En los establecimientos de atención al público debería haber un libro de felicitaciones de la misma manera que existe preceptivamente un libro de quejas. Algunas veces me dicen, cuando hago esta sugerencia, que se puede expresar la felicitación en el libro de quejas. No es lo mismo.
¿Por qué no existe el libro de felicitaciones? Pues porque lo reseñable, lo llamativo, lo destacable, es lo que se hace mal, lo que merece una queja, un reproche o una reclamación. Sin embargo, a todos nos ayuda más, nos estimula más, nos reconforta más una felicitación que un reproche.
Algunos dicen, cuando me oyen hacer la propuesta de prodigar felicitaciones y aplausos: “Pero tienen que ser merecidos”. “Bueno, pues sí, respondo. Porque no tiene sentido decir: te felicito porque hay que ver lo bien que respiras. Pero sin exagerar. Hasta un amago de bondad puede ser aplaudido. No hace falta un acto heroico”.
Mencionaré ocho ámbitos de aplauso. Aplausos sonoros y aplausos silenciosos que se producen agitando las manos en alto por y para las personas sordas. Podrían ser miles y miles.
Hay una costumbre de vuelo que, cada vez que se repite, me parece más oportuna. Cuando el avión pone las ruedas en el aeropuerto de destino, sobre todo en los vuelos de largo recorrido, los pasajeros aplauden la maniobra del piloto. Bien mirado, el hecho de que ese monstruo cargado hasta los topes de personas y maletas se pose suavemente sobre la pista de aterrizaje parece un milagro de la técnica. Cuando ves su masa imponente en tierra casi no puedes creer que haya volado a más de mil kilómetros por hora a diez kilómetros de altura y que, al final, haya llegado a la pista de aterrizaje con tanta suavidad.
El piloto está a lo suyo. Y lo hará bien no por cosechar aplausos sino por pura responsabilidad. No lo hará peor si no le aplauden. A mi me gusta oír un aplauso unánime, aunque sea efímero. Como una explosión de júbilo por haber terminado el viaje felizmente gracias a la habilidad del comandante. No le van a pagar más si es muy aplaudido. Pero creo que es hermoso oír ese reconocimiento en el breve sonar de las palmas.
Esa maniobra bien merece un aplauso de admiración y gratitud. De admiración por la pericia que exige y de gratitud por las consecuencias nefastas que un fallo al realizarla supondría para los viajeros. Sin embargo, siempre veo personas que se ahorran ese mínimo esfuerzo, atentas a sus cosas, a su descanso, a su pantalla, a la conversación con el compañero de asiento.
Hay asistentes a las conferencias que, al terminar, no se molestan en hacer un mínimo gesto de reconocimiento, de felicitación, de gratitud. Aplaudir quiere decir: “Ha compartido usted sus conocimientos conmigo. Muchas gracias por su tiempo, por su `preparación, por el riesgo de haberse expuesto ante el auditorio”. Que aplaudan los otros, piensan algunos. Si todos hicieran lo mismo se produciría un silencio embarazoso.
Esos avaros del aplauso piensan que quien ha hablado no merece esa recompensa. Los he observado muchas veces. Son personas de gesto adusto, que no sonríen ni bajo tortura, que miran de soslayo al que habla, reticentes y suspicaces.
No sé si esa mezquindad tiene que ver con el contenido o con la forma, con la fluidez del discurso o con la pesadez del mismo, con la dificultad de la comprensión o con la excesiva obviedad de las ideas. En cualquier caso, ellos castigan con la indiferencia, con el silencio.
Voy a trasladar ahora las consideraciones a la vida del aula, recabando para las acciones bien hechas, para el esfuerzo mantenido, para los intentos de logro, para la ayuda a los demás… un aplauso entusiasta.
No se debe centrar toda la atención en los errores. Pondré el ejemplo de la corrección de dictados. El evaluador empieza a leer con atención: “El nervudo vejete caminada apoyándose en el bastón por la empinada vereda…». Todo perfecto. Y en la línea 15 aparece la palabra hora sin h. Y es ahí donde quien corrige empieza a hacer círculos con el bolígrafo rojo hasta que sale la marca por el reverso de la página. En la línea 30 aparece una nueva falta: huerto sin h. Al final lo que figura en la cabecera del escrito, es: lo siguiente ¡Dos faltas! Pero nada se dice de todas las palabras bien escritas, aunque el dictado sea un texto de enorme dificultad.
Digo esto para los profesores y lo digo también para los alumnos. Porque estos suelen estar más atentos a la descalificación por lo que los profesores han hecho mal o no han hecho que al reconocimiento y la gratitud por lo que hacen bien. Hay cierta reticencia, a veces, a expresar la felicitación por si pudiera interpretarse como un acto de adulación. El aplauso sería interpretado como un estrategia para obtener recompensa. Do ut des. Te doy para que me des.
