Escribo este artículo el 22 de diciembre, día en el que se celebra en España el sorteo de la Lotería Nacional de Navidad. Me pregunto qué es lo que harían algunos profesores y profesoras si les tocase el primer premio, lo que aquí llamamos “el gordo”. Es decir, un premio multimillonario. ¿Seguirían trabajando, yendo cada mañana a las clases? ¿O se largarían a toda velocidad de la escuela? Hay quien lo dice así de claro la víspera del sorteo:
– Como mañana me toque la lotería, no vengo ni a recoger mis cosas.
Y es que para algunos la tarea de la enseñanza sólo es una forma de ganarse el sustento y, por consiguiente, una forma de conseguir el dinero necesario para vivir.
Yo creo que se puede vivir la profesión de otra manera. Disfrutando de ella. Sabiendo que no es sólo una forma de ganarse la vida sino, como dice Emilio Lledó, una forma de ganar la vida de los otros.
Se puede disfrutar o se puede padecer la profesión. En cada uno está la capacidad de mantener una u otra actitud.
El diccionario de la RAE define así el concepto de mercenario: “persona que percibe un salario por su trabajo o una paga por sus servicios”. Como es lógico, un trabajo debe ser remunerado y un trabajo de alta responsabilidad y complejidad como la enseñanza debe ser bien pagado. El problema reside, a mi juicio, en que solamente se haga por ese motivo. En que no importe nada más allá de cobrar el sueldo.
Los mercenarios trabajan solamente por el dinero. La cuestión clave está en el adverbio solamente. Todo lo demás importa poco, incluidas las personas,. Esa actitud, que es mala en cualquier profesión, es peor en la enseñanza. Quien es un mercenario de la educación mallleva la profesión, pide bajas injustificadas, se queja sin cesar, escatima el sentimiento y menosprecia a los alumnos y alumnas.
¿Qué motivos nos convierten en simples mercenarios de la educación, es decir en personas que hacen un trabajo sólo por el dinero?
Puede ser el haber accedido a ella de rebote. Es decir, sin quererlo de manera decidida. Alguien pensaba dedicarse a otra cosa, pero las circunstancias de la vida le condujeron a la enseñanza. Está ahí porque no encontró otra cosa mejor. Quería hacer cualquier otra tarea menos esa, pero está ahí, haciéndola cada día por imperativo del azar o de la necesidad. Ni la quiere ni la disfruta.
Otro motivo es la mala experiencia vivida. Quizá llegó con ilusión, pero la realidad ha ido deteriorando la actitud inicial. El entusiasmo ha sido erosionado de forma paulatina o de forma brusca por una desgraciada experiencia. En lugar de vivir esa adversidad con entereza, ha sido destruido por ella. Sólo espera con paciencia el día de la jubilación. Y no es difícil que concatene series de bajas, más o menos justificadas.
Una tercera causa puede ser un ambiente hostil al buen ejercicio profesional. Hay quien se estrella contra un ambiente deteriorado y empobrecido. Hay contextos en los que decir que disfrutas trabajando es poco menos que una herejía. Es incluso una estupidez. En ese ambiente lo que se lleva es despotricar de la tarea, de las autoridades, de los alumnos, de las familias y de la vida misma.
¿Cuáles son las consecuencias de esta actitud mercenaria? La primera de ellas es la infelicidad de quienes la viven. No puede ser satisfactorio ir los lunes a la escuela diciendo lo que aquel condenado a muerte decía un lunes camino del patíbulo:
– Mal empiezo la semana.
Otra consecuencia demoledora es que los alumnos y alumnas de ese profesor son víctimas de esa actitud agresiva o y desafecta Tiene que ser horrible aprender de manos de una persona que odia su tarea de enseñar.
¿Y las soluciones? Démosle vuelta a las causas.
