Las vacaciones del profesorado

22 Ago

Hay quien piensa que los docentes tienen unas vacaciones excesivas para el trabajo que realizan. No lo veo así. Mantener el contacto con un grupo, casi siempre  numeroso de alumnos y alumnas, exige una tensión psicológica extraordinaria. Eso, en el caso de que el grupo esté integrado por escolares dispuestos al aprendizaje, dóciles y bien relacionados. Hay grupos que entrañan unas dificultades complementarias, ya que sus miembros son díscolos, desobedientes, desconsiderados y agresivos. No es fácil enseñar a quien se niega por todos los medios a aprender y a que los demás aprendan.

Hay quien piensa que los docentes tienen unas vacaciones excesivas para el trabajo que realizan. No lo veo así.

Basta que en una clase haya uno o dos que la quieran reventar para que las cosas resulten difíciles, por no decir imposibles. Solo aprende el que quiere aprender. Siempre me he compadecido de aquellos docentes que han tenido dificultades en hacerse con el grupo. Han sorbido sus lágrimas y se han comido su impotencia en soledad. Es muy duro ir a una clase para enseñar lo que se sabe y encontrarse no solo con la desgana y el desdén sino con la más cruda violencia.

En este mismo verano me he encontrado con un amigo de la infancia cuya esposa, hace mas de cinco lustros, enfermó de esquizofrenia por las dificultades insuperables que  tenía para hacerse con la clase. Ahí sigue con su enajenación.

Los contextos actuales son adversos. Los alumnos tienen distractores potentes. La sociedad les ofrece modelos por la vía de la seducción mientras los profesores tienen que presentarles modelos por la vía de argumentación.

La tarea que realizan  los docentes y las docentes tiene una trampa escondida porque su trabajo requiere mucho tiempo además del tiempo presencial de las aulas. Los docentes tienen que preparar sus clases, corregir trabajos, reunirse de múltiples formas, actualizarse de manera constante. Nunca se ha hecho un cálculo del tiempo complementario que dedican los profesores y profesoras a su tarea fuera de la institución.

No se ha profundizado suficientemente en la importancia de la diversidad del alumnado. Conocer a cada uno, pensar en cada uno, adaptarse a las peculiaridades de cada uno, exige un enorme esfuerzo y una gran habilidad. Habilidad que debe incrementarse a medida que aumenta el número de alumnos y alumnas en el aula.

La diversidad existe en el alumnado individualmente considerado  y también en los grupos. Los profesores saben que en 1º A el grupo puede responder de forma entusiasta a la propuesta de aprendizaje que les brinda un profesor y en 1º B puede tener problemas de rechazo y de disciplina… Es el mismo profesor, con la misma actitud, de la misma asignatura… En la enseñanza no sucede que si A, entonces B, lo que sucede es que si A, entonces B, quizás…. Y en ese quizás está la clave de lo que sucede.

El profesor trabaja con “materiales” de altísima complejidad que no obedecen a leyes como aquellos con los que trabajan los profesionales de otras actividades. Los docentes trabajan con motivaciones, expectativas,  actitudes, capacidades, sentimientos, intereses… Los ladrillos, colocados de una manera determinada, responden a los mismas leyes en Badajoz que en Tarragona. Pero, una clase, no responde de la misma manera un día u otro, en un momento u otro, con un docente u otro… Quien se dedica a esta tarea sabe que un reproche estimula a un niño y el mismo reproche desanima a otro, que un elogio entusiasma a un alumno y a otro le hace reír… En cualquier profesión el mejor profesional es el que mejor manipula los materiales, en esta es el que más y mejor los libera.

Téngase en cuenta que los docentes trabajan en una institución con otros colegas. No siempre son fáciles las relaciones. No siempre es bueno el clima. No siempre son posibles los acuerdos. Algunas escuelas, lamentablemente, están gobernadas por jefes tóxicos. Todo ello genera tensión.

