la lotería. Y no es que lo conozca de referencias, sino que, puesto que visitamos con frecuencia Madrid, ya que Flora nació allí y tiene hermanos y primos en esta ciudad, veo con bastante frecuencia las enormes colas que se forman en la céntrica calle del Carmen, lugar en el que se encuentra la archifamosa administración lotera y que desemboca en la Puerta del Sol.
La verdad, es para asombrarse, pues no solo se producen esas inmensas colas en las fechas próximas a la Navidad, sino a lo largo de todo el año. En las fechas navideñas, además se puede ver la cantidad de vendedores que, sentados en una silla, sea en la calle o de modo especial en la propia Puerta del Sol, exponen décimos de esta delegación de lotería, de modo que se evitan esas colas a cambio de pagar un par de euros más por el décimo adquirido.
***
De entrada, yo no incluiría a las distintas apuestas o loterías dentro de los juegos de azar relacionados con la ludopatía, puesto que, excepto casos singulares, son pequeñas cantidades que se invierten sin que afecten a la economía familiar.
Lo que sí me parece un tema de estudio o reflexión es la cantidad de gente que se guía por impulsos irracionales o por supersticiones o por pensamientos mágicos, como queramos llamarlos. Lo cierto es que esas inmensas colas no solamente están conformadas por gente mayor y de cortas economías, sino que ves a personas de todas las edades y de diversos niveles económicos (al menos por apariencia), a las que si se les pregunta pueden entender que cualquier número, “bonito” o “feo”, tiene la misma posibilidad de salir premiado.
Entonces, ¿por qué esa devoción por los décimos comprados en Doña Manolita? ¿Tienen algo de santo, de mágico o de maravilloso los de esta administración?
Quienes nos guiamos por el raciocinio entendemos que allí se conceden con cierta frecuencia primeros premios por la sencilla razón de que se venden muchísimos números, por lo que no creemos que Doña Manolita tenga poderes especiales o sobrenaturales para que allí “lluevan” esos números agraciados.
Como digo, sería interesante llevar a cabo una investigación cualitativa para comprender los fenómenos de las creencias irracionales en la población, tomando como punto de partida este caso. Esto nos daría a entender otros fenómenos sociales que se dan en distintos ámbitos de nuestro país.
***
En mi caso, y a diferencia de lo que nos cuenta Jesús Marcial Grande, lo pasamos muy bien en la comida que concertamos con los hermanos y primos de Flora a principios de diciembre en Madrid. Dado que allí no había “cuñaos”, puesto que todos nos conocemos y creamos un ambiente de respeto a las opiniones personales, el encuentro fue muy grato.
En los postres, a Bruno, primo de Flora se le ocurrió que para que nos volviéramos a ver pronto lo mejor sería que compráramos un número de la lotería de Navidad, “de esos que tocan”, por lo tendríamos motivos para repetir pronto otra comida.
“¿Y quién se encarga de comprarlo?”, preguntó Rosa. “Pues Aureliano, que es muy formal”, le aclara Bruno.
“¿Yo formal? ¿De dónde sacáis eso? Lo más probable es que si tocara el gordo yo me las piraría a un país como Brasil que no tiene convenio de extradición con España. Además, por muchos buscadores de último modelo que utilizaseis no os iban a servir, puesto que la Amazonia es muy grande y allí no sirven estos aparatos…”, se me ocurrió decirles.
A partir de ahí, las bromas se multiplicaron, hasta que comprobamos que nos habíamos quedado solos en el restaurante y no era cuestión de hacer esperar más a los camareros que estarían impacientes para que acabásemos.
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Compré la lotería en Córdoba. Un número “feo” acabado en 2, a pesar de que a mí me gustan los impares; pero es que siempre digo al vendedor que me dé el que le parezca.
Llegó el 22 de diciembre. Nada; ni siquiera el reintegro. No fue necesario preparar las maletas para Brasil. Suerte que tuve, pues no necesité marcharme a la patria de Bolsonaro y de la pastora evangélica Dalmaes Alves, nombrada ministra de la Mujer y la Familia, la misma que quiere acabar con la “ideología de género” y que nada más hacerse del cargo ha dicho: “¡Los niños de azul, y las niñas de rosa!”. Ahora sería un trago difícil de digerir encontrarse en un país con semejantes personajes. (Por cierto, que el próximo artículo que he escrito para los diarios digitales se titula “Pastores y pastoras”, en el que trato el lamentable caso de esta mujer.)
