El grupo de los olmos

12 Sep
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En educación, hasta los 'olmos' pueden dar fruto.

¿Qué esperamos de nuestros alumnos y alumnas? ¿Creemos que van ser magníficos estudiantes o que ya son y, por consiguiente, que acabarán siendo una total calamidad?

De lo que nosotros esperamos dependerá una buena parte de lo que van a conseguir.
Me cuenta un amigo mientras varios profesores compartimos mesa y mantel que, cuando estudiaba bachillerato en Salamanca, una profesora había dividido la clase en varios grupos. Uno era el grupo de los olmos. Estaban éstos convenientemente numerados: “olmo uno”, “olmo dos”, “olmo tres”… No denominaba a los alumnos y alumnas por sus nombres de pila sino por el número de olmo que le correspondía. Quien lo contaba era precisamente uno de aquellos olmos. La pregunta inevitable surge de uno de los comensales:
– ¿Por qué os llamaba olmos?
– Porque, según decía, no se le puede pedir peras al olmo.

¿Era ingeniosa la profesora? Era tan ingeniosa como cruel. Ella había puesto una etiqueta sobre las personas y las vidas de sus alumnos y alumnas: no se puede esperar nada bueno de ellos. Son, por naturaleza, incapaces. Son olmos de los que no se puede esperar que den peras.

– A ver, el “olmo uno”, que pase a la pizarra…

¿Se imagina alguien a ese olmo andante, dirigirse al encerado pensando que va a solucionar el problema? Aunque lo resolviera, la profesora diría que había sonado la flauta por casualidad. Y, sobre todo, no cambiará de opinión.

¿Alguien se ha metido alguna vez en la piel de estas personas que, por mágicas dotes adivinatorias de sus profesores y profesoras, se han visto etiquetadas como seres inútiles e incapaces de dar frutos? Pueden sentir y vivir sus etiquetas como fruto del certero diagnóstico de quien realmente sabe y tiene el poder de ponerlas. También pueden pensar que el conocimiento académico es una de las múltiples parcelas del saber y que hay otros saberes y habilidades importantes en la vida. Pueden estas personas pensar que los etiquetadores se equivocan y que la vida les dará ocasión de probarlo.

La etiqueta está puesta. Si no tiene frutos ese árbol, es porque no puede darlos. Si los tiene es porque se ha producido una ruptura de las leyes de la naturaleza. Como si la inteligencia no dependiese de su cultivo y desarrollo. Como si las capacidades fuesen algo indiscutible e inamovible. Como si hubiese modos inequívocos de saber cuánta inteligencia y qué tipo de inteligencia se tiene.

Este discurso fatalista ha tenido consecuencias destructivas para muchas personas. “Casualmente” para las personas menos favorecidas cultural y económicamente. Se decía (eran conclusiones “científicas”) que los negros eran menos inteligentes que los blancos, que las hombres eran más inteligentes que las mujeres. Había pruebas que lo confirmaban. No se tenía en cuenta que las pruebas que se aplicaban tenían un componente cultural decisivo ni que durante mucho tiempo esos grupos habían cultivado en menor medida sus capacidades. Tampoco se veía como un factor de sesgo que el diseño, aplicación y resultados de las pruebas eran manejados, casualmente, por hombres blancos.

El problema es más complicado de lo que a primera vista parece porque el etiquetado tiene dimensiones sociales, políticas y económicas importantes. En efecto, no es solamente un fenómeno psicológico de graves consecuencias sino que hunde sus raíces en terrenos socioculturales.

Dice Michel Apple en su obra “Ideología y currículo”: “Una gran parte de la literatura de etiquetado de los niños en la escuela descansa en una rama particular del idealismo. Es decir, supone que las identidades de los alumnos son creadas totalmente por las percepciones que los profesores tienen de los estudiantes en el aula… Además de eso se hallan también profundamente implicadas las expectativas y circunstancias materiales objetivas que forman y rodean el entorno escolar”. Es decir que niños y niñas de los entornos más depauperados serán destinatarios de etiquetas más abundantes y más negativas.

La maldición de tener unas pésimas condiciones culturales, sociales y económicas se multiplica en una institución que debería corregir las desigualdades y actúa como un mecanismo reproductor. Es decir, que es más probable que sea calificado de olmo un niño gitano o magrebí o de una extracción social depauperada. Los “olmos” son “olmos” (no se les puede pedir, por consiguiente, que den peras) no tanto porque tienen unas capacidades insignificantes sino porque están plantados en terrenos improductivos. Esta visión encierra un fatalismo que opera destructivamente. Se es o no se es “olmo”, independientemente de lo que gustaría o debería ser.

