Un mar, un barco que navega, que se deja llevar por el viento, a veces un viento a favor, otra veces no… Carlos Moratalla utiliza una historia que le contó su padre sobre una regata de vela para trazar su relato, el relato de J.J. Sprondel: “no tenemos ninguna intención, nos hemos dejado llevar por el viento, solo es eso, no intentamos luchar, sólo hacer lo que nos gusta”. Mar, navegar, viento… Por cierto, la última canción de su último disco se llama Naúfragos.
No busquen algo parecido en el panorama musical. Nada es convencional en ellos. Tampoco nada les es ajeno. Ni sus armonías, ni la voz de Carlos Moratalla, ni sus improvisaciones, ni su forma de afrontar el negocio (¿negocio?) de la música. ¿Un juego? Sí, les gusta jugar y, en ocasiones, juegan y ganan. Lo esgrimen en una de sus canciones: “aún quedamos rojos vivos con ganas de jugar”, del tema 1931.
Los caleños J.J. Sprondel están apunto de cerrar un verano para recordar. Ganadores del MálagaCrea Rock 2017, del Ojeando Nuevos Talentos que patrocina la Fundación SGAE y del Pulpop de Roquetas de Mar. Carlos lo presagiaba hace meses en una entrevista en La Opinión de Málaga: “tenemos un verano muy interesante, lo vamos a pasar bien”. Y sí, se nota, lo están pasando bien y nosotros les proponemos seguir jugando.
Empecemos por su nombre. Suena raro: J.J. Sprondel. Lo buscamos en Google y nada. No hay referencias, sólo ellos. “Sí, sí, nos llamó un tipo de California que se llamaba J.J. Sprondel. Le hizo mucha ilusión encontrarnos pero cuando se enteró de que éramos una banda de música, se llevó una decepción increíble y no nos volvió a contestar”.
Luego, su música. Suena diferente. Ellos acuñan el término “kraut”. ¿Siguen jugando? Kraut es una corriente alemana, muy hippie, que define a artistas influidos por el rock psicodélico, el progresivo e incluso el jazz y que gustan de la improvisación. “Sí, nos gusta improvisar, cogemos dos acordes y que pase lo que tenga que pasar. Quizás es lo que más nos diferencia”. Les preguntamos si lo de la improvisación es complicado, un ejercicio, técnica, y responden contundentes, “en esta conversación, ahora mismo estamos improvisando, la vida es improvisación y en la música es igual”, nos dice Julio Moratalla.
Tras sacar cuatro discos, uno de ellos era solo una canción de casi 40 minutos, una bendita locura, “que nadie escuchó, por cierto”, hace unos meses, lanzaron su último trabajo, 1931. “La idea del rock, de la música, lleva consigo buscar caminos nuevos e, incluso, en la forma que hemos tenido de grabar este disco, el idioma, el estilo”, nos dice Carlos Campos, y añaden, “si estamos demasiado cómodos sospechamos”.
Mondo Sonoro, la revista musical de referencia en España, ha dicho de ellos. Apunten: “una explosión de texturas, que van del polvo a la piel, del negro al color. Una alegoría de ese trepitante ritmo de crestas y valles en el que las canciones de JJ Sprondel te sumergen en apenas tres minutos de “Reloj”. Una parada en el tiempo, un flashback vertiginoso, un relato atemporal”. Casi nada.
Todo empezó en 2005, en La Cala, con los hermanos Moratalla. Varios proyectos, cambios, la incorporación de Carlos Campos… Bromean: “nacimos por la envidia y el nepotismo”. Desde el principio, dibujaron su propio mapa, con sus vientos aleatorios y con sus propias premisas. “No pensamos en el público porque hay mil públicos diferentes, hay que pensar en uno mismo”, y añaden “al final, lo que más nos gusta es ver nuestro disco machacado, rayado por todos lados, en la guantera de un coche”.
¿Y esta avalancha de premios y reconocimientos? “Porque hemos sacado unas cuantas canciones en español, que duran tres minutos y hemos engañado a unos cuantos festivales de indie”. Siguen jugando, haciendo lo que quieren, sin pretensiones. “Ya nos hemos presentado a unos cuantos y alguna vez toca ganar, nos lo tomamos a pitorreo como un partido de fútbol, todo es muy relativo, cuando ganas y cuando pierdes”.
Hace unos meses representaron a la provincia de Málaga en la Bienal de Jóvenes Creadores de Europa y el Mediterráneo celebrada en Albania y…, ¿ahora?: “quizás nos llamen para componer el himno de un partido político, hablaremos con Monedero”. Vuelven las risas. Venga. En serio. “Ahora toca un receso, descansar unos de otros, y en otoño a componer, somos muy disciplinados y orgánicos a la hora de trabajar”, y les preguntamos hasta dónde están dispuestos a seguir jugando: ¿Los 40 Principales? “Lo de Los 40 está complicado, pero se trata de comunicar y de llegar a la gente, creemos en la función evangelizadora de la música”.
Próxima parada: este sábado, 2 de septiembre, en la Fiesta Sprondell, que se anuncia en Facebook: “J.J. Sprondel tiene el placer de invitaros a la fiesta de clausura de este fructífero periodo estival. Un buen puñado de refutados artistas nos arroparán en estos duros momentos”. En fin, que siga el viento, que siga el juego…