Hay una actitud miserable que solo ve del prójimo lo que es reprochable, pero nunca lo que es plausible. Me refiero ahora a las relaciones de pareja. La esposa le reprochaba un día a su marido al llegar del trabajo que se hubiera pasado por el bar ya que desprendía un aliento que apestaba a cerveza. Él replicó:
– Es curioso. Hoy hueles a cerveza, pero nunca hueles a cemento después de una jornada de 12 horas de trabajo en la fábrica.
Los futbolistas son aplaudidos en casa y pitados fuera (con sus excepciones). Es el apoyo incondicional lo que propicia que haya más victorias en casa que a domicilio. Porque el aplauso estimula.
Decía hace poco John Benjamin Toshack, entrenador de prestigio durante muchos años, que los futbolistas se olvidan de que los silbidos son una parte del sueldo. ¿Y por qué no los aplausos? Cuando se les silba en su propio estadio se comete un error que va contra los intereses de quienes los castigan con su rechazo. Silbar no es sádico, es masoquista. Aunque estén haciendo las cosas mal. Lo que se pretende es que las hagan bien. Y para eso es mejor aplaudir que silbar.
También incluyo como destinatarios de los aplausos a los políticos. No todos son malos. No todos son iguales. No lo hacen todo mal. ¿Por qué no reconocer los esfuerzos, los aciertos, la honestidad? Es una actitud democrática que tendríamos que cultivar. Sin embargo, fustigar a los políticos es el deporte nacional.
Lo digo también respecto a la sociedad en general. ¿Por qué solo vemos los agujeros en el queso? ¿Por qué vemos más fácilmente lo malo? Todos sabemos qué es lo que se selecciona de la actualidad para convertirlo en noticia. Decía hace unos días en su artículo mi querido y admirado Manuel Alcántara: No sé por qué algunos pagan dinero por ver películas de terror pudiendo ver de forma gratuita el telediario.
El ahorro del aplauso nace y alimenta una actitud en la que predomina la tacañería sobre la generosidad, la comodidad sobre el esfuerzo, el pesimismo sobre el optimismo, la antipatía sobre la cercanía emocional, la indiferencia sobre el compromiso. Quien no aplaude viene a decir que hacer bien el trabajo no merece ningún elogio, que esa es la obligación de quien así actúa y que para eso le pagan.
Con lo cicateros que somos para aplaudir las buenas acciones, aplaudimos luego la salida de un cadáver de un templo o de un tanatorio cuando ya el destinatario de los aplausos no puede oírlos ni apreciarlos. Aplaudamos a quien nos puede ver y oír. Por reconocimiento. Por gratitud. Por felicitación. Por simpatía. Por estímulo. Aplaudamos con generosidad a quien hace bien lo que tiene que hacer.
http://i1151.photobucket.com/albums/o632/LUCIANO_COOL/Gifs%20Animados%20web/Aplausos/aplausos-4_zps1d45a7a7.gif
Querido Juan Carlos.
Felicitaciones. Ya he visto cómo florece tu ingenio.
Un abrazo.
MAS
PD: Hace tiempo vi una mano pegada en una pared. Debajo decía: Si nadie te felicita, ponte de espaldas ante esta mano y ella te dará unos golpecitos de apoyo en el hombro.
Querido Miguel Ángel.
Te escribo en este libro de felicitaciones para demostrarte, una vez más, mi admiración por tí. También quiero mostrar mi gratitud por esta cátedra virtual que impartes semanalmente. La personas cortas de miras, como es mi caso, te lo agradecen porque ven la realidad desde otras perpectivas. Las perpectivas que ve alguien tan clarividente como tú.
No es peloteo, ni lisonja, ni palmadita hipócrita. A veces estoy de acuerdo contigo, la mayoría, otras no tanto. Pero siempre veo en ti respeto por todas las opiniones, aunque no te gusten o no las compartas. Además sueles argumentar con rigor todo lo que dices. No todo el mundo disponemos de esa cualidad.
Con ese aplauso quise decir todo esto. Quizás ayer con eso bastara. Hoy después de leer otros comentarios, he preferido expresarlo con palabras. Más abajo hay otro gif animado para que le lo aplique otra persona.
Si sabes la hora de tu charla en Jaén, dímelo que no quiero perder la oportunidad de saludarte y escucharte.
Un abrazo…. con palmaditas en la espaldas…
Querido Juan Carlos:
Permíteme discrepar.Tú no eres una persona corta de miras. NO. Y menos cuando discrepas en parte o totalmente de lo que yo pienso. Hay distintas perspectivas sobre la realidad. Unas diferentes de otras. No se puede decir que las de uno siempre sean más certeras. Habrá matices.