Querido Aureliano:
– Yo no descartaría la afición a la lotería como una forma del espectro de la ludopatía. No me refiero, claro está, a quien juega unos décimos cada 22 de diciembre. NO. Pero sí pienso en las personas que juegan DIARIAMENTE mucho dinero (que a veces no tienen para necesidades básicas) a todo tipo de sorteos: primitivas, bonolotos, sueldazos, Once… Hay también apuestas, quinielas, casino, partidas de póker, juegos de azar…
. Cuántas reacciones IRRACIONALES hay en torno al jugo: ya comenté algo sobre Doña Manolita… Hay también rituales en torno a los números, acciones repetitivas…
– Desde que Marina Subirats escribió “Rosa y azul” ha pasado casi medio siglo. Qué vuelta hacia atrás supone la ideología de Bolsonaro. Resulta increíble el retroceso.
Un abrazo.
Y gracias.
MÁS
Estimado Dr Santos Guerra
Saludos cordiales
Sé que este artículo envuelve la memoria de que como era la imagen de aquél amigo, que supongo ya no se comporta igual. Sus análisis son estupendos, siempre me deja sin palabras. Sé también, que resulta complicado escribir sobre un ser querido, o sobre un amigo que no la ha pasado bien. Si al menos las personas que se involucran para incitar a otros en participar en los juegos evaluasen un poco con la lógica que implica la sensibilidad que es una invitación a anticipar la muerte de la razón de una persona en caso de que no pueda controlarse, y arrasar de manera implacable con sus sentidos y a su vez, la razón de los que viven en su alrededor, que le quedan en esta vida, porque muchos se cansan y deciden prescindir de su cercanía. O peor aún, el que promueve no alcanzan a ver que muchas veces hace llorar de manera anticipada la muerte de su amigo por su razón a cercanos.
Como Usted dijo el voluntariado, desde jóvenes es ideal y quizá las personas se negarían a participar en las campañas que inviten a consecuencias de mal-estar. Si tan solo pensaran en el número de conversaciones francas, de risas, de abrazos que ya no van a ser realidad de quien se deja atrapar con los de alrededor y que mirasen que los que los demás hacen de todo aunque les toque pasarlo mal, para no dejar nada pendiente para el rescate. Seguro que quien esta subyugado por el juego, vive en un velo entre él y la realidad, entre él y los demás. Quizá lo que les falta saber a los de la campaña, es el dolor que a futuro puede producir la invitación afectando el bienestar de toda una familia. Por otro lado, quizá lo que también necesita saber la persona que se deja atrapar o antes de que pase es que la familia y los que le estiman se preparan para asumir la pérdida de su razón, pero para lo que tenían que haberse preparado era para seguir adelante en la vida, sin uno de los mejores amigos o miembros que ha tenido. Aunque no he experimentado personas que vivan este tormento, me lo puedo imaginar, uno escucha alumnos o a los colegas y a veces compartes un punto de vista, otras solo escuchar. Pero si no me equivoco el resultado de evaluar sería empujar a las personas que no se controlan a la muerte en vida y lugar de transformación, pues la deformación. Siento mucho lo de su amigo. Siempre me deja sin palabras. Gracias por sus análisis. Feliz noche.
Querida Lourdes:
Hay dos cuestiones que quiero subrayar de tu comentario.
Una se refiere al dolor causado en la familia de una persona que, por estas invitaciones,acaba cayendo en esa terrible trampa. Sencillamente, puede destruir la felicidad de la familia y causar un gran dolor. Tremenda responsabilidad.
La otra se refiere a la historia de mi amigo. Para echarse a temblar. Me contó un día que tenía que estar en casa a las 9 de la noche porque iban a cenar en su casa unos amigos. Entró en un bingo a las seis de la tarde con la intención de jugar un par de horas y llegó a las 4 de la mañana a su casa sin un euro; se había orinado encima y estaba destrozado anímicamente. Es una persona de enorme bondad, pero ese vicio le ha destruido la vida a la familia. Él presentó una denuncia a la policía contra sí mismo para que no le dejasen entrar en las salas de juego. Cuando terminó el plazo, volvió a jugar.
