Hace ya muchos años (en 1978, para ser exactos), Alexander Neill, fundador de la escuela inglesa de Summerhill, que tuve la suerte de visitar en dos ocasiones, escribió un libro titulado “Corazones, no solo cabezas en la escuela”. Neill sostenía, en la teoría y en la práctica, que la finalidad de la escuela era alcanzar la felicidad. Sus tesis tienen hoy, a mi juicio, una renovada vigencia.
La escuela ha sido siempre el reino de lo cognitivo, pero creo que debe ser también el reino de lo afectivo. No solo porque la esfera de los sentimientos nos acerca o aleja de la felicidad sino porque para aprender es necesaria una disposición emocional favorable al aprendizaje.
He visitado hace unos días el Colegio público Pare Català de Valencia. Me habían invitado a impartir una conferencia con el título “Arqueología de los sentimientos en la escuela”. Es el título de un pequeño libro mío publicado en Buenos Aires y traducido posteriormente al portugués. La orientadora del centro, María José Bataller, tuvo la amabilidad de brindarme una hermosa experiencia en una aula de 6º de Primaria (11-12 años para quien me lee fuera de España). Asistí a una asamblea en la que los niños/niñas (19 esa mañana), con las mesas puestas en círculo y bajo la guía de la tutora del grupo y de la orientadora, iban a trabajar sobre la ”Libreta de los sentimientos” que abrieron al comenzar el curso.
Tuve en mis manos esa Libreta que es como una caja de sentimientos en la que los niños meten sus preocupaciones, demandas, angustias, conflictos y temores. Quien ha escrito algo en la Libreta sale al frente de la clase y explica qué es lo que siente, lo que necesita o lo que ofrece.
En esa mañana un niño contó que, después de su demanda de ayuda porque se sentía solo, había recibido el apoyo de varios compañeros y compañeras de la clase. Alguien le había llamado para salir, alguien le había acompañado a casa, alguien había jugado con él en el patio… Manifestó que se encontraba bien y que daba las gracias a quienes le habían ayudado.
Una niña manifestó su sentimiento de dolor porque cuando iba hacia la casa con dos compañeros, tenía que separarse de ellos ya que uno no quería que ella escuchase lo que le iba a decir al otro. Se sentía excluida. La orientadora preguntó si se imaginaban cómo se sentía su compañera. Varios opinaron al respecto. Y luego preguntó por la soluciones. Se sucedieron las propuestas:
– Que le cuente esos secretos a su amigo en otro momento para que ella no se sienta mal…
– Que comparta los secretos con ella pidiéndole que no los cuente a otras personas…
– Que hablen de cosas que les interesen a los tres…
El niño dijo que lo hacía porque no sabía que a ella le molestaba y que, sabiendo lo que le sucedía a su compañera, dejaría de hacerlo.
En ese pequeño laboratorio se iban trabajando los sentimientos en las probetas de los corazones y allí se modificaban al calor de comunicación y de la bondad.
Las manos se levantaban mientras iba llegando el turno de cada uno. Hablaban con una espontaneidad admirable. Respetaban con rigor el turno de palabra. Manifestaban lo que les preocupaba y lo que les hacía sentir infelices. Y entre todos buscaban las soluciones a los problemas sentimentales.
Después de trabajar sobre los contenidos de la Libreta, me enseñaron la Caja de las felicitaciones. Por la pequeña ranura de la parte superior habían ido introduciendo aquellas felicitaciones que deseaban formular: a toda la clase, a algún compañero o compañera, a la tutora…
Les hablé al final de la importancia de aquello que hacían en las asambleas y de aquello que escribían en la Libreta de los sentimientos. Les dije que era muy importante saber vivir felizmente y que eso dependía mucho de su vida sentimental. Les recordé que si uno se sentía mal era difícil que todos pudieran estar felices. Les agradecí que me hubieran permitido compartir todas aquellas emociones siendo yo un desconocido y les felicité por su sinceridad y por su valentía. Les insté, posteriormente, a que aprendiesen a conjugar emocionalmente estos cinco verbos:
Pedir: ser capaces de solicitar la ayuda, el amor, la compañía, la compasión, el apoyo que necesitasen. Hay quien no sabe pedir. Porque tiene miedo a que no le den, porque cree que no merece nada…
Dar: hay quien no es capaz de tener en cuenta a los otros, de responder a sus necesidades y demandas. No da porque tiene miedo a que le pidan a él y tenga que ser generoso.