Yo aprendo mucho de mis comentaristas. Cómo no.
Gracias, de todos modos, por tus palabras.
Un abrazo.
MAS
Te diré la hora exacta de la conferencia.
Sr. Muñoz,
Creo que eres muy joven. Tu juventud te delata. Envidio tu juventud. Pero mi opinión es que la juventud a veces, no siempre, lleva aparejada un conocimiento demasiado superficial de las cosas. Qué envidia de juventud, cuánto me gustaría tener tu edad, para ser un poco más inocente en la vida.
Que tengas un buen día, hombre.
Sr. Quintiliano.
Muchas gracias por augurarme juventud e inocencia. Es el piropo más grande con el que se me puede obsequiar cuando uno ha sobrepasado la barrera de los 50. Ya veo, entre otras cosas, que como adivino no tienes precio…
Por cierto, yo no tengo nada que envidiarte…
Disfruta también de un buen día…
Buenos días Miguel que hermosa presentación del libro es un mimo en el alma poder escucharte. Cada vez que hablamos de evaluación pienso en la elección de abanderado y escoltas por qué tiene que ser el que tiene mejores calificaciones y el que más se esfuerza, el trata por todos los medios de aprender de superarse?
El artículo de hoy es muy rico el lunes voy a preparar para mis alumnos un libro de felicitaciones que abarque todos los aspectos. Un cariño
Querida Marisa Brune.
Gracias por acompañarme en la presentación del libro. Fue emocionante para mí ver a tantos docentes y a tantos estudiantes.
Me parece una preciosa idea la del LIBRO DE FELICITACIONES de tus alumnos y alumnas.
Gracias por el comentario.
Besos.
PD:_ Me alegró mucho que te acercases para identificarte. Así le pongo cara tus escritos. Fue un placer.
Buenas tardes maestro: quiero compartir algo maravilloso que me sucedió hoy en la escuela, preparé como te comente 30 libros de felicitaciones para mis alumnos, se los entregué y les comenté de que se trataría. Les escribí una frase inicial de estímulo, al instante me dijeron » vos también tenés que tener uno para que podamos escribirte nosotros también», «Lo vamos a hacer nosotros y te lo vamos a entregar cuando esté listo» Qué hermoso gesto de parte de ellos, me sentí tan feliz. un cariño.
Querida Marisa:
Qué hermosa experiencia. Los niños y las niñas son así.
Gracias por compartirla.
Espero que los lectores y lectoras puedan conocerla a través de tus palabras y ponerla en práctica en sus aulas.
Besos y gracias.
MAS
(3´: 15 ¨)
Hola familia. Sois todos personas estupendas, en especial tú, que me estás leyendo.
1- Lo primero que se me vino a la cabeza con la lectura del artículo fueron las palabras de aquel famoso entrenador del Barsa de fútbol: Siempre negativo, nunca positivo.
2- Me detuve ante la niña X. ¡Tenía razón el profesor! Su cuaderno estaba todo rayado y sucio. En medio de ese caos descubrí una “o”, y le pregunté:
– ¿Hiciste tú esa letra tan bonita?
Su rostro se iluminó de inmediato y, entusiasmada, contestó afirmativamente. Le dije que pronto iba a escribir muy bien. Y le hice una caricia. (Historia completa, “La niña de las oes”, MÁS).
3- Criticar, quejarse, mostrar desacuerdo, no debe convertirse en un “Perdona, bonita”, (MÁS, 2004). Debemos saber cuándo y cómo es conveniente criticar o quejarnos de algo. Siempre hay una forma correcta y educada de hacerlo con sinceridad y, por qué no, con cariño si viene al caso. Pensando en los niños y niñas, no quiero dejar de decir que la edad de las personas a quienes van dirigidas nuestras quejas, reproches, críticas, valoraciones, comentarios, importa muchísimo.
4- Todos y todas experimentamos lo que dices, Miguel ángel, en propias carnes. Luego nos es muy sencillo de entender y estar de acuerdo. Pero para recibirlas, porque para propinarlas …Todos y todas sabemos lo que nos estimula, lo que nos motiva, lo calentitos que son los abrazos, aunque sean dados con la palabra. Y, aun así, qué rácanos somos dándolos. Yo sé de quién es la culpa, o de dónde nos viene esa racanería, pero no voy a mencionar la palabra que todo lo engloba, que todo lo envenena o pervierte.
5- De acuerdo en que todos deberíamos tener “La cestita de caramelos” (MÁS, 2014) que debemos tener en nuestras vidas, con caramelos de sobra para dar y tomar.
