Y esa una es la educación. Políticos, profesorado, familias, personal de administración y servicios, alumnado, ciudadanía en general. Todo el mundo. A la hora de comenzar un nuevo curso, es necesario renovar la ilusión, unir las fuerzas, avivar la inteligencia y acelerar el corazón.
Se habla una y mil veces del fracaso escolar. Un fracaso que es de todos. No fracasa sólo el alumno o la alumna. Fracasa el sistema. Y no fracasa sólo el que abandona o suspende. Fracasa el que se deja la felicidad en el empeño y el que paga un precio tan alto por salir adelante que casi no le merecería la pena.
Los niños y las niñas tienen derecho a la escolarización pero, sobre todo, tienen derecho a tener éxito en la escolarización. ¿De qué les serviría a los niños tener derecho a ser hospitalizados si cuando acuden al centro sanitario contraen un virus, son mal diagnosticados o reciben tratamientos con efectos secundarios más nocivos que la enfermedad? Lo que tienen todos los niños es derecho a estar sanos. Claro que una parte importantísima de su salud depende de ellos mismos. De cómo se cuidan, de cómo comen, de cómo colaboran con el diagnóstico y de cómo siguen el tratamiento.
Creo que la educación no debería estar sometida de forma tan violenta a los planteamientos del partido en el poder. No son buenos los bandazos políticos que nos llevan de una parte a otra, como si de un péndulo se tratase. Hace falta un análisis riguroso de la realidad, de las causas del fracaso y de las condiciones de partida para tomar decisiones justas y racionales.
Hace falta también establecer un diálogo conducente a la negociación y al acuerdo. Sé que no es fácil alcanzar consenso completo en cuestiones tan problemáticas y cargadas de valores. La educación no es un asunto puramente técnico. Es un fenómeno radicalmente social, político, ideológico y ético. No me gusta que el partido que no está en el poder se llame partido de la oposición. Me gustaría más que se llamase partido de la alternativa. Eso le obligaría a presentar de forma constante las propuestas que realizaría para mejorar lo que hace el partido en el poder. Al llamarse de la oposición puede entender que su deber es oponerse, incluso a lo que es justo y razonable. ¿Por qué no llegar a un pacto por la educación?
Todos estamos obligados, desde nuestra condición de ciudadanos y ciudadanas, a participar activamente. A todos nos importa la educación que se realiza en el país. De esa educación va a depender el futuro de muchas personas y de la sociedad en general. Todos somos necesarios. Hace falta un pueblo entero para educar a un niño o a una niña (sí, sobre todo, a una niña, sigue existiendo el sexismo en la sociedad y en la educación). Y hace falta un buen pueblo para educar bien a un niño o a una niña.
Todos los padres quieren lo mejor para sus hijos. Todos pretenden dejarles en herencia dinero, bienes y propiedades. Pero todo el mundo sabe ya hoy que la mejor herencia que pueden dejarles es una sólida educación.
– La educación que se busca ha de ser una educación de calidad para todos y para todas. No hay calidad sin equidad. Es inadmisible un sistema que privilegie a los que ya están en mejores condiciones. No es de recibo confundir ideas con intereses y principios con privilegios. Ha de ser una educación integradora y no excluyente. Una educación que atienda a los inmigrantes, a los desfavorecidos, a los discapacitados.
– Ha de ser una educación moderna, laica, integradora y que incorpore valores democráticos, que respete los compromisos con los principios establecidos por la Unión Europea.
– La educación ha de ser un compromiso de todos. Hablo de educación, no de mera instrucción. De poco nos sirve que las personas adquieran conocimientos si luego los utilizan para oprimir, exprimir, engañar y explotar a los demás.
– Es necesario liberar los presupuestos necesarios para desarrollar adecuadamente una educación de calidad. Magníficas ideas se han estrellado contra la falta de recursos. La educación de calidad es cara. La falta de educación, a la larga, es carísima.
No quiero una Educación Infantil meramente asistencial, una evaluación discriminadora, una dirección unipersonal y jerárquica, un recorte de la participación de las familias y del alumnado, unas clases de religión obligatorias y evaluables. Por eso estoy en contra de una sistema de corte academicista, elitista, segregador, indoctrinador, selectivo y competitivo. Quiero un sistema educativo que forme a las personas para pensar críticamente y para convivir democráticamente.