Besos y gracias por tu participación en el blog.
MÁS
Había comprobado con horror lo que se cuenta en este artículo. Siento rabia cada vez que veo estos anuncios. Los organizadores de estas empresas, los presentadores, los responsables de televisión… TODO POR EL DICHOSO DINERO. ¿Dónde está el límite? ¿Es que vale todo con tal de ganar dinero?
Algo hay que hacer. No se puede contemplar un día y otro esta avalancha de invitaciones al juego.
Es un escándalo que tiene lugar en cada casa sin el menor pudor.
Qué asco.
Querida Marta:
Es indignante, sí.
Yo siento una mezcla de rabia, asombro, tristeza, impotencia e indignación.
El caso es que por muchas protestas sensatas y bien argumentadas que haya, nada detendrá esa avalancha si no hay una prohibición explícita.Y habría que prohibirlas. Como se prohiben los anuncios que haya incitando a matar, a drogarse o a emborracharse.
Como tú dices, el dinero está en la base de muchas operaciones indecentes.
Besos y gracias.
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No se puede consentir esta publicidad que considero miserable.
Es como repartir droga en la calle a la vista de todos-
Ya sé que compra quien quiere, pero eso no obsta para que se tienda esa trampa.
Los anuncios los ven los niños y las niñas. ¿Qué pueden pensar del juego? Pues que es algo maravilloso.
Si lo hacen es porque tiene éxito.
Indecente.
Querida María:
He pensado mucho en los niños y en las niñas que están ante el televisor.
¿Cómo se puede consentir esta pésima influencia?
Se me dirá que se emiten, sobre todo, en horas nocturnas. Pero los viernes y los sábados están viendo la televisión por la noche.
La hipocresía de decir “juega con responsabilidad” es el colmo del cinismo.
Si son tan generosos con el dinero, les podría indicar alguna ONG que se alegraría de recibir todos esos regalos.
Besos y gracias.
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MENSAJE PARA JOSÉ ANTONIO:
¿Cómo vas en el nuevo año?
Aunque falta todavía tiempo de la semana, me ha sorprendido no verte por aquí con algún comentario sobre esta espinosa cuestión.
Espero que no hay problemas de salud y que el silencio sea solo fruto de la falta de tiempo o de ganas. En el primer caso: mejoría. En el segundo: libertad.
Un abrazo.
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Mañana, sábado, salgo (salimos) para Barcelona. Nos esperan Abel, Esther y el niño. Flora ha pedido unos días de asuntos propios, pues vamos a cuidar a nuestro nieto, dado que ha habido un percance de salud en la familia de Esther y tienen que buscar una guardería, ya que ambos trabajan. Mientras tanto, estaremos al cuidado del pequeño, y yo permaneceré en Barcelona si en la próxima semana no han encontrado plaza. Creo que seré buen abuelo…
Puesto que no me llevaré el ordenador con el que suelo trabajar, la próxima semana me la tomaré de descanso.
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Ayer asistí a la presentación de “Abrazados a la utopía”, libro escrito por Miguel Santiago, miembro de las comunidades cristianas de base y portavoz de la plataforma Mezquita-Catedral que reivindica la devolución como bien público por haber sido inmatriculado el monumento sin documento de la diócesis de Córdoba que acredite su propiedad.
Estuvo presente Enrique de Castro, quien fuera cura de Vallecas y que ha dedicado toda su vida a la acogida de los marginados de esta sociedad. La sala estaba abarrotada de gente. También estuvo la alcaldesa del PSOE, Isabel Ambrosio, que temo no le gustó mucho la crítica del cura de Entrevías (su último destino) que hacía de los partidos políticos (también de la izquierda).
No que decir tiene que sus planteamientos no tienen nada que ver con la Iglesia institucional, apegada al poder y a las riquezas.
Tras terminar el acto, estuve charlando con Enrique de Castro, que tenía muchas coincidencias con el teólogo Juan José Tamayo, ya que son miembros de la Asociación de Teólogas y Teólogos Juan XXIII, a quien presenté recientemente en una conferencia en la Facultad de Filosofía.