Son de sobra conocidos los trabajos del querido y ya fallecido profesor Esteve Zarazaga sobre el malestar docente. Hace ya muchos años escribí un largo artículo titulado “La erosión de la función docente”. En él analizaba las causas que van quebrando el entusiasmo de algunos profesionales de la enseñanza.

La demanda social es más dura cada día sobre la escuela y sus profesionales.. Todo se le exige a la escuela: educación vial, educación para la paz, para el consumo, para el medio ambiente, para la igualdad, para la imagen, para la creatividad, para los valores, para la convivencia, para la sexualidad…  Todo por el mismo o más bajo salario, todo en perores condiciones y con una formación deficiente. Las condiciones laborales de los docentes se han endurecido: más número de alumnos y alumnas, más horas, menos sueldo, más burocracia, más  prescripciones externas…

No es fácil ser docente. El magnífico escritor Manuel Rivas dice en un artículo titulado “Amor y odio en las aulas”: “Mucha gente todavía considera que los maestros de hoy viven como marqueses y que se quejan de vicio, quizá por la idea de que trabajar para el Estado es una especie de bicoca perfecta Pero si a mi me dan a escoger entre una expedición “Al filo de lo imposible” y un jardín de infancia, lo tengo claro. Me voy  al Everest por el lado más duro…”.

Los padres y las madres saben muy bien lo que significa gobernar a uno, dos o tres niños. Y ellos mismos se preguntan cómo se las arreglan los profesores para  trabajar con un grupo de treinta tantas horas. He oído muchas veces, en estos últimos días del verano, decir a los padres y a las madres  con emoción incontenida:

–           ¡Qué ganas tengo de que empiece el cole!

Añádase a las dificultades expuestas que algunas familias entienden que el deber de los docentes, es hacer toda la tarea que ellas no pueden, o no saben, o no quieren hacer en las casas. Por otra parte, algunos padres y madres han perdido el rumbo y se han convertido en jueces, policías, espías y verdugos de los docentes. Hay familias que apoyan a sus vástagos cuando surgen conflictos con el profesorado.

Las vacaciones de los docentes no son como las de un banquero o las de un albañil, que dan la espalda a sus trabajos hasta la fecha de reanudación. El profesor sigue siendo profesor durante las vacaciones: lee, estudia, prepara el nuevo curso, se forma, busca materiales, se esfuerza por saber y por ser. Frente a especuladores, demagogos, mercaderes y tiranos, el docente está permanentemente del lado de la verdad, del amor y de la libertad.

Creo que los profesores y profesoras tienen ganadas a pulso sus vacaciones. Las necesitan desde un punto de vista psicológico. No son solo un derecho laboral, son un requisito indispensable para fortalecerse. Muchos las aprovechan para formarse y seguir creciendo profesionalmente. Muchos tienen en mente durante las vacaciones su actividad profesional y buscan materiales didácticos hasta en los contenedores de basura. Muchos siguen sintiéndose profesores allá donde se encuentren. Y tratan de comportarse como tales. Se es profesor durante todo el año. Durante las veinticuatro horas del día.  Deberían pagar a los profesores las horas de vacaciones como horas extra.

Hay quien piensa que los docentes tienen unas vacaciones excesivas para el trabajo que realizan. No lo veo así. Mantener el contacto con un grupo, casi siempre  numeroso de alumnos y alumnas, exige una tensión psicológica extraordinaria. Eso, en el caso de que el grupo esté integrado por escolares dispuestos al aprendizaje, dóciles y bien relacionados. Hay grupos que entrañan unas dificultades complementarias, ya que sus miembros son díscolos, desobedientes, desconsiderados y agresivos. No es fácil enseñar a quien se niega por todos los medios a aprender y a que los demás aprendan.