Una mejor selección de los docentes llevaría a la enseñanza a las personas que de verdad tuviesen deseo y capacidad de ejercerla con solvencia y buena disposición. En primaria habría que conseguir que cursasen la carrera aquellos que desearan acceder a ella como primera opción. En Secundaria creo que se sería bueno que accediesen a la docencia aquellas personas que, al comenzar la carrera, tuvieran el deseo de integrar un equipo educativo en una institución docente. No me gusta que aquellos que querrían ser químicos o literatos o matemáticos o geógrafos acaben siendo por accidente docentes de forma vitalicia.
Hay países en los que quienes desean ser químicos, por ejemplo, van a la Facultad de Química y quienes quieren ser profesores de química se matriculan en el Instituto Pedagógico de Química. Y allí aprenden química y a ser profesores de química. Y para ingresar en los Institutos Pedagógicos se necesita haber alcanzado una puntuación mayor que para entrar en las Facultades. Es decir, que la filosofía se muestra con claridad: los mejores, a la enseñanza. De esta forma no se producen esas conversiones en falso. Decía Balmes: “A mí no me molestan las conversiones, pero desconfío de aquellas que se producen en el preciso momento en que empiezan a ser rentables”.
Otra solución es convertir las malas experiencias en ocasiones de aprendizaje y fortaleza. Todos vamos a tener momentos adversos, situaciones difíciles. pero podemos afrontarlas de forma positiva y fortalecedora.
La tercera solución es crear ambientes en los que sea fácil que florezcan las iniciativas, los buenos deseos y los compromisos con la acción.
Yo dejaría que se jubilasen anticipadamente los mercenarios (y les seguiría pagando, porque de algo tienen que comer) y los sustituiría por profesores que están en paro, deseando disfrutar de una oportunidad. Sus alumnos y alumnas celebrarían de forma entusiasta el cambio.
Es muy triste ser un mercenario de la educación. Para los profesionales, para sus compañeros y para los destinatarios de su trabajo. Para realizar bien esta tarea es necesario un mínimo ce pasión y de entusiasmo. Decía hace unas semanas Emilio Lledó que era necesario amar la tarea y a las personas para las que se realiza.
Está muy lindo el artículo. Totalmente de acuerdo.
Ninguna cosa que se haga sin pasión puede salir bien, ¿porqué tendría que resultar la educación sin pasión?
Y ya lo he comentado muchas veces en este foro, no se si por desgracia o por suerte, pero en mi país creo que ningún maestro trabaja por el sueldo, porque un docente que recién se inicia cobra 1500 $ argentinos, que equivalen a la sexta parte de 1500 Euros, para que tengan una idea. Así que la docencia muchas veces más que vocación es un apostolado. Si eligen una carrera pensando en remuneraciones, nadie quisiera ser estudiante del magisterio. Y sin embargo, aunque no puedan creerlo, muchas de mis alumnas dicen “Yo quiero ser maestra”.
Más de una vez hemos dicho entre colegas y bromas no tan bromas “Para darte el lujo de ser maestra tenés que tener mucha plata o un marido rico”.
Felices fiestas y felices vacaciones a todos.
Esta profesión NO ES PARA LUCRARSE .
Esa fué la frase que escuchaba en todas las clases de mi formación de Profesor Normalista.
Frase que se apoderó en mi formación personal y al trabajar en otra actividad, siempre vi mi sueldo aumentado sorpresivamente , al trabajar para servir , disfrutar del trabajo bien hecho y trabajar en buena convivencia.
En la mañana era cajero y en la tarde profesor. En la mañana ganaba 5 veces más que profesor . En ambas trabajaba para no lucrarme y compartir climas alegres, soldarios y de mucho respeto.
Gracias a esta formación trabajo donde sea de mi agrado , donde disfruto de mi hermosa PROFESIÓN y la VIDA .
FELICIDADES A LOS MAESTRO POR LA PROFESIÒN MÁS HERMOSA
Claro que los profesores tienen que cobrar, como lo hacen otros trabajaores. Pero no es igual trabajar con productos químicos, con zapatos o con martillos que con personas. Sin amor esta profesión se desvirtúa. Totalmente de acuerdo con el autor. Mi enhorabuena por el artículo.