Poner la etiqueta sobre la mente y el corazón de las personas, decir de ellos que son olmos de los que no se puede esperar ni una pera es instalarse y pretender instalarlos en la desesperanza, en el fatalismo. Suscribo el pensamiento del pedagogo brasileño Paulo Freire: “La esperanza es la exigencia ontológica de los seres humanos. Aún más, en la medida que mujeres y hombres se hacen seres de relaciones con el mundo y con los otros, su naturaleza histórica se encuentra condicionada a la posibilidad o no de esa concreción”.

No hay “olmos” en la educación. Sólo hay perales, de muy diverso tipo ciertamente, de los que se puede esperar una buena cosecha de frutos si se les ayuda a crecer, si se les riega, si se les abona, si se les poda, si encuentran primaveras en la sociedad y en la escuela que les permitan desarrollarse, florecer. Parafraseando a Neruda: la educación hace con los niños y las niñas lo que la primavera hace con los cerezos.

16 respuestas a «El grupo de los olmos»

  1. ESTO QUE SUENA TAN CRUEL, Y SEGURAMENTE RASGARÁ VESTIDURAS, ES LA PURA Y TRISTE REALIDAD, HOY EN DÍA , EN MUCHAS ESCUELAS. PERO, HABER, PENSEMOS EN POSITIVO. EN EL MERCADO DE LA VIDA, NO HAY SÓLO NECESIDAD DE PERAS. AL FIN Y AL CABO, LOS OLMOS DAN UNA SOMBRA MARAVILLOSA, Y EN UN VERANO CALUROSO, SEGURO BUSCAMOS SU SOMBRA, Y NO LA DE UN PERAL. ADEMÁS, EL BRILLO DE SUS HOJAS SON A LA LUZ DEL SOL BRILLANTES ESMERALDAS, SU TRONCO, UN FUERTE RESPALDO PARA EL DESCANSO EN DÍAS DE TRABAJO AGOTADOR…Y HABRÍA MÁS PROPIEDADES. LO QUE QUIERO DECIR, ¡¡¡¡¡¡¡NO ETIQUETEMOS¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡TODOS SOMOS DISTINTOS…Y DAMOS FRUTOS DE ACUERDO A LA ESPECIE.LAS PERAS SON FRUTOS ESTACIONALES, EN CAMBIO EL OLMO ES UN ÁRBOL FUERTE, VALORÉMOSLE COMO TAL..LAS COMPARACIONES SON ODIOSAS, PERO EN ESTE CASO, DADO COMO VIENE, EDUQUEMOS CON AMOR A CADA ÁRBOL/ALUMNO SEGÚN LA PERSONA QUE ES. DE LAS SEMILLAS LA MÁS PEQUEÑA ES LA MOSTAZA, Y YA LO DICE LA ESCRITURA “se convierte en un gran árbol y los pájaros vienen a anidar en él”

  2. Por desgracia, esas etiquetas siguen existiendo en la escuela. Nunca oí hablar de olmos pero sí de muebles. Los olmos, al fin y al cabo, pueden hacer algo de ruido, pero los muebles ni hablan ni se mueven, son seres inanimados. Así he oído a algún profesor referirse a determinados niños.

  3. Querido Miguel Ángel, ¡cómo me alegro de haberme sindicado a tu blog! Tienes mucha razón, lo de los olmos es una profecía autocumplida: espera poco y obtendrás poco.
    Cuesta no pensar que la profesora de la anécdota era el olmo más grande.

  4. Hay que hacer profecías favorables. Si se espera mucho de los niños acaban dando mucho. Quienes reciben esos terribles vaticinios deben plantarse y responder: Que te lo has creído tú.

  5. El primer día de clase se escucha a un padre sabio decir: “Ese niño es muy malo”.
    Para empezar ya vamos bien. Si se necesita toda la tribu para educar, también es cierto que un elemento de la tribu puede, dada su especial clarividencia como producto de prejuicios tradicionales, seguir con la publicidad y el etiquetado para que los niños ya lleguen a manos de la maestra (en este caso) con un diagnostico poco recomendable.
    Cuando uno ha sido producto de varias etiquetas, para colmo, no tiene otra salida que convertirse en algo inclasificable, indefinible. De todos modos es lo mejor que le puede pasar, ya que las definiciones suelen ser o prejuiciosas o colectivas. La educación pide a gritos, aunque tácitamente, que haya más información pertinente y menos reivindicaciones impertinentes que etiquetan a profesores y centros también.
    No nos cansamos de decir a las familias en las reuniones que los niños no son malos ni tontos ni torpes… sino que son pequeños; que no se puede poner a nadie una etiqueta así porque si, y menos aun por haber hecho una cosa mal. Pesa mucho la tradición, pero nos tendremos que poner pesados en desmontar tradiciones y prejuicios. Hay refranes estupendos, pero los hay nefastos. Con el modo de educar hay estrategias familiares y populares llenas de sabiduría, pero también las hay llenas de despropósitos. El trabajo de desmontar estos mecanos sociales, hoy por hoy, es una labor tutorial imprescindible y lo mas temprana posible, ya que nadie echa una mano en este cometido. La sociedad se abastece de otros alimentos y se adorna con otras joyas, ya que la unidad de criterio esta en consumir más todos y no en ser mejores humanos y ciudadanos cada día.
    Cuando es un maestro o maestra quien etiqueta, ya nos esta descubriendo la preparación y dotes diagnosticas que posee. Por lo menos a ver si aprendemos para que en el profesorado no haya tantos pioneros de la psicología ni tantos profetas.
    Gracias, Maestro Miguel Ángel.

