Aquí, emitiendo para tiempos líquidos donde se confunden los límites de la libertad de expresión, censura, sentencia y prensa, tiempos enconados donde nuestros mayores rodean el Congreso e intimidan y se indignan, claro que sí, por su dignidad, por la nuestra. Tiempos de una extraña luz pálida, como de eclipse, y vientos de migraciones, exilios, embargos, Fariña y corrupción en Intermon Oxfam, armas de destrucción masivas sobre Siria y trolls en internet. Bienvenidos a la ceremonia de la confusión.
Torz Reynolds es una joven inglesa amante de los piercings y los tatuajes que decidió llevar su pasión por lo extravagante un paso más allá. Reynols se cortó parte de su dedo meñique para poder fabricar con él un colgante. La excentricidad es noticia en todo el mundo. “Pensé que era muy lindo”, dice sonriente, y añade: “no podía dejar de pensar en eso y decidí hacerlo”. A la joven se la puede ver, orgullosa, ejemplo para tantos , posando para su cuenta de Instagram.
El omnipresente término ‘fake news’ -noticias falsas- ocupó titulares de todo el mundo en las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos. Un año después, el término se convertiría en la palabra del año de 2017 del Diccionario Oxford. El presidente francés, Emmanuel Macron, intenta legislar al respecto. Donald Trump ya ha concedido los delirantes Fake News Awards. El papa Francisco denunció “la arrogancia” y “el odio” que conllevan las noticias falsas. Fake News que nos creemos, que compartimos, que se viralizan perjudicando nuestra salud informativa, volviéndonos cada vez más ciegos, como una ceguera nívea, lechosa, de Saramago. En 2022 la mitad de las noticias serán fake news.
El régimen de Kim Jong-un celebraba el pasado jueves, 8 de enero, el 70 aniversario de la fundación de su ejército con un desfile militar justo un día antes de la inauguración de los Juegos de Pyoengchang. Un signo de fuerza y un desafío de Corea del Norte. Misiles arrastrados por remolques, el KN-11 y el KN-15, cientos de miles de personas actuando simultáneamente, como robots programados, en una coreografía dantesca, y el líder sonriente, petulante como un niño chico consentido. El resto del mundo mira atónito la perfomance. Lo llaman “paciencia estrategia”.
La laxitud de las redes sociales dejando vulnerables a muchos usuarios. Trolls, haters, gente tóxica manchando los muros con comentarios hirientes tras perfiles falsos. Impostura, exageraciones, opiniones a golpe de click que marcan tendencia y mueven mercados. Ciberbullying, bloqueos, acosos en grupos solitarios de Whatsapp y salas oscuras de Messenger, espionaje de patio de vecinos. Nada.
Días antes, de la matanza de Florida hubo tres tiroteos, con sus correspondientes muertos. A saber: el 17 de febrero, siete muertos por arma de fuego en Kansas City, tres en Mobile Alabama y otros tres en Chicago. Aquellas noticias pasaron desapercibidas en España. El fusil que utilizó Nikolas Cruz triunfa ahora en la Feria de Armas de Florida.
Jóvenes, de 12 años, enganchados a sus teléfonos móviles en sesiones maratonianas de más de 20 horas al días, colgados del sabor metálico de las redes sociales, drogándose de luz azul… Clínicas para quitarse la adicción por 1.633 dólares al día. Espaciosas habitaciones con vistas a la montaña, jacuzzis y terapias alternativas. En Córea del Sur, al parecer, la adicción al móvil es un problema de la salud pública y se trata en la Seguridad Social.
Pornografía infantil en Zips, especulaciones baratas, laberintos, salas de espera y horas de directo, miedo a decir lo que pasa y humo en los ventiladores. Una noticia que parece mentira, una verdad que no huele a nada, una maniobra de distracción, el sonido del Napalm golpeando contra la tierra seca de nuestros días… Que siga la fiesta, que continúe la ceremonia de la confusión.