Nada de esto podrá hacerse sin tener en cuenta la formación del profesorado. No podemos tener una formación inicial (me refiero sobre todo a la formación de profesores de Secundaria) que sea corta en duración y mala en calidad. Y no se puede establecer un proceso de selección del profesorado basado en la idea de que quien no vale para otra cosa vale para la enseñanza. Hay que acabar con la insidiosa idea de Bernard Shaw: «El que sabe, hace. El que no sabe, enseña».
¿Podríamos ponernos de acuerdo en cuestiones tan fundamentales como las que se refieren a la educación, es decir, al futuro de los ciudadanos y de la sociedad? Para ello tendremos que hablar, argumentar y escuchar con respeto. Bienvenido el debate. Un debate sin sectarismos, sin desprecio a los demás, sin fundamentalismo pedagógico o político. El acaloramiento irracional lleva a situaciones embarazosas. Como ésta que reproduce una conversación impetuosa:
– Me parece que estoy discutiendo con un estúpido, dice uno de los que dialogan.
– Tú sí que estás discutiendo con un estúpido, contesta irritado el interlocutor.
A pensar, a debatir y a trabajar. Empieza un nuevo curso. Todos a una. Todas las manos a la obra. Y a disfrutar con la tarea. Porque esta es una tarea que no se puede realizar bien sin optimismo. Lo decía Horkeimmer: “En educación, podemos pesimistas teóricos, pero de ser optimistas prácticos”.
Querido Miguel Angel, estoy totalmente de acuerdo contigo y además me parece que tu brillante idea de sustituir el concepto de «partido de la oposición» por «partido de la alternativa» es aplicable también a eternas discusiones estériles sobre políticas educativas en las que parece que lo importante es autoafirmarse por contraposición al otro.
¡Centrarnos en buscar alternativas es una manera práctica de renovar el optimismo!
La educación!, cuantas idas y venidas, cuantos asiertos y errores, cuantos cambios que confunden, porque siempre están aplicados a traves del gobierno de turno, que se ha otorgado el derecho de desechar todo lo que sea del gobierno saliente aunque lo vigente este´dando resultado, cuantas personas con capacidad, pero con la presión de esto es lo que debes decir, con bajada de línea, o te quedas afuera,y cuantos laburantes en educación con ganas de que llegue al fin el momento de que realmente se trabaje para el alumno, para ese ser que está formandose, para que no cometa los mismos errores, los mismos fracasos. Cuanto camino habra´que recorrer para darnos cuenta que tenemos que unirnos, prepararnos.Tengo la sensación de pecar de ingenua, si veo que para la política mal aplicada en este mundo hacen y harán falta los pobres, los incultos, los enfermos, los desprotejidos.Estoy igualmente convencida que la educación es la base de una sociedad justa,sana.De su mano vienen la valoración de ser personas, de que los derechos no son para algunos pocos,y la calidad de vida tampoco.Faltan los va-lo-res, educar en valores, para que cada uno pueda sentirse valioso, indispensable para un mundo mejor, no deshechado, rechazado.Con la educación pensada para servir, todo mejoraría sin dudas, la salud,y cada uno de los aspectos que nesesitamos para vivir dignamente en sociedad. Es un tema que desvela, por eso Miguel A.sigo tratando de alimentarme de personas que transmiten la lucha, y desde mi lugar tratando de dar lo mejor por las personas que pasan por mi aula, para no faltarles el respeto,y comenzar a sembrar la semilla del bien. Lo saludo con cariño.
como no hemos nacido ni vivimos en un pais escandinavo, se supone el top en educación, nos resignaremos y seguiremos pagando por una educación privada, no por estupenda ni brillante sino por que hasta ahora es la unica opción B que tengo ó tenemos, quizás cuando tengamos bisnietos y pienso tenerlos, ellos lleguen a esa educación estupenda que todos intentan y nadie consigue, no solo en las aulas, miremos nuestro ombligo por una vez y empecemos en casa a impartir, respeto, normas de convivencia etc. , dedicar mas tiempo a nuestros hijos y no un tiempo literal, sino de calidad es lo unico que se me ocurre para mejorar el futuro, y pagar cifras astronomicas al mes en el cole porque pienso que es el dinero mejor invertido, intentar lograr la mejor educación civica, moral e intelectual. por poder pagarlo me siento una absoluta privilegiada, espero lo aprovechen, un saludo
Como maestra en la escuela pública durante los últimos veinte años, afronto cada nuevo curso con la misma ilusión que cuando era una niña y asistía a una escuela unitaria con mi propia silla porque no había pupitre para mí. Me aterra pensar en las energías desperdiciadas por esos desvaríos políticos de los que habla, en los pasos atrás que he tenido que dar demasiadas veces por culpa de equipos directivos sexistas y pedagogicámente nulos. Pero sobre todo, me duele pensar que en este país no existe una igualdad de oportunidades real, que las mujeres seguimos con nuestro techo de cristal y las clases trabajadoras acceden a estudios universitarios en un porcentaje bajo; me duele asistir al espectáculo de armas arrojadizas en que se ha convertido la educación secundaria a pesar de que hay estupendos profesionales que se dejan la piel cada día en las aulas; y me duele, desde hace décadas, cada dinero público que se va a colegios concertados y cada hora y media que se dedica en primaria a la clase de religión. Todos estos dolores no hay analgésico que los cure, aparte del infinito placer de leer su artículo cada semana.