6- Pero también de acuerdo en que “Una queja es un regalo” (MÁS; 2012), o debería serlo, en fin, si está bien formulada, defiende algo justo, busca la mejora, …
7- Termino, con mucho cariño para todo El Adarve, con unos títulos de novelas del escaparate de la librería que está cerca de mi casa. (No he leído el interior de ninguna), me dejo llevar por lo que el título me sugiere. Es mi aplauso para vosotros. Son mis libros de felicitaciones:
“Manual de remedios literarios”.
“Un lugar a donde ir”.
“La niña que iba en hipopótamo a la escuela”.
“El aprendizaje de las cicatrices”.
“El descaro de quererte”.
“El amor que te mereces”.
“Espérame en la última página”.
“Lo que te diré cuando te vuelva a ver”.
8- Buen fin de semana al mundo mundial, sed buenos y buenas.
(El PSOE está de fiesta. Otros ya estuvieron antes. El PP aplaudiendo a brazo partido observando el espectáculo. Ellos no necesitan de esos festejos, son un partido unido, un partido “como Dios manda”).
Querido José Antonio:
Te leo en el aeropuerto de Ezeiza después de unas jornadas agotadoras, llenas de gratitud a miles de docentes que han tenido la amabilidad de escucharme.Quedé casi aturdido cuando vi a 800 asistentes a la presentación de mi libro. Esperaba que le faltase un 0 a la cifra. Admirables docentes que hacen el esfuerzo de comprar un libro deduciendo una cantidad considerable de un sueldo magro…
Qué comentarios tan interesantes haces, querido amigo. Para nota. Repasas, revisas, comparar… Para nota.
Casualmente tento delante un de las novelas que citas. Voy por la página 58. Daré buena cuenta de ella en el avión: TE ESPERO EN LA ÚLTIMA PAGINA. Y quiero comparar el libro «La niña que iba en hipopótamo a la escuela». Ya sabes, por el oficio.
Un gran abrazo.
Y felicitaciones por el comentario.
Estimado Miguel Ángel.
En primer lugar quería felicitarte por regalarnos este maravilloso artículo en este que también podría ser tu libro de felicitaciones digital (tu blog del adarve ). Leer tus publicaciones cada Sábado me hacen mejor persona y creo que a muchos lectores de este blog nos ilusionas, nos motivas, nos animas… Por todo ello, gracias.
En mi trabajó como Maestro de Primaria, centrarme en los errores o fallos en las clases no me ayuda mucho a que mejoren en las areas. Lo cierto es que, en ocasIones, me ocurre
que estos alumnos/as piensan que siempre seguirán cometiendo errores por mucho que se esfuercen y se desmotivan. También su autoestima se ve sensiblemente dañada. (Aunque eso depende de cada alumno por supuesto).
Reforzar tareas concretas con simples expresiones como… Muy bien hecho, sigue así o cada día lo haces mejor tiene efectos muy positivos en ellos. El ejemplo lo podré en la lectura de libros en voz alta. Cada alumno lee a un ritmo concreto, con una entonación y
unas pausas determinadas. Pues bien, aquellos niños a los que al terminar la lectura se les
ha reforzado de algún modo al terminar su lectura han mejorado bastante porque se
sienten más confiados y seguros de hacerlo bien. Y quieren demostrarlo delante de sus
compañeros. Felicitarles es como darle alas para que puedan mejorar en lo que hacen.
Si esto mismo se practicará más en la sociedad en que vivimos, creo que todos seriamos mejores personas y seríamos bastante más felices en nuestra vida laboral y personal.
Un saludo desde Ronda.
Juan Francisco
Querido Juan Francisco:
No hay mayor elogio que el que tú me haces al decir que los artículos de cada sábado TXE HACEN MEJOR PERSONA.
CLARO QUE ESE HECHO DEPENDE MAS DR TU ACTITUD QUE DE LA VALÍA DE LOS TEXTOS.
EL ejemplo que pones de la lectura es muy significativo. La acumulación de reproches desanima y el apoyo y la felicitación estimulan.
Gracias sinceras y sentidas.
Un gran abrazo.
MAS
El artículo de esta semana va de «todo positivo, poco negativo.»
En el artículo de la semana pasada, Miguel Ángel, hiciste una radiografía de los comentaristas en la que aplicaste el artículo de esta semana. Siempre buscas lo bueno y la parte positiva de lo que decimos, aunque a mi modo de ver, y en lo que a mí respecta, creo que te pasas diez pueblos.
Si a parte de ti me lee algún otro que sepa que yo leo todos los comentarios y la respuesta a los comentarios, y la verdad es que me admiran todos.
Es verdad que de ordinario tendemos más a reprochar el pequeño fallo y a olvidar las muchas cosas positivas que hacemos a lo largo del día. A los niños, en casa, solemos animarlos por cualquier cosita que hacen, cuando pasamos a adultos el registro cambia.
