El trébol mágico

12 Ago

Suerte y tópicos de la suerte. Cuántas veces nos deseamos suerte? “Suerte”, “que tengas suerte”, “que Dios te conceda suerte”, “mucha suerte”, “buena suerte”… Pero, ¿existe la suerte? No. No existe. Ni buena ni mala. Al menos eso pienso. Nadie se cree la declaración de aquel político corrupto que atribuía la inmensa fortuna amasada en los últimos años al hecho de que le había tocado la lotería 55 veces. Existen golpes de suerte. Buena o mala. Pero no la suerte en sí. “Nuestra suerte no se halla fuera de nosotros, sino en nosotros mismos y en nuestra voluntad”, dice Julius Grosse.
Nadie es afortunado continuamente. Le tocó la lotería. Qué buena suerte. Con el dinero se compró un coche y se estrelló contra un árbol. Qué mala suerte. Cuando estaba convaleciente se enamoró perdidamente de la doctora que le atendía. Qué buena suerte. Pero ella le abandonó por un amante más inteligente. Qué mala suerte. Gracias a que estaba sólo pudo aceptar una oferta de trabajo maravillosa. Qué buena suerte. Pero la empresa quebró y se quedó en el paro. Qué mala suerte. Y así sucesivamente.
Alex Rovira y Fernando de Bes escribieron en 2005 un librito titulado ‘La buena suerte’. La tesis que defienden es que la suerte no dura demasiado tiempo, porque no depende de nosotros. La buena suerte es creada por no-
sotros, por eso puede durar siempre.
Hay muchos que desean tener buena suerte, pero hay pocos que se deciden a ir a por ella, a crear las circunstancias que la hacen posible, a mantener esas circunstancias a lo largo del tiempo e, incluso en condiciones adversas.
Existen hoy (como siempre ha sucedido) falsos vendedores de suerte o de objetos que dan suerte. Digo falsos porque, como la suerte no existe, nadie la puede vender. Y hay crédulos que se confían a estos vendedores tramposos. En un mundo en el que el enriquecimiento súbito es una obsesión más que un deseo es fácil que haya personas interesadas en hacernos creer en la suerte. Es fácil también que muchos estén tentados confiarse a la suerte. No estudié y tuve la suerte de que cayese la única pregunta que había estudiado, la primera vez que jugué a la lotería me tocó una millonada.
Rovira y Trías cuentan en el libro antes citado ‘La leyenda del Trébol Mágico’: Hace mucho tiempo, en un reino muy lejano, un mago llamado Merlín reunió a todos los caballeros del lugar en los jardines del castillo real y les dijo:
–Hace tiempo que muchos de vosotros me pedís un reto. Algunos me habéis sugerido que organice un torneo entre todos los caballeros del reino. Otros habéis pedido que organice un concurso de destreza con la lanza y la espada. Sin embargo voy a proponeros un reto diferente. He sabido que en nuestro reino, en un plazo de siete noches, nacerá un Trébol Mágico de cuatro hojas que proporciona al que lo posee suerte sin límites. Nacerá en el Bosque Encantando más allá de las doce colinas, detrás del Valle del Olvido. No sé en qué rincón será, sólo sé que nacerá en ese bosque.
Se hizo un gran silencio fruto de la decepción y de la desconfianza. El Bosque era tan grande como la parte habitada del Reino. Miles y miles de hectáreas de espesa selva. La mayoría de los caballeros abandonó el palacio mascullando protestas.
–Avísame cuando tengas algún otro reto que se pueda alcanzar, dijo un caballero al ausentarse.
Sólo dos caballeros, Nott el de la capa negra y Sid el de la capa blanca, decidieron buscar el Trébol Mágico. El viaje por el reino hasta el Bosque Encantado era largo y les llevó dos días. Cuando llegaron sólo les quedaban cinco. Nott preguntó al Gnomo, Príncipe de la Tierra, a la Dama del Lago, a la Secuoya, reina de los Arboles, a Ston, Madre de las Piedras. Todos le dijeron que era imposible que en el Bosque apareciese un Trébol Mágico. Después de encontrarse con una bruja y con un búho que le dijeron que Merlín era un embaucador, regresó indignado a Palacio, maldiciendo su suerte.
Sid, el caballero de la capa blanca, preguntó también. El Gnomo le dijo que para que naciera el Trébol, era necesaria una tierra fértil que había en el territorio de los Cowls. El caballero fue a buscarla. La Dama del Lago le dijo que para que naciera el Trébol era preciso que el agua regara la tierra fértil. Sid pidió a la Dama que le dejara abrir un surco en la orilla para que naciera un arroyo que llegara hasta la tierra. La Secuoya le dijo que era necesario que el sol llegara la tierra fértil y regada para lo que se hacía imprescindible cortar las ramas muertas y las hojas secas del bosque. La piedra Ston le dijo que el Trébol de cuatro hojas nacía con menos fuerza que el de tres porque era preciso retirar todas las piedras del lugar donde estaba la tierra. fértil. Así lo hizo.
De pronto unas fuertes ráfagas de viento comenzaron a sembrar semillas de tréboles de cuatro no sólo en la tierra fértil sino en todo el Bosque Encantado. Solo las que cayeron en aquella tierra fructificaron. Y apareció el Trébol Mágico con el que regresó a Palacio.
Sid construyó la suerte, creó las circunstancias para que pudiera florecer. Se puede, pues, aprender y trabajar para crear buena suerte. Decía Bernard Shaw: “Sólo triunfa en el mundo quien se levanta y busca las circunstancias, y las crea si no las encuentra”.
Decía Neruda: “La suerte es el pretexto de los fracasados”.
No comparto la tesis de quienes creen que el destino, el azar, la divinidad, los hados, los astros o cualquier fuerza ajena a cada ser humano marca la suerte de las personas. Sé, cómo no, que cada uno nace en un lugar y en unas condiciones que no son el fruto de su elección o de su esfuerzo. Y sé también, como explica Jorge Bucay en su reciente libro “El mito de la diosa fortuna” que “aquellas personas que dicen ser afortunadas obtienen estadísticamente más resultados favorables o coincidentes con su deseo que aquellos que creen lo contrario”. Pero eso no es suerte, es creer que se tiene suerte.
Pero nosotros vamos labrando nuestra felicidad o nuestra desgracia. “La suerte va de coraje”, dijo Ennio. Hay quien tiene un golpe de suerte en la lotería, por ejemplo, pero como es un botarate malversa todo el dinero y vuelve a estar en la miseria. Dice Stephen Leacock: “Creo muchísimo en la suerte y descubro que cuanto más trabajo, más suerte tengo”. Así es.

11 respuestas a «El trébol mágico»

  1. Para mi los Treboles de alguna manera traen consigo una Magica Energia Infinita, Yo Tengo tréboles de Cuatro, Cinco y Seis HOjas Estoy por encontrar el de Siete Hojas que se que contiene Magia y me conecta mas con la naturaleza y con ella al Universo, Puedo decirles que son Hermosos ademas de indescriptible la emocion que sentimos cuando los hallamos. !Soy una mujer muy feliz!

  2. Justo hoy en la mañana encontrè un trebol de 4 hojas , la verdad es que quedè impactado cuando lo vi porque yo pensaba que era tan solo un mito o un cuento de hadas y que no existian los treboles de 4 hojas … voy a ver que pasa mas adelante espero que si me cambie la suerte jaja

    chaos

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