Buenas tardes profesor:
No sè si me recordarà. Tuve la suerte de asistir a una conferencia suya en Priego antes del verano, en el Colegio Cristòbal Luque Onieva, de la cual saquè una muy satisfactoria conclusiòn.
Le saludè en un comentario en aquel entonces.
Ahora me dirijo a Usted nuevamente, porque me decidì a comprar uno de los libros que mencionò en aquella disertaciòn: Platòn y un ornitorrinco….
Le puedo asegurar que me he reìdo de lo lindo con el citado libro, y que me voy iniciando en algunos conocimientos sobre filosofìa, que me gusta, aunque carezco de estudios superiores, el gusanillo lo lleva uno dentro.
Pues ademàs de leer el libro, me he decidido a comentarlo en mi blog, dentro de mis grandìsimas limitaciones. Harè pequeñas entradas para no perderme en conceptos difìciles.
Como incitador intelectual, le dedico a Usted mis post al respecto.
Por supuesto que està invitado a pasarse, serìa un honor.
http://antonioaguilera.blogspot.com/
Reciba un abrazo
Miguel Ángel:
No puedo estar más de acuerdo con tus palabras y tu lucidez. Es necesario, sobre todo, un debate como dices «sin sectarismos, sin desprecio a los demás, sin fundamentalismo pedagógico o político» en el que prime el deseo del bien común y de mejorar en un aspecto de nuestra sociedad que no debe quedarse en manos de los partidos políticos, es demasiado importante.
Enhorabuena por tu blog.
No hay tarea más decisiva que la educación para el desarrollo de los individuos y de los pueblos. Por eso hace falta que vayan a la educación personas bien formadas y con una motivación poderosa.
No educa sólo la escuela. Ni se educa solo el ser humano en la etapa infantil y juvenil. La eduación es una tarea que no acaba nunca. Yo entiendo la educación como un proceso consante de mejora.
La educación es la pieza clave de la sociedad. Ojalá llegue a hacerse realidad el pazto educaivo del que tanto se habla. No se puede poner la educación al servicio de la política sino la política al servicio de la educación.
El nuevo Informe de la OCDE sobre edeucación permite otra vez adoptar una postura optimista o pesimista. Según el dato que elijamos podemos decir que bien o que vamos peor que nadie.
Tenesmo un índice de fracaso sólo superado por Mexico y Portugal: ¡Qué mal!
Tenemos más del 50 por ciento de la población con título superior ¡Qué bien!
¿Quiero atacar al Gobierno? Uso el primer dato
¿Quiero defender al Gobierno? Uso el segundo.
Saludos a los lectores y lectoras del blog. Y al autor del mismo.
Totalmente de acuerdo con el artículo.
Siempre he dicho, y tal vez suene repetitivo: ¡Es tan seria la tarea de educar!¡Es tan ardua!, ya que lo hacemos por vocación y sin esperar recompensas…
Hoy mi hijo me ha escrito: ¡Feliz día Ma!…a lo que respondí: Feliz día para vos también, que recién estás entrando en este círculo. Pide a Dios las fuerzas necesarias para poder educar durante toda tu vida, porque eso es ser maestro, educador, enseñante y aprendiz de por vida.
¡Feliz día del maestro para todos!
Desde Marull, Córdoba, Argentina.
Miguel Ángel:
Este artículo me ha recordado a una profesora de Pedagogía que tuve. Un día cayó en manos de los alumnos su cuaderno de notas y vimos lo que nos tenía puesto a cada uno de nosotros. Me llamó la atención un comentario: «gordito», «moreno» y «torpón». Obviamente no aprobó.
No hay más remedio que seguir trabajando en todos los frentes.
Un saludo cariñoso,