Recibir: es un apena que haya personas que no se atreven a recibir afecto, que se protegen de cualquier entrega, que consideran que ellas no se merece nada.
Rechazar: es preciso aprender a rechazar una petición cuando se quiere hacer así. Hay personas que no saben decir que no porque temen perder el afecto de los demás.
Encajar: cuando alguien nos dice que no, debemos ser capaces de encajar la negativa sin destruirnos. No es cierto que nos hayan dicho que no porque nos lo merezcamos sino porque no son generosos.
Me despedí de ellos con un cuento que invita a ver las cosas, la vida, la gente y a sí mismos con optimismo. Se titula “Todo es para bien”. Ellos y ellas escuchaban absortos, como escuchan los niños y las niñas los cuentos.
La orientadora me informó sobre el origen de la experiencia. Un vídeo que se encuentra en You tube y al que remito a mis lectores y lectoras. Se titula “Pensando en los demás. Pedagogía para la vida”. Se trata de una experiencia realizada en un curso de 4º de Primaria, en la escuela pública Minami Kodatsuno. El documento ha sido, al parecer, repetidamente premiado. La verdad es que es muy hermoso.
El maestro Toshiro Kanamori, al que ya conocen los niños y las niñas del curso anterior, pregunta al empezar el curso en el mes abril de 2002.
– ¿Qué será lo más importante de este curso?
Y los niños contestan a coro:
– ¡Ser felices!
– ¿Para qué estamos aquí?, insiste el maestro
– ¡Para ser felices!, dicen los niños como si se tratase de una lección bien aprendida.
El maestro, a quien ya conocen los alumnos del curso anterior, les dice: puesto que solo tenemos una vida, debemos que vivirla con alegría. Cada día tres alumnos leen sus cartas en las que expresan los sentimientos que les invaden. Comienza un chico contando el dolor que le ha producido la muerte de su abuela. Otros se unen compartiendo sus sentimientos ante situaciones semejantes que han vivido.
Alguien podrá pensar que estas actividades constituyen una pérdida de tiempo. No lo considero así. Porque se gana el tiempo cuando se aprende que solo podemos ser felices juntos, que nadie puede ser feliz cuando otros están tristes. Se gana el tiempo cuando se busca el camino de la felicidad.
Alguien pensará que esta búsqueda de la felicidad es contraria a la dureza de la vida, al sacrificio que exige el aprendizaje. Pues no. Porque, siendo necesario el sacrificio y el esfuerzo, es más lógico y más fácil hacerlo cuando tiene un sentido. ¿Hay algo más importante que aprender a ser felices?
Buenos días, Miguel Ángel.
No sé si me recuerda, soy Mireia, la amiga/alumna en prácticas de Mª José (o Jose para los amigos).
Solamente le escribía para darle las gracias por la exposición que dio la semana pasada. Fue un placer poder conocerle. Permítame que le diga que en mi vida había estado escuchando durante dos horas seguidas a una persona sin perder la atención. Reconozco que se necesitan con urgencia más docentes en las universidades como usted. Como pedagoga, he carecido de tener buenos profesionales a lo largo de toda mi formación, pocos han ido más allá de la propia teoría, y no se han parado a enseñar aspectos tan básicos como lo que se planteó en la ponencia: el trabajar con los sentimientos de los niños.
Mi más sincera enhorabuena por todo su trabajo.
Saludos,
Mireia.
Querida Mieria:
¿Cómo podría haberme olvidado de ti? Te recuerdo perfectamente, aunque nuestro encuentro fue muy breve.
Gracias por tus hermosas y genrosas palabras respecto a la confrencia.
Fue un placer para mí ver el estupendo trabajo que estáis haciendo con los niños y niñas del Colegio.
Besos.
MAS
Miguel Ángel.
Las dos últimas entradas que has escrito son para hacer examen de conciencia entre los docentes.
El currículum, las prisas por desarrollarlo, generalmente nos centramos en los contenidos cognitivos y procedimentales, nos hace perder el horizonte, en muchas ocasiones, de la esencia del aprendizaje y de la enseñanza, que está íntimamente ligada a la esencia de la vida.
¿Para qué sirve discriminar entre un sujeto y un predicado, entre número ordinal o cardinal, conocer las partes de una planta o las notas musicales, realizar un bote y un pase correctamente, distinguir entre la gama de colores, pronunciar adecuadamente en otro idioma,… si no se es feliz?