Basta que en una clase haya uno o dos que la quieran reventar para que las cosas resulten difíciles, por no decir imposibles. Solo aprende el que quiere aprender. Siempre me he compadecido de aquellos docentes que han tenido dificultades en hacerse con el grupo. Han sorbido sus lágrimas y se han comido su impotencia en soledad. Es muy duro ir a una clase para enseñar lo que se sabe y encontrarse no solo con la desgana y el desdén sino con la más cruda violencia. algunos docentes.

En este mismo verano me he encontrado con un amigo de la infancia cuya esposa, hace mas de cinco lustros, enfermó de esquizofrenia por las dificultades insuperables que  tenía para hacerse con la clase. Ahí sigue con su enajenación.

Los contextos actuales son adversos. Los alumnos tienen distractores potentes. La sociedad les ofrece modelos por la vía de la seducción mientras los profesores tienen que presentarles modelos por la vía de argumentación.

La tarea que realizan  los docentes y las docentes tiene una trampa escondida porque su trabajo requiere mucho tiempo además del tiempo presencial de las aulas. Los docentes tienen que preparar sus clases, corregir trabajos, reunirse de múltiples formas, actualizarse de manera constante. Nunca se ha hecho un cálculo del tiempo complementario que dedican los profesores y profesoras a su tarea fuera de la institución.

No se ha profundizado suficientemente en la importancia de la diversidad del alumnado. Conocer a cada uno, pensar en cada uno, adaptarse a las peculiaridades de cada uno, exige un enorme esfuerzo y una gran habilidad. Habilidad que debe incrementarse a medida que aumenta el número de alumnos y alumnas en el aula.

La diversidad existe en el alumnado individualmente considerado  y también en los grupos. Los profesores saben que en 1º A el grupo puede responder de forma entusiasta a la propuesta de aprendizaje que les brinda un profesor y en 1º B puede tener problemas de rechazo y de disciplina… Es el mismo profesor, con la misma actitud, de la misma asignatura… En la enseñanza no sucede que si A, entonces B, lo que sucede es que si A, entonces B, quizás…. Y en ese quizás está la clave de lo que sucede.

El profesor trabaja con “materiales” de altísima complejidad que no obedecen a leyes como aquellos con los que trabajan los profesionales de otras actividades. Los docentes trabajan con motivaciones, expectativas,  actitudes, capacidades, sentimientos, intereses… Los ladrillos, colocados de una manera determinada, responden a los mismas leyes en Badajoz que en Tarragona. Pero, una clase, no responde de la misma manera un día u otro, en un momento u otro, con un docente u otro… Quien se dedica a esta tarea sabe que un reproche estimula a un niño y el mismo reproche desanima a otro, que un elogio entusiasma a un alumno y a otro le hace reír… En cualquier profesión el mejor profesional es el que mejor manipula los materiales, en esta es el que más y mejor los libera.

Téngase en cuenta que los docentes trabajan en una institución con otros colegas. No siempre son fáciles las relaciones. No siempre es bueno el clima. No siempre son posibles los acuerdos. Algunas escuelas, lamentablemente, están gobernadas por jefes tóxicos. Todo ello genera tensión.

Son de sobra conocidos los trabajos del querido y ya fallecido profesor Esteve Zarazaga sobre el malestar docente. Hace ya muchos años escribí un largo artículo titulado “La erosión de la función docente”. En él analizaba las causas que van quebrando el entusiasmo de algunos profesionales de la enseñanza.

La demanda social es más dura cada día sobre la escuela y sus profesionales.. Todo se le exige a la escuela: educación vial, educación para la paz, para el consumo, para el medio ambiente, para la igualdad, para la imagen, para la creatividad, para los valores, para la convivencia, para la sexualidad…  Todo por el mismo o más bajo salario, todo en perores condiciones y con una formación deficiente. Las condiciones laborales de los docentes se han endurecido: más número de alumnos y alumnas, más horas, menos sueldo, más burocracia, más  prescripciones externas…

No es fácil ser docente. El magnífico escritor Manuel Rivas dice en un artículo titulado “Amor y odio en las aulas”: “Mucha gente todavía considera que los maestros de hoy viven como marqueses y que se quejan de vicio, quizá por la idea de que trabajar para el Estado es una especie de bicoca perfecta Pero si a mi me dan a escoger entre una expedición “Al filo de lo imposible” y un jardín de infancia, lo tengo claro. Me voy  al Everest por el lado más duro…”.