Diré algo personal y que va en relación con el artículo: tanto mi esposa como yo pedimos a veces el libro de sugerencias o reclamaciones, pero es para felicitar la amabilidad o la eficiencia del empleado.
El aplauso, la aceptación eleva el ánimo, la indiferencia y el desprecio, hunde. Es lo que se pretende en los campos de fútbol cuando al equipo contrario se le dice toda clase de improperios.
Tú eres conferenciante y si no es por una noche de insomnio es difícil dar un bostezo en tus conferencias, pero para los que hablan en público, debe ser tremendo encontrar enfrente la apatía o el desprecio. Lo mismo debe ser para un alumno encontrar solo reprensión después de un gran esfuerzo.
Hoy agradezco a todos lo mucho que me aportan para ser algo mejor.
Saludos y gracias.
Querido Joaquín:
No. No me paso diez pueblos con lo que te digo respecto a los comentarios. Bueno, respecto a los comentarios y también al hecho de leer con fidelidad, sea cual sea la época del año y el tema de que se trate. Pocos lectores y comentaristas tan valiosos como tú, siempre con la mirada atenta a lo que pueda ser reseñable positivamente.
Si repasas tus comentarios verás que buscas aquella dimensión o perspectiva que hace valioso el texto.
Otro elemento importante es vincular los textos de unos y otros a la MEJORA PERSONAL, de modo que no vayan solo a la cabeza sino a la esfera emocional.
Un gran abrazo.
MAS
Hola a todos (los seres humanos)
1.- Pues eso, como iba diciendo en otras páginas ya lejanas de este blog, yo no soy tan así, tan de agradecer. Algo maligno debo ser. Bueno, en realidad creo que sí agradezco algo, pero de otras formas. No me gusta ni un pelo la mucha la hipocresía en el positivo de todo. Ustedes me perdonen, Sres. Ahora es cuando tendría que decir una vez más que recuerden que hay más de cien guerras en activo. Los humanos nos matamos unos a otros, y no poco, más bien mucho. Y ni que decir de las desigualdades de los que quedamos vivos. Por eso digo una vez más que buenísmo el justo, ni un ápice más.
2.- Hablo de cabeza, no tengo ganas de buscar citas, pero hay un tal Franklin o algo así, psiquiatra o psicólogo, que escribió un libro después de haber sido reo de los nazis en un campo de concentración. Habla de la necesidad de la experiencia del sufrimiento como un pilar esencial en la formación de la persona. Quienes me conocen, pueden intuir que no contradigo al Sr. Guerra por el placer trágico que me puede acarrear darle la bulla.
3.- Yo no digo omisión de halagamientos, sigo sinceridad en ellos. La mejor enseñanza que quiero para mí es la sinceridad, y no la hipocresía. Si soy aburrido, pues dímelo con tu silencio, o tu apatía, y yo tomaré mis notas de aprendizaje, y ya me pondré a mejorar. Por favor, si soy aburrido, no me des una falsa palmada en la espalda.
4.- Lisonjas, las justas de media que emite la sociedad donde me desenvuelvo, por favor, ni una más. Y las formas en su emisión, también ajustadas a los parámetros sociales, no otras. Pues yo no quiero ser un niño mimado de la vida. Yo quiero una escuela que me enseñe la verdad de la vida, porque cuando termine en ella, me iré a vivir a la vida de la calle, a la lucha de la calle. Yo no quiero ser un niño mimado débil, sobrevalorado. Yo solo quiero las cuotas y varemos de calificación que luego me va a exigir la sociedad, para no sufrir en ella. Para no ser un niño creído, ser un niño luchador con afán de mejorar, porque sé que así no he gustado a mi sociedad. Me han silenciado, se han dormido con mis palabras, esto hay que remediarlo.
Tengan un buen día.
Estimado Quintiliano:
Sin dolor no tendríamos conciencia de nosotros mismos.
Claro que existe el mal, claro que existe la dificultad.
No podemos ni debemos ser ciegos ante el conflicto (la guerra), la injusticia, la desigualdad…
No estoy tampoco por la sobreprotección que causan debilidad.
Lo que digo es que podemos ayudar más con una felicitación que con un estacazo, con un reconocimiento justo que con reproche injusto..
No hay que dejar de corregir las faltas en un dictado pero no es justo fijarse solo en ellas.
Un cordial saludo.
MAS
PD: No te he respondido al enigma arquitectónico. NI al motivo que lo provocó. Según me explica el alcalde actual del pueblo, cuando el arquitecto hizo el diseño de la planta de la torre, la comunidad judía protestó porque una esquina entraba en la calle e iba a dificultar el tránsito y, sobre todo, el paso de las ovejas… El arquitecto hizo un nuevo plano, metiendo hacia adentro las dos paredes que hacían esquina en la calle.