Esta es una profesión que tiene una especial configuración. Los asalariados no tienen posibilidad de vivirla felizmente y los destinatarios del trabajo de un asalariado no pueden encontrarse felices.
¿Por qué mercenarios y no mártires?
Soy profesor y químico, es decir coincido con tus ejemplos. Sólo me queda un curso para prejubilarle y te juro que no me reengancho ni de coña, pero intentaré educar a mis alumnos lo mejor posible. Hubo un tiempo en que te tuve como una excelente persona pero ahora veo que eres un brillante teórico.
¿Has pisado últimamente por un centro de primaria o de secundaria?.
El problema es que todo en esta vida no es ni blanco ni negro.
¿Sabes cuántos alumnos tenemos en las aulas? Demasiandos para impartir una ensaeñanza de calidad. Como muestra vale un botón.¿Sabes cuántas veces puedo llevar a mis alumnos al laboratorio? a los de la asignatura de Ampliación de Física y Química todos los días, a los demás tengo que arreglármelas para llevar el material de laboratoiro a clase por falta de tiempo,de seguridad y de material (hace mucho que no se repone el material)
Cada vez más recortes de presupuesto y de profesorado, más aumento en la ratio del número de alumnos, menos horas de apoyo,más alumnos extranjeros y más horas lectivas porque faltan profesores.
Si nos quieres llamar mercenarios tienes que explicar en qué condciones estamos trabajando, la valoración y el repeto que nos tienen los padres, los alumnos y la Autoridad competente.
Creo que estás equivocado al llamarnos mercenarios, podrías llamarnos trabajadores por amor al arte, mártires, profes que valen para un roto y un descosido,(como anécdota te diré que un curso el director del instituto me endilgó la obligación de enseñar castellano a unos alumnos brasileños).
Ya quisiera yo que mi educación en Tui, de la que tú formaste parte importante, se hubiera parecido de lejos a la de mis alumnos.
Un saludo desde estas tierras leonesas.
Urbano Fernández
Quien se apunta a esta profesión sólo por el dinero, lo pasará mal. Porque las grandes satisfacciones que brinda se encuentran en otro tipo remuneración.
No me gusta que se pague poco a los porfesores. Hay países en los que esta situación es de una miseria tan grande que casik no pueden vivir. Eso tampoco es de recibo. Porque lo que se valora en esta sociedad mercantil, se paga.
Absolutamente de acuerdo con Urbano Fernández y desde estas líneas censurar otro texto que para variar, insulta al profesorado (“mercenarios”, nada menos…), sin conocimiento de causa (invitaría al firmante del artículo a pasar una semana en un IES con los grupos de refuerzo, el aula de convivencia, el PCPI…). Creo que flaco favor se hace al (maltrecho) sistema educativo con artículos como éste donde es obvio que el autor sólo se hace eco de lamentables tópicos sin tener en cuenta, y esto lo podría atestiguar cualquier docente andaluz, que es gracias al profesorado, a su inmensa labor diaria y a su entrega constante, a costa de tiempo y esfuerzo personal altruista, para con el alumnado que la educación en Andalucía se sostiene. Estimado “maestro” (tal es el peculiar trato de los firmantes en estos foros, siempre los mismos por cierto): los peores “mercenarios” del sistema educativo son aquellos que utilizan las herramientas mediáticas (como un periódico, como un foro web) para desprestigiar a los verdaderos profesionales (sobran los “expertos”) de la educación, que no son otros que los/as profesores/as. Felices fiestas.
Si esta entrada se concibe desde la genralización, se podría meter la pata, aunque no creo que haya sido esa la intención del profesor Santos. Supongo que la reflexión viene desde el amor a la enseñanza y todo lo que esto representa.
Efectivamente en un colectivo tan nuemroso como el nuestro hay de todo. Entre ellos, a los que el profesor ha denominado \\"mercenarios\\", aunque yo no utilizaría este termino para calificar a un docente, por muy malo que sea o por estar sujeto a cualquieras de las circunstancias que se describen en el post.