Los padres y las madres saben muy bien lo que significa gobernar a uno, dos o tres niños. Y ellos mismos se preguntan cómo se las arreglan los profesores para  trabajar con un grupo de treinta tantas horas. He oído muchas veces, en estos últimos días del verano, decir a los padres y a las madres  con emoción incontenida:

–           ¡Qué ganas tengo de que empiece el cole!

Añádase a las dificultades expuestas que algunas familias entienden que el deber de los docentes, es hacer toda la tarea que ellas no pueden, o no saben, o no quieren hacer en las casas. Por otra parte, algunos padres y madres han perdido el rumbo y se han convertido en jueces, policías, espías y verdugos de los docentes. Hay familias que apoyan a sus vástagos cuando surgen conflictos con el profesorado.

Las vacaciones de los docentes no son como las de un banquero o las de un albañil, que dan la espalda a sus trabajos hasta la fecha de reanudación. El profesor sigue siendo profesor durante las vacaciones: lee, estudia, prepara el nuevo curso, se forma, busca materiales, se esfuerza por saber y por ser. Frente a especuladores, demagogos, mercaderes y tiranos, el docente está permanentemente del lado de la verdad, del amor y de la libertad.

Creo que los profesores y profesoras tienen ganadas a pulso sus vacaciones. Las necesitan desde un punto de vista psicológico. No son solo un derecho laboral, son un requisito indispensable para fortalecerse. Muchos las aprovechan para formarse y seguir creciendo profesionalmente. Muchos tienen en mente durante las vacaciones su actividad profesional y buscan materiales didácticos hasta en los contenedores de basura. Muchos siguen sintiéndose profesores allá donde se encuentren. Y tratan de comportarse como tales. Se es profesor durante todo el año. Durante las veinticuatro horas del día.  Deberían pagar a los profesores las horas de vacaciones como horas extra.

37 respuestas a «Las vacaciones del profesorado»

  1. Totalmente de acuerdo.
    Hoy es una profesión heroica.
    Habría que cuidarla mucho más.
    Desde la selección, la formación, las condiciones… Los docentes son la salvación de un país. Comparemos sus sueldos con los de los políticos.
    Gracias por este artículo.

  2. las vacaciones de los docentes son excesivas. Y son excesivas especialmente en los centros públicos, ya que los gastos van a cuenta de todos los contribuyentes. Y sino, dígame, que empresa de unos 30 empleados puede permitirse despilfarrar tanto dinero. Mire:

    30 profesores x 2000 €/mes = 60000 €

    Y eso en un centro pequeño. Ahora multiplique por todos los centros que hay…

    Así, con cifras y no con argumentos muy discutibles, es donde se ve claramente que son excesivas. Me estoy refiriendo exclusivamente al mes de julio. No hablemos de Pascua o Navidades…

    Si hablamos de todo el trabajo “extra” de preparación de clases, etc. Bueno, en secundaria vamos a un máximo de 25 horas lectivas (normalmente hacemos 21). Y además, sólo 25 son de permanencia obligada en el centro. Lo que quiere decir que prácticamente la mitad de la jornada la podemos realizar en casa.

    Hasta hace unos años pensaba como usted, pero fui parte de un equipo directivo y me he dado cuenta de muchas cosas. Programaciones copia y pega de editoriales, negación absoluta a dejar los libros de texto y crear sus propios materiales, abuso de permisos médicos y demás, cubrirse entre compañeros retardos… Para que se haga una idea, el claustro se niega a incorporar al centro un sistema de control de entrada y salida.

