Mi amigo Alex, El Zurdo, rockero castizo de Málaga y de todo el mundo, me pasa una nota por debajo de la puerta: “España es más entretenida que Netflix”. El Zurdo, que siempre sonríe al terminar las frases y alterna con perlas como Dani Martín, Candy Caramelo y su Faraona, siempre resulta sorprendente, genial y evocador. Le tomo la palabra, el título y la sonrisa, y le ruego que me permita el Long Play. “Claro máster, citando a tu zurdesco amigo, todo tuyo”, a lo que respondo: “no te citaré, te novelaré”.
España es más entretenida que Netflix. Un contenedor de mercancías regaladas, exclusivas de recebo y mucha prisa. Drama, comedia y las últimas novedades del mercado audiovisual. Como decía Paco Umbral: “garrote y prensa”. La actualidad es un tsunami que nos arroya, un timeline de twitter que no cierra, 24/7, un frenesí, el eterno retorno… Las noticias se acumulan, día a día, hora a hora -un ministro, una moción, un fichaje…-, y casi no tenemos tiempo de respirar bajo el agua. Como en aquella gira infinita de Bob Dylan, el NeverEnding Tour, la actualidad no tiene intención de bajarse del escenario.
Los políticos tocados son como las tortugas dadas la vuelta. Les cuesta mucho volver a su normalidad y son muy vulnerables. Fin de una trama. Màxim Huerta, rebautizado como Màxim el Breve, se pone un café mientras pone la radio. Parece aliviado. El ya exministro de Cultura y Deporte, el más mediático de todos, ha sido el más efímero. Apenas una semana en el cargo. España vive una catarsis. Pasan cosas que nunca pasaron. Un ministro dimitiendo en horas. Quizás sea el final de la impunidad, quizás seamos mejores de lo que somos. Estamos en ello, sostengo.
La cabeza de un niño del Tercer Mundo pesa menos que una hamburguesa. El Aquarius llega a la ciudad de Valencia. Algunos se irritan en las Redes Sociales. Una solución imaginativa ante una crisis humanitaria, sí, pero detrás vienen otros Aquarius. En Italia, han entrado 75.000 migrantes en los últimos 17 meses. En 2017, 20.000 personas llegaron en embarcaciones. Yo sigo pensando lo mismo: que me da mucha vergüenza que no seamos capaces de ser como ese niño alemán que, cuando le preguntaron si en su clase había extranjeros, respondió: «No, allí sólo hay niños».
Un amigo me dice: “Si piensas que política y fútbol no están unidos, o no sabes tanto de política o no sabes tanto de fútbol”. Comienza el Mundial de Rusia, y qué quieren que les diga que, sin ser muy futbolero y siendo algo demagogo, prefiero un mundial a una Guerra Mundial. Prefiero ver a los países jugando a la pelota en el campo de fútbol, que jugándosela en otros campos de batalla. Con el Mundial hay que tener algunas cautelas: 1. No anestesiarse en exceso, 2. No darle nunca mucha importancia, y 3. No sucumbir antes las ofertas de televisores.
Otro capítulo: Iñaki Urdangarín, cuñado del rey Felipe VI y marido de la infanta Cristina, se convierte en el primer pariente de la Familia Real española en tener sobre sí una sentencia firme de prisión. Una sentencia histórica de la justicia española. Por cierto, esta sentencia, y la de la Gurtel y la que tendrá que ver con el independentismo catalán y la de Valtònyc, y la que te rondaré morena, y la siguiente, esta sentencia, digo, la ha dictado la justicia española. Sí, ésta también es la justicia española.
Pedro Sánchez escribe el próximo guion. Un guion cojonudo, piensa, que mejore las últimas obras de Sarah Polley. Tiempos de marketing y escaparate. Todo lo que no entre en un tweet no existe. Golpes de efecto que duren unas horas y a seguir corriendo los 100 metros lisos. La Moción de Censura dentro de la tormenta perfecta, un Consejo de Ministras y Ministros como un Dream Team, la decisión de abrir el puerto de Valencia al Aquarius, un buen filtro en Instagram… Algunos usuarios se preguntan, ¿hasta cuándo?, mientras el resto espera el siguiente inesperado giro del argumento de la serie, el “ohhh…” del público y la catarata de aplausos y comentarios en Facebook.
España es más entretenido que Netflix o como escribió Machado, “Hoy es siempre todavía”. Se acaba la temporada así que atentos al último e inesperado giro. Puede ser hoy. Un frenesí, ya digo.