Se trata de nosotras, de nosotros, de ellos, del futuro, de nuestras hijas, de los hijos de nuestras hijas, se trata de crear un mundo mejor en el que no haya techos de cristal ni suelos pegajosos, ni más asesinatos, de construir algo hermoso con este silencio, que es un estruendo, y una ola gigante, oportuna, invisible, una ola inédita, histórica, emocionante, ejemplar sin duda. Se trata de una ola que no sabemos dónde nos va a dejar varados pero sospecho, y me alegro, de que nos llevará a un sitio mejor.
Esta semana, tuve la oportunidad de presentar y moderar el I Foro Mujer y Comunicación, organizado por la Diputación Provincial de Málaga y En Género. Un espacio para el debate y reflexión en torno a la imagen pública de la mujer. Allí tuve la suerte de escuchar a un grupo de mujeres fantásticas diciendo cosas geniales, denunciando lo pertinente y exponiendo las cosas tal y como son. Susana Guerrero, doctora en Filología Hispánica, me apunta: «solo el 7 % de las protagonistas de la información deportiva son mujeres; de ellas, deportistas (mujeres, aclaro) menos del 4%».
Se trata de forjar a hierro y espuma una sociedad más justa e igualitaria. Se trata de generar deseos brutales que paren el mundo como una forma de exigir la plena igualdad de derechos y condiciones de vida. Se trata de reivindicar una sociedad libre de opresiones, de explotación y violencias machistas. Se trata de gritar: ¡BASTA!, todos juntos, ante todas las violencias que os atraviesan.
Teresa Santos, coordinadora de la Asamblea de Mujeres Periodistas, nos lanza un órdago y yo lo veo: «¿está dispuesto el hombre a plantearse su masculinidad?» No es cuestión de ganar o perder, no va de esto, amigos varones, os lo aseguro, ni de conseguir una única respuesta sino de hacerse las mejores preguntas.
Se trata de combatir el dogmatismo adoctrinador y la culpabilización de género, se trata de obligar a todos los políticos, mujeres y hombres, a que desistan de adoptar el feminismo como el último postureo estéril y sí lo hagan suyo como una vocación real de progreso y de supervivencia. Se trata, por encima de todo, de educar, educar, educar mucho a nuestros hijos e hijas, y a nuestros mayores, en un mundo más igual entre géneros. Se trata de hacer un mundo mejor, en definitiva.
Antonia San Juan, actriz, denuncia la de veces que, en entrevistas y ruedas de prensa le han preguntado por su pelo, sus tratamientos, por lo banal, y no por la construcción de sus personajes. Me dice: «el machismo está en todos los sitios, también, más si cabe, en el mundo del cine», y concluye con una pregunta para todas: «¿qué no ha hecho la mujer, no qué ha hecho, ojo, sino qué no ha hecho la mujer para estar justo en el lugar en el que nos encontramos?» Otra vez, una buena pregunta.
Se trata de tumbar el machismo, ese machismo de olor a huevos podridos y durio que está en todos los sitios, como un tipo de gas invisible, respirable, asumible pero injusto, hiriente, mortal en algunos casos, demasiados. Se trata de hacer notar que el machismo está en todos los países, en todas las empresas, en las universidades, en los medios de comunicación, en las consultas de los médicos, en la publicidad… Se trata de tener claro que el machismo está dentro de las casas aunque, en ocasiones, no lo queramos ver ni reconocer. Se trata de saber que el machismo nos hace peores, a todos, hombres y mujeres, mucho peores.
Les digo a las ponentes: «hemos hecho la foto pero, ¿qué podemos hacer, cómo debemos hacerlo, para que nuestras hijas e hijos vivan en un mundo más igualitario?» Carmen Beamonte, directora de Informativos de Canal Sur Radio, y Teresa Vera, Vicedecana de Igualdad de la UMA, me contestan: «trabajar en red, crear alianzas entre mujeres, y entre mujeres y hombres, seguir adelante, siempre adelante».
Se trata de no convertir la causa en una trinchera, quizás en un puente o en una red, pero nunca en un arma arrojadiza. La libertad, la igualdad, la justicia son cuestiones transversales. Nos afectan a todos y porque nos afectan a todos son transversales. Se trata de centrarnos en derechos, voluntades, actitudes…, de luchar por un mundo mejor más allá de las danzas, las especulaciones y los lamentos partidistas.
Amparo Bilbao, que tiene dos hijos como dos soles a los que admiro y respeto, y que fue concejala de la Casona del Parque cuando Málaga llevaba chándal, trabaja desde hace 32 años al frente de ADIPM. ADIPM es la Asociación en Defensa de la Imagen Pública de la Mujer. Le pregunto por la cuestión en privado y me contesta: «educación de valores y formación de niños y niñas, promover el respeto, la solidaridad y la coeducacion en todos los niveles educativos «. Y entonces, yo pienso en 1988, hace 32, cuando empezó con ADIPM, en lo todo lo que hemos avanzado y nos queda por avanzar. Se trata de eso.
Se trata de acción en un mundo de inacciones, de desobediencia e insurgencia para que todo vaya mejor, de evitar la perpetuación de estereotipos que promueven la desigualdad entre hombres y mujeres a base de creernos un relato. Se trata de ponerte en el lugar de ellas y ver el gran escalón, la falla continental que nos separa, de estar radicalmente en contra del machismo, el machismo que asesina, comercializa, mutila, maltrata a mujeres, un machismo que les da a ellas los peores puestos de trabajo y les paga menos, que menosprecia, insulta, acosa, viola… Se trata de igualdad, de justicia, de todo ello, de nosotr@s, de ellos.