    Me atrevería a decir que sólo un 15-20% del profesorado se merece esas vacaciones…

    Somos un sector que es totalmente ajeno a la realidad laboral, tanto en horario, como en retribución. Y no quiere que nuestra situación empeore, sino todo lo contrario, que la del resto mejore. Pero que nosotros, que somos unos privilegiados, demos la talla y hagamos ver que realmente nos lo ganamos.

    • Aún estas a tiempo de estudiar magisterio, hacer masters, sacarte el inglés, hacer cursos para tener puntos, opositar, ir de un lado para otro, aprobar y voilà… ya podrás “disfrutar” de las mismas vacaciones que los docentes. Uso comillas, porque quizás de esas vacaciones, tienes que sacar tiempo, para preparar materiales, unidades didácticas, proyectos, actualizar leyes, programaciones, contenidos…. Por no hablar de que enseñamos académicamente, compartimos valores, intervenimos en familias desestructuradas, a veces somos psicólogos para niños y padres, somos mejores amigos, modelos a seguir…
      y ¡Ojo! Con esto no me quejo para nada de mi profesión, me encanta! Siempre aprendes una cosa nueva cada día por pequeña que sea.
      Así, que si crees que en las otras profesiones, en especial la tuya, necesitas más vacaciones… lucha por ello, como nuestros antepasados lucharon por estas! Pero no hace falta hundir un barco para salvar otro, intentemos salvar los dos!

    • Quisiera saber si este tipo después de la crisis del coronavirus, muchos años después de su comentario sigue pensando igual. Los padres de familia NUNCA, habían pasado tanto tiempo acompañando a sus hijos con el estudio desde casa como en este periodo.

      Ahora, muchos padres empiezan a valorar la ardua labor que los profesores desarrollan..

  3. Qué bien que alvguien haga ver la complejidad de esta profesión.
    Muchos, en efecto, creen que esta tarea es sencilla, pero la realidad es que es muy estresante. Siempre lo ha sido, pero hoy lo es especialmente por las circunatancias en que vivimos, algunas de las cuales se comentan en el texto.
    Cien por ciend er acuerdo.
    Aunque quizás, habría que distribuir las vacaciones de otra manera.

  4. Gracias por el artículo.

    Es cierto: nunca llegamos a “desconectar” del todo, ni en verano… y se nos valora poco.

    La sociedad y su futuro se forjan en la escuela. Hay que cuidarla más.

    (Por cierto, creo que el texto está duplicado y parece larguísimo…)

  5. Pues no, 22 o 23 días anuales al año como todos y punto. Basta de beneficios, que no se ofrecen en la empresa privada. ¿ cuántas horas laborales ejercen en total mensualmente?

  6. Pingback: Las vacaciones del profesorado | TIC & Educ...

  7. Estamo hablando en este caso de profes de infantil en el segundo ciclo, de primaria, de secundaria,… porque en el primer ciclo de educación infantil no tenemos esas vacaciones, aún estando en el sector público. ¿Acaso estas profesionales no sufrimos desgaste emocional y físico?,¿un mes es suficiente para desconectar?, ¿es justo que, a veces, tengamos que gastar días de vacaciones de ese mes para formarnos?…
    No es una crítica a su artículo pero… El primer ciclo de educación infantil somos la etapa olvidada.
    Un saludo.

  8. Me ha encantado el artículo.Coincido con lo que se dice sobre los alumnos, sobre los compañeros,sobre los jefes etc.Pienso que hay un desgaste psíquico y también moral.Opino que las vacaciones(los dos meses) -no solo son merecidas o merecidisimas para el profesorado e incluso entre-periodos debía tener más descansos- son necesarias para el necesario aprendizaje del alumnado pues creo que las instituciones religiosas(las primeras escuelas parroquiales) que lo implantaron probaron que los niños aprendían más y mejor cuando estos tenían vacaciones largas,creo que llegaron a concluir que lo ideal eran 4 meses.
    Es un placer leer sus escritos
    Saludos y un fuerte abrazo Miguel Ángel

  9. Yo soy maestra y he sufrido en mis carnes esta desmotivación, agresividad, mala educación etc del alumnado y estoy Totalmente de acuerdo con este artículo.. No sé nos valora como merecemos..