En la educación actual no es fácil realizar nuestra función. Las causas son múltiples, empezando por la formación universitaria del profesorado (yo hablo desde la enseñanza primaria en donde esta formación si tiene una dirección clara) con un currículo que no sé yo si se adapta a la realidad de los centros, una selección de los profesores (oposiciones) en donde sólo interesa cubrir puestos y no quien los cubra, de una oferta educativa (currículo) que no interesa a nuestros alumnos,…
Pero eso no son excusas para que un docente no trate de realizar bien su trabajo, aunque sea sin vocación.
Está claro que nuestra profesión es especial, y efectivamente quien llega sin vocación la sufre y la padece, pero aún así me merece todos los respetos.
Un docente es algo más que un profesor que enseña, ejercemos de médicos, de asistentes sociales, de animadores socioculturales, de orientadores, de psicólogos, de sociólogos, de actores, de padres y madres, de moralistas,… Tantas cosas que el sueldo no lo cubre, es decir, si se quiere ser docente por dinero, estamos perdidos. Tenemos trabajo asegurado, pero no nos enriquecemos.
Ante los profesores desganados, desinteresados, desvinculados, fracasados, frustrados, marginados (que no mercenarios)…, creame señor Santos, hay otros que se mueven, que participan, que innovan, que se sienten a gusto con sus alumnos y alumnas, que disfrutan de la escuela o del instituto (aqui quizás menos, en eso coincido con usted)que tratan de realizar una formación contínua, que tratan de llevar a la escuela de forma práctica las nuevas teorías sobre el aprendizaje o las nuevas metodologías (que no es siempre tan fácil como la pintan los pedagogos), en definitiva que disfrutan de su profesión. Aunque esto tampoco es patente de corso para realizar una buena enseñanza.
La enseñanza es muy compleja, la educación más, y cada día se le pide al docente nuevos roles o funciones para los que quizás no estemos preparados, pero eso no significa de ninguna manera que no haya predisposición o aptitud.
A pesar de que los méritos por formación contínua son insignificantes dentro de los méritos profesionales de los docentes, aún veo como los centros de profesores se llenan ante cursos interesantes (la pena es que no simepre lo son), recientemente, en un fin de semana, nos reunimos más de 100 profesores en unas jornadas sobre competencias básicas cuando deberíamos estar con nuestras familias y descansar de tantos viajes para ir al trabajo.
Creame las carreteras, de 6 a 9 de la mañana, se llenan de maestros y profesores que se juegan el pellejo para ir a trabajar. Porque uno no está donde está el trabajo, porque nuestra profesión hasta que no eres definitivo transcurre de un sitio para otro, es decir hay mucha itinerancia. También sé que el que ha puesto el \\"huevo\\" en un sitio, en ocasiones se echa a dormir…
Porque los alumnos no son siempre tan educados como nuestos hijos, porque las familias no siempre están en consonacia con la escuela y el instituto, en ocasiones por nuestra propia culpa, en otras no le busque respuesta, porque sí…
Mercenarios no, desganados o acomodados seguro que sí, pero a muchos otros nos gusta nuestra profesión y buscamos lo mejor para nuestros alumnos, a veces los tratamos mejor que a nuestros propios hijos.
No miremos siempre el fracaso escolar desde el punto más débil, el profesor, porque entonces nos pareceremos a los club de fútbol cuando cesan al entrenador porque los resultados no son los esperados.
Profesor, sé que este comentario no lo ha realizado desde el enfrentamiento con el gremio sino por el bien de la enseñanza. Reciba usted un cordial saludo.