Los que fracasan en el aprendizaje de la vida porque no llegan a ser autónomos, carecen de autoestima, les cuesta relacionarse con los demás,… suelen llevar una vida angustiosa y complicada, a pesar de que puedan haber obtenido éxito en su vida académica.
La acción tutorial debe impregnar la enseñanza de todas las áreas, debe estar presente en todo momento educativo y se ha de detener el tiempo, la clase, cuando surja una situación que propicie este aprender para ser feliz. No obstante, estas acciones puntuales deberían completarse con un tratamiento más sistemático, tal y como llevan a cabo los colegas valencianos, materializando la expresión de sentimientos y las emociones con una libreta o con un buzón.
¡Qué difícil es enseñar! y ¡qué difícil es aprender! Sin embargo con MAS qué fácil es.
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Siguen los artículos sobre la Universidad Española en ElPais. En http://elpais.com/elpais/2015/02/08/opinion/1423425791_264586.html
se plantea la modificación del grado universitario que requiere un debate serio sobre calidad y equidad. La cuestión, permanentemente soslayada por las propias universidades, debería ser un objeto de serio debate. ¿Cuál es la calidad de nuestra Universidad, a la vista de los resultados (Shanghai) y un sistema de acceso del profesorado particularmente endogámico?
Querido Miguel Ángel,
Qué maravillosa experiencia trabajar con mis alumnos con este sistema y que fantástico haberlo podido compartir contigo. Gracias, por esta emotiva entrada, por tus grandes reflexiones y por tanto que me has aportado.
Un gran abrazo.
Querida María José:
El artículo es prácticamente tuyo. Tú me invitaste a impartir la conferencia, tú me abriste la puerta del aula para compartir la experiencia con tus alumnos y alumnas de 6º (dales un beso cuando los veas) y tú me acompañaste al huerto del Colegio en la tardel día 13 de febrero.
Gracias, pues, a ti.
Y enhorabuena por la iniciativa y por la forma de llevarla a la práctica.
Creo que es importante compartir las cosas interesantes que se hacen. Otros las pueden imitar y, además, es un modo de generar optimismo.
Muchos besos.
Mucho ánimo.
MAS
En el año 1977, al hilo del amable “Cariñograma” que rulaba por el MCEP (Movimiento Freinet en España)un compañero, ya jubilado, llevó a su clase una modificación. En una clase de Primero de Primaria, el primer día lectivo del segundo trimestre, cuando ya casi todo el alumnado podía escribir algo, le hacía la propuesta de que cada chico o chica escribiera en un papel cualidades positivas de cada compañero del grupo de mesas(5) y también del mejor amigo de la clase. Luego se recogían todas las aportaciones y cada uno escribía en la primera hoja del Libro del Segundo Trimestre las cualidades positivas que los compañeros habían notado y anotado, con el siguiente texto: “Hoy es el primer día de clase del año… y mis compañeros me han hecho un regalo de Año Nuevo: Me han dicho que yo soy…”.
Luego en un gran papel continuo, que estaba fijado a una mesa (de esas de taller que sirven para amontonar cosas),en el centro del aula, donde estaba el titular “CARIÑOGRAMA”, cada niño o niña copiaba, debajo de su nombre, lo que los demás habían escrito. Cada trimestre se iban aumentando las cualidades positivas de cada uno.
El primer día de clase del año siguiente, se seguía el mismo ritual, pero esta vez escribiendo algo bueno que un compañero le había hecho. Luego se ponía en la clase, sin abandonar el “cariñograma”, una caja con letrero “PAZ”, con su ranura, en la que cada uno podía depositar los “Felicito a… porque…”. Con esto se daba un paso más con el reconocimiento de lo que los demás hacían con uno. Todos los lunes, en la asamblea se abría la caja de la Paz y se iban leyendo los “Felicitos”. Luego el maestro los recogía y, de cinco en cinco, los grapaba y con una pinza los colgaba en una cuerda que se fijaba en la pared, debajo del letrero de “Buenos tratos”.
Cuando alguno molestaba, el maestro le decía que se leyera unos cuantos buenos tratos y que se sentara.
Como anécdota algo significativa, sucedió que el primer día
de curso, en segundo nivel, un chico nuevo que venía de otra provincia y que por la edad era repetidor (y rompedor de asambleas) puso en un papelito: “… es tonta”. El maestro le dijo que no valían cualidades negativas, porque de esas sobran por todos sitios. Al final de ese curso, por mayo, el mismo niño escribió: “Felicito a …(la misma chica), porque me ha dicho que trabaje”.