  10. “Nunca se ha hecho un cálculo del tiempo complementario que dedican los profesores y profesoras a su tarea fuera de la institución.”

    Esta afirmación que se realiza en el artículo no es cierta del todo. Durante tres cursos, un compañero y yo, ambos maestros de primaria, estuvimos registrando todas las horas de trabajo que realizábamos fuera del colegio. Nos salía una media de casi 9 horas de trabajo de más a la semana de lo que establece la normativa vigente, llegándose en algunas ocasiones a semanas de 50 horas o casi 60 horas de trabajo.

    Es importante que estas situaciones se comiencen a regular, si queremos una escuela de calidad que no esté basada exclusivamente en el libro de texto.

    Os dejo enlace al artículo en el que recogemos todos estos datos, con algunas propuestas para mejorar este tipo de situaciones y para poner las condiciones necesarias para construir una escuela de calidad:

    Palmero, J.M. y Téllez, J. A. (2014): Cuestión de tiempo: ¿Serán nuestros gobiernos capaces de reducir el horario laboral de los maestros y maestras a 37,5 horas? Aula libre, Año IX nº 2 noviembre 2014, pp. 7-18.

    Disponible en (ver páginas 7 a 18): http://www.aulalibre.es/IMG/pdf_Aula_Libre_Nov_2014.pdf

  11. Buen articulo, hoy es sabado y mientras algunos se van de farra yo pienso en revisar pruebas, planificar y hacer material concreto…gracias por lo escrito.

  12. Totalmente en desacuerdo. el profesorado tiene unos privilegios que son impensables en cualquier otra profesión, aparte de ser una carga para el resto de los trabajadores que con nuestros impuestos los mantenemos.

  13. Miguel Ángel, se puede decir más alto, pero no màs claro.

    Por otra parte, costearse dos meses de vacaciones con los gasto que eso supone no es fácil….

    Es broma o va en serio? Depende….

  14. Excelente radiografía del docente. En general, pienso que una hora de docencia exige un gasto psicológico superior a cinco de trabajo en un andamio – quizás los del andamio no lo vean así- También diré que las cosas no son iguales para todos los docentes: unos acaban la jornada con una sonrisa en los labios y otros con lagrimas en los ojos. El día a día en las aulas es tan variado como los alumnos, que en periodo de crecimiento, cada día son distintos.
    Mi experiencia me ha dicho que en un mes de vacaciones es insuficiente para reponerse psicológicamente.
    Bueno, Miguel Ángel lo ha explicado perfectamente. Por tanto, profesores, desconectar lo mas posible durante el periodo vacacional para volver con una sonrisa de oreja a oreja.
    Saludos.

  15. Totalmente de acuerdo con su artículo. Ser maestro no es sólo impartir conocimientos , ser maestro es tener esa habilidad y capacidad para trasmitir, educar, escuchar , consolar, comprender…. Docente puede ser cualquiera, maestro sólo aquel que tiene vocación, tal es mi caso y me siento muy orgullosa por ello. Claro que necesitamos vacaciones con frecuencia porque el desgaste psicológico al que estamos sometidos diariamente sólo puede entenderlo alguien que comparta la misma profesión. En qué trabajo se atiende a 25/28 personas al mismo tiempo? Pero le aseguro que también es un trabajo sumamente gratificante. Gracias por su artículo.

  16. Saludos Miguel Ángel

    Comparto tu visión al 100%

    Nuestra profesión, es una profesión en la cual nos jugamos el cuerpo. Cada vez que entramos al aula, quedamos al descubierto frente al grupo. En una hora de clase, debemos mantener la atención total de los estudiantes y atender al mismo momento cada individualidad presente. Es una tensión sostenida que trae un desgaste emocional importante.