Soy Maestra y Pedagoga, y me dedico a formar profesorado en resolución de conflictos, veo los problemas a los que se enfrentan diariamente, la esperanza que tienen en que les enseñe como poder resolver todo los conflictos que tienen cada 5 minutos, veo su desesperanza hacia la administración, que no se quien informa a los politicos para hacer las leyes que hacen, cuando debian ir a pie de obra, tb veo en los profesores de secundaria que no saben como trabajar al grupo, y estoy totalmente de acuerdo que si queremos una buena calidad educatva, necesitamos una buenisima facultad de Magisterio, con unos profesores que impartan didactica, no chorradas, que esten al dia con lo que los futuros maestros y profesores tengan herramientas para trabajar con los alumnos, que tenga prestigio social como cualquier otra facultad y totalmente de acuerdo en que haya nota para poder entrar en ella como los médicos… veo tb las ganas que tienen los profesores de luchar como sea contra todo lo que tienen a diario y tb veo ganas muchas ganas de realizar lo mejor posible su trabajo, gracias.
Coincido con Urbano Fernández; es muy fácil llamar “mercenarios” a los demás cuando se está trabajando cómodamente en la facultad.
Me parece una falsedad y una temeridad cargar el problema sobre “la mala formación de los profesores de Secundaria”. Muy al contrario, el problema es que que las familias, y en consecuencia los alumnos, desprecian nuestro trabajo. O más concretamente: esos alumnos que se niegan a aprender, que agreden a sus compañeros e incluso a sus profesores, que dan problema tras problema. Qué extraño que a ellos no los mencione Usted. Seguro que son víctimas…
Pues nada, señores profesores y profesoras: echen la culpa de sus males a la administración, a los expertos, a las familias y a los niños. No hagan autocrítica y no reciban nunca una crítica. Así les irá.
Yo no sé por qué se dan por aludidos. ¿Dice el autor que son todos mercenarios, dice acaso que hay muchos, ni siquiera algunos?
Acaso es que sólo en la educación no hay mercenarios. En las demás profesiones sí, pero en esta no. Vaya, pues muy bien.
No sé lo que tienen algunos contra los expertos, salvo la cruda realidad de que ellos no lo son. Porque los expertos tienen también clases y alumnos y problemas.
Si es tan cómoda la vida en la Facultad, ¿por qué no van a dar clase allí? Qué simplismo.
He leído el artículo y creo que lo que se dice en él es que sería una pena (para los interesados y para los alumnos) que en esa excelsa profesión, alguno SÓLO ESTUVIERA POR DINERO. ¿Es una acusación al profesorado? Nunca he entendido la hipersensibilidad de algunos ante cualquier comentario que ayude a pensar y a ser mejores. Será verdad aquello de que cuando el dedo señala la luna el necio mira la mano.
Hola, somos una pareja de docentes y padres de un hijo que ha empezado la ESO este curso escolar. Tenemos bastante experiencia en esto de la educación y por eso nos duele tanto ver cómo nuestro hijo la está sufriendo en su carne.
A nosotros sólo nos queda la denuncia (vía anónima) de lo que está pasando en el IES. Creo que este es un lugar muy adecuado para darlo a conocer.
http://nuestrohijoestaenlaeso.blogspot.com/
Es un relato fiel de lo que acontece diariamente un un centro de la ESO de nuestro país.
Espero que sirva de reflexión para muchos padres y madres, docentes y no docentes, pedagogos y legisladores.
Un saludo a todos.
Olga, yo no quiero dar clase en la Universidad (que evidentemente, es muy bonito, muy cómodo y da mucho prestigio), doy clase en un instituto y me gusta. Pero no se puede ser experto en estudiantes de Secundaria si no se da clase en Secundaria; ¿me equivoco? Veo entre los méritos del señor Santos Guerra que ha dado clase en “todos los niveles: Primaria, Bachillerato y Universidad”; ¿se han dejado la ESO fuera por casualidad, o es que no la ha catado?
Evidentemente que en la enseñanza hay gente que sólo lo hace por dinero (lo que, si no me parece bueno, sí considero lógico y normal); pero estos artículos sólo tratan de esos profesores, y no de los miles que cada día hacen de todo para seguir adelante.
Pues, vaya, Daniel, no me explico qu epudiendo dar clases en un sitio tan fácil, tan bonito y tan prestigioso no quieras hacerlo. La verdad es que no me lo explico.