Muchas gracias, Miguel Ángel, por airear estas cuestiones de los sentimientos y sus pequeñas y grandes realizaciones.
Mil perdones a los colegas y a Miguel Ángel, porque me he equivocado en el año que he puesto en mi colaboración. Se trata del año 1997. Ahora que lo pienso, puede ser que me haya quedado enganchado al año en que Neill escribió su librito de “Corazones…”, que, por cierto, tengo en una “rústica” edición.
Yo creo que la búsqueda de la felicidad es universal, lo que varía son los caminos por los que se busca y estos son infinitos, muchos, dados los frutos que dan, totalmente equivocados. La escuela, la educación debe ayudar a discernir lo que realmente nos puede llevar a la felicidad de lo que es una engañifa. El ladrón, el traficante de armas, de personas, de droga, los corruptos y toda la caterva de maleantes ¿qué buscan? Creo que su felicidad por caminos que más bien creo que llevan a lo contrario para ellos, y ya no digamos, para sus víctimas.
Este deseo de felicidad incluso supera nuestra vida, el creyente busca una felicidad que sobrepasa nuestra corta existencia y la prolonga por la eternidad.
En el tema de la semana pasada, “La serenidad” nos llevaba a lo mismo, buscar la felicidad sabiendo discernir lo importante en los momentos turbulentos.
Todas las experiencias e iniciativas para alcanzar esa meta son loables. Constantemente me sorprende la imaginación e iniciativas que nos traslada Miguel Ángel de gente comprometida en hacer un mundo mejor. Gracias por ello y por mejorarme.
Saludos.
Dice el maestro Toshiro Kamamori en el video que recomiendas:
“Deja que la gente viva en tu corazón”. Cabe tanta gente como quieras.
Cuando la gente te escucha de verdad, vive para siempre en tu corazón. Aquí yace la gran importancia de estas cartas del cuaderno.
Aquí yace la importancia, si me lo permites de tu blog. Semana tras semana, desde hace años compartes junto con tus opiniones, tus sentimientos y escuchas los de quienes los quieren expresar.
De alguna manera, tu blog, es también una Libreta de los Sentimientos, abierta siempre para quien en él los quiera escribir.
Por eso creo que en tu corazón cabe mucha gente y que tú vives también en muchos corazones.
Gracias.
Un abrazo.
Querida MA:
Muchas gracias por tu precioso comentario.
Tú sabes que estás en mi corazón desde hace muchos años. Y en lugar preferente.
Gracias también por el video que has compartido con todos los lectoras y lectoras.
Muchos besos.
Muchas gracias.
MAS
Olá Professor.
Mais um artigo de grande ternura e que nos faz crescer como profissionais docentes. Já procurei pelo livro “arqueologia dos sentimentos en la escuela” e dizem que em Portugal está esgotado na editora. Gostava imenso de o adquirir mas não sei como.
Um abraço
Alexandra
Querida Alexandra:
Gracias por tu interés.
Creo que yo tendré algún ejemplar.
Mándame tu dirección postal y creo que dispondré de alguno en portugués o en español.
Un beso.
MAS
Me parece una magnífica idea que trataré de llevar a cabo en mi tutoría.
Se ha abandonado mucho la esfera sentimental. Parecería que solo tenemos cabeza cuando vamos a la escuela, tanto los profesores como los alumnos.
Somos felices por nuestros sentimientos.
Gracias por compartir esta experiencia con todos los lectores y lectoras.
Es una gran verdad que hace falta querer aprender para poder hacerlo.
Los niños y niñas de esa clase no solo trabajan los sentimientos. Estoy segura de que están buena disposición para el estudio de las asignaturas.
¿Por qué hemos dejado fuera los sentimientos?
Cuando entramos en la escuela se nos pregunta por lo que sabemos y cuando salimos se nos vuelve a preguntar lo mismo.
Pocas veces he visto trabajar los sentimientos. Solo preocupan los conocimientos.
Por eso me parece estupenda la iniciativa del Colegio Pare Català.
Saludos.
Mi enhorabuena por el artículo.
Y mi enhorabuena a los protagonistas de la experiencia.
Es bueno que las muchas cosas buenas que se hacen en las escuelas se cuenten
Gracias a MAS por dárnosla a conocer.
Olá Professor:
Obrigada pelo disponibilidade em facultar um exemplar do livro.
Agradecia se for possível o Professor facilitar o mail, ou outro meio de comunicação, para seguidamente eu enviar a direção postal.