    Un abrazo desde Costa Rica

  17. Querido Maestro!
    Importante su comentario y su argumentación de las necesidades vacacionales de los docentes.Es una profesión de mucho desgaste emocional y llena de luchas internas que es imposible iniciar sin tener esos días de desapego, sin duda bien merecidos, por la labor tan importante que hacen.
    Es tanto lo que se entregan que sería nefasto para el desarrollo humano seguir enseñando con todo el estrés acumulado a lo largo del año, sin un descanso, que es más bien un recargar pilar para seguir avanzando.
    Las cosas son o no son según el color del cristal con que las miras!
    Las vacaciones,deberían ser situaciones de verdadera necesidad para grupos de tan alto riesgos!
    Ya casi estamos finalizando el periodo y con miras puestas al inicio de un nuevo curso que espero que a todos les sea lo más leve posible.
    Es una ardua tarea pero a los que por un motivo u otro no la vamos a realizar,nos entra el gusanillo de los buenos recuerdos vividos y la añoranza de un deber hermoso cumplido.
    Sin más me despido con un saludo a todos los docentes deseando trabajen con una sonrisa.
    Hasta pronto y disfruten del tiempo que es lo más valioso que tenemos!

  18. Le felicito por sus reflexiones, Sr. Santos. Comparto su punto de vista con respecto al desgaste psicológico.

    En cualquier caso, ¿qué opinaría usted de regular la formación del profesorado de forma que ésta fuera obligatoria y se desarrollase en el mes de julio, sea a distancia o presencial? Muchos docentes lo hacen por cuenta propia, pero creo que estaría bien regularizarla para favorecer nuestro desarrollo profesional. No es mi intención quitarles vacaciones, sino que al menos un mes las dediquen a asistir a actividades formativas subvencionadas, o subvencionarles cursos que hagan por cuenta propia (si prefieren a distancia u otros para así buscar aquella actividad formativa específica que les interesa).

    Cordiales saludos.

  19. Comparto 100% su opinión.como docente de niños adolescentes cada año recibo grupos muy diversificados lo cual hago mil oficios para adentrarme en cada niño.su mundo y ver su mejor manera de enseñarle.trabajo de sicóloga.orientadora.doctora a veces hasta soy llamada entrometida pero busco el bien de cada niño y niña.con cada dolor de unos de niños lloro y con cada logro gozo de felicidad.ojalá nuestras autoridades dejen sus oficinas y burocracias y vivan cada realidad que vivimos los docentes para entendernos y valorarnos. Desde Concepcion del Paraguay mi humilde opinión.

  20. “…permanentemente del lado de la verdad, del amor y de la libertad.” Qué bonito! pero hay un pero: siendo un alto porcentaje de docentes que responden al perfil descrito, no es menos cierto que haberlos, los hay, un número de docentes, pocos, pero suficientes para dar la nota, no dan la talla, y empañan impunemente tan brillante artículo, a ésos energúmenos habría que aplicarles la responsabilidad disciplinaria de los funcionarios a la antigua usanza, el principio de jerarquía sin garantías procedimentales.

  21. Pingback: Las vacaciones del profesorado | Orientaci&oacu...

  22. Enhorabuena por tu artículo. Ma gustaría señalar que los maestros y profesores hemos sido los responsables de que se mantenga la calidad de la enseñanza pública, trabajando igual o más que antes, con la misma ilusión, a pesar de haber perdido un 30% de poder adquisitivo, de haber visto nuestros derechos laborales pisoteados (bajas por enfermedad, por ejemplo), de sufrir unos concursos de traslados que nos separan de nuestras familias, unas oposiciones infernales, años desterrados en pueblos de Andalucía cuyos nombres ni conocíamos, una aumento de la ratio y de las horas de trabajo y muchas otras cosas. A pesar de eso, seguimos formándonos, echando horas a la preparación de las clases, ayudando al alumnado y a las familias y haciendo una labor social enorme.