Por otra parte no sé cómo, sin dar clases en la Universidad, sabes tan claramente cómo es la Universidad. Porque, según tu tesis, quien no da clases en un lugar no sabe lo que sucede en e´l. ¿O sólo pasa eso en las clases de Bachillerato y de ESO?
Permíteme recordarte que no hace falta ser gallina para saber que un huevo está podrido (o bueno, no quiero molestar).
Soy lectora de este blog. Y de otros. En inguno he visto hablar tan elogiosamente de los profesores. Te remito a un artículo de este blog que se titula SER DOCENTE. ¿O es que tú sólo te fijas en estos? Estos que son necesarios. Porque es preciso reflexionar críticamente sobre la profesión para poder mejorarla. La autocomplacencia no es buena consejera.
Decir lo que hacen mal los profesores no es desprestigiaros sino ayudarles a mejorar.
No creo que estés en contra de la tesis básica del artículo: hay que amar la profesión docente y no sólo el dinero para hacerla bien. ¿A qué viene esa descalificación? Sinceramente no me ha gustado.
Descubro, con estupor, que una aportación que hice a este foro ha sido borrada. Lamento que esto haya ocurrido en una plataforma donde debe prevalecer la libertad de expresión, por el simple hecho de no estar en absoluto de acuerdo con la tesis del artículo y llamar la atención sobre el hecho que el contenido del mismo me parecía lleno de lugares comunes, poco fundamentados y en cierta medida, insultante (\\"mercenarios\\", nada menos…) para el profesorado. Es mi visión de las cosas, como profesional muy experimentado en las aulas, año tras año, día a día, hora tras hora, en contacto continuo con toda la comunidad educativa de mi centro. No concibo que haya personas que a pesar de no tener esta experiencia sean capaces de lanzar tesis sobre la enseñanza y no aceptar críticas que valgan. Buenas tardes.
Vamos a ver, que no nos entendemos, no sé por qué. Vamos a partir de una premisa sencilla: un odontólogo, ¿puede tratar un cáncer o, pudiendo, es el más indicado? No, su especialidad son los dientes.
Mi crítica sobre la universidad no es lo bien que se enseña en ella, sino que no se puede teorizar desde ella, sino desde un instituto; mucha gente dirá lo mismo sobre los sacerdotes hablando de las relaciones sexuales (digo esto a modo de otro ejemplo).
No sé de qué descalificación habla. ¿De que no ha dado clase en Secundaria? No es descalificación, es pregunta. Insisto en que si tengo un cáncer, prefiero que me trate un oncólogo y no un pediatra.
No comparto su percepción sobre la intención de Santos Guerra. Si este pedagogo hablase de lo mal que trabajan los albañiles, o lo mal que conducen los camioneros, o cómo la policía abusa de su poder, o del poco interés que tienen los médicos en sus pacientes, etc. (cosas todas que ocurren en alguna medida, como en mi profesión), ¿se sorprendería de que se enfadasen personas de esos colectivos, al margen de la profesionalidad de cada uno?
Hola Miguel Angel!
Hace tiempo te escribí un email pidiéndote ayuda para los docentes de la enseñanza Primaria y creo que con este artículo nos has ayudado en cierto modo, ya que describe en un pequeño texto como las oposiciones docentes son un coladero por el que pasan muchas personas sin entusiasmo en este mundo educativo.
Te quiero dar las gracias por denunciar esta situación.
Saludos.
Totalmente de acuerdo, esta es una profesión con mucha responsabilidad y aunque el ambiente sea hostil, si de verdad te gusta lo que haces, siempre encuentras recursos para salir adelante. Cuando se juntan varios de los que tu llamas mercenarios es cuando surge el gran problema y ante eso es más difícil luchar, lo digo por mi propia experiencia de diecinueve años como directora de un colegio.