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A pesar de los obstáculos, avanzamos. Es lo que pensamos tras la creación de Azagala digital. En este diario, hemos acordado que yo publique semanalmente el desarrollo emocional de niños y adolescentes a través del dibujo, de modo similar a como lo realizo en los diarios digitales de Andalucía.
Para que conozcáis esta revista digital, el envío el enlace del último artículo que he publicado y que está referido a los complejos infantiles.
http://www.revistaazagala.org/index.php/2019/01/04/los-complejos-infantiles/
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Un abrazo para todos y hasta la vuelta.
Querido Aureliano:
Espero que ese problema de salud de un miembro de la familia de Esther se solucione pronto y completamente.
Te echaremos de menos la próxima semana.
Recuerdo bien a Enrique de Castro, el cura de Vallecas.Un hombre valiente comprometido con los pobres.
Me alegra que tengas presencia en la Revista Azagala. El artículo me ha parecido estupendo.
Gracias.
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Querido Miguel Ángel:
Bien, gracias. Rico como el año pasado, que fue ayer.
Preocupado, haciendo de enfermero.
Cabreado y decepcionado, viendo lo que veo en mi día a día. ( Me refiero a todo).
Pensando, a partir de eso y de lo que leo, incluyendo tu artículo y el anticipo.
Acabo de ver a Yolanda Besteiro en el debate de La 1, y para mí dice verdades como puños, aunque entiendo que a algunos de la mesa les sea difícil estar de acuerdo por no entender el lenguaje contundente que emplea, por seguir sus frases de forma literal, por sentirse aludido de forma directa (hombres frete a mujeres) y no entender que se habla de cómo funciona la sociedad, de cómo aprendemos en grupo del grupo. Todo muy complejo. Pero salta el “yo no soy un violador” o “yo no educo a mi hijo para que sea un violador”. Esto responde a la horma simple de entender el machismo y la educación.
Y ahí juegan un papel muy importante los medios de comunicacion, y más hoy en día, en el tema de la semana (en todas sus facetas) y en la forma de tratar y presentar la información que sea.
Acabo de leer lo siguiente y lo quiero compartir:
“¿Qué hacer? Supongo que necesitamos luchar en dos frentes simultáneos. Debemos defender la democracia liberal no solo porque ha demostrado que es una forma de gobierno más benigna que cualquier otra alternativa, sino también porque es lo que menos restringe el debate sobre el futuro de la humanidad. Pero, al mismo tiempo, debemos poner en tela de juicio las hipótesis tradicionales del liberalismo y desarrollar un nuevo proyecto político más acorde con las realidades científicas y las capacidades tecnológicas del siglo XXI.”
https://elpais.com/internacional/2019/01/04/actualidad/1546602935_606381.html
Un fuerte abrazo y hasta la semana, espero. (Ya se lo he leído a mis dos angelitos). (Pero esa es otra historia).
Querido José Antonio:
No sé de quién estás siendo enfermero.
En cualquier caso, deseo que te puedas exonerar de esas obligaciones por la mejoría inmediata del paciente.
Me ha interesado mucho el artículo LOS CEREBROS “HACKEADOS” VOTAN del que has reproducido el último párrafo.
Gracias.
Un abrazo.
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Buenas tardes Miguel Ángel, esta publicación me ha resultado de bastante interés ya que muestra una realidad en toda regla. Cada vez son más numerosos los locales de apuestas, es decir, mucha demanda exige una oferta también copiosa. Cada vez son más las personas que se enganchan a este tipo de juegos sin saber a ciencia cierta el riesgo que ello implica. Enhorabuena por hacernos reflexionar sobre esta realidad y desarrollar el pensamiento crítico que se debe imponer ante los anuncios publicitarios y lo que se nos quiere inculcar mediante los mismos.
Estimado José:
Gracias por escribir en el sentido que lo haces.
Cada día me sorprende y me indigna más la impunidad de todos aquellos que se enriquecen haciendo daño a los demás.
Una verdadera miseria moral.
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Pues si, la verdad es que estamos continuamente bajo la influencia de la publicidad, los anuncios en la televisión, esto hace que la gente más crédula o influenciable se crean lo que ven y que caigan en la trampa. Una vez allí es probable que vean el engaño, pero la ludopatía para mucha gente es una adicción dificil de salir.
Bienvenidos a la droga virtual del s.XXI