Jeje, casi acierto, Sr. Guerra. Dije: «»Otro motivo podría ser, porque en la base de la torre, en la zona exterior de la quinta esquina, hubiese algún hueco/ventana/puerta, que estuviese previo a la construcción de la torre y hubiesen querido respetarlo»». Jeje, había un paso de ovejas. Noble causa para remeter la esquina.
Una cabeza bien amueblada la de los urbanistas de entonces en tu pueblo. Ceder el paso a la principal economía de la época, las ovejas. Delibes, en «El hereje», trata de esta rica economía de la época, como material de fondo.
Lo de la esquina le pasa a un concejal de urbanismo de estas mis tierras, en estos tiempos de ahora, y hacía dar la vuelta a las ovejas, ya sea por Coruña o por Cuenca. Te planta allí hasta un campo de fútbol o una rotonda macrodimensional. Porque ganado ovino mira que sí que hay por mi tierra, pero más bien borregos antes que ovejas, y de los que andan a dos patas…..a algunos los han atado con el cabestro corto y andan cumpliendo condena en Alhaurín o en parajes de similar categoría.
Estimado Quintiliano.
Pues sí, hubo intuición.
Me han hecho gracia tus comentarios sobre los nuevos urbanistas.
Me recordaba de aquella historia de un pueblo al que llega un visitante y pregunta por el sistema que tulipán para el trazado de los caminos.
– Dejamos un burro suelto y él hace el trazado con su itinerario.
El visitante pregunta:
– Y ¿cuando no está el burro en condiciones de caminar?
– Entonces llamamos a un ingeniero.
Saludos cordiales.
MAS
jeje
Estimado Quintiliano:
La anécdota se las trae. Y el jeje también.
Ojalá tuviera muchos más comentaristas como tú (bueno, como tú no puede ser), solo parecidos a ti.
Saludos.
MAS
¡Querido Maestro!
Es muy cierto que en la sociedad que nos ha tocado vivir se tiene más en cuenta , aplaudimos mas lo menos bueno y lo bueno lo convertimos en peor.!Un jeroglífico de palabras cruzadas sin pie ni cabeza.
Hallar el denominado «punto dulce» es encontrar nuestro propio equilibrio psicológico y emocional.Es una habilidad relacionada con el autoaprendizaje, objetivo adquirido con la experiencia, la observación y la propia vida donde una debe aprender de sus errores y de sus aciertos.
Es un estado donde cada cosa que hacemos yen la que invertimos nuestro tiempo y energía nos beneficia y nos satisface.
Hallar ese punto dulce es un acto de sabiduría y una herramienta personal con la que recordar que todo en la vida tiene un límite.
Hablo del ecuador que separa la felicidad de la infelicidad,la amargura de las oportunidades.
Empecemos a integrar ese punto dulce en nuestra cotidianidad para ganar en calidad de vida.
!Es suficiente¡-gritó el corazón-Y por una vez él y el cerebro se pusieron de acuerdo en algo.
Abogo por los entornos nutritivos donde se defiende el respeto y la dignidad personal donde se favorece la creatividad ,el crecimiento y una empatía y cercanía autentica y palpable.
Seamos artífices de escenarios más humanos , empezando por lo que tenemos más cerca.
! Lo demás todo viene rodado¡
Sin más me despido con un cordial y cariñoso saludo para todos.
Querida Loly:
Hermoso y rico comentario, querida amiga.
Me ha gustado la idea de buscar el «punto dulce». También me gusta la idea de los «entornos nutritivos». Y, cómo no, la de construir «escenarios más humanos».
Muchas gracias.
Felicitaciones.
Besos.
MAS
Hola,
Fe de erratas, quise decir Doctor Frankl, y no Franklin…
https://www.youtube.com/watch?v=k6JeEkaaBt4
Tengan buen día.
Estimado Quintiliano:
Quiero agradecerte el vídeo con la grabación del doctor Viktor Frankl que has compartido con nosotros. Magnífico. Ya ves que el no comparte la idea del sufrimiento sin propósito y que es partidario de afrontar las condiciones que nos impone la vida sin que nos destruyan. Me ha ha llamado la atención el caso que cuenta de la persona que dice que un accidente le rompió el cuello, pero que no le rompió a él.Y ue desde su incapacidad estaba en disposición de ayudar a otras personas.Admirable.
Gracias.
MAS
Es un hermoso artículo que pone el énfasis en la dimensión positiva de la realidad y en el subrayado que merece por parte de los testigos que somos de ella.
No se puede pasar el día quejándose de todo, maldiciéndolo todo, criticándolo todo. Ya sé que hay motivos, pero también los hay para la celebración. Y yo diría que más. ¿Por qué no tenerlos en cuenta?