O sea que, seguún Daniel, sólo pueden hablar con autoridad sobre los dientes los odontólogos. A uno que le hayan sacado una muela defectuosamente, nada podrá decir con fundamento, aunque le duela. Qué error. Los padres y madres, los alumnos, los profesores de Universidad, los ciudadanos en general pueden opinar con mucha seriedad sobre la enseñanza. Porque observan, porque escuchan, porque han vivido, porque investigan, porque leen…
La falta de perspectiva de quien está inmerso en la realidad y LA DEFENSA DE INTERESES convierten en acusaciones lo que son consideraciones muy sensatas.
¿Avanzaría la medicina si no se tuviera en cuenta lo que los expertos descubren en su investigación?
Ojalá todos los profesores entendiesen el artículo como lo hacen algunos comenaristas (pienso en Alicia Alonso que, como puede verse, habla de la experincia desdes un punto de vista muy diferente al de Daniel. A ella no le podrá echar en caa que habla sin saber porque está en la Universidad).
No entreleo en el artículo ninguna crítica al colectivo de profesores en general. Sí al colectivo de profesores que trabajan sin vocación y únicamente por dinero. Habría que ver después por qué hay quien se siente identificado.
Un saludo
Manuel, en efecto, lo único que puede decir ese hombre es que le duele que le hayan sacado la muela, aunque probablemente ni pueda decir si lo han hecho mal o bien. Desde luego, es imposible (o disparatado) que diga “me la tendrían que haber sacado empleando el método de…”.
Los padres, alumnos, profesores de Universidad, etc. pueden opinar a golpe de dato empírico, que es algo que Santos Guerra no hace. ¿Por qué? Imagino que porque la pedagogía difícilmente se puede considerar ciencia, mucho menos ciencia exacta.
El comentario de Alicia Alonso tiene la misma objeción, lo siento: está hablando desde la escuela, y además como directora (es decir, representante directa de la Administración).
Yo creía que los directores y directoras representaban a la comunidad y no a la administración. Lo que ella dice no vale porque es directora, lo que dice el autor del artículo no vale porque es profesor universitario, lo que dicen los pdres no vale porque no son profesores… En definitva que para Daniuel sólo sirve lo que él piensa y lo que piensan como él.
Por cierto, un espectador o un crítico no sabrán nunca si un penalyy estuvo mal tirado porque no es futbolista.
Adíos,colega sapientísimo.
Siempe me ha maravillado el intento de descalificar la opinión de los profesores de Universidad, tachándolos de teóricos. Sin tener en cuenta que DAN CLASES, que ETÁN EN LA PRÁCTICA. Qué afán de silenciar la voz de quien quiera hablar y de quien tenga algo que decir.
Creo que lo que se dice en el artículo NO VA CONTRA LOS PROFESORES, sino contra quienes no son auténticos profesores.
Pedro Pérez, es de suponer que el artículo va, como usted dice, “contra quienes no son auténticos profesores” (aunque al menos yo no sé quiénes son ésos). Aun a riesgo de desdecirme, que no me gusta, voy a empezar a admitir la posibilidad.
No puedo estar de acuerdo en que los de la universidad “dan clases”, al menos allí y en el sentido que utilizamos los docentes de niveles medios: tratando con no-adultos, solucionando problemas de disciplina o de aprendizaje, atendiendo a los padres… Sencillamente, no tiene nada que ver.
Ahora, la cuestión que me preocupa, y que ya he señalado alguna vez a través del periódico (éste es el primer artículo al que respondo por el blog): estos artículos los leen personas que no necesariamente conocen de primera mano los centros de enseñanza; si hacen la misma lectura que yo, por pocos que sean, acabarán con peor opinión sobre nuestro trabajo y, por pocos que sean, los enseñantes tendremos una dificultad añadida, en vez de una menos.
No sé qué imagen de la enseñanza tendrán tus alumnos o los padres de tus alumnos. Sí te puedo decir que yo he amado la enseñanza por lecturas, artículos y clases del profesor que tú criticas. Este artículo, por ejemplo, dice que para ser un un profesor hay que amar lo que hace y a aquellas personas con las que se hace. Eso ayuda a tener una buena imagen de la profesión.