  6. Buenos dís a todos.
    Ayer,con motivo del día del maestro mis alumnos han represenado en el acto una obrita teatral en tres actos, llamada “La magia de una maestra”, en la que una docente rural, Virtudes Choique, envía una carta a los padres de todos y cada uno de sus alumnos diciéndoles:-“Su hijo/a es el/la mejor de la clase”-.
    Un padre vanidoso y rico organizó una fiesta en honor a su hijo, que siendo el mejor de la clase lo hace sentir orgulloso y honrado, pero en plena fiesta se armó un adiscusión acalorada entre los padres, porque cada uno pensó que el suyo era el mejor, y el ricachón que pagaba la fiesta acusó a la Señorita Virtudes de haber dicho mentiras. Es aquí cuando la maestra, con mucha sabiduría, da una lección a todos los padres presentes: No está mintiendo, sino que todos y cada uno de sus alumnos es el mejor en algún aspecto: en el cálculo, en la historia o la geografía, en redacción o música, en danza o teatro, o gimnasia…
    Ojalá todos los maestros del mundo podamos encontrar la magia de aquella Virtudes Choique.
    Feliz semana para todos, y gracias Miguel Ángel por seguir escribiendo desde el corazón para nosotros.

  7. Miguel Ángel:

    Este artículo me ha recordado a una profesora de Pedagogía que tuve. Un día cayó en manos de los alumnos su cuaderno de notas y vimos lo que nos tenía puesto a cada uno de nosotros. Me llamó la atención un comentario: “gordito”, “moreno” y “torpón”. Obviamente no aprobó.

    No hay más remedio que seguir trabajando en todos los frentes.

    Un saludo cariñoso,

    (se había colado en otro artículo tuyo)

  8. A TODOS : YA HE REGRESADO DE CUMPLIR MI SUEÑO Y ENCONTRAR MIS RAÍCES, QUE SON MUCHAS . . .
    LEO EL ARTÍCULO…CREO QUE CADA UNO DE LOS NIÑOS ES MUY VALIOSO,NO DEBEMOS PREJUZGAR ACTITUDES O SABERES…PERO LAMENTABLEMENTE TODAVÍA QUEDAN DOCENTES QUE TRATAN A SUS PEQUEÑOS COMO ” OLMOS ”
    EXCELENTE EL COMENTARIO DE NANCY ( GRAN MAESTRA)TENGAMOS LA ESPERANZA DE QUE HAYA MUCHAS “VIRTUDES”.
    PROF. MIGUEL ANGEL…GRACIAS POR TANTAS ENSEÑANZAS QUE NOS HACEN REFLEXIONAR Y PENSAR QUE CADA DÍA SE PUEDE SER MEJOR…Y GRACIAS POR RESPONDERME DESDE MÁLAGA…CON CARIÑO Y ADMIRACIÓN…TRINI …
    AHORA DESDE ARGENTINA !!!!!!!!!!!!!!!

  9. ¡¡¡TRINI!!!! ¡¡AMIGA QUERIDA!!
    ¡¡BIENVENIDA A LA ARGENTINA!!.
    GRACIAS POR TU COMENTARIO. ME ALEGRA MUCHO QUE HAYAS PODIDO HACER REALIDAD TU SUEÑO…TU EJEMPLO ME HACE SENTIR QUE “QUERER ES PODER”.
    ¿CÓMO HAS VISTO EL MUNDO DESDE EL OTRO LADO DEL ATLÁNTICO? UN FUERTE ABRAZO. NANCY.

  10. Estimado profesor Miguel Angel, todo lo que dice es cierto. Lamentablemente es parte de la realidad que vemos diariamente en las escuelas argentinas. También está el otro docente que, cual buen jardinero, como usted bien dice, cuida, riega, poda y abona la variedad de árboles que le tocó ayudar a crecer. Creo que la transformación viene más lenta de lo que a muchos nos gustaría, pero así y todo es en la educación donde está la esperanza de un mundo mejor. Un cariñoso saludo y sepa que soy asidua lectora de su blog.