  23. Querido Miguel Angel:
    Estoy en total de acuerdo con su punto de vista. Las vacaciones de los docentes son merecidas porque el trabajo que realizan requiere un esfuerzo mental y fisico y un tiempo de esas vacaciones sirven para descansar y regresar a clases con las pilas bien cargadas.
    Interesante articulo
    Saludos desde Concepcion-Paraguay

  24. COMPARTO PLENAMENTE CON LO QUE DICE ESTE ARTICULO YA QUE EL MAESTRO POR VOCACION ES AQUEL MAESTRO QUE SE DEDICA Y TODO EL TIEMPO ESTÁ EN ESTA NOBLE TAREA DE ENSEÑAR. ES MERECIDO TOMARSE UN TIEMPO PARA MIRAR LO QUE HICIMOS Y LO QUE VIENE.

  25. Querido Miguel Angel:
    Quizás personas que no ejerzan esta profesión puedan opinar contraria a Usted ya que como docente puedo decirle que estoy totalmente de acuerdo con su comentario, trabajar con niños en aula es muy estresante y cansador, y las vacaciones nos ayudan a hacer descansar el cuerpo, despejar la mente, disfrutar a nuestras familias, realizar tratamientos médicos, etc…interesante su artículo…saludos desde Concepción Paraguay

  26. Apreciado Miguel Angel:
    Considero muy importantes y certeras sus acotaciones con respecto al artículo presentado, solo un docente puede saber todo lo que implica serlo, los desafíos, las limitaciones, el contexto social y cultural al cual se encuentra inmerso, para dicha tarea que es la enseñanza. Creo merecido su tiempo de descanso para retomar fuerzas y energías para el siguiente año lectivo.
    Abrazos.

  27. Interesante artículo.

    Y en orden al estrés, a la responsabilidad, al cansancio, al bien social, por qué no también, por ejemplo:

    2 meses de vacaciones pagadas a conductores de autobuses,
    3 meses a bomberos, policías, funcionarios de prisiones,
    4 meses a personal sanitario de urgencias,
    5 meses a fiscales y jueces,
    6 meses a cirujanos cardiovasculares,
    7 meses a ….vendedores de salchichas…

    tiene castaña al cosa…

  28. Pep, debe ser usted persona muy honrada. Siendo juez y parte, y a la vez objetivo en su razonamiento. Mi más cordial enhorabuena.

  29. Los argumentos de un tal jose son increíbles. Hay que explicar las cosas. No basta con hacer burla, amigo. Sobre todo, si te escondes detrás de un pseudónimo.
    Eso no vale.

  30. Estoy de acuerdo básicamente con los argumentos que se ha utilizado en el artículo.
    No creo que haya privilegio si se tienen en cuenta todos los argumentos planteados.
    Saludos.

    • Estimados/as comentaristas:
      No he podido en esta seguir los comentarios del artículo. Agradezco a todos y a todas la lectura, por una pare y la reflexión añadida.
      Entiendo las objeciones que pueden hacerse al texto. No solo tienen dificultades, presiones, conflictividad… los docentes. Habría que pensar en todas las profesiones y analizar sus circunstancias. No solo la profesión docente es valiosa para la sociedad. Y es cierto también que hay profesores y profesoras muy diferentes. Hablo en el artículo de quienes están comprometidos con la tarea y se empeñan en hacerla cada día mejor.
      También entiendo que tener unas largas vacaciones no es la forma sustancial de hacer bien la tarea.
      NO he querido defender ningún privilegio. El artículo versa sobre la naturaleza de l profesión docente.
      Saludos y gracias.
      MAS

  31. Estoy totalmente de acuerdo con este artículo,los docentes trabajamos con grupos de estudiantes de distintas necesidades.Además hoy en dia tenemos en un gran porcentaje alumnos muy agresivos,violentos,desmotivados y poco acompañamiento familiar y esto obviamente nos produce un desgaste emocional muy elevado.

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