Cordiales saludos.
Querida Claudia Pérez:
Gracias por tu comentario, que subraya la tesis fundamental del texto. Creo que esa actitud lastimera de la que hablas no es solo dañina para quienes escuchan sino que es dañina para quien la practica porque le sumen en una actitud pesimista.
Besos y gracias.
MAS
Aplaudo tu idea Miguel Ángel. Felicitaciones.
En la vida de maestra muchas veces he pensado que los padres pocas veces nos felicitan y eso hace que me cuestione: ¿Será que no he logrado hacer algo que merezca la felicitación de los padres? Luego me pongo en el lugar de madre y también me cuestiono:
¿Cuántas veces he felicitado yo a un profesor o maestro de mis hijos? ¿Alguna vez me he acerado a ellos simplemente para decirle » lo felicito profesor» «lo felicito maestro»?
Es muy cierto que siempre vemos lo malo.
Otra vez Miguel Ángel me haces reflexionar…
También pocas veces (por no decir nunca) los maestros convocamos a los padres para felicitarlos. Por lo general les agradecemos por algo que hicieron pero no los felicitamos.
Los maestros, no siempre, pero si a menudo, pedimos a los padres lo que no damos.
No hago referencia a las felicitaciones a los alumnos porque por lo general lo tengo presente y los felicito y aplaudo porque yo sé que son verdaderas caricias para el alma.
Un aplauso para ti y tu artículo de este sábado.
Saludos
Querida Ana Clara:
Sí, la idea se puede aplicar en todas las circunstancias y momentos, con destinatarios bien diferentes. Tí citas algunos. Yo elegí también, como ejemplo, unos cuantos.
Lo importante es la actitud. Esa disposición del ánimo que nos impulsa a ayudar a los demás, a quererlos, a comprenderlos, a valorarlos.
Ya queda poco para mi viaje a Uruguay.
Besos y gracias.
MAS
Si, te sigo esperando.
Querida Ana Clara:
No sé si te dije que después de la conferencia de Montevideo impartiré otra en Salto. No sé qué lugar te viene mejor. En cualquiera de los casos, no hrá problema para que asistas.
Besos.
MAS
Hola de nuevo,
Hoy voy a contar una anécdota verídica, al hilo del tema del tema del Sr. Guerra. Puede bailar alguna fecha, pero aseguro que en esencia todo es cierto.
Trata de cuando yo estaba en la guerra. Hace muchos años. No sé si antes o después de mi deguelle en Monte Arruit. Yo era muy joven, apenas 17 años. En mi pelotón de fusileros todos eran mayores que yo. Un tal López, ocho o nueve años mayor que yo. Muy muy veterano, el tal López. En realidad no tenía amigos, a nadie gustaba su ego y maneras. Por circunstancias del lugar y destino, íbamos rotando entre nosotros para ocupar el cargo de jefe de pelotón. Cada semana uno de nosotros, así hasta vuelta a empezar. Yo, evidentemente como no podía ser menos en Don Quintiliano, cuestionaba todo, en especial al tal López. Él no soportaba que un niñato, yo, tuviese el mismo mando, honor y causa de responsabilidad que el gran veterano López. Cuando le tocaba a él ser el jefe de pelotón, mi vida era un sin vivir. Pero nada comparable a como yo se las hacía pasar cuando me tocaba a mí ser el jefe. No nos podíamos ni ver, yo temía aparecer ensartado a golpe de bayoneta en cualquier descuido.
Él, de gracejo engreído y algo chulo, se fue a “ligar” un sábado noche al pueblo cercano a donde estábamos acampados. Iba de paisano, quiero decir sin uniforme. Los mozos del pueblo, en aquellos años era costumbre no andarse con chiquitas, se ve que veían peligrar algún negocio futuro de asuntos de corazón ante la presencia del intruso. Y en ejercicio de un derecho consuetudinario que pasa de boca en boca, le dieron una tremenda paliza. Una soberana paliza.
Me llega el rumor de que está ingresado en la enfermería del campamento. Me voy a verlo con el solo propósito de deleitar mis malignidades. Vamos, que fui a disfrutar, yo también disfruto como puedo. No tenía un solo hueco en toda su piel donde no hubiese recibido patadas o puñetazos. Iba con el firme propósito de burlarme de él, pero ante su estado me acongojé y no dije ni mu. Él no hablaba, postrado en la cama. Le observé largo rato y me fui.
A las dos semanas le dieron el alta, aún algo cojo y lleno de moratones. A la primera que me ve, se viene hacia mí con los brazos abiertos y ni contar podría yo, el tamaño por grande abrazo que me dio. Entre lágrimas. Eres un amigo, me dijo. Eres el único que me ha visitado en la enfermería. Cuenta conmigo para lo que quieras. Jamás vi criatura hacerme tanto la pelota como él lo hizo en el resto de tiempo que estuvimos juntos.