  11. No se muy bien por qué, pero el caso es que se distinguir no solo entre especies animales, perros y gatos por ejemplo, sino que incluso conozco algunas razas: caniches, mastines, chihuahuas, y otras muchas

    Lamentablemente en botánica soy un analfabeto que no ve las diferencias entre olmos y alcornoques, que bien podrían servir de prefijo a los ordinales con que esta profesora etiquetaba a sus alumnos. ¿Por cierto es Olmo Uno mejor que Olmo Dos? Y escribo Olmo con mayúscula porque en este caso se trata de nombre propio, de apellido Uno, Dos, Tres, …

    Las etiquetas nos hacen la vida más fácil, o te imaginas botes de champú mudos, sino fuera por las etiquetas no sabríamos cuál está indicado para cabellos rizados, los que van mejor a los pelos grasos, los de uso frecuente o los más apropiados para calvos.
    Por no hablar de las calles, sino tuviéramos calles etiquetadas en la parte alta de las esquinas no sabríamos dónde estamos, y más aún se etiquetan los sucesivos inmuebles de las calles; C/ Larios 1 versus Avda. de Velázquez, 345.

    Y cada cual se va a vivir dónde quiere o dónde puede, y así en cierto modo nuestro barrio nos etiqueta.

    Lo que no me parece de recibo es que se etiqueten a todo igual. Pero qué es esto de ¡todos Olmos!, las etiquetas nos hacen diferentes y eso es como llamar a todas las calles de la misma manera y que cada portal tuviera el número 4

    En mi parecer a nuestros hijos y a tus alumnos si hay que etiquetarlos, pero no a todos del mismo modo, igual que los rosales hay que podarlos en Enero y a los limoneros en verano, nos deberíamos preocupar por saber cuándo y cómo hay que podar a los alumnos y qué cantidad de agua hay que usar en su riego para que den sus mejores frutos, así tendremos matemáticos que den rosas bonitas y escritores que escriban limones con mucho zumo.

  12. otro tema espectacular para seguir debatiendo, quiza poco a poca se pueda erradicar esa maldita manera de etiquetar todo,sobre todo cuando se esta creciendo.Estoy de acuerdo con lo escrito por Miguel A.Así sigue siendo en todo tipo de escuelas para desgracia de cada niño que es tratado como olmo, opino igual que Noelia en el mundo debemos valorar todas las especies,ya que se necesita un poco de todo para hacer la vida más productiva.Siempre recuerdo cuando una maestra me ponderó la letra fue suficiente para esforzarme y tener una letra muy legible, ó cuando intuí que no era de las seleccionadas para una importante actuación de un acto escolar, y otra de las maestras me eligió, la seguridad que me transmitió, me acompañan hoy en día cuando debo afrontar lo que me asusta. Es sabido que lo que para los adultos pueda parecer insignificante para el niño no lo es, hoy tengo presente no herirlos, pensando siempre en mi propia niñez.
    MIGEL A. QUE GRATA NOTICIA HE RECIBIDO AL SABER QUE VUELVE USTED POR GUALEGUAYCHU´EL 8 DE OCTUBRE PROXIMO, POR SUPUESTO YA ME INSCRIBÍ Y ESPERO CON ANSIA ESE DIA, YA QUE EL TEMA A TRATAR SOBRE VALORES ES SUMAMENTE NECESARIO.HASTA PRONTO, ESPERO PODER SALUDARLO PERSONALMENTE.

  13. Senor,

    Con todos mis respetos a Vuesa Merce y a sus acolitos,

    es insostenible su conclusion ” No hay “olmos” en la educación. Sólo hay perales”

    Cuenteselo a los ciruelos, calabazos, papayos, melones, mastuerzos que agreden a mis companer@s andaluces cada dia de mil formas… vaya por malaguita y visite las clases de la desesperanza y de la violencia ninatocratica…
    digaselo a una alumna estudiosa (hija mia, casualmente(…que

  14. El Diploma de Postgrado en Educación (Enseñanza) tiene los objetivos explícitos que lo acompañan. Empoderar a los estudiantes para expandir y desarrollar su aprendizaje escolar general y la información explícita de los sujetos con el objetivo que pueden mostrar en http://www.CourseworkOnline.co.uk . Ser muy educado de la beca escolar actual. Utilice los descubrimientos de investigación y percepción para progresar la actualización instructiva. Relacionar y transmitir ideas instructivas y becas académicas a sus suplentes. Aplicar información de TIC para llevar a cabo la organización de la instrucción en la escuela.

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