Muito obrigada pela atenção.
Alexandra
Hola Miguel Ángel.
Gracias por hacer llegar a los docentes (y a los “no docentes” también…) una nueva lectura que, como nos tienes acostumbrados, nos invita a la reflexión.
En este caso me siento tan identificado con el texto que me he animado a escribir un comentario en tu blog.
En nuestra pequeña escuela rural siempre tenemos presente la meta “Sé feliz y haz feliz”.
Este principio rige el desarrollo de la sesión que hemos bautizado con el nombre de Mercado de Soluciones y que cada viernes celebramos con el alumnado de nuestro colegio.
Esta sesión se ha convertido en una asignatura más y en ella, maestros/as y alumnos/as reflexionamos sobre los problemas que los propios niños han ido registrando durante la semana y que, como no podía ser de otra manera, ellos mismos solucionan a través de propuestas que a menudo sorprenden a los adultos.
Me permito, por último, la licencia de invitarte a visitar nuestro blog*:
http://latribudelosdoce.blogspot.com.es/2013/10/actividades-y-proyectos.html
En este espacio, profesorado y alumnado compartimos con ilusión nuestras experiencias y proyectos para que lo que hacemos en la escuela atraviese unos muros que suelen antojarse demasiado gruesos…
Enhorabuena por tu fantástica vocación y tu capacidad de contagio. Cada día somos más los “enfermos de ilusión”.
Un abrazo enorme.
*Si alguien considera poco apropiado compartir nuestro blog a través de un espacio público como es El Adarve, no dudéis en editar este mensaje y eliminar el enlace. Nada más lejos de mi intención causar molestias a alguien.
Pasar de lo cognitivo a lo afectivo…
Pasar de la competitividad inútil a la valoración del otro…
vivir y convivir en la alegría, dándola y recibiéndola…
Si esto fuera posible en el aula y en la escuela toda como organización de personas, cuántos problemas menos tendríamos.
Adhiero totalmente a esta forma de pensamiento, ya vida hay una sola, para compartir en armonía haciendo felices a los que nos rodean. Hermosa publicación.
Si los conocimientos nos hicieran desgraciados la habríamos hecho buena.
Por eso es tan importante conocer, manifestar y reconocer los sentimientos propios y ajenos.
Para ser felices necesitamos contactar con fuerza con nuestros sentimientos.
Enhorabuena por la experiencia.
SALUDOS
Estimada Alexandra:
Manda tu dirección postal a mi corre electrónico particular. Voy a intentar localizar algún ejemplar del libro y te lo mandaré como regalo.
Besos.
MAS
Correo: arrebol@uma.es
Creo que en la escuela y, sobe todo en la Universidad, solo importa la cabeza. La preocupación es casi exclusiva por lo ue se sabe. Pero no por lo que se siente.
¿QUIËN HA APRENDIDO EN LA ESCUELA A AFRONTAR EL DUELO’
¿QUIEN HA SI DO AYUDADO A EXPRESAR EL DOLOR O EL MIEDO?
¿QUIÉN ES PREGUNTADO SI ES FELIUZ?
El curriculum está confeccionado con un conjunto de conocimientos. La metodología preocupa para que esos conocimientos sean desarrollados y la evaluación trata de comprobar si esos conocimientos se han adquirido.
Y ya está.
Si estás feliz bien y si estás atormentado allá tú.
Mal asunto.
Otro punto que tiene que ver con este asunto de los sentimientos es lo que se hace en la formación del profesorado.
Cuando se prepara a un profesor se establece un curriculum de conocimientos y cuando se celebran las oposiciones se vuelve a comprobar lo que el candidato sabe.
Está claro que el equilibrio emocional del maestro y su cercanía emocional son fundamentales para él y para los alumnos, pero se hace poco al respecto cuando se forma y se elige a los profesores.
Es una pena.
Me parece estupenda la experiencia de la Libreta de los sentimientos
Interesante y sugerente artículo.
Voy a llevar a la práctica esta iniciativa.
Espero que los resultados sean tan positivos como los que se cuentan en el artículo.
Estas iniciativas son magníficas. Y el compartirlas es una bendición.
Saludos a todos los lectores del blog.
Hace falta educación sentimental. Y más en un momento en el que el pragmatismo parece ocultar las cosas verdaderamente importantes.
Parece que dinero, poder y fama son las tres cosas por las que hay que luchas. Sin pensar que la felicidad se encuentra en el interior de nuestros corazones.
Saludos y buen fin de semana.