Lectura o anécdota: Un gesto, aún sin palabras, puede mover corazones. ¡Y qué gesto!.
Tengan un buen día.
Estimado Quintiliano:
La anécdota da no para un artículo. Da para un libro.
Denotación y connotación en la lectura del los gestos.
Increíble historia.
Ya veo que tú no deshiciste el entuerto ni para librarte del magno abrazo ni del posterior y definitivo rendimiento a tu persona.
Mi padre, que también combatió en primera línea en la guerra me contaba muchas anécdotas de aquella terrible vivencia.
Saludos y gracias por compartir esta historia.
MAS
A cuento de las ovejas por Coruña, le pregunté a mi vecino Manolo Rivas, y me dijo:
– Ahora, todos somos trashumantes, menos las ovejas.
Gracias Don Quintiliano, por todo lo que nos hace pensar, y reír.
Un encargo me gustaría hacerle. Si por un casual se cruza con su presidenta, la felicita de mi parte por sus últimas enseñanzas, por mostrarnos tanto cómo ser como su contrario.
Un abrazo para todos y todas los que participan en procesos democráticos, especialmente largos para las y los que no resultan ganadores.
(Una pena. Uno más. Más dolor. Pero no debemos dejarnos condicionar. Hay que seguir insistiendo con más educación y con más política de altura de miras).
Querido José Antonio:
¿No me digas que eres vecino de Manolo Rivas y de sus hijos Martiño y Sol?
Es una suerte poder conversar en vivo con un genio de la literatura y un militante de izquierda tan significado.
Lo de la transhumancia humana frente a la ovina me parece muy certero.
Todos y todas participamos siempre en procesos democráticos, ¿No?
Un gran abrazo.
MAAS
Sr. Guerra, Sr. Lema, exageráis virtudes ajenas. Eso me podría perjudicar ablandando mi rudo carácter. Aún así, como sé que la intención es buena, no lo tendré en mala consideración.
Ya me gustaría saber hacer pensar y reir a la vez. Sería el cóctel perfecto para ayudar a digerir lo que el mundo nos depara cada día.
Tengan un buen día.
Estimado Quintiliano:
Por supuesto que, como piensas, sos palabras bienintencionadas. Y, además, sinceras. Pero no exageradas.
Comparto contigo la potencia de la suma PENSAR+REIR.
EL HUMOR ES UNA FORMA DE BONDAD.
Decir las cosas claras no es tener un carácter rudo.
Un cordial saludo.
MAS
Interesante solicitud la de que haya un Libro de felicitaciones al lado del libro de quejas.
¿Por qué poner la mi¡rada solo en la negativo?
Ya sé que la finalidad del libro de quejas es defender los derechos de los ciudadanos, pero el libro de felicitaciones hace que quien hace bien su trabajo (o más que bien) tenga su recompensa.
Saludos
Estimada María:
Hay personas que, es cierto, van más allá de sus obligaciones.
Podría poner mil ejemplos.
Personas que, además de cumplir su deber, si pueden, hacen favores.
Y no de forma ocasional, sino de forma sistemática.
Me he encontrado con personas que se han sacrificado por resolver un problema sin tener obligación de hacerlo.
Recuerda una funcionaria de la Universidad de Málaga que trabajaba en la sección de doctorado. Si estaba ella , el problema tenía solución. Si estaba la compañera o no había solución o la solución era de dificilísima solución. Todo se complicaba.
¿No merecía felicitaciones la primera?
Besos y gracias.
MAS
Esas ocho situaciones y esos ocho destinatarios podrían multiplicarse, claro que sí.Cualquier faceta de la vida tiene personas y actividades que deberían reconocerse cuando se hacen bien.
Pienso en los que atienden ventanillas en Ministerios y Centros oficiales. ¡Anda que no hay diferencia de unos a otros! Hay quien se desvive por hacerlo bien y hay quien , si puede, machaca al usuario.
Buenos días a todos y a todas.
Estimado Carlos:
Claro que sí. Puse esos ocho casos porque he pensado alguna vez en ellos o porque los había vivido recientemente.
Sería un buen ejercicio pensar en personas que merecen felicitaciones.
Hagámoslo cada uno.
Y, si podemos, compartámoslo,
Saludos y gracias.
MAS
MENSAJE PARA JUAN CARLOS MUÑOZ
Colegio Antonio Prieto
Calle Coruña nº 5
Día 30 de mayo, martes
Tema: Educar en tiempos revueltos
Hora: 6 de la tarde
Espero que lo veas.
Te dejaré constancia también en un comentario del sábado por si entras a ver enlace nuevo artículo.
Espero verte por allí.