Curioso, yo amo la enseñanza exclusivamente por mis alumnos y sus padres (o madres, hay que admitir que ellos no vienen mucho).
Hola!
leerte es verme reflejada en tus palabras
no me siento mercenaria de la educacion pero si tengo un desgano que me desalienta dia a dia
siento que ir a trabajar es cumplir una condena diaria
de todas las formas que mencionas, el clima institucional es el que me puede la vocacion
es dificl a veces soportar actitudes desleales entre humanos hacia otros humanos, menos en los que dicen ser profesionales de la docencia! Dios!! estoy cansada de atropellos!
Estoy cansada de defenderme diciendo que hago esto por amor a mis alumnos y que sigo estudiando cuando siento que todo es objeto de burla y resentimiento de mi colega que se siente “avasallada” no podes!!!
la verdad
soy mercenaria
pero no por el sueldo porque NI para ser mercenario alzanza
pero si
soy una convicta de la isntitucion en la que me toca trabajar!
ojala y encontrara mañana algun cosejo para superarlo!
besos
buen año
Lo mejor que tenemos las personas son las personas, por eso yo como maestra, me siento muy feliz de poder trabajar con personitas y que además me paguen por ello.
Si me tocara la loteria seguiria yendo a mis clases, porque lo que más me llena y satisface es ver lo que evolucionan y aprenden mis alumnos.
Creo que Miguel ha logrado plenamente su objetivo con este artículo,mirarnos a nosotros mismos en un espejo que nos devuelve una imagen que no podemos ni queremos reconocer…gracias por despertarnos del letargo!!!!!
Si bien sostengo que el artículo está muy bien escrito no acuerdo en varias cuestiones. Creo que llamar mercenario a un docente desconociendo la realidad en la que trabaja y las situaciones que debe enfrentar es apresurado. Como en toda profesión debemos reconocer que hay buenos y malos docentes, pero muchas veces esto depende del cristal con el que se mire. Trabajar en una escuela secundaria en la actualidad es una tarea desgastante en Argentina. Según las ideas de algunos iluminados que nunca pisaron un aula hay que contener, incluir, bla bla; no importa si el alumno aprende o no, debe estar 5 horas dentro de un aula de una escuela así no molesta en su casa, en su barrio, no genera situaciones de inseguridad, etc. Y el docente debe aguantarlo todo: que el alumno moleste permanentemente, lo insulte, lo agreda físicamente, le robe, le dañe sus pertenencias, etc. Ni qué hablar de las cosas que debe ver y escuchar hoy día un docente. El desgaste emocional es tremendo, uno se termina preguntando cuándo las escuelas secundarias se transformaron en esto. Yo no estudié para soportar todas las groserías y atropellos que debemos ver a diario. A quienes opinen que soy una mercenaria los invitaría una semana, no mejor un día en un primer año de la escuela donde trabajo. A ver si siguen opinando lo mismo ¡Saldrían despavoridos y se les acabaría toda la teoría que poseen!
Estimada colega:
¿Por qué tú te has dado por aludida, si es que te has dado? La condición de mercenario no depende de las condiciones en que trabaja un docente., Depende de su actitud. Hay mercenarios con magníficas condiciones y otros con pésimas condiciones. Tampoco depende de que quien haga esta calificación sea teórico o práctico. A un docente mercenario solo le importa el sueldo, no los niños. ESE ES EL PROBLEMA.
Y unos niños tan problemáticos necesitan más ayuda. Si ya estuviesen educados, no necesitarían ni la escuela ni los profesores.
De lo que estoy seguro es de que un profesor mercenario es menos feliz que otro que ama su profesión. Y eso no depende de las dificultades que haya en ella. Nadie dice que sea fácil.
Claro que nadie se ha hecho profesor para que lo insulten sino para enseñar que no hay que insultar.
Un abrazo y ánimo.
M. A. Santos Guerra
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